Ranma ½ no me pertenece.

"Celos"

Kasumi Ono estiró la sábana ayudada por la brisa. La colgó del cordel que cruzaba el patio tras la casa a un costado de la consulta. Tofu se asomó por la puerta y se detuvo. Sus anteojos se empañaron y sus labios entreabiertos babearon al ver la bonita figura tallada por el viento. Consiguió dominarse sacudiendo la cabeza con fuerza. Sonrojado carraspeó para aclarar la voz.

-Kasumi, ¿has visto a Betty?

La joven dejó de tararear y su sonrisa se tornó un poco nerviosa.

-¿Betty?

-Mi esqueleto. La necesito para explicarle una cosa a un paciente.

-¡Ah!… ¿esa Betty, querido?

-Sí, esa Betty. Es extraño, juraría que ayer...

-Lo siento, querido, pero no sé dónde podría encontrase… -desvió los ojos mordiéndose el meñique- en este momento.

-Ya veo.

-¿Te ayudo a buscarla?

-No, no es necesario, me las arreglaré. Gracias, Kasumi.

-Por nada, querido. Oh, recuerda que pronto comeremos.

-Lo haré -Tofu la admiró una última vez embelesado, para de inmediato reaccionar y volver al interior, sobándose el cuello un poco confundido. Él no solía perder sus cosas, mucho menos a Betty.

Kasumi sacó una camisa de Tofu de la cesta y la estiró en un movimiento.

-Esos tiernos cachorritos deben estar muy felices ahora -exclamó alegre-. Mi pobre Tofu, si tanto te gusta bailar, puedes hacerlo conmigo. ¡Oh!, lo olvidaba, debo seguir practicando.

Pasó una manga de la camisa sobre su hombro, la abrazó y tomó la otra estirándola, y concentrada comenzó a moverse graciosamente como si sus pies flotaran sobre el césped.

-Primero un paso adelante, luego uno atrás, así. Un, dos, tres, giro; un, dos, tres, giro de nuevo; un, dos, tres…

Fin