Fanfic de Death Note por Ameban. Todos los derechos están reservados a Tsugumi Ohba, Takeshi Obata, etc...

Esto es solo desvaríos de una fan para pasar el rato. Yo no gano dinero con esto.

N. de la A ¿Por qué? Hall y Mello son una pareja semi-oficial de la serie y que no es en absoluto popular entre los fans. He encontrado algún que otro fic en inglés aquí y allá, y unos cuantos fanarts y comics japoneses por ahí, algo normal en un fandom tan ecléctico como siempre es el japonés. Pero sigue sin haber algo realmente notorio. Como suele ocurrir en estos casos, si quieres que algo se haga, hazlo tú mismo... Es por eso que he escrito esta historia, una más de mi serie "Viñetas del Alfabeto" centrada en mis parejas favoritas. Espero que por favor, no sea igualmente ignorada.

Como personajes separados los encuentros de los más interesantes de la serie, y como pareja me encantan… aunque realmente fue una amiga fan del yaoi quién me reveló que ellos dos estaban juntos. Era inevitable que me fijara en ellos.

Sin embargo, la mayor parte de los fans de "Death Note", tienen mucho más interés por el yaoi… pero a mí me atrae más el reto de escribir cosas que nadie más ha hecho antes.

No me gustan las historias donde haya "carácter bashing", así que aquí los personajes están retratados como lo que son, guardándome mis opiniones privadas al respecto. Después de todo, las mujeres de la historia también tienen un papel importante y merecen otra clase de atención pese al carácter machista de la serie y el manga. Es lógico que una mujer trate de defenderlas, ¿no?

N. de la A-¿Cómo?:

Este fic está contado en formato crónica, así que, aunque es más o menos lineal, suceden los saltos temporales y los cambios de perspectiva según cada personaje, aunque sigue la continuidad del manga y relata muchas escenas entre bambalinas, de forma que pudiera encajar en el canon. Por otra parte, aparecen algunos personajes secundarios de mi invención necesarios para la continuidad de la historia, y otros como Linda (la chica que dibujó los retratos) que aparecen aquí como un personaje más.

Además, está siendo divertido escribir este fic porque retrata el mundo real y no uno de ficción como en otros de mis fics. He intentado que todas las ciudades y países (Londres, Lisboa, USA, Japón…) por donde sucede la acción estén correctamente caracterizadas; los lugares que nombro, las lenguas que hablan los personajes, las costumbres, etc… existen realmente. Lo mismo con las nacionalidades de los personajes: Mello es esloveno (como su nombre indica) Near es británico, Matt es irlandés de ascendencia francesa, Hal es estadounidense, Giovanni es italiano y así sucesivamente. En caso de algún fallo, lo corregiré.

ADVERTENCIA. este fic contendrá situaciones duras no aptas para todos los públicos.

CAPÍTULO REFORMADO.


Viñetas, Letra-M.

Capítulo1-Recuerdos.

L siempre será la cosa más importante en mi vida.

L.

L era demasiado talentoso como para morir de esa manera. ¡Su muerte no tiene razón de ser! ¡Sucedió demasiado rápido! Él resolvió más de 3500 casos difíciles y hoy hay 3 veces más gente en la cárcel que antes cuando él no estaba. Él era un investigador privado y a pesar de que nunca mostraba su rostro, su sola influencia era suficiente para inspirar a las organizaciones mundiales a unirse para avanzar juntas. Pienso que sólo alguien que puede emparejar una reputación tan inmaculada debería ser capaz de heredar tal título.

-Mello (pensamientos sobre "L")


Año 2001- "Wammy's House"- Wintchester-Londres.

Linda sacudió la cabeza haciendo bailar con nerviosismo las dos coletas rubias que llevaba a ambos lados de la misma. El nervioso gesto acompañaba la expresión ofuscada de su rostro infantil.

-¡Mello!- Exclamó la niña, - Si no te estás quieto, no podré sacarte bien.- se quejó.

-¡Grunf!- gruñó el aludido, torciendo el rostro. –No sé a qué viene tanto interés en hacerme un retrato… Ya me hicieron una foto hace unos días.-

Linda ignoró el comentario y deslizó el carboncillo sobre la superficie del bloc de papel guarro en la que estaba dibujando. Con movimientos mucho más ágiles que lo que cabría esperar en alguien de su edad, marcó el contorno de los largos cabellos y la barbilla triangular del chico al que retrataba. Linda tenía un gran talento para el dibujo y la pintura, siendo capaz de dibujar con gran soltura pese a tener solo 10 años de edad.

-La profesora Lilian dice que debo mejorar mis técnicas de retrato.- explicó la niña buscando alguna clase de colaboración por parte del chico al que dibujaba.- El retrato es una de las cosas más difíciles de dibujar.-

-Sí, ya, bueno… Imagino.- contestó Mello, el chico al que retrataba.

-Pon la cara de frente.- insistió la niña.

-Pero si ya estoy de frente.-se quedó su modelo.

-Sí, pero no paras de moverte.- replicó Linda.

Mello suspiró, incómodo. A sus 12 años de edad, ese chico larguirucho que estaba empezando a dar el estirón, era una auténtica bomba de energía. Ya desde muy pequeño, Mello se lo tomaba todo con mucho (o tal vez demasiado) entusiasmo, y era difícil que pudiera estarse quieto en un mismo sitio durante un espacio prolongado de tiempo, incluso cuando solo estaba sentado. Ahora Linda, una de sus compañeras huérfanas del "Wammy's House", había conseguido convencerlo para que permaneciera inmóvil un rato mientras ella le hacía un retrato a carboncillo, pero pronto ambos parecían estarse arrepintiendo de esa decisión.

Mello clavó sus ojos claros en la niña rubia con coletas que estaba sentada de rodillas delante de él; Linda estaba cruzada de piernas como solo los niños suelen hacerlo, y su cabeza aparecía gacha sobre el bloc que aguantaba sobre las rodillas apenas cubiertas por la falda de un vestido de cuadros. Ciertamente parecía estar muy concentrada en lo que hacía, y semejante interés en sacar un retrato del impaciente joven rubio atrajo su atención.

-…Oye, Linda.- comenzó a decir Mello.

-¿Hmmm?- preguntó ella mientras afinaba una sombra bajo su barbilla.

-¿Por qué yo?- preguntó Mello con cierto estupor. -¿Por qué no cualquier otro?-

-¿Que por qué te quiero retratar a ti y no a otro?- adivinó ella.

Mello asintió con la cabeza haciendo que su melena rubia se sacudiera levemente.

-…Pues porque lo mereces.- contestó ella con naturalidad.

-¿Lo… merezco?-

-Sí… Por las notas que sacaste en esos problemas con logaritmos que hiciste en el último examen.-

-Entonces, ¿es un premio?- preguntó Mello, sorprendido por la explicación de Linda.

-Sí.-

El joven que apenas empezaba a entrar en la adolescencia sonrió con el orgullo hinchado. Linda era buena dibujante, eso lo sabían todos, pero ver que le había escogido a él era lo sorprendente. No era habitual que Linda dibujara a personas reales, pues como ella decía el retrato era una especialidad que tenía que desarrollar más, así que saberse modelo de esa dibujante solo porque él había sacado buenas notas en matemáticas le hinchaba el orgullo.

Sin que pudiera controlarlo, Mello esbozó una suave sonrisa.

-Sí, esa cara.- exclamó Linda, -Esa sonrisa te queda muy bien.-

Y diciendo esto, la niña de las coletas abocetó la sonrisa de Mello sobre el papel con una punta de carboncillo más fina que las que había estado usando hasta ese momento. De esa forma y con movimientos ágiles más algún que otro golpe de gamuza, Linda acabó por perfilar el rostro de Mello sobre el papel. Finalmente quedó un resultado sorprendentemente parecido al rostro real de Mello para haber sido hecho por una niña de solo 10 años.

-¡Ya está!- exclamó.

-¿Puedo verlo?- preguntó Mello.

-Sí, mira.-

Linda apartó la gamuza y el juego de carboncillos que llevaba encima para luego darle la vuelta al bloc y mostrarle su obra a Mello. Cuando lo hizo, el joven adolescente se quedó boquiabierto; eso era algo que Linda agradeció porque Mello era tan emocional que era imposible que mintiera viendo la cara que ponía.

-Está… muy bien.- exclamó el retratado.- Me has sacado igual.-

-Gracias.- sonrió Linda, -Ahora se lo enseñaré a la profesora Lilian a ver qué le parece.-

-Seguro que le gusta.- contestó Mello aún contento por el trabajo de la niña. Pero de repente su sonrisa de gratitud se borró de su rostro y fue sustituida por un gesto serio. El cambo de humor no pasó desapercibido para Linda.

-¿Qué pasa?- preguntó.

-Linda… Sabes que Near también sacó buenas notas en ese examen, ¿verdad?-

Ella asintió con la cabeza.

-Sí, claro. A él también le he retratado.- contestó ella un tanto asustada por el severo gesto de Mello,- Tengo su dibujo aquí en mi bloc.-

El joven adolescente de cabellos rubios clavó sus ojos oscuros en la niña. Linda sabía que la heladora expresión de Mello no era por alguna clase de rencor hacia ella, sino porque Mello –siendo el genio que era- había quedado una vez más como segundo ante Near. Y eso era más sangrante todavía considerando que el chico albino era dos años más joven que Mello.

Simplemente Mello se había dado cuenta que en lo tocante a los retratos de Linda, él también era el "segundo."

-No quiero verlo.- exclamó Mello, enfurruñado. –Guárdate esos retratos si quieres… Pero yo no quiero verlos.-

Y diciendo esto, Mello se levantó, se dio media vuelta y se fue por el pasillo. Linda se quedó mirando como el joven larguirucho envuelto en ropas sueltas le daba la espalda y se alejaba enfurruñado caminando sobre sus pies descalzos.

-Pero Mello.- exclamó en voz alta, lo suficiente como para que él le oyera.- ¡Si no pasa nada!… ¡Tú también ganaste! –El chico la ignoró.- ¡Eres tonto, Mello! Mira que ponerte así solo por un examen.- gritó ella pateando los pies contra el suelo.

Afortunadamente para Mello (y todos los que le rodeaban) sus explosiones de ira tampoco eran muy duraderas y tan pronto como venían, se iban. No obstante la rivalidad que sostenía con Near era algo que el tiempo no disminuía sino que acrecentaba. Por esa razón Mello siempre se esforzaba mucho en lo que hacía y ahora, ya olvidado el asunto del retrato de Linda, se dirigía a los comedores del orfanato. Estos abarcaban buena parte del edificio victoriano donde estaba ubicada la "Wammy's house" y se encontraba abierto durante todo el día, aunque solo en las horas de las comidas se llenaba por completo. Sin embargo a esas horas de la tarde solo había algún que otro niño que iba o venía de las cocinas del comedor por alguna causa, justo como Mello se disponía a hacer.

El chico rubio se acercó a la puerta de las cocinas y el olor a la sopa que las cocineras estaban haciendo para la cena de esa noche le embriagó. Mello olfateó el sabroso olor, pero no era la sopa lo que le interesaba en ese omento, así que gritó.

-¡Señora Anne!, ¿puede salir un momentooo?-

-Ya va, ya va…- se oyó decir a una voz apagada desde le fondo.

Al instante apareció una mujer ya entrada en años y en carnes que iba cubierta por un delantal y un gorro de cocina y que caminaba hacia el joven adolescente mientras se limpiaba las manos en un trapo. Mello la reconoció como Anne y esperó a que se le alcanzara en la entrada; habría ido el mismo a su encuentro pero los niños tenía vetada la entrada en las cocinas.

-Qué prisas.- exclamó la mujer. -¡Ah, Mello, eres tú!-dijo al reconocer al larguirucho chico envuelto en ropas amplias y pies descalzos. – ¿Qué quieres, Mello?-

-Lo de siempre, señora Anne.- contestó él con candidez.

-¿Chocolate, eh?- adivinó ella.- Siempre vienes por lo mismo… No sé ni por qué pregunto.-

-Esta noche tengo que estudiar mucho y necesito chocolate para funcionar bien.- se exculpó el niño.

-Ya, claro.- contestó Anne con toda la expresión de no creer lo que Mello le decía.- Tienes que estudiar y no eres capaz de hacer nada si no tienes una onza de chocolate entre los dientes.-

Pese a sus palabras recriminatorias, Anne suspiró y se acercó a un armario cercano de donde extrajo sendas tabletas de chocolate con leche que le tendió a Mello. El chico rubio las cogió con rapidez.

-Gracias, señora Anne.-dijo.

La oronda mujer sonrió con benevolencia y vio como el chico volvía a girar sobre sus talones para alejarse de allí corriendo. Pese a sus palabras Anne sabía que la "adicción" de Mello por el chocolate no era muy distinta de muchas otras rarezas de los niños de aquel orfanato, así que siempre le guardaba tabletas de chocolate puro o con leche a Mello para que él pudiera consumirlas al margen de las comidas del día. Mello lo sabía y solía visitar las cocinas al menos una vez al día buscando su suministro diario, y ahora ya tenía el suficiente para esa noche.

Mello subió de dos en dos los escalones de las escaleras que llevaban a las habitaciones de los niños del orfanato en las plantas superiores del edifico. Por el trayecto se chocó con algún que otro chico más joven o mayor que él, pero todos le dejaron paso y no le dijeron nada. Mello era muy conocido por todos los chicos de la "Wammy's House" porque junto con Near era quien más destacaba por sus aptitudes entre todos ellos; pero había otra razón distinta a la de una fama basada en el intelecto: Mello era muy temperamental e impaciente, así que era mejor no enfrentarse a él.

El joven adolescente ignoró a los chicos y se metió en su cuarto dando un involuntario portazo al cerrar; allí dejó las tabletas de chocolate sobre la mesa y trasteó en el escritorio donde guardaba sus cosas para extraer unos cuadernos con apuntes y un estuche; al hacerlo, la foto que le habían tomado hace unos días y en donde lucía muy similar al retrato que Linda le había hecho hacía un rato, calló al suelo. Mello la recogió de entre las patas de una silla, la miró despreocupadamente, abrió un cajón de su escritorio y la dejó caer dentro sin más. Luego giró sobre sus talones y se volvió para salir otra vez por la puerta con la misma velocidad con la que había entrado.

Pero al abrir la puerta de su cuarto, se topó con otro chico de tupida cabellera de color ceniza y marcados rasgos de europeo pese a ese curioso color de pelo.

-¡Matt!-exclamó Mello al reconocerle.- ¿Qué haces?-

-Hola Mello.- saludó con naturalidad el chico de cabello ceniza ignorando el nerviosismo de su interlocutor.- ¿Quieres que vayamos a hacer unos penaltis?- preguntó mostrándole un balón blanco con manchas negras.

Mello miró a Matt y el balón que este aguantaba en las manos para luego mirar al cuaderno y las tabletas de chocolate.

-No, Matt, hoy no puedo.- contestó en tono serio.

-Pero si hoy no tenemos clase.- se quejó el chico de cabello ceniza.- Todos tenemos la tarde libre para ir a jugar.-

-Ya… pero yo tengo que hacer una tesis sobre los Presocráticos y luego compararla con "El Banquete" de Platón.- explicó Mello.- Así que me tengo que pasar toda la tarde en la biblioteca.-

Matt suspiró con algo que parecía un resoplido.

-O sea, que no vienes a jugar.-

-No. Hoy no.-

-Vaaaaaale.- contestó el chico de cabello ceniza con tono cansino, -Pero si te cansas de Diógenes y otra gente que vive en barriles, ya sabes que el resto estaremos en las canchas de fútbol.-

-Oks. La próxima vez iré a jugar al fútbol con vosotros.- contestó Mello con tono cansino. –Pero una cosa: el Diógenes del que hablas no es un Presocrático sino un "Cínico", y no tiene nada que ver con Platón.-le corrigió. –Y tengo que aprobar esa tesis con la mejor nota posible.-

-Vale, lo que tú digas. Ya te veo.- Matt se encogió de hombros.- Pero a ver si vienes a jugar de una vez.-

-La próxima vez.- contestó Mello con seriedad.- Os prometo que iré.-

Y diciendo esto, el joven adolescente rubio cerró la puerta de su cuarto y volvió a salir corriendo por el pasillo en dirección a la otra ala del edificio donde se encontraba la biblioteca.

Matt le vio marchar, botó el balón un par de veces contra el piso de madera (poniendo cuidado en que no fuera descubierto porque eso estaba prohibido) y se volvió en dirección a las escaleras que conducían al patio.

-…A ver si esta noche me pasó la pantalla del "Super Mario".- murmuró para sí.

Esa tarde Mello se quedó hasta muy tarde estudiando y haciendo los trabajos que le habían pedido de filosofía griega clásica. Lo cierto es que la "Wammy's House" podía resultar un edificio antiguo en cuanto a diseño y decoración, claramente ostentoso y tétrico, muy al estilo victoriano inglés… pero al mismo tiempo estaba a la última en cuanto a tecnología y recursos. Así que a pesar de su aire decadente, todas las salas estaban muy iluminadas y disponían de lo último en cuanto a tecnología, incluyendo conexiones a Internet por cable. Resultaba casi chocante ver esas estanterías de maderas oscuras por el barniz de años y años que albergaban libros y enculames de pergamino (muchos de ellos escritos en inglés antiguo, gaélico y latín) conviviendo con ordenadores de gran potencia y varios sistemas operativos.

Sin embargo Mello estaba acostumbrado a ese ambiente y solía pasar buena parte de la semana encerrado entre esas paredes mientras estudiaba. Esta vez estaba conseguido que no quedaría "el segundo", aunque no fuera un examen, conseguiría que su tesis comparada fuese la más completa y sesuda de todos los trabajos.

En Inglaterra, sobre todo en los meses de invierno, anochece muy pronto y a esas horas ya estaba muy oscuro en el exterior, como bien se veía a través de los ventanales de la biblioteca. Pero tanto era el empeño que ponía que cuando llegó la hora de cenar, ni siquiera había ido al comedor, y como muda prueba de las horas que llevaba sin comer, a un lado de la mesa yacían dos envoltorios en papel de aluminio que habían albergado las tabletas de chocolate.

Por eso no se percató hasta que no estuvo literalmente encima de él que la señora Anne se había acercado a la mesa donde estaba sentado trayendo una bandeja con un plato de sopa caliente. El chico, como era habitual con su extremo nerviosismo, dio un bote sorprendido por su presencia.

-¡Vaya, Mello!- exclamó la oronda señora,- Sí que estás concentrado.-

-Si. Estoy haciendo un trabajo.- contestó él, -No me había dado cuenta que estaba ahí.-

-Ya veo… Roger me ha dicho que estarías aquí, así que te he traído la cena.-

Y diciendo esto Anne dejó la bandeja sobre la mesa y le mostró el humeante plato de sopa caliente que invitaba a comérselo junto a una jarra con agua y un pedazo de pan.

-Gracias, señora Anne.- contestó agradecido Mello cogiendo la cuchara, cuyo estómago ya había empezado a reclamar algo distinto a la mono-dieta de cacao a todas horas. Así que apartó los libros y comenzó a comer con cierta avidez; Anne simplemente aguardó a que terminase para poder llevarse la bandeja con el plato vacío, la cuchara y la jarra de agua. Cuando acabó, se despidió del joven rubio deseándole buena suerte y con dos nuevas tabletas de chocolate sobre la mesa.

-¿Almendras?- exclamó Mello con descontento al ver una de las tabletas cuando Anne se hubo marchado.- No me gusta el chocolate con almendras.-

No obstante se lo comió mientras estudiaba.


Los alumnos de la "Wammy's House", todos ellos niños huérfanos procedentes de todas partes del mundo y con grandes aptitudes intelectuales, se encontraban distribuidos por grupos de no más de 20 personas en las clases en las que asistían. Más que por edad, eran clasificados por capacidades de cada uno, aunque a todos ellos se les exigía un nivel muy alto en sus estudios. Por ello, Mello se encontraba en las mismas clases que Matt y que otros chicos de su misma edad o mayores que él… salvo por una excepción. Uno de sus compañeros resultaba más joven que cualquiera de los que formaba ese grupo de estudios, de hecho tenía unos dos años de edad menos que el propio Mello, pero que igualmente compartía clase con los mayores en igualdad de condiciones. Se trataba de un chico albino que, sorprendentemente para alguien con ese defecto congénito, tenía unos grandes ojos negros; además, al contrario que Mello, quien solía ir descalzo a todas partes y vestía de negro con ropas amplias, este chico siempre solía llevar calcetines y sus ropas eran lo más parecidas a un pijama que puede haber que eran de su propia elección. Su nombre era Nate (Natham) River, pero al igual que todos los miembros de la "Wammy Hose", incluyendo a los profesores, ninguno usaba sus verdaderos nombres, así que el chico albino se hacía llamar Near.

A Mello le disgustaba sobremanera ese chico, más cuando prácticamente compartía con él aula en todas las materias salvo las que requerían actividades físicas. La razón era que ambos resultaban ser totalmente opuestos; Mello estaba siempre lleno de vitalidad, iba corriendo a todas partes y parecía incapaz de estarse quieto y dejar de comer chocolate, eso sin contar que Mello siempre estaba rodeado de sus compañeros, hablando, jugando y riendo con ellos, muchas veces disfrutando de ser el centro de atención de toda la vida social dentro de la Wammy. Pero Near no compartía en absoluto esa forma de ser; el chico albino era muy apático, siempre haciendo las cosas a su propio ritmo y totalmente al margen de los demás; socializaba lo suficiente como para no ser ignorado y solo en caso de que fuera necesario, pero no tenía el mismo interés que Mello (y sus compañeros en general) por tener siempre gente alrededor; lo único que parecía atraerle realmente eran los juguetes, a ser posible los muñecos desmontables, los puzzles y las maquetas. Near era capaz de ignorar a un corro de niños con ganas de jugar con tal de terminar uno de sus puzzles, algo raro considerando que tan solo tenía10 años.

En principio Mello habría ignorado a un compañero como Near ya que no tenía nada en común con él… salvo por un motivo. Near era mejor que él en todo. Cada vez que ambos se enfrentaban a alguno examen o una prueba intelectual, Near –pese a ser más joven que Mello- siempre le superaba, y consecuentemente acababa siendo el centro de atención. Mello se tenía que resignar a quedar siempre el segundo, estar siempre a su sombra, y ver cómo sus compañeros rodeaban al asocial Near asombrados por sus logros. Mello, siempre ansioso de ser el centro de atención, eso le amargaba sobremanera.

Por esa razón se había estado esforzando tanto en estudiar pese a que Matt y los demás querían que jugara con ellos, y por esa razón muchas noches se quedaba trabajando hasta tarde sin detenerse salvo para comer tabletas de chocolate. Mello ambicionaba superar a Near aunque solo fuera por una vez, ser el firme candidato para la sucesión de "L", el detective más famoso del mundo y también el mejor de todos los compañeros huérfanos de la "Wammy's House". Y por esa razón cuando supo que Linda le había hecho un retrato como premio por sus notas del susodicho examen de matemáticas, su orgullo se había hinchado tanto… hasta que descubrió que Linda también había hecho lo mismo con Near.

Ahora Mello esperaba que los últimos días de privaciones tuvieran su recompensa…

El profesor de filosofía repartió los resultados de la tesis de filosofía entre los alumnos del aula dando un pequeño veredicto.

-Bien, Charles… Esta vez te has esforzado.- decía,- Nora, debes esforzarte más… Lo mismo para ti, Matt,… Olga, tú también has hecho un buen trabajo… Lo mismo digo, Irina… Muy buen trabajo, Mello. –dijo haciendo entrega del papel con las notas.

El chico rubio recibió el papel con los resultados con gesto nervioso y miró la nota: 9'75 sobre un máximo de 10. A continuación venía una serie de comentarios sobre las razones para esa calificación:

"Mello: muy buen trabajo. Se nota que se ha esforzado y ha estudiado mucho sobre la materia. Los comentarios están bien desarrollados y tienen una base lógica; tus ideas demuestran saber en todo momento de qué hablas y adaptarlas a un nuevo punto de vista. Sin embargo, la redacción resulta caótica hacia el final de la prueba, siendo difícil su lectura. Igualmente comete un fallo de base en la clasificación de las escuelas filosóficas. Por ello se te otorga un 9'75.

Mello: tu trabajo resulta realmente bueno, pero sigues cometiendo fallos simples en lo fundamental que al final repercuten en el resultado final. Debes atender mejor a los detalles antes de lanzarte a ejecutar un proyecto. Cuando lo consigas, tus resultados serán perfectos.

Comentario: las tesis son abiertas a interpretación y se basan valoraciones persónales. Estas no serán juzgadas por el profesorado."

Tras leer los comentarios sobre sus notas, Mello se giró instintivamente hacia Near, a quien casualmente el profesor de filosofía le estaba entregando las notas precisamente en ese mismo momento.

-Muy bien, Near.- decía el profesor, -Como siempre, la mejor puntuación. Tienes un 10.-

-Gracias.- contestó Near.

Fue casi instantáneo; el resto de los chicos del aula se levantó de sus asientos y se precipitaron al lugar donde Near estaba sentado para ver y comentar su tesis. Sus caras estaban llenas de entusiasmo y sus comentarios estaban igualmente llenos de alabanzas y asombro hacia el nuevo éxito de Near; sin embargo, pese a que el chico albino era ahora el centro de atención, parecía totalmente indiferente ante las muestras de interés de sus compañeros.

Mello les miró con pena desde su puesto, luego con rabia, con rencor, y por último con impotencia. Había vuelto a quedar el segundo pese a todo lo que había trabajado, y a pesar de eso, nadie parecía darle importancia. Near se estaba llevando toda la atención pese a no mover un dedo, y encima parecía no importarle en absoluto.

El chico rubio arrugó en la mano la hoja que el profesor le acababa de entregar y luchó por contener el nudo en la garganta mientras su rostro se volvía compungido; parecía a punto de llorar, pero se contuvo. No quería dar a nadie el gusto de verle en ese estado de derrota.

Sin embargo, Matt, quien había quedado el 3º en el ranking de notas con un 9'50, sabía que Mello estaba derrumbándose por dentro mientras veía como sus compañeros seguían alabando a Near; sabía que eso le dolía sobremanera a Mello, pero no encontraba palabras de ánimo. Él también quedaba siempre el tercero, pero a diferencia de Mello, él se lo tomaba como algo circunstancial y no como algo personal, así que a pesar de saber cómo se sentía el chico rubio, tampoco encontraba palabras de ánimo.

Aunque tal vez, cuando salieran al recreo, debería convencerle que jugara con Linda y él mismo a alguna cosa donde Mello se olvidara de lo que acababa de pasar.

Sí, tal vez eso era lo mejor… Los hombros de Mello se estaban sacudiendo de forma dolorosamente obvia.


Noviembre 2003 –Londres.

Al principio fue algo apenas notorio, una noticia más de las muchas desgracias diarias que adornan los noticiarios de TV. Pero en apenas una semana de plazo, la noticia de que tal o cual peligros criminal había sido encontrado muerto en igualmente tal o cual sitio, o bien había muerto delante de tal o cual gente, se acabó convirtiendo en algo habitual. Sin embargo semejantes casualidades solo fueron tratadas como noticias anecdóticas durante los primeros días; al poco tiempo resultó obvio que esas muertes no eran en absoluto casuales y que alguien o algo podía estar tras ellas pues todas estaba causadas por paros cardiacos. Ahora bien, ¿Quién?, y sobre todo, ¿Cómo? En tan poco plazo de tiempo era obvio pensar que alguien o algo estaba aniquilando a todos los criminales más buscados del mundo mediante ataques cardiacos que ocurrían de la forma más imprevisible. Era como si de alguna forma hubiesen sido juzgados y declarados culpables por alguien o algo poseedor de semejante extraordinario poder y que les ejecutaba siempre por el mismo método.

Semejante suceso no podía ser ignorado de ninguna forma…

Los chicos del orfanato solían ver la TV de la misma forma que cualquier niño suele hacerlo: las películas y las series de animación solían ser sus favoritas. Sin embargo debido a sus peculiaridades, también solían desarrollar interés por otra clase de programas, como los documentales (serios y no los sensacionalistas que muchos famosos hacían) y las noticias y programas de debate. Por esa razón la existencia de todas esas muertes de criminales no pasó desapercibida a ninguno de ellos y pronto se convirtió en un tema de tertulia más.

-…Yo no creo que haya sido Dios quien está matando a todos esos criminales.- exclamó Linda mientras miraba la pantalla del TV de pantalla plana que había en uno de esos salones.- Eso tiene que ser alguien más.-

-¿Y cómo has llegado a esa conclusión, Linda? –cuestionó Horace, uno de sus compañeros del aula de dibujo, -La gente no puede matar a nadie de esa forma.-

-¿…Cómo los mata?- preguntó Matt de forma absorta ya que parecía estar demasiado absorbido por la Game Boy como para prestarle mucha atención a las noticias de TV.

-¿Es que no has escuchado las noticias?- le increpó Linda volviéndose hacia el chico que permanecía con los ojos pegados en el pequeño aparato de videojuegos.

-No.- contestó él sin ninguna vergüenza, -Estoy intentando pasarme esta pantalla.-

-Tú siempre igual.- bufó Linda, -Bueno, pues para tu información y ya que lo preguntas, los criminales mueren por ataques al corazón.-

-Eso no es posible.- contestó Near, el chico albino y poco sociable.- No se puede causar sistemáticamente un infarto cardiaco a todos esos criminales que están repartidos por el mundo.-

-Near… Precisamente por eso la gente dice que lo está haciendo Dios.- replicó Linda.

-Imposible.- insistió Near retorciéndose un mechón de su cabello albino entre los dedos.- De ser eso cierto, todos lo sabríamos.-

-Bueno… ahora la gente lo llama "Kira".- contestó Horace, quien había permanecido callado durante todo ese tiempo.

-¿…Kira?- exclamó Matt al tiempo que levantaba la vista de la Game Boy.- ¿Y eso?-

-Es una deformación de "Killer".- explicó Near en su usual tono calmo, - Ya sabes que en algunos países no pronuncian bien el inglés.-

-Near… Eso es precisamente porque no son angloparlantes.-le corrigió Linda.

En ese momento Mello entró en el salón de ocio donde sus compañeros estarían viendo la TV. Tenía la intención de poner alguna serie entretenida en TV, a ser posible algo que tuviese acción y humor inteligente, pero en cambio se encontró con que muchos de sus compañeros habituales estaban viendo las noticias de TV y hablando entre ellos sobre el tema. No le habría importado tanto participar si no fuera porque, ¡oh casualidad!, Near estaba allí.

Mello, aún sujetando una tableta de chocolate entre las manos, vaciló sin saber qué hacer; normalmente nada le detenía pero la proximidad de Near le ponía enfermo y ahora, afortunadamente, sus pies descalzos habían amortiguado sus pasos, así que ninguno de sus otros compañeros sabía que estaba allí. Finalmente optó por dar un rodeo y acercarse al lado contrario de donde se encontraba el chico albino. Near seguía jugueteado con sus rizos mientras aguardaba sentado en una butaca con los pies recogidos sobre el asiento. Linda estaba justo al otro lado, sentada en el suelo y mirando la TV, totalmente ajena a su presencia, y lo mismo con Matt que seguía enfrascado en su perpetuo "Tengo que pasarme esta pantalla como sea"; el único que se percató de su presencia fue Horace.

-¡Ah, hola Mello!- exclamó el chico de las gafas redondas.

-¡Hola, Mello!- saludó Linda entonces, -Perdona… No te había visto venir.-

-¿Qué hacéis?- preguntó Mello sin devolver el saludo ni dar explicaciones.- ¿Hay algo interesante en TV?

-Sí… Algo sobre un tipo que mata a los criminales con un dedo divino o algo así.- contestó Matt de forma absorta mientras tecleaba los mandos de su juguete.-

Mello pestañeó sin comprender, pero luego su gesto se volvió grave.

-Matt, hablo en serio.-

El aludido se limitó a encogerse de hombros.

-Eso es lo que decíamos hasta que tú llegaste.-

-En realidad hablábamos sobre Kira.- intervino entonces Near sin dejar de juguetear con sus blancos rizos, -Ese es el nombre que le han puesto al supuesto asesino que está matando a todos los criminales del mundo mediante ataques cardiacos.-

-Near. No he pedido tu opinión.- respondió Mello secamente pero el chico albino tan solo respondió:

-Solo informo sobre los hechos.-

Y por supuesto el gesto de Mello se torció en una mueca de rabia

-Mello… Near, dejadlo ya.- intervino Linda volviéndose hacia ellos e imaginando lo que podía llegar a pasar.-Estamos hablando de cosas importantes.-

Mello se giró hacia la niña de las coletas que aún seguía sentada en el suelo y torció aún más el gesto. No le gustaba que nadie interviniera en su disputa personal con Near, pero si hubiese querido pelearse con él, lo habría hecho antes y ahora no tenía ninguna gana de ponerse a discutir con ellos. A esto habría que añadir que Linda habría hecho lo posible por separarlos y que Matt, por muy amigo suyo que fuera, simplemente estaba ignorándoles por completo.

-¡Grunf! ¡Está bien!- bufó y se sentó en el suelo cerca de Linda y Horace. Su atención se centró entonces en la pantalla de TV donde seguían dando las noticias sobre el tal Kira del "dedo divino" que decía Matt. -¿De qué trata todo esto?- preguntó.

-Pues…- comenzó a decir Horace, vacilante porque no quería repetir las palabras de Near debido al efecto que tendrían sobre Mello.- Las noticias dicen que ha habido un montón de asesinos y criminales de todo el mundo que han muerto repentinamente por ataques cardiacos… Como si alguien o algo los estuviese ajusticiando. Y ahora le llaman Kira.-

Mello pestañeó asombrado, luego su rostro se volvió serio y por último esbozó una sonrisa irónica.

-Lo que sea… Pero "L" le descubrirá.-anunció totalmente seguro de ello.


Enero 2004- "Wammy's House"- Wintchester-Londres.

Unos días después de las asombrosas noticias sobre los criminales muertos misteriosamente por paros cardiacos un gran revuelo sacudió toda la "Wammy's House"; los chicos residentes en el orfanato corrían estrepitosamente por los pasillos de suelo de madera envueltos en un coro de voces y gritos de júbilo. La razón no era que un futbolista o un miembro de la realeza británica hubiese decidido hacer un alto en el orfanato, sino algo mucho más personal; el casi considerado como un héroe o un ídolo por todos aquellos chicos había decidido hacer una parada en la "Wammy's House" antes de coger el avión hacia Japón.

En otras palabras, Quillsh Wammy, el benefactor de todos ellos, había venido; y no solo eso, todos sabían que Wammy se hacía llamar "Watari" y trabajaba al lado de "L", el mejor detective del mundo y ejemplo a seguir de todos esos chicos.

Reunidos en el salón de actos del edificio, los chicos de la "Wammy" se sentaron en los asientos circundantes y en el suelo esperando poder ver y hablar con el representante del más famoso de todos sus compañeros. Todos ellos eran chicos que tenían alguna clase de don o aptitud especial; algunos eran muy buenos músicos, otros como Linda, eran buenos dibujantes, médicos, ingenieros, arquitectos, escritores, y en definitiva aptitudes que abarcaban cualquier clase de saber humano. Pero la estrella era de la "Wammy's House" era "L", cuyo sentido de la lógica y de la deducción, su enorme inteligencia y capacidad de trabajo e incluso su privilegiada posición en la política internacional, le habían convertido en el mejor detective de todo el mundo. Alguien cuyas aptitudes lo habían situado como objeto de codicia de la CIA, el FBI, la INTERPOL, y en general cualquier organización policial de alta categoría. "L" era a todos los efectos el ídolo que todos los chicos del orfanato aspiraban a ser y eso incluía tanto a Mello como a Near, quienes además casi le consideraban como el hermano mayor que no tenían. En el caso concreto de Mello, la situación era también un tanto distinta; de los chicos que albergaba el orfanato, Mello era de los pocos que realmente conocía a "L" en persona, o mejor dicho, de los pocos que sabía que le conocía en persona. Mello había coincidido varias ocasiones, siempre en privado, con el famoso detective y había tenido largas y extensas charlas con él. De todas ellas, Mello siempre había acabado sacando sus propias conclusiones, si bien no podía dejar de admirar la labor de "L". Saber que él estaba en una posición tan cercana a la de su ídolo le daba más ánimos para continuar y convertirse en alguien como él.

Cuando "L" entró en el salón todos le miraron inquisitivamente a causa de su peculiar aspecto, pero sin saber quién era realmente ese curioso personaje que acompañaba a Quillsh. Quien más quien menos, todos ellos ya le habían visto con anterioridad a ese extraño personaje que, inevitablemente, atraía todas las miradas sobre si mismo a causa de su esperpéntico aspecto y comportamiento, pero muy pocos de ellos conocían la verdadera identidad de "L". Los chicos huérfanos de la "Wammy's House" consideraban a "L" su ídolo pero desconocían en su mayor parte incluso su aspecto físico; para ellos ese personaje que acompañaba a Wammy era simplemente un ex-compañero más de los muchos que habían pasado por el orfanato pero se habían marchado.

Sin embargo Mello sí le reconoció. El joven que acompañaba a Wammy era un chico de unos veintitantos años, alto y muy delgado pese a tener una gran agilidad y una constitución fuerte, y con la cabeza cubierta de un desgreñado cabello negro. Su cara era un tanto chupada y sus ojos eran grandes, redondos y enmarcados con profundas ojeras, haciéndole parecer una especie de mochuelo o de oso panda. Su etnia era un tanto imprecisa: parecía Europeo, tal vez un latino italiano pero mezclado a su vez con alguien de raza oriental, tal vez chino, como reflejaba su enjuto cuerpo y su cabello inusitadamente negro, más propio de las etnias orientales. Caminaba encorvado hacia delante, con los hombros caídos y los pies enchancletados en unas zapatillas deportivas de marca irreconocible, y parecía que siempre llevaba los mismos pantalones vaqueros desgastados por el uso y no usar calcetines. Pero sobre todo tenía una curiosa expresión facial de estar mirando el mundo con perpetuo asombro hacia todo lo que le rodeaba mientras se mordía el dedo índice o pulgar insistentemente, como si no tuviera bien superada la etapa del chupete; esos gestos eran acrecentado por sus grandes ojos y marcadas ojeras que parecían ser algo congénito más que por falta de sueño. Aun así, y a pesar de todas sus excentricidades, todos los chicos de la "Wammy's House", sin excepción, adoraban a "L" como el idílico hermano mayor al que todos aspiraban a ser pero no veían en ese extraño joven la figura de su ídolo, sino un antiguo interno un tanto raro.

Mello sonrió para sus adentros, sabedor que él sí sabía que ese joven era "L". Ni siquiera Near lo conocía realmente, así que en ese sutil aspecto sí estaba por encima de él.

Ante el desconcierto de los chicos del orfanato, el joven esperpéntico se sentó junto a Quillsh Wammy como si fuera su igual, igual al fundador del orfanato, el mentor de todos ellos y benefactor tanto de "L" como de todos los chicos del orfanato que llevaba su nombre; ¿Quién se había creído que era para tener semejante privilegio?

Por su parte Quillsh Wammy ni se inmutó; Watari tenía todo el aspecto del típico caballero inglés de rostro alargado, nariz grande, ojos claros y tez rosada, vestido de negro riguroso y envuelto por una palpable aura flemática muy británica. Al igual que a "L", todos los chicos conocían a Quillsh Wammy, alias "Watari", como el hombre gracias al que habían acabado allí disfrutando de una vida como la de ese orfanato en lugar de tener un futuro más incierto como otros muchos chicos en su misma situación. Para ellos era su tutor, pero como padre alternativo resultaba una figura un tanto distante aunque sí muy cariñoso con todos ellos; "Watari" no solía tratar con los huérfanos de su fundación muy a menudo, pero siempre que lo hacía, era de forma paternal, aunque eso sí, no toleraba el desorden de ningún modo. Era Roger, amigo y compañero de Quillsh Wammy quien cumplía esas funciones, siendo conocido como "tío Roger" por muchos de esos chicos ya que ese viejo inglés de rostro enjuto, nariz grande, ojos pequeños y evidentes entradas de calvicie, parecía conocerles a todos ellos y velar por su bienestar, aunque honestamente, no parecía que los niños le gustaran tanto como a "Watari".

No había duda que ese era un gran día pues todos ellos estaban juntos otra vez, y eso, dado el tren de vida de "L", no era algo que últimamente ocurriese a menudo. Ser visitado por Quillsh y su extraño acompañante, no era algo que ocurriera todos los días.

Una vez estuvieron todos reunidos y lo suficientemente tranquilizados, Quillsh explicó que en breve iría a Japón a investigar el caso Kira, uno de los más difíciles sino tal vez el que más contra el que se había enfrentado "L". La razón de esto era obvia: el tal Kira se estaba dedicando a hacer "justicia" o algo parecido, ejecutando sistemáticamente a todos los criminales de la peor especie que existían en el mundo; se estaba tomando la justicia por su mano, cosa hasta cierto punto comprensible pero igualmente escalofriante. Y lo más preocupante es que parecía estar armado de alguna clase de poder divino para lograrlo. Semejante posibilidad había difundido el rumor sobre que Kira era "dios" y ponía en jaque los gobiernos de todas las naciones terrestres. "L" tendría que poner a prueba todo su talento para lograr descubrirle y desenmascararle.

No obstante, a través de las palabras de Wammy, el excéntrico detective había dejado claro que al margen de sus propias creencias religiosas y las del resto de los huérfanos de la "Wammy's House" (incluyendo al propio Mello) él no creía que eso fuese producto de un juicio divino sino de un humano, y que por ello ni Watari ni él mismo se amedrentarían en su deseo de capturar al tal Kira. Luego, a causa de una pregunta de uno de los chicos de la sala, tanto Quillsh Wammy como su acompañante explicaron las razones morales de por qué había decidido colaborar con el OIPC (Organización Internacional de Policía Criminal) en lugar de apoyar los actos de Kira. Pese a la forma suave y baja de hablar de ambos, su discurso fue lo bastante inteligente (y contundente) para convencerles a todos ellos de su forma de pensar. Muchos de ellos habían visto sus intervenciones para lograr localizar a Kira en algún punto del globo y también comentaron lo habilidoso que había sido para encontrarle con esa rapidez. A partir de ese punto se sucedieron un tropel de preguntas y comentarios de todo que Wammy y su acompañante contestaron como buenamente pudieron…

Aunque Wammy tenía ya mucha experiencia de campo y el chico que le acompañaba parecía ser realmente muy inteligente, lo cierto es que parecían agobiarse con facilidad cuando estaba rodeado de mucha gente, sobre todo en el caso del chico, como si no estuviese acostumbrado a tener que socializar a menudo. Eso era algo que Mello notaba de forma dolorosamente obvia ya que él tenía una gran facilidad para socializar en cualquier ambiente, e incluso aunque para él fuese su heroico hermano mayor a quien deseaban emular, veía que "L" tenía ese fallo.

Más tarde, cuando la reunión terminó, tres de los chicos de la "Wammy's House" fueron llamados en privado al despacho de Quillsh Wammy. Eso era algo inusual porque si bien el despacho del viejo tío Roger estaba abierto a todas horas, el de Quillsh no solía estarlo, y eso imponía mucho respeto. De esa forma, Mello, junto a Matt y Near, entraron en el despacho y se acomodaron por la sala frente a "L", Wammy y Roger como pudieron. Pese a que todos ellos habían sido educados en normas sociales, ninguno de ellos estaba obligado –o mejor dicho, presionado- a tener que reprimir su comportamiento personal, así que Near acabó sentado en el suelo, Mello permaneció en pie, siempre alerta, y Matt simplemente se repantigó con indolencia en una butaca.

-…Bueno, aquí estáis.- exclamó Wammy al verlos entrar.- ¡Qué altos estáis ya! ¡Habéis crecido mucho desde la última vez que os vi!... ¿Cuántos años tenéis ya?-

Los tres chicos, cada uno a su modo, parpadearon inquietos por la pregunta. Wammy era un viejo afable y cariñoso pero ninguno de ellos estaba especialmente vinculado con él; era "L" quien más tiempo pasaba con él, y ahora daba la sensación que eso también pasaría con ellos.

-Wammy… Este año cumpliré 15 años en diciembre.- contestó Mello, siempre presto e impaciente en cualquier cosa.

-Yo también, pero en Febrero del año que viene.- añadió Matt desde la butaca.- Ha pasado un mes apenas desde que cumplí los 14, como le pasa a Mello.-

-13 en Agosto de este año.- informó Near con suavidad desde el piso cubierto de moqueta color verde.

-Sois ya bastante mayores.- anunció "L" con voz suave desde la butaca donde él mismo estaba sentado, o mejor dicho, posado como un pájaro ya que la forma de sentarse que le caracterizaba no tenía nada de ortodoxa.

-¿Tú qué crees?- inquirió Wammy volviéndose hacia el ojeroso joven que en ese momento se estaba comiendo un bombón de una caja que había frente a él. Todos los chicos que allí había, salvo Mello, no comprendieron por qué Quillsh le hacía semejante pregunta a ese hombre enjuto.

"L" se llevó el pulgar y miró a los tres chicos con interés, como si los estuviera estudiando de algún modo en lugar de estar simplemente churreteándose los dedos manchados por el chocolate de los bombones. Ellos, al sentirse observados por su ídolo, le devolvieron la mirada, expectantes por lo que fuera a decir el ojeroso joven.

-…Desde luego los tres apuntan maneras pese a ser tan jóvenes.- anunció sin responder a nadie en particular, como si simplemente pensara en voz alta.-

Los tres chicos miraron a su "hermano mayor" con asombro, sin saber realmente qué estaba pasando ahí, pero ninguno se atrevía a preguntar directamente.

-Sí, los tres habéis crecido mucho desde que os encontré y os traje aquí.- sonrió amablemente Wammy.-Ya sois casi unos hombrecitos... sobre todo tú, Mello, que eres el mayor.-

-Gracias, Wammy…- respondió Mello en un tono extrañamente respetuoso en alguien tan enérgico como él.- Supongo que nos habrá pedido que vengamos por alguna razón que tiene que ver con "L" y el orfanato.-

-Sí, así es.- respondió Wammy con la misma sonrisa amable.- Dime, Mello, ¿Te gusta estar aquí?, ¿quieres ser un detective como "L"?-

El gesto del chico rubio se volvió serio, como si de alguna forma se viese forzado a pensar cosas que prefería ignorar o no recordar.

-Sí… Estar aquí es mucho mejor que cuando vivía en ese orfanato de Sarajevo de pequeño con la guerra alrededor. "L" lucha para evitar esas cosas y yo quiero poder hacerlo también.-

Wammy sonrió suavemente y con benevolencia; a Mello no le faltaba razón, la mayoría de los chicos de los orfanatos que había fundado y regentado no tenían una familia real que se hiciera cargo de ellos y procedían de lugares conflictivos. Mello era una prueba de ello: esloveno de nacimiento, le había encontrado en un orfanato medio destrozado de Sarajevo durante la última guerra en los Balcanes; era lógico que el niño quisiera vivir en su orfanato en Londres con unas condiciones mucho mejores. En cierta forma Mello, junto con "L", reencarnaba la verdadera razón de por qué fundara ese orfanato cuando acabó la IIª Guerra Mundial.

-Yo también, señor Wammy.- exclamó Matt desde la butaca levantando la mano donde llevaba una de sus consolas de videojuegos.- Aquí se está mucho mejor.-

-…Creo que no tengo nada más que añadir.- anunció por último Near, sin moverse de su sitio pero con una voz inusitadamente respetuosa en alguien que parecía no transmitir ninguna emoción.- Todos los que estamos en esta habitación nos alegramos de estar aquí.-

"L" dio un sorbo a su taza de café negro atiborrada de azúcar mientras observaba con detenimiento a los tres chicos; no le pasó inadvertida la reacción de disgusto que se dibujó en el rostro del mayor de aquellos chicos cuando el más pequeño, el albino, habló. "L" sabía lo mucho que Mello le admiraba, pero que también tenía celos de sus "competidores", en este caso el chico albino.

-Near… Mello…- comenzó a decir con voz suave,- Como portavoz de "L", quiero que sepáis que él está muy orgulloso de todos vosotros. Ha seguido vuestros proyectos y sois los mejores de todo el orfanato.-

-Gracias. - respondió Near con suavidad, -Me alegra oír decir que "L" piensa así.-

Mello sonrió con cierta reticencia; sabía que era el propio "L" en persona quién estaba alabando su saber-hacer, pero le seguía molestando que el mismo "L" considerara a Near de esa forma.

-¿Y yo?- exclamó Matt desde la butaca haciendo amago de levantarse, -¿Qué pasa conmigo?-

-Tú también, Matt… Pero si "L" tuviera que ubicarte, tú estarías en el 3º puesto.-

-¡Pues vaya!- exclamó el chico de cabellos ceniza, enfurruñado.- "L" es demasiado franco y tú lo dices todo sin pararte a pensar lo que puedan sentir los demás.-

-Sí, es cierto.- el ojeroso joven no parecía avergonzarse de su evidente falta de tacto.- Y por lo que "L" comentó, él ha valorado que Near estaría en el primer puesto y Mello en el segundo.-

Los aludidos dieron un respingo y miraron a "L" con incredulidad, confundidos tanto por la familiaridad que ese chico demostraba al hablar de "L" como por lo que les acababa de decir, aunque solo Mello sabía que era el propio "L" quien estaba hablando de esa forma.

-¿En… en el segundo puesto?- balbuceó Mello.

"L" Asintió.

-Sí, pero no son datos definitivos… Él diría que en un 75.-

Mello tembló; ahora incluso "L" decía que él seguía siendo "el segundo" y eso le estaba corroyendo por dentro una vez más; ¿Cómo era eso posible? De todos los chicos del orfanato, Mello era el que más veces había tratado con "L" en persona, incluso el propio "L" le había contado algunos de sus casos más importantes, incluyendo el de "Beyond Birthday". "L" sin embargo, no le había valorado por su confianza en él, sino por sus resultados académicos, y eso disgustó sobre manera al rubio que veía cómo su ídolo también le consideraba un "segundón".

Finalmente el propio "L" pareció darse cuenta de los sentimientos de Mello.

-Hay un 20 de diferencia y un 5 de margen de error, pero eso es porque "L" dice que las capacidades de vosotros dos no son exactamente las mismas.- explicó.- En realidad él cree que Near es superior a Mello en algunos aspectos y viceversa… Así que es difícil hacer la elección.-

-¿Elección de qué?- inquirió el chico albino, quien había estado escuchando la conversación desde un discreto mutismo durante todo el tiempo. -¿Por qué nos dices ahora todo eso? ¿"L" te lo ha pedido?-

Roger se volvió con un suspiro hacia Wammy y "L".

-…Creo que es mejor que se lo digamos de una vez, Wammy.-exclamó.- Al menos solo a ellos tres por ahora.-

-¿Decirnos el qué?- exigió saber Matt, quien por una vez parecía haberse olvidado definitivamente de la consola de videojuegos.

-Roger se refiere a quién pienso escoger como "L" como su sucesor.- explicó "L" mirándolos seriamente, un gesto inusitado en él.- Esta misión que va a comenzar ahora, cuando vaya a Japón, es tal vez la más difícil que vaya a hacer en su vida. Y cabe la posibilidad de que muera. Por eso me pidió que os lo comunicara antes de irse.-

Los tres chicos miraron a "L" estupefactos, a ninguno de ellos le había pasado por la cabeza siquiera la idea de ver cómo su ídolo "L" pudiese acabar muerto.

-¿Morir…?- balbuceó Mello.-

-Sí.- asintió el ojeroso joven,- Yo deseo que "L" descubra a Kira, o detenga y lo juzgue por todo lo que está haciendo ahora mismo. Pero lo cierto es que Kira está ejecutando a todos los criminales del mundo como si fueran ganado… y por lo que hemos podido ver, no tiene muchos escrúpulos a la hora de hacerlo. No existen pruebas de que vaya a respetar la vida de otros, y eso me incluye a mi mismo, a Watari y al propio "L".-

-Entonces existe la posibilidad de que Kira mate os a todos solo porque vas a intentar atraparlo.-dedujo Near.

-Exactamente. Si no lo ha hecho antes es porque sencillamente no sabe quiénes somos ni conoce el verdadero rostro de "L".-asintió el joven ojeroso con tono sombrío.- Y por eso debe elegir a un sucesor. Vosotros tres sois los mejores candidatos…. Near el primero, Mello el segundo y Matt el tercero.-

Lo dijo como si fuera una verdad irrefutable, como si realmente "L" fuera consciente de su propia muerte; obviamente el joven de cabellos desgreñados no deseaba que tal cosa pasara, y también contaba con la ventaja del anonimato… Pero la posibilidad de su muerte seguía estando ahí, y eso hizo que los tres chicos sintieran un escalofrío recorriéndoles la espalda.

Por asombroso que pareciera, todos ellos percibieron el gesto de temor que se dibujaba en el ojeroso rostro de "L" y eso no resultaba nada tranquilizador, aunque la autoconfianza de "L" parecía empujarle a sobrellevar ese temor.

Al menos esa fue la impresión de Mello, sabedor que era el propio "L" en persona quien se había pronunciado sobre sus temores.


Al final, cuando acabó la reunión, lo único realmente bueno que Mello extrajo de aquel encuentro con "L" fue la dedicatoria que él le puso en la foto que le hicieron hacía ya dos años y que el propio "L" le había pedido para poder dedicársela. Al margen de la cuestión de rangos, parecía que "L" realmente tuviera un afecto más personal hacia Mello, como si le considerara un hermano menor en lugar de solo uno de sus sucesores; eso hinchaba el orgullo y la confianza del joven esloveno, cabía la posibilidad de que "L" realmente le considerara como su sucesor.

Por su parte, Matt se llevó unas cuantas revistas de cultura "Pop" japonesa que "L" traía consigo; no es que fueran realmente importantes, pero Matt las encontraba interesantes porque en ellas se hablaba de las novedades del mercado de los videojuegos que tanto le gustaban, y pese a no entender el japonés, Matt era lo suficientemente habilidoso como para sacarles partido. Aunque aparte de esa revista había otra más llamada "Eighteen", que básicamente era una revisa de adolescentes con artículos de moda, música, cine y demás… y una extensa monografía dedicada a una joven modelo japonesa vestida de "Gothic Lolita" llamada Amane Misa que Matt encontró guapa pero excéntrica.

Aún así, el chico chico de cabello ceniza guardó la revistas con cariño al tratarse de un regalo de "L", mientras que Mello hizo lo propio con la foto dedicada, poniéndola de nuevo en el fondo de un cajón del escritorio de su habitación, sabiendo que existía la posibilidad de que ese pudiera ser el único regalo que "L" le haría.


Noviembre 2005- "Wammy's House"- Wintchester-Londres

Las campanas que anunciaban el recreo tocaron a media mañana como era lo habitual en la "Wammy's House". A pesar de estar en pleno mes de Noviembre, hacía un bien día y el sol lucía radiante en el cielo, invitando a la gente a salir a la calle. Un ruidoso grupo de chicos de todas clases y etnias salió en tropel al patio del edificio y se distribuyeron a lo largo y ancho de los espacios libres. Una parte se organizó para jugar a juegos de equipos como el Balón Prisionero, el Pañuelo, el Fútbol, la Rayuela, el Escondite y otros tantos; otros chicos simplemente se sentaron en corrillo en torno a alguna fuente o a la sombra para charlar y bromear entre sí, o simplemente leer. Por muy poco corrientes que fueran los chicos del orfanato, lo cierto es que hay juegos y actitudes que son universales en todas partes, entre ellas se incluye el hecho de ponerse a repasar a ultima hora y con los amigos los trabajos de clase al aire libre en lugar de ir a la biblioteca o simplemente estudiar a su hora.

Hubo otros que simplemente ni lo uno ni lo otro…

Linda, dando nerviosas sacudidas a sus perpetuas sendas coletas rubias a ambos lados de la cabeza, acertó a pasar junto a una puerta que daba a una de las aulas de juegos de intelecto del piso bajo. Allí alcanzó a ver un chico de unos 13 años arrodillado en el suelo de forma inusual y con la cabeza gacha sobre un puzzle que estaba montando; sus tupidos rizos albinos delataron su identidad rápidamente.

-¡Near!- le llamó, -¿Por qué no sales a jugar al patio?-

-No hace falta.- contestó este sin levantar la cabeza del marco del puzzle que armaba.

-Bah, déjale, Linda. –contestó Horace, el chico de cabellos avellana y gafas redondas, compañero de ella en las clases de arte. –No ves que siempre está igual. Near siempre está con sus cosas y no habla con nadie.-

Linda torció el gesto con disgusto. A estas alturas, después de casi un año, las palabras de "L" sobre los derechos de sucesión se habían hecho públicas, y a ojos de Linda uno de los dos posibles candidatos a suceder a "L" era increíblemente pasivo, mientras que el oro era ana auténtica bala… y lidiar con ambos, sobre todo cuando estaban juntos, era harto difícil.

Y no era para menos; cuando ella y Horace alcanzaron la puerta del patio pudieron ver al otro candidato que ya estaba enfrascado en un partido de fútbol en medio del campo pese a ir descalzo. Mello destacaba de entre todos ellos por sus ropas amplias y de marcado color negro más que por sus cabellos rubio dorado ya que en Inglaterra la gente con cabellos de ese color era bastante corriente. Lo asombroso era ver que mientras Near ignoraba a los demás como si realmente no tuvieran nada que ver con él, Mello disfrutaba socializando con todo el mundo, tanto por las buenas como por las malas.

-¡Muy bien, Mello!- gritó Matt al pasarle el balón.- ¡Tira ya!-

Mello retuvo el balón de cuero blanco con manchas negras sin problemas con los pies desnudos sobre el suelo de arena cubierto de una hierva rala a causa del continuo pisoteo de los chicos, y tras un breve regateo con otro chico que hacía de defensa, disparó a gol; el chico que hacía de portero no consiguió parar el balón y este se coló por una esquina en diagonal. Mello rió por su jugada sin saber que estaba siendo observado desde un despacho del edificio.

El viejo Roger sabía que Near no solía salir a jugar al patio, y si lo hacía era solo para jugar a juegos más pasivos que no llevasen una gran carga física; por el contrario Mello siempre estaba dispuesto a descargar todas las energías que guardaba, así que siempre solía estar en el patio jugando al fútbol o al balón prisionero. Junto a él otros muchos chicos y chicas descargaban sus energías de niñez y juventud en juegos similares… Pero ninguno de ellos sabía cuánto cambiarían sus vidas en cuanto hiciese pública la noticia, sobre todo en los casos de Near y Mello. Las muertes de L. Lwaliet y Quillsh Wammy habían sido tan repentinas que apenas había recibido algo de ellos, ni siquiera la voluntad de "L" sobre quién sería su sucesor. Pero Roger conocía a ambos, y por eso mismo imaginaba que el nuevo "L", el sucesor del recién fallecido detective y "estrella de la Wammy" no tenía por qué ser una única persona… y también sabía muy bien quiénes podían ser

Una vez acabado el descanso hablaría con ellos, y luego le comunicaría la noticia al resto de los huérfanos.

Ajeno a los pensamientos de Roger, el equipo de chicos que había improvisado un partido de fútbol en el patio se encontró con un problema. Mello, en su línea habitual, había conseguido hacerse con el balón una vez más y se disponía a repetir la jugada para marcar gol como la vez anterior… pero tuvo la desgracia que otro chico menor que él, uno del que ni siquiera recordaba el nombre (no por falta de memoria sino de interés), acertó a pasar por allí en el momento más inoportuno, haciendo que el balón se desviara de un desafortunado puntapié hacia la portería contraria, y luego chocándose contra el propio Mello al tiempo que le propinaba un pisotón en sus pies descalzos.

-¡AUCH!- exclamó el joven adolescente rubio, -¡Me has pisado!-

El chico despertó como por ensalmo del despiste con el que iba caminando al reconocer a Mello como la persona con quien había tenido la mala suerte de chocar. En este caso todos le conocían, en gran parte por su temperamento.

-¡Yo…yo!- balbuceó el chico, -¡Lo siento! ¡No me di cuenta!-

-¿¡Cómo que no te diste cuenta!?- respondió Mello enfurecido, -¿¡Tú eres idiota o qué!? ¡Me has fastidiado la jugada, me he chocado contigo y encima me has pisado!-

-Mello… Te juro que no era mi intención.-replicó el chico.

Pero el joven adolescente no se reprimió, así que sin ningún reparo alargó la mano izquierda y agarró un puñado de cabellos del chico, sujetándole firmemente.

-¡Suelta, me haces daño!- gritó el niño llevándose las manos a la cabeza.

-¡Oooh, perdona!- se burló Mello, -¡No me había dado cuenta!-

Entonces Matt se acercó a ambos mientras el resto de los chicos les miraba sin saber qué hacer exactamente. No era que Mello fuera mala persona, pero sí muy temperamental y eso podía acabar a voces con la consiguiente regañina por parte de Roger y otros profesores.

-Eh, Mello, suéltale ya.- exclamó Matt.- No sigas haciendo el tonto, que como te vea Roger vas a tener problemas.-

Mello simplemente soltó un bufido.

En ese momento las campanas que anunciaban el final del recreo comenzaron a sonar con fuerza y todos los chicos cesaron sus juegos. Las pediatras y puericulturas del centro comenzaron a llamar a los chicos del patio para que se reincorporaran a las clases mientras hacían gestos con las manos y atendían a los más pequeños.

-Venga, Mello, suéltalo y volvamos ya.- arengó Matt mientras el resto de los chicos veía por fin la oportunidad de desentenderse de la última bronca de Mello.

-Suéltame…- volvió a gemir el chico.

Mello clavó los ojos en el niño que aún mantenía firmemente sujeto por el pelo y dijo.

-Te soltaré pero cuando hayamos entrado.

Y con esto se giró arrastrando al desafortunado niño al interior del edificio en dirección a las aulas. Como todos iban en tropel, Mello podía pasar desapercibido entre las puericultoras que vigilaban a los chicos, así que forzó más la situación llevando al niño de los pelos. El chico comenzó a hacer amago de defenderse golpeando con los puños la firme mano de Mello, pero lo único que consiguió fue que este se diera la vuelta y dijera.

-No, todavía no.-

Fue por eso que no se dio cuenta que Roger venía directo hacia él mientras que era rodeado por una marea infantil.

Mello dio un respingo cuando vio que Roger le cogía por la mano izquierda y hacía que soltara al chico; el viejo inglés frotó la cabeza del pequeño para aliviar el dolor de los tirones de Mello y le dejó ir sin más. Sin embargo el joven rubio estaba demasiado asombrado por la intromisión de Roger como para actuar; esperaba que el viejo le increpara por abusar del niño, pero sorprendentemente Roger solo le mantuvo sujeto por la mano.

-Mello… Y tú también, Near.- añadió volviéndose hacia el aula donde jugaba el joven albino.- Venid los dos a mi despacho.-

-Sí. – contestó Near simplemente mientras se incorporaba llevando consigo el tablero del puzzle que estaba montando.

Sin intercambiar ninguna otra palabra, los tres se dirigieron al despacho.


Mello sabía que había algo raro en todo aquello. Al principio había pensado que el viejo Roger le increparía por su comportamiento, pero ahora tanto él como el insoportable de Near (que seguía montando un puzzle formado únicamente por piezas blancas) se encontraban frente a la mesa de ébano del despacho de Roger, quien a su vez tenía una expresión de profundo pesar en el rostro.

-¿Qué pasa, Roger?- preguntó Mello, agobiado por el denso ambiente que se respiraba.

El viejo inglés simplemente aguardó con la barbilla apoyada sobre sus dedos entrecruzados, esperando el momento de comunicarles la importante noticia. Finalmente inspiró profundamente para tomar fuerzas y anunció lacónicamente:

-"L" ha muerto.-

Eso no era nada de lo que ambos habían esperado, nada en absoluto. Evidentemente debía ser algo importante lo que Roger les iba a decir, pero "importante" no significa necesariamente "malo", aunque muchas veces ambos términos vayan parejos. Ninguno de los dos podía creer lo que Roger les acababa de decir pero sus reacciones fueron muy distintas. Near simplemente sintió un nudo en el estómago y sus manos se detuvieron en medio del proceso de ir colocando piezas del puzzle que estaba armando; por el contrario los ojos de Mello se abrieron como platos y un grito ahogado surgió de su garganta sin que nada realmente legible que pudiera entender; luego inspiró profundamente un par de veces intentando deshacer el nudo que se había formado en la garganta, y cuando por fin pudo al menos llenar los pulmones, se lanzó sobre la mesa de Roger.

-¿¡Que ha muerto!?- exclamó casi a gritos.- ¿¡Có… cómo!?-

Roger no respondió. Pese a esa actitud poco elocuente y su flema británica, el viejo estaba cubierto por sudores fríos, igualmente de afectado que todos los presentes en su despacho, incluyendo a Near que parecía permanecer al margen de la noticia mientras ponía las últimas piezas del puzzle.

Mello acabó por sumar dos y dos; no costaba mucho saber por qué había muerto "L".

-¡Lo… ¿Lo ha matado Kira, verdad?! ¡Es así, ¿no?!- siguió bombardeando Mello, -¿¡Ha sido Kira quien le ha matado!?-

Roger parecía aún ajeno a la histeria de Mello y solo murmuró:

-Puede… No tenemos esa información.-

-¿¡Cómo que no tienes esa información!?- increpó Mello,

-No sabemos cómo ha ocurrido, Mello.- contestó Roger- Solo sabemos que estaba en Japón junto con Watari investigando el caso de Kira junto a un grupo especial de la policía japonesa. Eso es lo único que puedo decirte.-

-¿¡Me estás diciendo entonces…- replicó Mello, -… que a pesar de jurar una y otra vez que mandaría a Kira a la horca… que le han asesinado!?-

Mello estaba ya fuera de si, no se contuvo más y sujetó al viejo Roger por los hombros, zarandeándole para que le diera una respuesta que realmente no podía ir más allá de lo que ya le había dicho.

-Mello… Mello… ¡Por dios, tranquilízate!- pidió Roger. –Es cierto que la última misión de Watari y "L" era descubrir a Kira… Pero no sabemos nada fijo. No sabemos si realmente fue Kira quien les ha matado.-

A Mello esas palabras le sonaban totalmente vacías y faltas de lógica. Para él todo era mucho más simple que ponerse a elucubrar posibilidades; el asunto se resumía a: "L" fue a cazar a Kira pero fue Kira quien cazó a "L". Así de simple. Lo increíble era que realmente ese asesino de masas que era Kira pudiese haber matado a "L". Era lo pero que podría haber pasado.

-No tenemos ninguna información real.- siguió respondiendo Roger.- Y no podemos averiguar qué ha pasado si todos nos ponemos histéricos.-

-Roger está en lo cierto.- contestó una voz suave y aniñada tras Mello.- Si no vences en un juego montando las piezas como en un puzzle, tan solo eres un perdedor.-

Mello, aún con los ojos desorbitados por la noticia, se giró balbuceante hacia el chico albino que acababa de pronunciarse dando la razón a Roger… y haciendo que Mello pareciera un incompetente. Near había acabado de montar su puzzle y ahora lo desarmaba dejando caer las piezas del tablero sobre el suelo sin importarle la opinión de Roger sobre cosas como llenar su despacho de trastos. Su gesto parecía querer ilustrar todavía más lo que había dicho.

Fue entonces cuando Mello reparó en lo que conllevaba todo aquello. "L" y Watari estaban muertos, Kira seguía libre y haciendo sus purgas, el orfanato de la "Wammy's House" se había quedado sin sus dos cabezas más importantes, y seguramente de una importante fuente de recursos para seguir funcionando. La única manera que no se fuera todo al garete era que alguien continuara con la labor de "L"… Y eso no podía hacerlo cualquiera.

Mello sabía muy bien que tanto Near como él eran los más próximos candidatos para suceder a "L", pero la última vez que el chico rubio vio con vida a su mentor e ídolo, este aun no había dicho nada sobre quién sería su sucesor.

-Ro... Roger.- comenzó a decir Mello, -¿A… a quién eligió "L" como su sucesor?... ¿A Near o a mí?- preguntó balbuceante.

Hubo un silencio incómodamente largo, solo roto por las piezas del puzzle que Near estaba comenzando a montar de nuevo. El chico albino, al contrario que Mello, parecía totalmente ajeno a lo que estaba ocurriendo dentro del despacho de Roger, pero todos los que allí se encontraban sabían perfectamente que Near no era en absoluto indiferente y que también estaba esperando la respuesta de Roger.

Finalmente el viejo contestó:

-A ninguno de los dos. "L" Murió antes de poder decir o hacer cualquier clase de elección, y una vez muerto no pudo elegir.-

La respuesta de Roger tenía lógica y además indicaba que el propio "L" no tenía previsto que esto ocurriera hasta tal vez instantes antes de que sucediera el fatal desenlace. Pero la explicación de Roger, aunque cierta, era descorazonadora. Mello simplemente se quedó inmóvil en su puesto, incapaz de articular palabra; nunca había pensado que todo el esfuerzo que hizo durante años acabase así, como un suspiro.

Roger, sin embargo, sabía qué debía decirle a esos dos muchachos que (al menos uno de ellos) aún seguían jugando al balón mientras resolvían complicados problemas de lógica y matemáticas además de ensayos de todo tipo. A sus ojos, que muy posiblemente conocían bien los de "L", solo había una solución mejor sobre todas las demás.

-Mello, Near… ¿Por qué no unís vuestras fuerzas?- sugirió en tono serio, -Entre los dos podréis continuar con el trabajo de "L" y seguramente conseguir mejores resultados de los que logró el propio "L".-

Mello no se podía creer lo que acababa de escuchar. ¿Unir sus capacidades con las de Near? ¿Trabajar juntos?... ¿Con ese?

Y para rematar la situación, Near contestó impasible con su voz aflautada.

-Sí, sería lo más apropiado.-

A Mello le comenzó a temblar el labio y acabó por mordérselo para contenerlo. Le retorcía el estómago la sola idea de ver que Roger había sugerido que trabajara junto a Near, y el propio Near –siempre impasible- había accedido como si no le importara nada… justo después de haber sugerido que Mello era un incompetente. Para el joven adolescente de cabellos rubios la respuesta estaba clara.

-Eso que estás sugiriendo es imposible, Roger.- contestó Mello como si fuera un hecho consumado.- Sabes muy bien que Near y yo no nos llevamos bien, y que siempre estamos compitiendo por ver quién es el mejor.-

Por la mente de Mello empezaron a pasar todas las veces que había estado esforzándose para sacar los mejores resultados, y todas las mismas veces que Near le había superado y cómo sus compañeros le aclamaban por ello

.- Yo siempre quedo en segundo lugar… No importa cuánto me esfuerce y cuánto pugne… Siempre quedo igual.-

Roger miró a Mello con una mezcla de comprensión, piedad e impotencia. Sabía que a Mello le dolía la muerte de "L", eso era obvio; e igualmente sabía que le dolía ser el segundo y no haber sido escogido (oficialmente) como sucesor de "L". Pero lo que le dolía a Mello en realidad era su complejo de inferioridad, la verdadera causa de querer ser siempre el primero, el deseo de sentirse útil, querido e importante. Para Mello, convertirse en el sucesor de "L" y derrotar a Near no era el fin último, sino solo la encarnación de su deseo de querer superar su complejo. Las razones que luego Mello tuviera para convertirse en el nuevo "L"

Sin embargo lo que Mello dijo a continuación resultó ser una completa sorpresa:

-…De acuerdo, Roger: Near será oficialmente el nuevo "L". Le cedo el puesto.- Mello sintió que debía explicar las razones de su decisión.-…Lo hago porque al contrario que yo, Near es totalmente capaz de actuar con sangre fría, sin ninguna emoción, como si resolver un problema solo fuera como montar un puzzle.- inspiró profundamente- Pero eso yo no puedo hacerlo, siempre me dejo llevar y al final lo estropeo por fallos tontos.-

Roger sabía que Mello estaba en lo cierto y ahora podía ver que el chico rubio realmente era consciente de cuáles eran sus faltas y que eso le había empujado a declinar a favor de Near; pero no se esperaba lo que Mello iba a hacer a continuación. El chico embutido en sus ropas negras comenzó a girar sobre sus talones desnudos sobre el suelo de moqueta, haciendo amago de querer marcharse. Entonces anunció:

-Yo me retiro, cedo todos mis derechos de sucesión a Near…Y también me retiro de este centro.-

Roger dio un respingo, no había imaginado que el rencor de Mello llegara hasta ese punto; el viejo inglés se incorporó de un salto y exclamó:

-¡Mello, espera!-

-No insistas, Roger. Haz lo que quieras.- contestó Mello apretando los dientes con rabia- Yo recogeré la herencia que me corresponde como miembro de esta institución y me marcharé de aquí. Ya no hay nada que me obligue a permanecer más tiempo en esta institución. Pronto cumpliré los 15 años y podré vivir a mi manera.-abrió la puerta – Aunque mientras que Near ejerza como el "L" oficial, yo atraparé a Kira por mi cuenta. Puedes comunicar mi decisión a todos los demás. ¡Adiós!- y salió de allí dando un cerrojazo.

Roger se quedó mirando la puerta de su despacho, la misma por donde Mello acababa de salir, sin saber qué hacer exactamente. Estaba consternado por la decisión de Mello, lo ideal habría sido que ese chico esloveno hubiese aceptado formar equipo con Near, pero la muerte de "L" había sido tan repentina e inesperada que no había habido tiempo suficiente como para crear esa condición. Mello siempre sufrió un fuerte complejo de inferioridad, en especial hacia Near, y eso sumado al "shock" por la muerte de "L", habían precipitado su decisión radical de desentenderse de la "Wammy's House" de ahora y parecía que para siempre. De alguna retorcida manera Mello había llegado a la conclusión que él ya no era importante en el orfanato que le había visto crecer, que las razones que le ataban allí se habían esfumado, y que debía continuar por su propio camino al margen de la institución. No obstante atrapar a Kira y vengar a "L" también parecían seguir siendo la parte fundamental de sus objetivos.

Entonces Near le sacó de esos pensamientos.

-Roger.- le llamó el chico albino sin levantar la vista del puzzle que estaba volviendo a montar,- Mello ha tomado su decisión y esta vez va en serio. –Suspiró.- Hubiese preferido que trabajáramos juntos, eso habría sido lo ideal… Pero solo "L" le habría podido convencer para hacerlo.-

-Lo sé. Pero debía intentarlo.- contestó Roger sentándose de nuevo.- ¿Y tú. Near? ¿Tomarás el relevo de "L"?

-Sí, lo haré.- contestó el chico albino levantando la vista del puzzle.- Espero estar a la altura de las circunstancias.-

-Gracias Near, me alegro por ti.- sonrió Roger por primera vez desde que empezó a hablar con los chicos.- Si Mello quiere realmente abandonar la "Wammy's House", lo dispondré todo para que sea así. También informaré a todos vuestros compañeros de lo que ha pasado…. Ellos también deben saberlo.-

-Gracias Roger.- respondió Near con voz magnánima.- Yo también lo haré.

Near sabía que la "Wammy's House" se iba a enfrentar a una grave crisis por todo lo que acababa de pasar, y también sabía que volvería a encontrarse con Mello algún día en el futuro.

Dos días más tarde, los compañeros de Mello que habían convivido con él en la "Wammy's House" durante años, vieron como este se había puesto ropas de calle y caminaba por los pasillos en dirección a la verja de la salida del recinto llevando sobre un hombro una pesada bolsa de viaje. Ese día además, llovía con fuerza y la mayoría de los chicos de la "Wammy" no habían salido al patio por esa razón; por eso mismo muchos de ellos le vieron marchar por los pasillos, salir al patio a pesar de la lluvia y luego abandonar el inmenso edificio victoriano de la "Wammy's house" sin mirar atrás ni decir una palabra pese a las preguntas de sus compañeros.

-¿Qué le pasa?- exclamó Linda al verle marchar, -¿A dónde va?-

-No lo sé… No me ha dicho nada.- contestó Matt, -Lleva dos días muy raro y no ha querido hablar con nadie.-

-Pues parece que… se marcha.-aventuró otro de los chicos con quien solía jugar al fútbol.

-Imposible.-contestó Matt, incrédulo.

-Pero… así lo parece.- replicó Linda.

Pocos días más tarde, todos los chicos de la "Wammy" sabrían qué había pasado realmente…


Linda abrió con un crujido la puerta del cuarto de Mello mientras que Matt y Near aguardaban tras ella. El cuarto estaba en penumbra, tan solo iluminado por un haz de luz que entraba por la ventana ya que la persiana estaba echada hasta la mitad y las cortinas tapaban el resto de la luz que pudiera entrar. No obstante, cuando ella abrió por completo la puerta, pudo ver que la habitación estaba prácticamente vacía de objetos personales aunque sí había un olor dulzón en el aire producto de las múltiples tabletas de chocolate que habían pasado por esa habitación durante años. Near y Matt se asomaron tras ella y pasearon la vista por la habitación pero sin atreverse a entra, hasta que finalmente Linda lo hizo y se dirigió hacia la ventana donde descorrió las cortinas y subió la persiana para iluminar la habitación. Al hacerlo, la tibia luz invernal de Noviembre que inundaba todo después de la lluvia, alumbró toda la estancia y los rostros de los tres chicos dándoles una nueva perspectiva del lugar.

Ahora pudieron ver claramente que solo los libros de texto y los CD's de datos mezclados con algunos de música tipo "Death Metal" entre otros seguían adornando las paredes; también había un crucifijo sobre la cabecera de su cama, cosa normal ya que Mello siempre fue bastante religioso, y un mapa de Europa escrito en esloveno adornando una pared aunque una de las esquinas del mismo colgaba precariamente. Aparentemente Mello se había llevado solo lo necesario y había dejado los objetos que había juzgado como solo una carga; no obstante los tres chicos se repartieron por la habitación para registrar los armarios y los rincones de forma que metieron las narices en prácticamente todas partes.

-… ¡Ese cabrón!- exclamó Matt sin creérselo.- ¡Se ha ido de verdad! ¡Y sin decir nada!-

-Sí lo dijo, Matt.- contestó Near con su acostumbrada frialdad, - Solo que los únicos a quien nos lo dijo fue a Roger y a mí.-

-Pues por eso mismo.- bufó Matt, -No le dijo nada a ninguno de nosotros, ni a mí, ni a Linda, ni a nadie más… ¡Y se ha llevado hasta los calcetines! Está claro que no piensa volver.-

Matt consideraba a Mello como su amigo, tal vez no su mejor amigo pero sí uno de sus más cercanos, y desde luego que le comprendía bien. Pero se sentía traicionado por la forma en que Mello les había abandonado a todos solo porque se sintiese dolido por la muerte de "L" y que Near ahora fuese su sucesor legal en lugar de él mismo. Era cierto que Mello y Near nunca se habían llevado bien, que muy difícilmente habrían podido trabajar juntos como equipo para sustituir al verdadero "L", pero eso no era excusa suficiente. Matt también era el tercero en la línea de sucesión, así que también se sentía al margen de lo que había ocurrido; con él no habían contado en absoluto y sentía que él también tenía derecho a opinar de alguna forma.

-Si lo hubieseis hablado de otra forma, habría sido distinto.- les increpó Linda,- ¡Pero, noooo! Vosotros dos siempre igual y al final lo fastidiasteis todo.-

-Linda, ya te lo he dicho. Mello renunció a sus derechos de sucesión de "L" y permitió que yo fuese su sucesor. Todo esto fue su decisión.- contestó Near con voz lacónica mientras trasteaba en los cajones del otrora escritorio de Mello.

-Ya… pero lo podríais haber solucionado de otra forma.- siguió increpándole ella.

-Yo no tengo nada que ver con vuestras peleas.- declaró Matt desde el fondo de la habitación mientras miraba debajo del colchón en busca de algo interesante.- Pero también estoy enfadado por todo lo que ha pasado.-

Sin embargo el chico albino que caminaba con los pies enfundados en unos gruesos calcetines, simplemente siguió ignorándoles de una forma demasiado descarada; parecía estar mirando algo que hubiese encontrado en un cajón. Linda y Matt se dieron cuenta de que Near no les ignoraba solo por capricho sino por algo más.

-¿Qué pasa?- preguntó la chica de las coletas.

-He encontrado algo.- contestó Near con sencillez.

-¿El qué?- preguntó Matt, -¿Qué es?

-Una foto.- contestó Near volviéndose hacia ellos y mostrándoles la foto,- La foto de Mello… Esa que le hicieron hace un par de años y que le dedicaron el día que estuvo Wammy aquí antes de irse a Japón.-

Efectivamente, Mello había dejado olvidada la foto –la única que había tenido de él- en el fondo del cajón de su escritorio. En ella lucía muy similar al retrato al carboncillo que Linda le había dibujado tiempo atrás a modo de premio, pero su expresión era un tanto más dura. Sobre el reverso de la foto se encontraba escrito "Dear Mello" en cuidadosa caligrafía inglesa, una nota dejada por "L" para él, aunque Near no sabía que ese chico larguirucho que se la había firmado era en realidad "L".

-…A lo mejor se la ha dejado a propósito.- aventuró Linda,- Tal vez no quería marcharse así, sin más.-

-No creo.- contestó Near.- Pienso que ha sido un despiste suyo.- Near suspiró pesadamente, -Siempre se deja llevar por el impulso y no se da cuenta de los detalles como este.-

-Ya, ya, ya…- le interrumpió Matt, -Pero, ¿qué hacemos ahora con la foto? En cuanto Mello se de cuenta que ya no la tiene, querrá recuperarla.-

-Podría ser que realmente se la dejara a propósito.- aventuró Linda,- Si es así, deberíamos dársela al Sr. Roger.- sugirió.

-No, "L" era muy importante para todos nosotros, Mello no se habría dejado algo así intencionadamente. Yo me la quedaré.- contestó Near, -Mello me considera su adversario… así que por fuerza nos encontraremos en el futuro y me reclamará lo que es suyo.-

-O sea, que como Mello te tiene tanta rabia, vendrá a buscarte para recuperar la foto porque sabrá que tú la tienes y no cualquiera de nosotros.- resumió Matt.

-Exacto.-

-Near tiene razón, Matt.- añadió Linda,- Lo más probable es que nosotros no le veamos más pero Near sí lo haga.-

Matt se cruzó de brazos sintiéndose más traicionado todavía.

-Vale… Pero si es así, espero que estés a la altura del viejo "L".- declaró.


N de A. sobre este capítulo: Leí por ahí que Ohba había comentado que la "Wammy House" era más bien un colegio donde los niños se pasaban el día encerrados en sus habitaciones sin tener vida social y dedicándose solo a los estudios... cosa que explicaría el carácter de "L". Pero eso NO es lo que se ve en la serie ni el manga, y además es contraproducente para desarrollar la psique humana, así que no lo doy por canon. La verdad es que ha sido divertido escribir este primer capítulo; no suelo escribir sobre cosas de niños y de alguna manera he querido reflejar el ambiente de un internado como este (de niña estuve en uno durante un tiempo), así que también ha sido un reto.