Historia de navidad

Forcks 1918

Edward, aquel trabajador incondicional y abnegado de la mansión Swan , se encontraba preparando las hermosas decoraciones navideñas que año a año, desde que murió la Sra. Swan, su hija Isabella diseñaba y supervisaba la instalación en la casa.

Edward ten cuidado no te vayas a caer de esa escalera, la nieve no amortiguará la caída!- le decía Bella muy alegre por lo hermosas que quedaban sus decoraciones a la entrada de la mansión

No se preocupe señorita Isabella, todo quedará perfecto!- respondía el joven muy divertido al ver cuán feliz hacía a su amada Bella

Ya Edward , está listo!, ahora vamos adentro a tomar chocolate caliente o te congelarás!- la preocupación de ella era evidente, ya que habían pasado horas en la nieve haciendo los arreglos. Ella muy bien cubierta por sus abrigos, pero él llevaba ropas humildes y algo viejas, algo de lo que Bella no se había dado cuenta… hasta ese momento… y se sintió culpable por hacerlo trabajar tanto y en esas condiciones… después de todo era su amigo de infancia, aunque después de un tiempo ya no se vieron como antes, porque el era un sirviente después de todo.

Ya está, quedó muy bien, tiene usted muy buen gusto. Sus invitados a la cena de esta noche quedarán asombrados- dijo al bajar de la escalera observando el trabajo terminado

Eso espero y muchas gracias Edward has sido muy importante, porque después de todo la mayoría la haz hecho tu…. Muchas gracias- y simplemente se acercó a él y lo besó en la mejilla para agradecerle el trabajo. Estaba tan feliz que no se dio cuenta de lo poco apropiado que podría ser eso y mucho menos de la reacción de él al sentir por primera vez un beso en la mejilla de la mujer que ama.

Vamos, entremos ahora, está empezando a anochecer- dijo despreocupada entrando a la casa. El la siguió como un autómata, sólo podía pensar en que ella lo había besado y que su corazón latía tan rápido y fuerte que resonaba en toda la mansión… creyó que ella lo oiría y sabría de su amor… que por años ha vivido oculto en su alma, simplemente por temor… y porque es como debe ser… ella no es para él, "soy su sirviente, nada más" pensaba para aplacar cada ilusión en su corazón.

Alice por favor, dame un chocolate caliente que muero de friiiiio!- gritaba Bella al entrar a la cocina, pero no había nadie…

Edward no te preocupes yo te preparo un chocolate, siéntate que debes estar cansado, ya has hecho tanto por mi, estoy muy feliz, a mi padre le encantará lo que he hecho para la fiesta, todo está hermoso, ven siéntate – lo tomo de la mano, lo guió a su silla y le sirvió un chocolate mientras hablaba sin parar de la fiesta y Edward no pensaba en otra cosa que en beso que ella le dio…

Tomaron juntos el chocolate mientras Bella hablaba de todo un poco, toda la fiesta la decoración y los regalos… el asentía y se interesaba en lo que ella decía, no era común una conversación así y sabía perfectamente que era sólo porque ella estaba tan entusiasmada con su cena navideña que le conversaba eso a él tal y como se lo diría a una pared, ósea no le importaba quien la escuchara, pero él se sentía muy feliz de tenerla cerca y verla feliz...

-Bueno ahora me tengo que ir, a ponerme linda para la cena, después nos vemos y feliz navidad!- dijo saliendo de la cocina

Hola Alice, creí que no estabas-

Si estaba, en la alacena, no quería molestar- dijo riendo

Gracias- dijo avergonzado

Y bueno Edward , ya te decidiste?-

Decidirme a que?

A ser mozo en la cena de esta noche, tu sabes hacerlo, además así podrás verla- le guiñó un ojo

Y ver al arrogante de Mike y a Jacob peleando por su atención, persiguiéndola y dándole carisimos obsequios que yo jamás podría comprar…- dijo esto ultimo, mas que con rabia, con dolor…quería más que nada comprar algo que fuera hermoso para ella, pero no tenía dinero, todo lo que había ahorrado lo había donado a un orfanato, de todas maneras no era mucho y pensó que los niños lo necesitaba más que lo que Bella necesitaba una alhaja nueva que dejaría de usar pronto…

Tu tienes algo que vale más que cualquier cosa que ellos le puedan regalar y lo sabes- ella señaló su corazón

Si, lo sé, pero cómo se lo regalo? Me envuelvo acaso con una cinta?- dijo riendo

Si claro, jajajajajaja-

Mejor compórtate Edward, acepta ser mozo en la cena así al menos sabrás a que te enfrentas, además me haces falta viene mucha gente…- dijo con cara de suplica la chica

Esta bien, te ayudaré-

Gracias ahora ve a cambiarte la ropa esta en tu cuarto-

Como? Acaso ya sabias que aceptaría?- decía divertido

Si. Te conozco, aceptarías cualquier cosa con tal de tenerla cerca, de verdad es afortunada, la amas muchísimo

Voy a cambiarme, nos vemos mas tarde - dijo saliendo de la cocina

Era la hora de la cena, Isabella estaba hermosa, un vestido azul oscuro con escote redondo y unas pequeñas mangas hacían resaltar sus ojos, era ajustado hasta la cintura en donde se volvía muy amplio y de graciosa caída. Su cabello peinado hacia arriba que dejaba caer unos bucles en los hombros la hacia ver mayor, no como una niña sino como la mujer que era, pues ya tenia 17 años y estaba en edad de casarse. Llevaba joyas exquisitas que habían sido de su madre y que su padre le entrego esa noche para lucirlas, una gargantilla de diamantes y 7 grandes esmeraldas en forma de gotas adornaban su escote, una hermosa pulsera de diamantes, un anillo, el anillo de bodas de su madre era lo que la había brillar de felicidad al sentirse cerca de ella al llevar sus joyas mas queridas.

Los invitados, entre otros los los Black , Los Newton y su prima lejana Jessica llegaron muy puntuales los recibió con su padre y pasaron a la mesa en donde estaban los sirvientes acomodados en sus respectivos lugares (parados ambos mozos en los extremos de la mesa y muy pegados a la pared para no molestar no oír las conversaciones de los invitados)

Pero uno de esos mozos era Edward, ese inconfundible cabello cobrizo y musculosa figura que parecía más bien el mismo Adonis al verlo vestido de traje negro y suaves y masculinos modales, que al atenderlos era la perfección hecha hombre. Él al ver a su amada Bella tan hermosa creyó no poder moverse… pero lo pudo hacer y lo hizo muy bien, después de todo debía atenderla a ella era su parte de la mesa y de vez en cuando al llevar o sacar un plato sentía su perfume o rozaba sus rizos, lo que era para él, el mejor regalo de navidad, ya que eran de estos pequeños momentos de los que su corazón se alimentaba, de estos momentos vivía su amor y su ilusión… y era feliz.

La cena transcurrió sin inconvenientes, después pasaron al salón donde estaba el árbol de navidad y bajo el muchísimos regalos, todos ellos carísimos, menos uno…

Uno a uno se repartieron entre aplausos y agradecimientos de quien los recibía, por supuesto la que recibió más, fue Isabella…

Este es de Mike, para Isabella - dijo el Sr . Swan, quien disfrutaba entregando los regalos con un sombrero de Santa Claus

Gracias, Mike - dijo ella tomándolo y abriendo la caja que no era muy grande donde estaba un juego de collar pulsera y pendientes de diamantes

Abre el mío Bella - dijo Jacob entregándole personalmente su regalo y haciendo notorios sus celos- lo hice traer desde Italia

Gracias Jacob - lo abrió y un hermoso collar apareció ante sus ojos, tenia diamantes y rubíes

Y a mi no me regalas nada Mike ?- dijo melosa Jessica acercándose a terr

Sí claro Jessica mis padres te traen algo esta por ahí- contesto rápidamente

Así pasaron muchos regalos hasta que no quedo nada o eso creyeron todos bajo el árbol…

Después de unos villancicos que Isabella toco al piano y que todos cantaron, los invitados se fueron…

Durante toda la celebración un mozo, les sirvió los tragos, los dulces y estuvo ahí, para ver, a su hermosa Isabella que no se entusiasmaba con ningún valioso regalo…

Al irse todos los invitados, el Sr. Swan subió a su habitación despidiéndose de su hija quien como siempre iba a apagar las velas que adornaban el árbol de navidad, prometió no tardar en irse a dormir.

Isabella fue al salón cuando vio a Edward parado al lado del árbol y de espaldas a ella, parecía tener algo en las manos, ella se acerco a decir buenas noches y el se sobresaltó dejando caer lo que tenía en sus manos

Lo siento Edward, te asuste, déjame ayudarte- dijo preocupada intentando buscar lo que había dejado caer él- ojala no se haya roto

No se preocupe, no se rompe, yo lo busco- se hincó para tomarlo junto con ella

Qué es?, puedo verlo?- vio una pequeña cajita roja con su nombre y un sobre blanco con su nombre también y los tomó ella era muy curiosa

Ehhh….- no pudo decir mas y ella se sentó en el piso al lado de él. La luz de las velas que adornaban el árbol le daban un tono muy hermoso a su piel, él estaba extasiado, tanto que ni siquiera pudo esconder su humilde y secreto regalo para ella.

Esto es para mi, tiene mi nombre- Bella abrió primero la carta y leyó en voz alta:

"Mi amada Isabella, desde hace años que siento esto por ti y no he sido capaz de decírtelo, por temor a perder lo único que tengo… mi corazón y la ilusión de abrazarte un día.

Sé que jamás tendré el valor de entregarte esta carta, pero esta navidad quiero regalarte lo único que tengo de valor, mi amor"

Quién puso esto aquí?- preguntó como para sí, mientras Edward se había sentado en el piso y miraba el árbol de navidad como si su existencia se acabara en ese instante, parecía no estar ahí. Bella abrió la cajita roja y dentro había un pequeño corazón de madera, era una especie de colgante con un hilito café para abrocharlo al cuello, el corazón se abría y al hacerlo se leía "por siempre tuyo, con amor, Edward Cullen" .

Edward - dijo y toco su hombro, el se giro hacia ella sin darse cuenta que sus ojos estaban llenos de lagrimas… lo había perdido todo… ella lo sabía… y ahora ella diría "muchas gracias Edward, esto es realmente lindo, pero tu sabes que no puedo corresponderte, pero muchas gracias" y el dolor no se iría jamás…

Si….- respondió muy bajito, mientras una lagrima caía de sus ojos y apretaba la mandíbula como para contenerlas y no miraba a su amada, no podía soportar el rechazo así tan suave de ella, era una muerte lenta, suave, dolorosa y deliciosa…

Gracias- dijo ella, el la miró a los ojos, ella vio la lagrima en su mejilla y la secó suavemente con su mano derecha, el cerro los ojos al sentir el roce… era una dulce tortura…

Debes haber sufrido mucho, perdóname- dijo ella con los ojos llenos de lágrimas también

Bella, por favor….. – él miraba el piso y se estremeció por llamarla Bella en voz alta, era como cuando en sueños le hablaba

Sssshhh…. No digas nada - le dijo poniendo un dedo sobre los labios de él - quiero agradecerte este hermoso regalo, es el regalo mas bello que he recibido-

No tengo nada para darte. Tu me haz dado este corazón, me siento en deuda contigo- se miraron, ella se dio cuenta de lo hermoso que era ese joven de ojos verdes, que la amaba en secreto

Usted no tiene que darme nada señorita Isabella, sólo le pido que no me aleje de usted, por favor no me pida que deje la mansión, le prometo no volver a molestarla jamás, pero por favor no me aleje…- las palabras salían de su boca atropelladamente, la desesperación era evidente en sus ojos, haría cualquier cosa con tal de seguir cerca de ella.

Tranquilo- tomo ella la mano derecha de él para calmarlo… estaba sudando, estaba asustado, ella sentía una inmensa ternura por él, era tan bueno, tan prudente, tan amoroso, siempre la cuidaba, siempre estaba ahí para ella, nunca le exigía nada… mientras se acercaba a él, con su mano derecha acaricio la mejilla de él y le dijo

Este es mi regalo para ti Edward - y se acercó más a él - lo besó en la mejilla izquierda y después lo abrazó tiernamente

Isabella sintió un escalofrío en todo su cuerpo, una corriente eléctrica la recorría… sentía que él la amaba tanto que daría su vida por ella, se sentía especial…. El… el sentía que el corazón iba a salir de su pecho, ella no lo había rechazado, se sintió esperanzado

El abrazo termino porque se oyeron ruidos en la escalera, alguien bajaba…. Era el Sr. Swan.

es mejor que te vayas ahora, no podría explicar esta escena

esta bien…- susurró él sin comprender bien nada de lo que había sucedido, solo se levanto y salió en dirección a la cocina con los ojos aun húmedos y una sonrisa en los labios