LA NOTA DEL GOBERNADOR

DELIRIUM no me pertenece; Esta historia es simplemente de entretenimiento y esparcimiento.

Aburrido…hastiado…realmente odio estar de esta lado, es tan monótono, tan simple, no entiendo como pueden vivir aquí los incurados…como sobreviven en este mundo gris, solo espero que llegue el fin de semana para correr libre hacia tierra salvaje, Me estiro con pereza mientras paso una hoja mas de mi lectura, el sol esta a punto de esconderse y de pronto la ciudad se paralizara por completo por el toque de queda. Bostezo y estoy a punto de sumergirme de nuevo en las letras cuando un pequeño bullicio sobre sale colina abajo; Sin saber porque captura mi atención y me quedo observando esperando lo que va a salir de la calle en subida hacia la pequeña plaza en donde me encuentro y entonces dos chicas salen gritando corriendo y tropezando.

Una es alta, rubia y de hecho muy bonita pero no es ella quien capta mi atención, si no la otra una bajita de cabellos castaños atados con una goma en una coleta que se tambalea igual que ella, sin poder evitarlo la sigo con la mirada y mientras corre y ríe gira alrededor de la vieja estatua y de un salto choca su palma con la de la vieja estatua y da una especie de grito de guerra, me saca una enorme sonrisa, ellas siguen corriendo alrededor un par de vueltas mas y se tiran sobre el césped jadeantes, lo que me da tiempo de observar a detalle a la joven. No parece estar "curada" se nota por su alegría y aunque observo con detalle no logro ver la cicatriz, y no se porque me alegro de ello. Mientras ríen como tontas hablan de la estatua a la que escucho llaman "El Gobernador", vuelvo a sonreír, ella es… no se diferente, como si le diera vida a las cosas a su alrededor, ahora la vieja estatua hasta parece tener un brillo inusual. Aguzo el odio y escucho que la chica rubia la llama "Lena"

Lena – Digo en voz alta sin poder evitarlo, su nombre escapa de mis labios, es un nombre inusual pero tiene tanto encanto como su portadora, las chicas se levantan y así como llegaron desaparecen colina abajo sin siquiera notar mi presencia, instintivamente miro el reloj y memorizo la hora, tal vez desde mi trabajo de medio tiempo, la "Cafetería Grind" pueda verla, por suerte esta justo enfrente de la estatua de "El Gobernador" recuerdo riendo, cierro el libro de un golpe y me dirijo a casa, mañana al menos tendré un aliciente…volver a ver a Lena.

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Mientras preparo el décimo Capuchino de la tarde observo el reloj con ansiedad, casi es la hora, dirijo mi mirada hacia el ventanal como atraído por un imán y entre el vapor y el olor a café logro verla, ahí esta de nuevo, gritando y brincando; Como lo he hecho durante las ultimas tres semanas, se ve tan despierta…tan libre…como si en cualquier momento pudiera salir volando…ella es como un pájaro. Me entra una ansiedad desconocida un sentimiento nuevo…ella…me atrae…me gusta…ellos lo llamarían el inicio de la "Delira" yo lo llamo el inicio de algo bello. Quiero conocerla, hablar con ella, escucharla y debo buscar la forma de contactarla. Mientras continuo con mi turno de trabajo ideo un plan.

La tarde ha refrescado bastante, cuando salgo, se nota que se acerca el invierno, me froto las manos mientras me dirijo al "Gobernador" tomo un trozo de papel y garabateo: "¡Hola¡ Me gustaría conocerte …. Alex" De un salto hago un rollo la nota y la coloco con cuidado dentro de la mano de la estatua con todas mis esperanzas, sonrío de nuevo y me dirijo a casa.

Entonces….ella nunca vuelve.