Amor y Desprecio
Su cabello azabache, sus ojos negros y su piel oscura me perdían. Las horas eran minutos, los minutos eran segundos y los segundos no existían, no me cansaba de mirarla. Cada gesto, cada sonrisa, cada llanto eran únicos para mi. La amaba, la amaba más que a mi vida misma, más que a mi mismo y quería tocarla, escucharla, sentirla y decirle mil cosas. Ella era la mujer de mis sueños, la única que me hacía sentirme bien aunque me golpease con todas sus fuerzas, me odiase o me gritase, yo aún la admiraba y la amaba.
Pero aquella mujer de fuerte carácter, de gran valor había desaparecido a pesar de que la que tenía enfrente poseía sus mismas características. Antes me miraba con desprecio o con inocencia, pero ahora me mira como a un desconocido, antes me golpeaba cuando la hacía enfadar y ahora me muerde, antes me gritaba y ahora me gruñe, antes me amaba y ahora me teme. Se ha vuelto tan diferente de como era antes y todo por que no pude protegerla cuando más lo necesitaba.
Su mirada ya no es la misma, se esconde detrás de los demás y me observa desde la lejanía evitando todo contacto conmigo, la miro y le sonrio, ella se esconde. Sé que no soy el hombre más delicado del mundo, ni el que muestra más afecto, ni el príncipe azul que a toda mujer desearía tener, yo solamente soy un guerrero que blande la espada para proteger a lo que más aprecio y lo que más aprecio es todo tu ser. La distancia entre nosotros se ha hecho infinita desde aquel día cuando todo nuestro mundo desapareció. Griffith la persona que más admirabamos nos traicionó, nos ofreció en sacrificio y ahora estamos malditos por la marca del sacrificio de los demonios, pero tú perdistes mucho más. Ya no eres la mujer fuerte de antaño, ahora eres como una niña pequeña que no sabe hacer nada ni siquiera poder hablar, ahora enfrente mío no tengo a la mujer que amaba sino a una niña salvaje.
Recorro el mundo derrotando todo enemigo, sea humano o no, que se postre delante mío para encontrar la cura que te haga de nuevo volver a ser aquella mujer tan maravillosa que eras hace tiempo y a la que caí rendido a sus pies. Ansio volver a ser acariciado por aquellas finas manos, ser besado por tus labios y ser mirado por tus orbes negros. Anhelo tenerte conmigo todo el tiempo y finalmente volver a vivir aquellos días que fueron los más tranquilos que he vivido jamás, porque tú, Kasca eres quién me ha traido esa pizca de felicidad a mi vida.
