Saint seiya y sus personajes pertenecen a Masami Kurumada.
Espero que les guste, la verdad me costo un poco pero creo que valio la pena, dejen reviews y comentarios cualquier critica es bien recivida nwn
Noches Doradas
Mu de Aries.-
La noche despejada, el cielo estrellado el aire fresco, el silencio tan armonioso que había. Era hermoso; y la mejor parte es que te encontrabas con tu amado caballero de aries.
Ambos estaban ya en la cama, sin embargo no podías dormir, a diferencia de Mu que yacía plácidamente a tu lado.
Intentaste moverte sin despertarle pero no funciono, este inmediatamente te abrazo dándote amable beso en la cabeza y sacándote una sonrisa.
-¿Qué paso?- pregunto calmado.
-No puedo dormir, es todo no te preocupes amor.
-Si no puedes dormir… ¿Quieres que te prepare un té?
-No es necesario.- sonreíste pero no le convenciste.
-Entonces me quedo despierto contigo.
-No jajaja de verdad, estaré bien duérmete.
-Te conozco, ¿Qué tienes?
Hubo un corto silencio en el cual te abrazo y suspiro, y así decidiste hablar.
-Siento que algo falta.
-¿Algo como qué?
-No lo sé, a veces me siento incompleta.
-¿Qué?
-Es algo que no puedo explicar; tal vez solo me entro la nostalgia.
-¿Estas segu…
En ese momento el pequeño Kiki entró a la habitación y dijo en medio de un bostezo.
-Tuve una pesadilla muy fea maestro.- avanzó a donde ustedes y subió a la cama, quedando en medio de ambos.
-¿Qué soñaste Kiki?- preguntaste tierna mente.
-Es que estaba solo, no había nadie, los busque en el coliseo, en las doce casas, hasta en el templo del patriarca y nada.
-Solo fue un sueño Kiki- contestaste acomodándole el cabello.
-Si pero, yo, yo no tengo familia, y si ustedes y todos los demás desaparecen me quedare solo; y no quiero, me da mucho miedo.
-Kiki eso no pasara pequeño.
-Es cierto - intervino Mu.
-No, porque si ustedes mueren en la guerra santa me quedare solo.
-Pero no lo estás – respondiste- además tienes tu familia.
-No es verdad, no tengo familia.
-Pues yo te quiero como mi hijo.
Ante esta respuesta ganaste el asombro del pequeño y una sonrisa sorpresiva de Mu.
-¿En serio?- pregunto el infante.
-Si – sonreíste – Te quiero mucho, como mi hijo, y siempre pienso en ti.
-Y sabes muy bien que eres más que un alumno para mí – dijo Mu – de otra manera no te consentiría tanto, ni andaría vigilándote todo el tiempo.
-¿De verdad? – preguntó con ojos de plato.
-Sí, de verdad – contestó el lemuriano abrazando al pequeño.
-Los quiero mucho – dijo alegremente abrazándolos - ¿Puedo dormir con ustedes?
-Si Kiki, si puedes – respondiste sonriente.
Ven acá en medio – dijo Mu mientras los tres se acostaban y dormían tranquilamente como una hermosa familia.
