Este es un crossover en el género parodia.
Implica:
The Lord of the Rings.
The Ring / The Call.
Harry Potter.
Disclaimer: Lamentablemente, ninguno de los tres es mío. De modo que la ausencia de demandas judiciales me sería sumamente satisfactoria… Muchas Gracias.
Recuerden que hago esto por amor; por amor al idioma castellano, bajo el cual se escribe mucha mierda en este sitio.
Creo que debería haber mayor impiedad hacia las porquerías que hay aquí, más parodia, más honestidad intelecual y más sentido crítico.
¿Por qué? Porque somos jóvenes y nos gusta escribir. Necesitamos pulir esos defectillos que todos tenemos y AHORA es el mejor momento. Así que no hay mayor gesto de bondad para los que escriben pavadas que señalarle con suavidad los errores para ayudarnos y crecer juntos.
A los lectores¡Ayúndenme! No se ofendan por el contenido de esto: analicen. Traten de averiguar qué es el canon, el fanon, la Mary Sue, todo eso. Si leen inglés les conviene leer los fics de Camilla Sandman, los de Ashly Potter y los de Meir Brin. Y tómenselo con calma, o como dice mi hermana: "tómenselo con soda".
"…Siguiendo con ojos penetrantes el rastro que llevaba al río y luego el curso del río hasta el bosque, Aragorn vio una sombra en el verde distante, una mancha oscura que se movía rápidamente. Se arrojó al suelo y escuchó otra vez con atención. Pero Legolas, de pie junto a él, protegiéndose los brillantes ojos élficos con una mano larga y delgada, no vio una sombra, ni una mancha, sino las figuras pequeñas de una especie de caravana atroz, como el centelleo de unas estrellas diminutas que los ojos no alcanzaban a ver. Lejos detrás de ella un humo oscuro se elevaba en delgadas volutas.
El silencio reinaba en los campos desiertos de alrededor y Gimli podía oír el aire que se movía en las hierbas.
¡Jinetes! -exclamó Aragorn incorporándose bruscamente ¡Muchos jinetes montados en corceles rápidos vienen hacia aquí!..."
No - dijo Legolas. El élfico rostro estaba pálido.- Son… son…
Aragorn se mantuvo en silencio, repentinos haces de terror iluminando sus ojos.
Fanáticas -musitó.
Efectivamente.
Eran muchas. Eran jóvenes y despiadadas.
Tenían la sangre fresca y roja de quien acepta su propio desequilibrio hormonal. Avanzaban con la velocidad de lo imposible, desbaratando la fresca brisa de la mañana, mutilando la hierba verde a su paso, cortando el cielo amarillo; las voces roncas de tanto gritar, la saliva ardiente y espumosa chorreando de los labios; las fotografías de Orlando Bloom estampadas en las remeras; con la belleza bestial de un orco y la ferocidad de un hipopótamo en celo.
No… -susurró Legolas.
No hablé de buenas noticias -dijo Aragorn, sombrío.-, pero buenas o malas las esperaremos aquí.
Los tres compañeros dejaron la cima de la loma, donde podían ser un fácil blanco contra el cielo claro y bajaron lentamente por la ladera norte. Entonces lo oyeron.
Podré decir, sin el temor más leve a equivocarme, que no hubiese habido hombre, elfo, enano o bestia alguna capaz de soportar aquel sonido inframundial, tétrico, resonante como campana; crujiente como los huesos mismos. Infernal, visceral, horrible.
�¡LEEEEEEEEEEEEEEEEGOOOOOOOOOOOOOOOOOOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!
¡TE AMO!
¡POTRO!
El elfo aulló, presa del terror. Sus ágiles pies trazaron círculos en el aire, el grácil cuerpo tenso en una huida desesperada. Corrió, apenas tocando el suelo, entre la verde pradera, bajo el radiante sol, la morbosa caravana del peligro avanzando omniosa tras él. ¡ Y corrió, ágil como el viento, como la brisa del verano intocada por los vientos de Mordor¡Corrió, como una flecha arrojada por los aires¡Ágil, leve, saeta élfica de gran renombre!
Y así como corrió, su propia agilidad, hija del terror, llevólo hacia un pozo enorme, de piedra, que la gente utiliza para extraer agua de las napas subterráneas más superficiales y algunos conocen con el nombre de aljibe, pero según los elfos es Morindórean laquallë, y embalado como estaba, no lo viólo, ignorólo, no lo esquivólo y estampólo. Así Legolas estrellóse, tropezóse, golpeóse el abdomenóse contra el borde del pozóse y cayóse estrepitosamente al terrible Morindórean, como hiciera hacía menos de un año Gandalf en Moria.
Los sabios recordarían la muerte del bello elfo con el famoso canto Lastgolondë, que los Sindar cantarían luego en Aman:
" Aire matinal
Cruzando los lacios
Y perfectos cabellos
Del perfecto elfo
Pero¡Ay!
Se cayó.
¡Malvadas impías mujeres herejes de la belleza! Por culpa de un grupito de tontas adolescentes,
El noble príncipe de Lasgalen no volvió a casa a pesar de que su padre lo esperaba
Con ansias."1
Y así feneció el mejor arquero de la Tercera Edad, de aguda vista y amable entre su pueblo; amigo de los Enanos como ningún otro de los de su raza que habitaban la Tierra Media. Tenía por delante un sino glorioso, mas una jugarreta del destino lo puso frente a una tropilla de fanáticas de Orlando Bloom. Fue demasiado para él. Y pregunto ¿No sería demasiado, acaso, para cualquiera?
Bueno… Continuará.
1 En castellano, los poemas del Señor de los Anillos son bastante feos. Bah, la mayoría. Me estoy dando el lujo de criticar a TOLKIEN? UH! No, pero en serio, creo que en la trilogía los poemas dan bastante asco. En inglés zafan.
Y sabed, hermanas, que amo a Orlando Bloom, también. ¿Quién no?
