¡Hola de nuevo a todos los conocidos y a los desconocidos también! Aquí vengo con otra historia, aun no termino LDMA (de Harry Potter), sin embargo, tengo días con esta idea en mente, y no me pude contener. Destinos cruzados es un crossover de Playful Kiss y Boys Before Flowers (Boys Over Flowers), así que si quieres entenderla mas fácilmente, te recomiendo que veas ambos dramas.
Como sabran, ninguno de los dos dramas me pertenecen, de ser asi, en BBF Yi-Jeong hubiera tenido al menos un beso con Ga-Eul, Woo-Bin seria mi esclavo personal y en PK Oh Ha-Ni definitivamente le hubiera dado algunos buenos golpes a Beak Seung-Jo por su estupidez.
Las notas y especificaciones están al final.
Destinos Cruzados.
Prologo
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Existen los hilos del destino, pero ¿Existen también los accidentes del destino?
Lo detestaba, si en sus manos estuviera, le retorcería el cuello lentamente y de ser posible, le deformaría su endemoniadamente perfecto rostro con algunas patadas, puños o mínimo, arañazos. Sonrió tan solo con imaginar la reacción que ese Don Juan de primera tendría al ver su rostro maltratado; Ha Jae-Kyung estaba más que segura que con un solo rasguño, el heredero de II-Sim Constructions borraría su cínica sonrisa y saldría corriendo a ver al cirujano plástico.
Sin poder evitarlo, soltó una carcajada
La mente de la heredera del Grupo JK –una de las potencias económicas más grandes de Corea– desvariaba en los posibles "imprevistos" a los que podía exponer al sujeto que en los últimos meses le causaba dolores de cabeza, al mismo tiempo que conducía por las calles de Seúl. Jae-Kyung era una persona de armas tomar, con una personalidad extrovertida, físicamente atractiva, asquerosamente rica e hija única, dando como resultado a una mujer caprichosa y con muy poco sentido común; Jae-Kyung estaba acostumbrada a tomar y hacer lo que le venía en gana, como cualquier niña rica. Años atrás, se había visto envuelta en un enredoso matrimonio arreglado, el cual había terminado en un rotundo fracaso. En parte su personalidad había tenido mucho que ver, pues se había aferrado a un hombre que no la quería, pues su corazón ya estaba ocupado, pero el detonante definitivo, había sido que la tercera en discordia resulto ser su única amiga. En esa ocasión había aprendido una lección de humildad, pero una personalidad de años no se borraba tan fácilmente.
Jae-Kyung pasó algunos años en Estados Unidos, tiempo suficiente para sanar su corazón y convertir el amor que le tuvo a su exprometido como un simple recuerdo, uno bonito y cálido. Así que una vez superada esa etapa de su vida, regreso a Corea, aunque si hubiera sabido que ahí su vida tendría que estar en contacto con cierto F4, hubiera permanecido en América por muchos años más. El deportivo que conducía aumento la velocidad drásticamente, agitando el corto cabello negro de Jae-Kyung y sacando el susto de su vida a un par de peatones con mala suerte que se atravesaron en su camino.
– ¡Pagaras Song Woo-Bin! – Grito la chica al viento, buscando sacar el malhumor, ya que sus pensamientos de nuevo habían terminado en el príncipe de la mafia. Porque ella era infantil y escandalosa, si, pero también era una mujer con educación en el mundo de las finanzas y las grandes empresas: seria una verdadera tonta si no supiera a esas alturas de su vida los trabajos turbios en los que la familia del Song estaba envuelta.
Apretó los puños sobre el volante. De nuevo estaba pensando en él, pero era imposible no hacerlo, si en los últimos meses se aparecía siempre en todo lugar que ella estaba, siempre con esa sonrisa taimada y sus perfectos modales de caballero, aunque claro, los modales le duraban tan solo minutos, ya que todos sus encuentros terminaban en discusiones. No importaba a donde fuera, Woo-Bin parecía tener un rastreador incrustado, uno que por desgracia, siempre apuntaba hacia Jae-Kyung. Giro de improviso hacia su derecha, pasándose un alto, buscando mezclarse con el tráfico de una avenida más transitada y con una mínima esperanza de perder de vista a su seguridad privada y de paso, a la del F4.
Pero solo a ella se le ocurría tomar prestado –sin pedir permiso– uno de los vehículos de ese sujeto. Una vuelta más, y otra y otra, sin embargo, las camionetas aun le seguían el paso. Estuvo a punto de darse por vencida, igual, el coraje ya había pasado, cuando su celular sonó. Jae-Kyung dudo en contestar o no, pero al final, oprimió el botón verde –sin descuidar la velocidad del vehículo– y dando gracias a la tecnología, la voz de su interlocutor se escucho en todo el carro.
– Eres una salvaje, mono. Pero te advierto que donde le hagas un rayón a mi auto, no te alcanzara toda la vida para pagarme – la chica bufó, indignada al escuchar que él solo se preocupara por el auto.
– De saber que eras tú, no hubiera contestado, es más, colgare.
– ¡No te atrevas! – El chico levanto la voz, dando su mayor esfuerzo en mantener su compostura. – Hablo enserio Mono, quiero mi auto de regreso, sano y salvo. – Dijo Woo-Bin, enfatizando las últimas palabras.
El joven coreano, perteneciente a los F4 –nombre con el que eran conocidos él y sus tres mejores amigos desde jóvenes, dado que sus nombres hacían referencias a flores, además de muchos otros factores que tenían en común– era conocido por su encanto con las mujeres y unos modales envidiables, sin embargo, siempre que trataba con la heredera del Grupo JK, le era complicado ser él mismo.
– Haces mucho escándalo por un simple auto.
– No es un simple auto. Pero deja de comportarte como una chiquilla, o al menos, no lo hagas cuando de ello depende la vida de mi preciado deportivo. – Woo-Bin se pateo mentalmente cuando escucho reír a Jae-Kyung. Era esa risita maliciosa que usaba cuando tramaba algo. Suspiro y estuvo tentado a pedirle disculpas a la chica por reírse de su peinado.
Porque si, su precioso automóvil, su deportivo, su único amor estaba en manos de una loca por que él, el príncipe de la mafia, había osado reírse del nuevo corte de cabello que la azabache. Pero Woo-Bin se declaraba inocente, el no era culpable de que molestar a Jae-Kyung le causara tanto placer y diversión, y mucho menos, era culpable que ella fuera tan volátil.
– Enserio Jae-Kyung-ssi, ese… ¡Que fue ese ruido! ¡Mono…tu…!
Pero la llamada se había cortado, no sin antes dejarle escuchar a Woo-Bin el sonido que hacían las llantas al frenar de golpe y un grito ahogado de la chica mono. Irónicamente, el primer pensamiento que tuvo, era que Jae-Kyung estuviera sana y salva; el auto había pasado a segundo plano.
Oh Ha-Ni es una chica despistada, torpe hasta decir basta, con una tendencia ridícula a sufrir accidentes pero con un gran corazón y una fuerza de voluntad admirable. Aunque ese día su fuerza y su espíritu estaban por los suelos. Sujeto con fuerza su celular y siguió corriendo por las calles de Seúl, pidiendo a los dioses que con sus lagrimas también se llevaran el dolor.
No era la primera vez que Beak Seung-Jo, el chico del que estaba enamorada desde la preparatoria la despreciaba, a ella y a sus sentimientos. Siempre siendo tan frio e hiriente con sus palabras. Mientras las lagrimas bajaban por sus mejillas y el nudo en la garganta le cortaba un poco la respiración, recordaba cómo semanas atrás el chico le había propuesto matrimonio, tal vez no de la forma más convencional, pero para ella había sido más que suficiente: Ha-Ni aquel día había sentido que volaba, que soñaba despierta, que todo su mundo se iluminaba, todo con una oración sencilla. Y sin embargo, ahí estaba ella, llorando de nuevo por culpa de Seung-Jo y su nula calidad humana para decir las cosas.
– Tal vez deberíamos pensarlo. Nos estamos apresurando. – Las palabras del joven genio aun se repetían en su mente una y otra vez. Ella había soñado tantas veces con ir a comprar su vestido, escoger los anillos de compromiso, tomarse fotos y todas esas cosas que hacen los enamorados antes de su boda, pero con Beak Seung-Jo las cosas nunca eran normales.
Le dolió, más bien dicho, aun le dolía. Oh Ha-Ni paro de correr, en parte por la falta de aire y en parte por el dolor en el pecho, un dolor que iba más allá de lo físico. Tomo una gran bocanada de aire, buscando llevar ese preciado elemento a sus pulmones.
– ¡Cuidado niña! – Le grito alguien. Ha-Ni parpadeo confundida, aun con la mirada borrosa por las lágrimas y su cabeza hecha un lio por tanto pensamiento, pudo distinguir como un deportivo amarillo se dirigía a ella. Sin darse cuenta se había detenido en medio de la calle.
Todo paso demasiado rápido.
El grito de Ha-Ni nació y murió en la garganta de ella, su cuerpo se paralizo ante el inminente destino; una reacción natural para protegerse del dolor. Los gritos que se escucharon alrededor fueron los de los espectadores y de la chica que conducía el auto, quien milagrosamente en un instante de lucidez viro el volante. El deportivo paso a menos de cinco centímetros del cuerpo de la joven Oh Ha-Ni.
– ¡Aigo! ¿Estás bien dongseng? – Oh Ha-Ni estaba en un estado de shock, paralizada por el miedo, aun así, la voz de la mujer que hasta hace unos minutos conducía el deportivo le llegaba clara a sus sentidos. ¿Estaba viva? Era la pregunta que se repetía una y otra vez en la mente de la chiquilla de llorosos ojos negros. – ¿Estas herida? La verdad ¡Lo siento! ¡Lo siento!
Jae-Kyung se disculpaba una y otra vez; Al mismo tiempo que hacia torpes reverencias, revisaba a la niña que casi atropellaba. Estaba nerviosa y asustada, la imagen que su mente traicionera creaba de esa chiquilla llena de sangre, tampoco le ayudaba a tranquilizar sus nervios, y para colmo, no daba señales de salir de su estado catatónico. Pasó sus manos frente a los ojos de la desconocida, estuvo a punto de sacudirla, pero temía hacerle algún daño.
– Por favor, responde… – Miro nerviosa a su alrededor. La gente empezaba a acercarse.
– Yo… e-estoy bien… señorita. – La voz temblorosa de Ha-Ni apenas y pudo pronunciar palabras, pero sus ojos eran otra cosa, en segundos se llenaron de lágrimas. Jae-Kyung miro horrorizada a la joven adolescente.
– No llores, no… no lo hagas. Todo está bien. Todo está bien… – Y sin saber muy bien qué hacer, opto por lo más normal en ese tipo de situaciones: abrazo a la desconocida.
La joven heredera sintió como el dolor de esa niña se escapaba en cada lágrima que daba, y eso la desconcertaba. Si ella hubiera estado a punto de ser atropellada claro que estaría asustada y seguramente en una crisis nerviosa, pero esa chica lloraba como si el mundo estuviera por terminar. Le di unas suaves palmaditas en la espalda, le ayudo a ponerse de pie –ni siquiera se había dado cuenta en qué momento ambas habían terminado de rodillas, cual mártires de guerra– y le ofreció su pañuelo.
– En verdad siento lo de hace un momento. – De nuevo se estaba disculpado, no era algo que Jae-Kyung hiciera seguido, sin embargo, esa niña le inspiraba ternura y unas enormes ganas de cuidarla.
– No, yo soy la que no me fije por donde iba – Oh Ha-Ni hizo algunas reverencias, aun lloraba, pero el susto había pasado – y me quede parada en medio de la calle. Fue mi culpa. Yo y mi capacidad de meterme en problemas.
Jae-Kyung sonrió.
– En realidad, ambas hemos tenido la culpa. Tu por tu capacidad para meterte en problemas, y yo, por conducir a alta velocidad y venir peleando con… ¡Woo-Bin va a matarme!
La cara de susto mas el grito de la chica de cabellos negros asusto a Ha-Ni, haciéndola retroceder algunos pasos. Jae-Kyung hasta el momento solo se había preocupado por la salud de la niña, pero ahora, viendo las condiciones en las que había quedado el deportivo, empezaba a preocuparse por su integridad física y mental.
El príncipe de la mafia se le comería viva. O al menos, la torturaría hasta el fin de sus días.
Giro la cabeza para todos lados, rogando a los cielos que los gorilas de su amigo, o si es que podía considerar a si a Woo-Bin, no estuvieran cerca, pero toda ilusión se rompió al ver a lo lejos un grupo de sujetos vestidos de negro bajar de algunas camionetas y carros sin placas.
– Oye… – Jae-Kyung atrajo la atención de la niña, quien también había estado mirando el deportivo. En la mente de Oh Ha-Ni la idea aterradora de que esa señorita de un momento a otro la mandaría a la cárcel por arruinar tan costoso carro se hacía más lúcida. Trago saliva. – ¿Tu vives por aquí cerca? – La niña negó – ¿Pero conocer el barrio, cierto? Dime que al menos tienes una idea de cómo escapar.
– Pues sí, pero… ¿Escapar?
– ¡Genial!
Y sin darle tiempo a decir una palabra más, Jae-Kyung tomo la mano de la chica y hecho a correr.
Las dos chicas corrían por las calles de uno de los barrios de Seúl como si la vida dependiera de ello. Ha-Ni agradecía ser una chica deportista y activa, pues con la cantidad de calles que llevaban recorridas, otra persona ya hubiera caído muerta de cansancio. Jae-Kyung giro la cabeza una vez más y tras asegurarse que ya nadie les seguía, se detuvo.
– Gracias… ¿He?
– Oh Ha-Ni – dijo la chiquilla.
– ¡Oh Ha-Ni! A partir de hoy te has convertido en una gran amiga. Soy Ha Jae-Kyung, pero tú me puedes decir Onni. – La azabache sonreía de oreja a oreja, mientras hablaba demasiado rápido. Ha-Ni parpadeo confundida, abrumada por el carácter alegre y audaz de la chica que casi la atropella.
– Yo no podría… es demasiado… usted…
Jae-Kyung paro de hablar y frunció ligeramente los labios.
– ¿No quieres ser mi amiga? ¿Es porque casi te atropello? – Ha-Ni abrió la boca para decir algo, pero la heredera continuo hablando – Enserio yo no quería hacerlo, todo fue culpa del tonto de Woo-Bi.
– ¡No es eso señorita Ha Jae-Kyung! – Ha-Ni negó efusivamente con sus manos. Ella no se estaba negando a hacer amiga, en realidad, ella era muy sociable, pero con solo mirar la ropa y el auto –o lo que había sido un auto– que usaba, podía deducir que esa chica tenía dinero, mucho dinero.
– ¿Entonces? ¿Tienes algo en mi contra? – Ha-Ni no se atrevió a decir nada, solo negó efusivamente con la cabeza, no quería ofenderla de ninguna manera ¡Ni siquiera tenía idea de cómo iba a pagar ese costoso carro! Bajo la cabeza apesumbrada, de nuevo su mala suerte le estaba pasando factura. – Si es por el carro, no te preocupes. Igual no es mío y la culpa de que se estropeara fue de ese infeliz Don Juan. Tengo hambre y me duelen los pies de tanto correr ¡Vamos a comer!
Y sin esperar respuesta tomo la mano de Oh Ha-Ni, quien solo se dejo guiar. Ninguna de las dos imaginaba que un simple accidente automovilístico iba a traer tantas consecuencias a sus vidas.
Primero voy a aclarar algunas palabras usadas en el texto:
- La terminación "ssi". En corea es de mala educación llamar a alguien directamente por su nombre, en caso de hacerlo, se le agrega esa terminación. Es por educación. Ejemplo, la forma en que Woo-Bin llamo a Jae-Kyung-ssi.
- "Aigo". Es la palabra que viene a ser lo mismo que ¡Dios mio!.
- "Dongseng". Esta palabra la usas las mujeres para referirse a amigas cercanas de menor edad. Es como decir, hermana menor.
- "Onni". Casi lo mismo que arriba, lo usan las mujeres, solo que en esta ocasion, pare referirse a mujeres amigas mayores.
Explicado eso, viene otra aclaración, esta vez, sobre la linea de la historia. Por decisión mia, porque me gusta y porque era necesario para el fic, Beak Seung-Jo rompe el compromiso al sentirse presionado por su madre y Oh Ha-Ni, a partir de ahi empieza mi historia. Quien ya vio PK sabe de que momento de la historia hablo, que es lo que estoy cambiado, no quiero hacer spoiler, asi que no dire mas. En el caso de BBF, situaría todo esto después de los especiales de "5 años después".
Hasta el momento estas son mis aclaraciones, si les gusto o tienen dudas, haganmelo saber. ¿Sobre las parejas? ... ;)
Lo se, estoy loca xD
¿MERESCO UN REVIEW?
Andy
