Fandom: Soul Eater

Pairing: Soul x Maka

Disclaimer: Soul Eater no me pertenece es todo de Atsushi Ohkubo, pero estos desvaríos mentales con sus personajes sí.

Género: Angst

Advertencias: Drama, metáforas baratas, no me queda café.

Notas:

#1: Empecé esto en 2008 (cuando el manga acababa de empezar) So… uhm, fuck yeah

#2: Bien. Está re-escrito encontré en un cuaderno con muchos bocetos de historias de estos dos, cogí la premisa del drama y un Soul destrozado y bueno, salió esto.

#3: Que grosería eso de desaparecer años y ni saludar. Hello moon, he venido a revivir un poquito esta página que tanto me aportó en su momento, a volver a soñar con Maka y Soul, a volver a pasearme por las calles de Death City.

#4: ¿No pensáis que el final de Naruto es maravilloso? Lo supimos desde siempre. Y más maravilloso será cuando Kishi siga contándonos las aventuras de los pequeñajos. Yay!

Your skin makes me cry

A la muerte siempre le había gustado eso; la blancura de tu piel, tu fragilidad.

Aunque pasen los años todavía no se me va de la retina la forma en la que tus labios rosados tenían de pronunciar mi nombre, como si te escocieran las vocales y la 's' del principio te estallara entre los dientes.

Lo tengo grabado a fuego contra los párpados como si hubiera sucedido ayer mismo, como si tu piel volviera a ser tersa y lisa como la superficie del árbol del que parecías haberte caído.

Eras una niña salvaje, lo fuiste desde el instante que abriste los ojos hasta la milésima de segundo en la que el médico te los cerró.

Eras la Caperucita que no tenía miedo de que el lobo enseñara los dientes.

Eras una zorra y lo sabías, porque lo fuiste desde la raíz de tu pelo rubio como la ceniza, hasta las rodillas blancas y huesudas como un árbol nudoso.

Me gustaría levantarte a patadas y gritarte todas las cosas que nunca tuve intención de decirte. Que eras tonta, que eras una inconsciente, que jamás pensaste en otra persona que no fueras tú misma. Que me pasé años enamorado como un gilipollas de la manera que tenías de mirarme, como si tuvieras dieciséis años otra vez. Pero es que tenías aquel mirar de bosque devastado y era incapaz de querer vivir en otras ruinas que no fueran las tuyas.

Aún me acuerdo de tu culo enfilando el pasillo después de haber desayunado sin levantarnos de la cama, de todas las batallas ganadas, de las lágrimas y de la sangre que derramamos para conseguirlo.

Éramos dos niños jugando a ser héroes vestidos de uniforme. Y nos creíamos invencibles, eternos. Quizá porque ese mirar de bosque devastado, de esperanza inamovible, hacía que todo peligro fuera un juego de críos. Me habías prometido que siempre ibas a estar allí, que no habría demonio, bruja o vagabundo que pudiera contigo.

Estúpida, incumpliste la promesa más grande de tu vida.

Pero joder, que te lo perdono todo aunque ahora estés a cinco metros bajo el suelo y yo solo sea capaz de pensar que te podrías ir a la mierda un rato por haberte muerto sin mí.