Prologo:
Esto es isla Dragón de Plata, presumimos un clima intenso que en verano te quema la piel y en invierno te causa hipotermia en el hígado, tenemos pesca, cacería, y los mejores caballos, y una encantadora vista del atardecer, pero lo malo, son las plagas, algunos lugares tienen mosquitos o langostas, pero nosotros tenemos…
-¡Dragones!-grito una chica de diecinueve años cerrando de golpe una puerta antes de que un dragón le lanzara un chorro de lava.
600 años atrás, nosotros no matábamos dragones, sino que los entrenábamos, pero hubo unas cuantas clases de dragón que nunca pudimos domar y que empezaron a atacarnos, el rey de ese entonces declaro que los dragones eran peligrosos, y que al igual que los vikingos teníamos que empezar a matarlos antes de que ellos nos mataran a nosotros, justo después de terminar su discurso "ese" dragón se llevó al rey, ya que a veces los dragones secuestraban personas y Thor sabe que hacían con ellas, lo más probable es que se las comieran, al hacer esto se confirmaron las sospechas del reino y la amistad entre los dragones e isla Dragón de Plata se terminó y todo aquel que intentaba entrenar a un dragón era acusado de alta traición y era exiliado a Thor sabe dónde. Mi nombre es Aravis, lindo nombre cierto, pero no es el peor, nuestros vecinos los vikingos piensan que un nombre horrible ahuyenta a los trolls y a los gnomos, yo creo que su "encantadora" actitud los ahuyenta perfectamente.
Una muchacha de unos 19 años salió de un gran castillo y comenzó a correr a la herrería, vestía un vestido que llegaba antes de las rodillas y con mangas amplias hasta el codo, el vestido era de color azul marino y con todos los bordes de color dorado, usaba un pantalón de lino negro y guantes de arquería hasta el codo también negros, botas de color café poco antes de las rodillas y un cinturón de tela dorada en la cintura, con las tiras hasta las rodillas, y otro de cuero en la cadera, a la izquierda había una vaina de espada vacía( se había olvidado su espada en casa) y a la derecha, un carcaj lleno de flechas, tenía un tez realmente blanca, como si se hubiese dado un baño de leche, ojos azules como el hielo, y una larguísima cortina de cabello café hasta las rodillas, con un flequillo desordenado y dos mechones entrelazados como crinejas detrás de las orejas que terminaban cada una en pequeño lazo morado. Por el camino hasta la herrería un montón de gente le decía cosas como:
-¿Qué haces aquí?
-¡Vuelve a tu casa!
-¡Solo nos vas a estorbar!
Antes de llegar se tropezó con alguien de armadura plateada, cabello rubio platino corto y ojos azules, y de repente se encontró alzada en el aire.
Él es el príncipe Elric, príncipe regente de este lugar, no es el rey a pesar de tener 29 años ya que antes de que sus padres murieran, él se había juramentado como caballero de la Guardia Real, así que perdió su derecho al trono, pero como el otro heredero es aún menor de edad, él es el regente. Dicen que cuando era muy pequeño, decapito con su espada a una pesadilla monstruosa, que si lo creo, pues claro que sí.
-¿¡Que hace otra vez afuera?!- grito señalando a Aravis con una mano mientras con la otra la sujetaba en el aire- ¡¿Qué haces afuera?!- grito mirándola con el ceño fruncido- ¡Ve a cubrirte!-entonces al soltarla se dirigió a un soldado que tenía al lado- ¿Que razas nos atacan?- pregunto.
-Nardders mortales, Cremallerus Espantosus, Gronckles y Victarion Targaryen vio una Pesadilla Monstruosa.
- ¿Algún Furia Nocturna?
-No, mi señor.
-Perfecto.
Aravis siguió su camino hasta que llego a la herrería y se encontró con un hombre adulto muy grande, con cabello negro muy corto, un extraño y realmente largo bigote negro con unas pocas canas, y un ojo negro y el otro verde. Le faltaba una mano y en su lugar tenía un raro martillo.
-Buenos días Aravis, ¿De qué me perdí?
- Nardders, Cremallerus, Gronckles, etc. Lo normal.- Respondió esta al tiempo que se ponía un delantal algo desgastado.- Y como siempre no me dejan salir a matar dragones.
- No me sorprende- respondió el otro con sinceridad.
- Es que los dragones no sabrían que hacer con esto- Dijo ella mientras flexionaba los brazos.
-¿Necesitan mondadientes, no?- dijo este sarcásticamente.
El soquete sarcástico de manos intercambiables y ojos de diferente color es Harrold Hightower, mi mentor y maestro de herrera desde que era pequeña, bueno más pequeña, todos lo llaman Bocón, ya que no sabe guardar un secreto y a menudo habla con sarcasmo, yo prefiero llamarlo Sir Bocón el Soquete.
En eso se escuchó una explosión y Bocón sujeto a Aravis antes de que esta intentara salir.
-¡oh vamos Bocón!, ¡Solo saldré un momento, matare un dragón y mi vida cambiara infinitamente!, ¡Quizás hasta me consiga un novio!- Replico Aravis.
- Los escudos y los mazos te pesan, necesitas crear tus propias espadas, que no son más grandes que una de juguete, y no puedes lanzar una de estas- Dijo Bocón mientras levantaba unas boleras, que de inmediato un soldado le arranco de las manos y se la lanzo a un Gronckle que se escapaba, derribándolo al suelo.
- Lo sé, lo sé, pero esto las lanzara por mí,-dijo colocando su mano sobre una máquina de madera extraña, pero cuando coloco su mano sobre ella, de inmediato se disparó una bolera que golpeo en la cabeza de otro soldado y este cayó al suelo noqueado.
-¡ves! ¡A esto me refería!- grito Bocón.
- Eso fue un error de calibración- Se apresuró a excusarse ella.
-tu sabes, que si quieres salir un dia a matar dragones tienes que cambiar todo… esto.- Dijo señalándola completa.
-Ahhhhh.-Dijo ella sarcasticamente
-Tu…tu te vas a meter en problemas por mantener toda mi… vikinguez bruta encerrada… ¡Mira que habrá consecuencias!- Replico ella.
-Creo que me arriesgare, afila, la espada, ahora-ordeno Bocón.
"Soquete bobo"-Pensó Aravis derrotada.
-¡Bocón te necesitamos ahora!- Grito el príncipe Elric mientras se asomaba a la herrería. Bocón rápidamente cambio su garfio de maso a un garfio de hacha y le dijo a Aravis antes de salir:
-Bueno, cuida el fuerte mientras no estoy. No te muevas, quédate ahí y afila las armas, tú me entiendes. ¡AARGHHHHHHHHHHHH!- Lo último fue un grito de guerra que lanzo mientras salía de la herrería corriendo. En eso Aravis ve una oportunidad, se arranca el delantal, toma su máquina (como si fuera una carretilla) y salió corriendo de la herrería escuchando gritos de molestia por parte de los guerreros que esperaban que les afilaran y/o les dieran armas.
-¡Lo siento!, ¡Vuelvo en un momento!- Respondió ella a las personas molestas.
Todos aquí me consideran un estorbo, alguien invisible, ya que no puedo hacer lo que más se hace aquí: matar dragones. Nardder Mortal, matar a uno de ellos haría que por lo menos me notaran. Gronckles, testarudos y grandes, matar a uno de ellos, definitivamente me ganaría un novio. Cremallerus Espantosus, exótico, dos cabezas, el doble de estatus. Pesadilla Monstruosa, estos tienen la mala costumbre de prender fuego a su cuerpo, solo los más experimentados y valientes guerreros se atreven a matar a este dragón, matar a uno cambiaria mi vida por completo. Pero el mayor premio de todos es el dragón que nadie ha visto, nosotros lo llamamos…
-¡Furia Nocturna!, ¡Al suelo!- grito un soldado al escuchar un extraño sonido, y justo un segundo después una bola de fuego de color morado muy brillante y claro se disparó contra la torre de vigilancia, y durante una fracción de segundo se pudo observar una silueta de color negro volando a toda velocidad frente al fuego, después otra bola de fuego se disparó contra la torre y esta se destruyó por completo.
Furia Nocturna, el más raro de todos los dragones, nunca se llevan comida, nunca se dejan ver y sobre todo, nunca fallan. Nadie en más de 700 años ha visto, y mucho menos matado a uno, ni siquiera cuando se entrenaban dragones lograron domar a uno de estos, ya que se consideraban dragones muy orgullosos y desconfiados.
Aravis se paró frente a los restos de la torre cuando los soldados se fueron para ayudar a otros, abrió la máquina
-Vamos, dame un blanco- murmuraba-por favor.
Ya que aún no amanecía, el cielo estaba muy oscuro y salpicado de estrellas, entonces durante un segundo vio que unas estrellas se desparecían y volvían a aparecer, lanzo una bolera y se cayó al suelo, se escuchó un largo rugido de Furia Nocturna (es fácil distinguir su rugido ya que ningún otro dragón hace un sonido semejante) se levantó rápidamente aun sin poder creerlo.
-Le di… ¡Le di! ¡Le di a un Furia nocturna! ¡Genial! ¿Alguien vio eso? ¿Alguien vio como lo hice?-exclamaba rebosante de alegría, sigilosamente un Pesadilla Monstruosa se paró detrás de ella, y cuando esta se volteó añadió-Aparte de ti- Dijo con ironía.
Elric se dio la vuelta rápidamente al escuchar un largo grito de Aravis, y volteo hasta el lugar donde la vio corriendo, huyendo de un Pesadilla Monstruosa que la perseguía. Esta se escondió detrás de un muy grueso poste de madera que sostenía en lo alto una ballesta muy grande, que solo usaban en caso de emergencias, en el preciso instante en que el dragón le lanza un abundante chorro de lava, mientras se cubría la cabeza con ambos brazos, cuando levanta la cabeza, la gira hasta mirar por encima de su hombro para ver si el dragón aún estaba allí, el dragón se le acerco por el lado en que no estaba mirando y ya iba a morderla cuando de repente, Elric le asesto un golpe con su espada y lo alejo de la chica. En esto el dragón intento lanzarle al príncipe un chorro de lava, pero no salió nada de su boca.
-Ya no tienes eh- dijo Elric. Después de una corta pelea, todos los dragones se marcharon volando, algunos llevaban ovejas y ganado.
La torre de vigilancia termino de caer, y con cada fuerte sonido que producía, Aravis hacia una mueca. Se volteo, hacia el príncipe, y con solo ver la forma en que este la miraba supo que le iba a lanzar una buena bronca (y posiblemente una sarta de palabrotas).
Y hay algo más de mí que tienen que saber…
-Lo siento, hermano.-Dijo Aravis. Se hizo un silencio muy incómodo, su hermano parecía a punto de estallar.- Pero le di a un Furia Nocturna.- Dijo para romper el silencio. Pero en cuanto lo dijo, su hermano la agarro por la nuca y comenzó a arrastrarla de vuelta hasta el castillo.- ¡No como las otra veces, hermano!, ¡Esta vez de verdad le di!, ¡Ustedes estaban ocupados y tuve un tiro libre y cayó cerca del bosque de los dioses!, ¡Vamos a buscarlo y…
-¡Basta!- Grito Elric.- Cada vez que pones un pie fuera del castillo se desata el desastre. ¿Por qué no puedes acatar las más simples órdenes?, ¡En estos momentos tengo cosas más importantes que hacer que buscar Furias Nocturnas imaginarios!, ¡Como por ejemplo pensar en qué demonios voy a hacer para alimentar a todo el pueblo!, ¡El invierno se acerca y los dragones se fueron con casi todo el ganado y las ovejas!
-Aquí entre nos, al pueblo le hace falta menos alimento- Dijo Aravis irónicamente.
-¿Por qué no puedes quedarte en el maldito castillo por una vez?-Gimió Elric.
-No puedo evitarlo hermano, veo un dragón y… tengo que… matarlo ¿no?...es lo que soy-Dijo Aravis.
-Ay, eres muchas cosas Aravis, pero una cazadora de dragones no eres,-Dijo Elric frotándose las cienes.-Fíjate que llegue- Le dijo a Bocón. Bocón le dio un golpe en la cabeza a Aravis. Y comenzaron a andar hasta el castillo. Varios otros adolescentes estaban disfrutando de la bronca que le lanzo Elric a Aravis.
-Guau, te felicito, alteza, nunca vi a nadie meter la pata así.-Dijo Myrcella, la líder ese grupo. Era una chica alta, de cabello negro hasta los hombros y ojos color gris claro. Era la líder del grupo ya que su padre era el capitán de la guardia real.
-Gracias, muchas gracias,- Respondió Aravis sarcásticamente.-al menos lo intente ¿sí?
Bocón tiro al suelo a Myrcella en cuanto paso al lado de ella.
-…En verdad le di a uno…
-Si, claro.- Respondia Bocon.
-…Es que él nunca escucha...
-Es de familia.-Dijo bocon.
-... y cuando escucha, habla con un tono, decepcionado, como si alguien le pusiera poca carne en su sandwich-Se quejó Aravis cuando estaban en las puertas del castillo.-Disculpe, señora madre, pero creo que me trajo al hermano menor equivocado. Pedí un hermano extra grande, con brazos fuertes, agallas y gloria de guarnición, y esto, ¡esto es un pescado parlanchín!.- Dijo Aravis imitando a su hermano a la perfección.
-Estas siendo muy dura contigo misma Aravis,- le dijo Bocón-no es como te ves por fuera, es lo que tienes dentro lo que no resiste.
-Gracias por recordármelo- Dijo Aravis con sarcasmo.
- El punto es, deja de esforzarte tanto en ser algo que no eres.
- Solo quiero ser una de ustedes. Aravis entro al castillo, fue a su habitación y se tumbó en la cama.
-Que no daría yo por volver a ver a Hipo y a aleda, su gemela, al menos ellos me entendían.- se sentó en su cama, extendió sus manos e hizo un pequeño copo de nieve, aunque era un secreto para todos, ella siempre tuvo la capacidad de hacer magia, y especialmente le gustaba la invernal. Sabía que había otras personas que hacían lo que ella hacía, por ejemplo, Audrey, la prima de Hipo, pero todas esas personas estaban en Isla del Misterio, y ella no podía pedirle a su hermano que la dejara ir sin tener también que decirle lo de sus poderes. Se hartó de estar en su cuarto y tomando su espada, Brillo Plateado, y se acerco a la ventana, y salto.
Su ventana siempre ha tenido un árbol grande junto a ella, de esa manera Aravis siempre logra escapar de su cuarto sin que Elric se entere. Comenzó a correr con rumbo hacía el Bosque de los Dioses para buscar al dragón.
