Sam estaba muy callado, demasiado callado, John no iba quejarse, era extraño pero era agradable, para variar. Siempre que tocaba irse de algún sitio, Sam montaba una escenita. Y aunque con los años las escenitas habían pasado de pataleos y llantos a malas caras, silencios y contestaciones cortantes, no habían dejado de producirse. Pero ahí estaban los tres, en el coche, de camino a Virginia en silencio, viendo como el paisaje iba cambiando a medida que se alejaban de Arizona y se iban acercando a Virginia.

Al llegar a Suffolk John buscó una habitación en un pequeño motel de carretera y dejó a los chicos allí para que descansaran apropiadamente. Él iría a buscar un pequeño apartamento donde instalarse, y una escuela para los chicos. Había aumentado mucho la actividad paranormal en la zona costera y lo más seguro es que estuvieran allí un tiempecito, así que Suffolk sería su campamento base y des de allí John podría moverse para cazar sin problemas.

Ya llevaban 4 días en Suffolk y Sam seguía con la misma actitud, no le contestaba mal, no estaba siendo cabezón, lo cierto es que estaba siendo sorprendentemente obediente, pero lo que le crispaba los nervios a John es que el chico parecía un maldito pelele sin alma. Ni sonreía, ni gruñía, ni se quejaba, ni se emocionaba mirando las actividades extraescolares de su nueva escuela, nada. Ni siquiera se discutía con Dean, y eso si que era espeluznante. Y mira que Dean se empeñaba en animarlo o en chincharlo, pero Sam no se dejaba pinchar. John siempre le decía que no debía dejarse pinchar por su hermano pero ahora realmente echaba de menos que su hijo menor no saltara a las provocaciones de su hermano.

John intentó charlar con su hijo, pero Sam no estaba nada colaborador, el chico de una forma muy respetuosa y educada zanjó la conversación en menos de 5 minutos. John hubiera querido quedarse con el chico un poco más para lograr saber que era lo que le reconcomía por dentro, pero había mucho trabajo.

Chicos (llamó John, aunque ambos estaban en el salón, Dean estaba viendo la tele y Sam leyendo un libro que le habían mandado en su anterior escuela), marcho, Dean está al mando, ya sabéis nada de llamadas, nada de salir, asegurar las líneas, luces apagadas a las 22:30, nada de peleas ni de estupideces ¿entendido?

Si, señor (ambos dijeron al unísono. John asintió y agarró sus cosas para irse, pero antes de irse habló con Dean, sabía que su hijo mayor a veces podía ser un grano en el culo, y algo le decía que era mejor que no pinchara mucho a Sam al menos durante unos días más. Dean al principio se rio, eso era lago que siempre le decía su padre, pero al echarle esa mirada de "hablo muy en serio" Dean puso una mueca de disgusto, eso era parte de su diversión diaria, pero asintió).

Al marchar John, Sam no hizo nada, solo continuó leyendo ese estúpido libro, Dean le iba echando miraditas de vez en cuando (coincidiendo con los anuncios) y si John estaba mosca con la nueva actitud de Sam, Dean estaba que trinaban él quería de vuelta a su hermanito quejoso y picajosos. Aquello era un muermo. Dean estaba convencido que Sam tramaba algo, al menos él solo se comportaría tan bien si tramara hacer algo a espaldas de su padre. Ganarse la confianza, para cuando tuviera la guardia baja ¡Zas, en todo los morros!.

Pero Sam se fue a la cama 20 minutos antes del toque de queda, y cuando Dean se fue a acostar (sobre la una de la madrugada, ojos que no ven, corazón que no siente) dormía profundamente. A la mañana siguiente al despertar John ya estaba en casa y había preparado (traído de una cafetería) tortitas, sándwiches, café, zumo y chocolate caliente. Dean disfrutó del festín como un cerdito revolcándose en el barro, Y Sam tomó un poco de cada, y le dio las gracias a su padre por el desayuno. Aquello era más que incomodo, era como si Sam no fuera Sam, pero John no podía decir nada, el chico no estaba haciendo nada malo y su comportamiento era más que bueno. Aquello era tan raro que Dean, medio en broma medio en serio, le había llegado a poner agua bendita en su bebida para ver si estaba poseído.

John estaba ya de los nervios casi un mes y el chico seguía igual, así que decidió que era hora de tomar cartas en el asunto, John conocía bien a su hijo, sabía que era terco como una mula, y si se había propuesto comportarse como un robot lo llevaría hasta el extremo. Así que aquel sábado decidió llevarlo hasta el extremo, necesitaba que el chico reaccionara antes que aquello le consumiera por dentro, o que explotará en el peor de los momentos. John se cebó a base de bien con Sammy, hasta Dean estuvo tentado en un par de ocasiones de darle un puñetazo a su padre, pero sabía que era lo que estaba haciendo su padre y él también estaba harto de que Sammy no fuera Sammy. Él más que nadie, echaba de menos a su hermano, Sammy había dejado de hablar con él, solo hablaban para lo mínimo y esencial. Pero Sammy era un Winchester de pies a cabeza, y a cabezota no había quien lo ganase, Sammy no respondió a ninguna de las provocaciones, es más, a más le provocaba y fastidiaba su padre más dócil y educado se mostraba él.

John estaba que trinaba, decidió que lo mejor era irse de caza y descargar toda su mala sangre con aquellos monstruos antes de acabar estrangulando a Samuel. Dean, no quería quedarse a solas con el ciborg-sammy, era aburrido y también necesitaba la imperiosa necesidad de patear, golpear y disparar contra lo que fuese, así que tras hablarlo mucho con su padre logró convencerlo de acompañarlo aquella noche. John no estaba muy seguro de dejar a Sammy solo, pero el chico tenía ya 14 años, Dean a su edad ya iba a cazar, así que Samuel sabía muy bien la rutina y no habría problemas porque se quedara solo una noche. Tampoco era la primera vez, pero aún así a John no le gustaba dejarlo solo. Si John no le repitió las órdenes cuatro veces antes de irse con Dean, no lo hizo ninguna.

Nada más salir por la puerta su padre y su hermano, Sam sonrió con malicia, un mes, le había llevado un mes, un precio muy bajo para lo que iba a ganar, la libertad. Samuel, estaba harto de ir y venir y de no pertenecer a ningún lugar, de no saber lo que el mañana le depararía y de vivir en un mundo de monstruos y violencia. Él quería una vida normal más que nada en este mundo, y ahora 14 años, sabía que su vida nunca iba a cambiar. No mientras su padre siquiera con esa loca y absurda obsesión de vengar la muerte de su madre. Sammy estaba convencido que merecía una vida mejor y que su padre jamás se la daría. Así que hacía un tiempo que había empezado a planear la manera de salir de esa espiral en la que su padre los había arrastrado los últimos 14 años. ¡Todos sus 14 años! Hacía un año habían estado en Winnipeg, fue durante el verano solo 5 semanas, pero allí había conocido un cura que había sido cazador, y le había dicho que si alguna vez necesitaba ayuda contase con él. Sam sabía que el cura se refería a que si quería dejar atrás ese mundo, él le ayudaría. Después de Winnipeg habían estado en otros 2 sitios, su padre jamás lo relacionaría. Cruzaría la frontera con Canadá y de allí huiría a Francia o Inglaterra, no lo había decidido aún. Seguramente Inglaterra, aunque su francés era bueno, seguro que daría el cante más que ne Inglaterra.

Sammy no tardó ni 5 minutos en recoger todas sus cosas. Su padre y Dean, habían tomado el impala, así que el tomó la camioneta y condujo hasta la central de autobuses más cercana y compró un billete para Toronto, una vez allí llamaría al padre Lecroix para que lo recogiera y le ayudara. No iba a llamar antes, porque no quería poner en peligro "su misión". Sammy estaba sentado en el asiento del autobús, imaginándose llevando una vida normal y corriente, con una familia vulgar y aburrida y una sensación de calidez le llenaba el pecho. Todo lo que siempre había soñado estaba apunto de convertirse en realidad. Sobre las tres de la madrugada, el autobús hizo su primera parada Pittsburg, Sammy estaba adormilado por lo que no salió a estirar las piernas y se quedó en su asiento tapadito con la manta que daban para el viaje. Sammy estaba entrenado para estar siempre alerta, así que cuando los pasajeros empezaron a entrar de nuevo para reanudar el viaje, vio con terror como su padre hablaba con el conductor, mientras Dean en la puerta (y única salida) del autobús lo miraba cabreadísimo. Sammy se hubiera cagado en los pantalones de haber tenido algo en el estómago. Sammy no deseaba una escenita, lo habían pillado, ahí acababan todas sus esperanzas de ser normal, una lágrima se le escapó y rápidamente se la limpió. No quería que ni su hermano ni su padre le vieran llorar. Sammy agarró sus cosas y se puso en píe y camino hacía la puerta lo más digno que pudo, aunque por dentro estaba hundido. Al pasar por su lado John agarró firmemente por el cuello de la cazadora a su hijo, se disculpó con el conductor y bajaron del autobús en silencio. John esperó a que el autobús retomara la marcha para soltar a su hijo y dirigirle la palabra. Que fue un simple "sube" tras un "Dean tu atrás". Sammy no tenía ganas de hablar ni de oír una bronca ni de nada, solo quería llorar y dejarse llevar por su miseria.

No puedo creerme que después de la última vez, ¡Hayas tenido los santos cojones de fugarte! (Dean no pudo más y soltó en cuanto su padre encendió el motor. Sam no dijo nada, solo miraba a través de la ventanilla intentando con todas sus fuerzas no ponerse a llorar como un bebé). ¿Qué pasa contigo? Que solo tienes mierda ahí arriba! ¿Tan malos somos? ¡Joder, tan mal te tratamos!

Dean! Dean para ya! (dijo su padre)

¿qué pare? ¡Qué pare! Venga papá, llevo razón y lo sabe. Siempre va de victima y ¿nosotros qué? Que se entere que a nosotros también nos duele que siempre nos trate como si fuéramos unos mierda no lo suficientemente buenos para el gran Samuel Winchester.

¡Dean! ¡he dicho que pares! (dijo John apretando fuertemente el volante)

¡No! ya estoy harto que siempre esté intentando huir de nosotros, si tan malos somos que se largue de una puta vez (y John dio un frenazo y se giró hacia su hijo mayor y con rabia le dijo)

Te he dado una orden Dean, cierra el pico en este mismo instante o te juro que no respondo.

¿Qué? Es él que se larga ¿Y te vas a cabrear conmigo? (dijo Dean ultrajado)

Cierra el pico (dijo entre dientes y con una mirada que hubiera hecho cagarse en los pantalones al mismísimo Freddy Kruger) No quiero oíros a ninguno de los dos, es una orden. (añadió al ver que Dean se echaba hacía atrás en el asiento. Sam no tenía la intención de decir nada pero tomó nota de la orden de su padre. Sam no puedo evitar sentirse culpable por lo que había dicho su hermano. Él no creía que Dean fuera un mierda ni suficientemente bueno para ser su hermano, solo era que quería ser normal más que nada en este mundo).

Llegaron a Suffolk que ya había salido el sol, Sam no sabía cual eran los planes de su padre, si iba a matarlo nada más poner un pie en el apartamento o si les dejaría dormir un poco y después lo mataría. Aquel no era su primer intento de fuga, pero si que había sido en el que más esperanzas había puesto. Y ahora no solo volvía a estar en la casilla de inicio sino que su hermano parecía odiarlo, eso nunca antes había pasado. Dean jamás se enfadaba de verdad con él. Él siempre estaba ahí para darle apoyo moral incluso cuando la cagaba o no tenía razón, pero esa vez era distinta las palabras de Dean en el coche, había sido pronunciadas con rabia y dolor. Hasta ese momento Sam creía que su hermano jamás sentía dolor, todos tenían razón Dean, era un "chico fácil", de fácil contentar, se conformaba con menso y más y siempre veía el lado positivo de la vida. Así que sentirle hablar así hizo que Sam se quedara de piedra.

Al llegar a casa, mandó a descansar a Dean, Sam le iba a seguir pero su padre le ordenó que le siguiera, y ambos volvieron a subirse al coche. John estuvo conduciendo un largo rato hasta que no pudo más y paró en un motel. Allí durmieron una horas antes que John lo despertará y le diera 20 minutos para ducharse y prepararse para salir. John decidió que era hora de hablar con Sam de tu a tu. Sam ya tenía 14 años y era listo como el hambre, era hora de poner las cartas sobre la mesa. Pero John no era un hombre de elaborados discursos, era un hombre de acción. Así que le iba a mostrar porque era lo que eran y porque vivían como vivían. A Dean jamás tuvo que explicárselo, pero Dean era Dean y Sam era endiabladamente Sam.

Muy bien, prepara las armas, es una posesión ¿qué necesitaremos? (Sam se quedó sorprendido, ¿su padre se lo iba a llevar de caza? ¿no le iba a chillar o zurrar o castigar o lo qué fuese?) ¿Samuel? (dijo alzando una ceja)

Balas de plata, cuchillos de plata, sal, fuego, gasolina, santas escrituras, agua bendita, cuerdas y saquitos protectores de salvia, romero, hierba de san juan, sándalo y madreselva (dijo de memoria como si fuera un padrenuestro).

Samuel, quiero que te quedes detrás de mí en todo momento (dijo muy serio) y que hagas todo lo que te ordene y solo lo que te ordene (es muy peligroso y no quiero tener que preocuparme también de ti)

Sí, señor (contestó también de forma automática).

En ese caso agarra las cosas y nos vamos.

John llevó a Samuel a casa de los Hotchins, un matrimonio joven con una hija de 9 años, el señor Hotchins los había llamado porque creía que la casa podía estar encantada o algo, pero por desgracia al llegar John ya era demasiado tarde y el espíritu que se apoderaba de la casa se había hecho con la hija del matrimonio. Tanto Sam como John sabían que pocas personas sobrevivían aun exorcismo, y una niña de 9 años tenía mínimas posibilidades de sobrevivir. John nunca había llevado a Sam a un caso donde estuvieran implicados niños, no quería perturbar más a su hijo de lo que ya le perturbaban cosas como hombre lobo, brujos, fantasmas, espíritus, wendingos y shringas. Pero Sam necesitaba ver con sus propios ojos, necesitaba sentir, entender porque llevaban el tipo de vida que llevaban. Así que John se lo mostró, lo llevó a esa casa, y practicaron el exorcismo a la niña, el demonio se fue, pero la niña como era de esperar no sobrevivió. John dejó que el chico viera el dolor de los padres por perder a s su hija a manso de un demonio, Sam lloró como no había llorado en su vida. Odió a su padre por haberle obligado a participar en algo tan brutal como aquello. Él sabía de eso, pero jamás había participado en un exorcismo y mucho menso de una niña. Solo era unos años más pequeña que él y sus padres…sus padres, por años que viviese jamás olvidarían el dolor de esos padres. Al subir al coche, John solo dijo una cosa. Uno de esos hijos de puta nos arrebató a vuestra madre y no me importa que creas que soy un hijo de puta pero lo que hago lo hago para acabar con eso (refiriéndose a los demonios), para acabar con el dolor y el sufrimiento que esos monstruos traen con ellos. Lo hago para protegeros a Dean y a ti de esos monstruos. Son reales, son despiadados y están al acecho, esperando que bajes al guardia para atacarte y arrebatarte lo que más quieres. Sé que te gustaría, ser como uno de esos niños que van a tu escuela, pero hijo, mírame a la cara y dime sinceramente, ¿crees que esos padres sabiendo lo que saben ahora, no harían lo que hacemos nosotros, si con eso mantuvieran a su hija a salvo y con vida?. Sam bajó la cabeza, y no se atrevió a contestar a su padre, porque llevaba razón. Pero darle la razón era cerrarse todas las puertas a que un día se hiciera su sueño realidad y pudiera llevar una vida normal. Así que solo dijo un "lo siento, mucho, señor" era cierto, lo sentía, lo sentía por los Hotchins, por todos los que había perdido a alguien querido y por su padre y por su hermano. Pero también lo sentía por él, porque su padre acababa e esgrimir una razón irrefutable para continuar haciéndolo que hacían y llevando la vida que llevaban. Sam se dio cuenta en ese instante, que no importaba lo que listo que se volviese, nunca ganaría esa batalla. Porque su padre llevaba razón.

Al regresar a casa, a Dean parecía que ya se le había pasado el enfado, Dean jamás logró estar enfadado con su hermanito por mucho tiempo, y eso hizo que Sam sintiera por primera vez en mucho tiempo como si se aligerase del gran peso que sentía que llevaba encima.

¿qué tal fue? Preguntó Dean, Sam ignoraba en que momento su padre llamó a su hermano, pero era evidente que Dean sabía lo que había pasado, su cara era como una carta para Sam).

Dean, ve a correr unas millas (Dean lo miró sorprendido. Mandar a uno de los chicos a correr mientras él otro se quedaba en casa con John significaba que iba a zurrar al que se quedase. Dean no fue él único sorprendido Sam, después de todo lo que había pasado en las últimas 24 horas tampoco esperaba que su padre lo castigara. No es que su padre hubiera dejado alguna vez alguna infracción u ofensa sin castigo. Pero Sam pensó, inocentemente, que la experiencia en casa de los Hotchins había sido su castigo. Dean obedeció y dejo a solas a su padre y a su hermano, tampoco era como si quisiese estar presente). Samuel, no es la primera vez que desobedeces mis ordenes, no es la primera vez que huyes, ni siquiera es la segunda (añadió mirándolo muy serio. Sam bajó de nuevo la mirada, aunque enseguida volvió a subirla ya que sabía que su padre no le gustaba que no le mirara a los ojos cuando le hablaba). Espero que después de haber visto lo que has visto, no tenga que volverte a castigar por marcharte cuando te he ordenado que te quedes en casa y no te muevas.

No, señor (dijo tragando saliva y casi sin voz).

Eso es lo que quería oír, hijo (dijo en un tono más calmado). Ahora , ya sabes como va esto ¿no?. Ve a por la pala (ordenó John y Sam abrió mucho los ojos. La pala dolía horrores, pero la última vez que intentó huir ya se había llevado una buena tunda con la pala, y de eso hacía 2 años, era estúpido por su parte pensar que su padre se fuera a conformar ahora con darle unos azotes solo con al mano. Sam fue a la habitación de su padre y agarró la pala de debajo del colchón, que era donde la guardaba, y se la entregó. Pero al llegar al salón su padre tenía su cinturón doblado en dos en la mano. Al ver la cara de terror de su hijo John se apresuró a explicarse). Un cuerazo `por cada año de vida por el disgusto que nos has dado a tu hermano y a mi, y después trataremos lo de desobedecer una orden.

¿Cuántas?

Las que sean convenientes, Samuel. Pantalones y calzoncillos fuera (Sam estaba a punto de echarse a llorar pero apretó fuerte los puños y logró mantener las lágrimas a raya. Se quitó las zapatillas, los pantalones y los calzoncillos y con cuidado los dejó sobre le brazo del sofá. Después fue hasta donde estaba su padre y se colocó sobre las rodillas de su padre. John acabó de acomodar a Samuel y le dio los 14 cuerazos, sin más preámbulos. Sam daba alaridos de puro dolor, no entendía como Dean podía aguantar ese dolor sin casi quejarse, él fijo que no podía. Después de los 14 cuerazos, John dejó que Sam se calmara un poco) Samuel, tu hermano y yo queremos y tu bienestar y seguridad es nuestra principal preocupación, Y si desobedeces las ordenes y te expones innecesariamente al peligro, nos es imposible mantenerte a salvo ¿entiendes?

Snif snif siiiii

¿si que?

Si, señor, lo entiendo.

¿Entiendes que ahí fuera ahí demasiadas cosas que nos acechan y que están dispuestas a aprovechar la más mínima oportunidad para atacarnos?

Sí, señor snif snif

¿entiendes que si te ordeno que te quedes en casa y no salgas es por tu propio bien?

Si, señor

¿entiendes que no pueda dejar que vayas por ahí a tu suerte, no con todos esos monstruos?

Sí, señor bwwwwwwwwwua

Samuel, espero realmente no tener que volver a tener estar conversación contigo, porque hijo, ya no eres un niño pequeño, ya debería entender porque hacemos lo que hacemos y porque vivimos como vivimos y los peligros que hay ahí fuera (dijo muy solemne John, Samuel se agarró fuerte a la pernera del pantalón de su padre porque sabía lo que venía a continuación y su trasero ya le dolía horrores). Pero si he de volver a tenerla será toda con el cinto ¿Me he explicado bien, muchacho?

Sí, sssseñor, no volveré a huir ni a desobedecer una orden (dijo con al respiración entrecortada. John esperó aún un poco a que el chico volviera a respirar con normalidad y una vez Sam se calmó un poco, dejó caer la pala por primera vez sobre el tarsero del muchacho. Ya se había acabado la charla ahora era la hora del castigo) .PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF (John dejó caer la pala hasta que el trasero de Sammy tomó un color rojo intenso, el chico no se sentaría cómodamente en unos días, pero John quería dejarle claro que las ordenes no se cuestionaban, una orden se cumple y punto. Y sobre todo cuando la orden es "no te muevas de donde estás a salvo") PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF

AAAAAAAAAAAAAAAAH BWUAAAAAAAAAA BWUAAAAAAAAAAAAAAA LO SIENTO AAAAAAAAAAAAAAAAAAH LO SIENTO AAAAAAAAAAAUWWWWWWWWWW PERDONAME POR FAVOR AAAAAAAAAAAAAWWW

Samuel siempre te perdonaré, no pasa cuanto metas la pata, eres mu hijo, somos una familia y nada de lo que hagas o digas cambiaran eso, siempre estaré cuando realmente me necesites . pero una familia necesita confiar los uno en los otros, hijo necesito confiar que en cuanto te deje solo no vas a salir corriendo PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF PLAFF

Aaaaaaaaaaaaaaauwww no papá noooo auuu, no volveré a huir, bwuaaaaaaaaaaaaaa no lo volveré a hacer papá Auuuuuuuuuuu bwuaaaaaaaaaa

Shhhhhh hijo, shhhh ya acabó shhhhhh ya está, hijo, ya. Cometiste un error, y has aprendido la lección, ya está todo olvidado shhhhhh Sammy, pequeño shhhh ya (dijo dándole un pequeño masaje en al espalda para que se calmara como cuando era un niño de pañales).

Snif snif lo siento, de verdad papá, lo siento no quise , no quise, no quise

¿Qué no quisiste? (dijo John ayudado a su hijo a levantarse)

Dean snif ssnif (Samm no podía parar de llorar, normalmente le hubiera dado mucho coraje a John, peor sabía que Sam no lloraba por los azotes que se acababa de llevar, era algo más profundo) Dan snif yo no creo que seáis malos, solo es que, es que

¿Quieres llevar una vida como el resto de niños de tu edad, no?

Samuel, lo sabemos, Dean estaba enfadado y asustado y no lo dijo en serio (Sam miró fijamente su padre) vale quizás si que lo dijera en serio, pero tu hermano te quiere y le duele al igual que a mi que solo pienses en abandonarnos. Cuando quieres a alguien quieres estar junto a esa persona, cuidarle, pasarlo bien con él, compartir alegrías y penas. Dan es tu hermano y te quiere más que a su vida y para él, al igual que para mi, la familia lo es todo. Tu hermano también tiene que vivir de la misma manera que vives tú y lo hace, se sacrifica, porque entiende que es por el bien común. El amor también es sacrificio Sammy.

Me odia (dijo haciendo un puchero)

Sammy, sabes mejor que yo que Dean no podría odiarte ni poseído, quizás esté un poco resentido por tu fuga pero ya sabes que tu hermano es incapaz de estar enfadado más de tres días seguidos (dijo con una sonrisa muy tierna para ser de John Winchester). Pero quizás una disculpa ayudaría a hacer las paces (Sammy asintió y se subió los pantalones). Sammy, créeme cuando te digo que yo deseo más que tú que pudieras tener una vida aburridamente normal, pero si he de elegir entre tu vida y esa normalidad, siempre elegiré la primera. Un día serás padre y lo entenderás.

Ya (dijo con una mueca de resignación)

Ok, se acabó la cháchara, ve a ponerte ropa más cómoda, quiero 4 millas antes de comer (Sam abrió mucho los ojos y miró a su `padre como si fuera un NAZI, le dolía el trasero horrores para ponerse a correr).Aunque también puedes ser 500 abdominales y 400 sentadillas.

No, no. Ya me cambio (dijo corriendo hacia su cuarto para cambiarse)

fin