Buenas. Hola. Saludo a todo el mundo. Esto se me ocurrió viendo el capítulo 5x01 cuando Emma le da la daga del Oscuro a Regina. Desconozco si a alguien más se le ocurrió algo similar.
Los personajes pertenecen a los productores y escritores de Once Upon a Time, porque si fueran de mi propiedad Swan Queen llevaría lo suyo siendo Canon. Las ideas son mías.
El poder de la Daga.
Capítulo 1: E… M… M… A…
Regina Mills estaba acostumbrada a los palacios así que Camelot no era para ella un reino muy muy lejano. De hecho, la devenida en bruja blanca ex malvada se sentía 'como Pedro por su casa' debido a su experiencia anterior como parte de la realeza. La verdad era que desde que llegaron al reino regido por Sir Arturo apenas habían hecho gran cosa. Solo estudiar el cómo cumplir la profecía "merliniana" y era tan infructuoso y por tanto frustrante que últimamente investigaban poco y nada. Pero todos estaban muy cómodos con esta nueva realidad. La abuela y los enanos trabajaban en la corte a pesar de las demandas de Arturo para permanecer como nobles. Los Charming criaban a su pequeño y ayudaban en asuntos relacionados al reino al señor del reino. Hook y Robín pasaban bastante tiempo juntos ayudando en la recolección (y a veces robo) de suministros. Al parecer a tal ladrón tal pirata.
Como contracara, ella pasaba horas y horas de reloj con Emma descubriendo como quitarle esa oscuridad si no había un Merlín que la salvara. Apenas Belle y Henry dedicaban su día a tratar de investigar la famosa profecía con una escueta ayuda de unas horas. El resto era disfrutar de las enormes camas y el servicio. Pez en el agua. Incluso Snow estaba cada día más acostumbrada a que no tenía que preparar el desayuno. La sonrisa que le nacía al ser servida era similar a la que Regina alcanzaba cuando veía como su atuendo mejoraba con el paso de los días. Era evidente que Arturo era su fan incondicional. Aunque muy cauteloso de no ponerse en contra al ladrón (y posiblemente a su nuevo amigo el pirata).
La única piedra en el zapato era su tediosa hermana Zelena que seguía presa por acción del brazalete que llevaba y por esa misma razón era como un grano en el… reino. Pasaba horas y horas argumentando negativamente contra cualquier idea que tuvieran. Y provocando a la salvadora para hacer cosas poco dignas, bastante más oscuras de lo normal. Pero por suerte, la mayor hazaña que había conseguido de la rubia era que lanzará estiércol de buey a la guardia real, aunque parte de Regina estaba segura que más que la influencia de Zelena, el autor material era el aburrimiento de Emma.
La daga se mantenía inamovible en su cintura de día y bajo la almohada de noche. Así siempre. Emma le había pedido que cuide de ella y eso hacía. Protegerla del peligro. Lo que no le quitaba las ganas de utilizarla para evitar que comiera más grasas cuando la veía engullir cuarto cerdo asado solo para el desayuno. O de enviarla a su habitación las tardes en las que el pirata venía de visita. Esta nueva Emma más oscura y más entregada parecía veinte veces más inocente y abierta. Como consecuencia las sesiones se hacían demasiado cariñosas. "No sé qué le ve", eso era todo lo que se le cruzaba por la mente a la reina malvada mientras tenía que aguantarlos en la antesala de la habitación. El caso es que tenían un ala del palacio y por tranquilidad, ella y Emma dormían en habitaciones contiguas. Eso si, para acceder a la de Emma había que pasar por la de Regina. En conclusión, las relaciones de pareja de la salvadora y la reina malvada se habían limitado a algunos besos y paseos. Ni a Robín ni a Hook les hacía gracia pero la seguridad del reino era primero. Eso era lo que pensaba Sir Arturo. Eso y que quizás de esta forma podría mantener alejado a Robín y hacer su jugada. Pero Regina no le daba mucho pie para tal fin. Después de todo, su final feliz ya estaba a su lado. Al menos de vez en cuando. Quería ayudar a Emma y poder disfrutarlo luego como merecía.
Emma era complaciente. Demasiado a veces. No dormía. Lo de la habitación era una mera formalidad. La verdad es que la joven se pasaba las noches en vela y en más de una ocasión la reina malvada se había despertado para ver a Emma sentada en su sofá observándola. Menudo susto se llevo a la primera vez. La rubia solo dijo que estaba aburrida y que esperaba a que se despierte. Sobra decir que Regina tuvo que usar la daga para sacarla de allí aquella noche. Con el paso de los días se acostumbró a despertar y encontrarla cerca, e incluso alguna vez que el cansancio se lo permitió se quedo despierta conversando con la madre biológica del "chaval", como solía llamarlo la rubia.
Y en otras y menos habituales ocasiones Robín y ella compartieron la cama. Simplemente dormían juntos, no mucho más pero se despertaba muy a gusto a su lado. Feliz de tener a su encantador ladrón para ella sola. Así que en la mañana del día 27 en el reino de Camelot no se inquieto al sentir aquellos fuertes brazos alrededor de su cintura. Brazos fuertes y ceñidos a su cuerpo. "Qué placer". Robín siempre abrazaba de ensueño pero este día el abrazo era especialmente delicado, atento. "Caballeroso". Podía sentir la respiración del hombre en su cuello y por su estabilidad estimo que estaba despierto. "Perfecto". Se acercó más y se le aceleró el corazón al sentir el calor del cuerpo de Robín. "Hombre perfecto". Acarició los brazos de su novio cubiertos en una camisa y agradeció la suavidad que la recibió cuando encontró esas manos. "Final Feliz". Manos delineadas sutilmente, suaves, delicadas. Regina disfrutó la delicadeza de esas manos suaves mientras las acariciaba. Tan suaves, tan delicadas, tan…. Quizás demasiado delicadas, vaciló. Luchó con la necesidad de despertar a pesar del deseo de mantener esa sensación tan amena y su mente le regaló un pensamiento oportuno. Robín Hood, su hijo Roland, Henry y Hook llevaban 2 noches fuera del palacio, en una salida de pesca en el lago. Cosas de hombre según su hijo. "¿Quién?". Pestañeó severamente y con precaución se giró para encarar a quien fuera que estuviera osando compartir el lecho con ella. Jurándose no haber bebido o haber bebido tanto como para no recordar ni siquiera haber bebido. Unos enormes ojos azules le dijeron un apático Buenos días.
-¡EMMA! – soltó el agarre dando un grito y un salto para alejarse de la rubia que se mantuvo en su sitio con indiferencia.
-Regina – respondió.
-Pero… ¿qué…qué haces aquí?
-Abrazarte – dijo con naturalidad la salvadora.
-Eso ya lo sé – recriminó enfadada la morena – pero ¿por qué? ¿¡Pero cómo te atreves!? – no hizo más que percatarse que estaba desnuda de la cintura para arriba - ¡Joder!
Emma casi no pestañeó – porque tú me lo pediste – soltó encogiéndose de hombro mientras se estiraba y se sentaba contra el respaldo.
-¡YO JAMÁS TE PEDIRÍA ALGO ASI A TI! – vociferó Regina - ¿estás demente?
Emma la observó en silencio como si sopesará que decirle – tal vez, pero lo hiciste… pediste que te abrazará…
-¡ES IMPOSIBLE! – la morena prácticamente se puso de rodillas sobre la cama para empujar a Emma fuera notando como la desnudez no le permitía moverse lo suficiente - ¿por qué habría de pedírtelo a ti justamente?
-Eso no puedo saberlo – dijo la rubia levantándose por su pie por fin – imagino que esto da por concluida tu orden – añadió mientras bostezaba.
-¿Mi… mi orden? – Regina estaba terriblemente confundida, Emma no estaba para nada alterada con la situación y eso la incomodaba.
- Si, tu orden – dijo la rubia mientras se sentaba donde muchas veces la había visto la bruja malvada al despertar – me pediste que lo hiciera…
-¿Quieres dejar de repetir esa falacia Swan? – Regina estaba a punto de estallar por la parsimonia de la otra mujer – Lo dice como si fuera todo culpa mía. En primer lugar, ¿cuándo o por qué te iba a pedir algo así?
-Anoche – dijo la salvadora acomodándose el alborotado cabello – el porqué lo desconozco, fue algo extraño – reflexionó – pero no puedo negarme al poder de la daga…
-¿La daga? – Regina sopesó la información, sabía que tenía la manía de dormir abrazando la almohada si estaba sola, ¿tal vez dormida había apoyado la mano en la daga y había murmurado que la abrazaran?, podría ser pero llamar a Emma era otra cosa – pero yo no te llamé a ti, quizás solo soñaba.
-Es lo mismo, lo pediste y yo solo cumplí tus ordenes – aseveró Emma sin inmutarse demasiado pero finalmente una sonrisa de medio lado se tensó en su rostro – además – susurró con diversión – dijiste mi nombre.
-¡Tienes que estar de coña Swan! – la actitud defensiva agresiva de Regina se triplicó - ¿¡Y por qué diría yo tu nombre, Emma!? – negó con desconfianza – seguramente te confundiste, debería decir Robín o cariño o simplemente nada más que abrázame y malinterpretaste la situación…
-Claro porque Robín es tan parecido a Emma – objetó ésta con ironía – si hasta tienen las mismas vocales los dos nombres, indudablemente me he confundido su majestad, claro que sí.
-¡Emma! Yo nunca diría tu nombre – volvió a contestar Regina.
-Pues acabas de decirlo – replicó Emma ampliando la media sonrisa y de paso arrastrando el enfado de la morena hacia el infinito – no es para tanto – agregó pesadamente – solo querías un abrazo, lo entiendo, algún día iba a sucederte, tengo una especie de imán con los villanos y eso, soy… como es que lo llaman… irresistible.
Regina sabía que Emma solo bromeaba pero se sentía con el orgullo por el suelo, como la camisa de dormir que se quitó durante la noche antes de aquello - Nunca querría un abrazo tuyo – se defendió – ¿crees que teniendo a Robín lo cambiaría por ti? – ironizó - ¡ja! Sueñas.
Por primera vez Regina obtuvó de Emma el primer apice de emoción y a juzgar por la forma en que las cejas de Emma se cuadraron con determinación no era una emoción bonita - ¡No! Tú eres la que sueñas, sueñas conmigo –contraatacó Emma – además no te preocupes, estamos en las mismas, ¿o acaso crees que yo querría abrazarte si no fuera porque la magia oscura me obliga?
-A ver Señorita Swan ¿por qué no se marcha a su habitación así me puedo cambiar? – replicó la reina malvada cambiando el tono a uno más irritado y formal, manteniendo las distancias – espabilé y márchese o ¿tengo que usar la daga para que me deje tranquila?
-¡No, no!, que no se te vuelva costumbre… aunque realmente no sé por qué quieres que me marché – le contestó Emma levantándose y encaminando sus pasos hacia la salida – sobre todo teniendo en cuenta todo… TODO… – enfatizó la rubia usando sus manos para graficar- TODO lo que toqué anoche – Regina abrió los ojos completamente espantada – te mueves mucho, no es mi culpa.
El almohadón rebotó a centímetros de Emma – ¡márchese ya Señorita Swan! – espetó la morena.
Emma se giró antes de entrar a su habitación – yo me marchó pero tú deseabas que te abrazará, ni Robín ni "cariño" – ironizó - Emma – y repitió letra por letra – E… M… M… A… ¡Emma! Hasta pronto, mi AMA, ha sido un placer... para usted... – destacó haciendo una reverencia antes de cerrar la puerta tras ella mientras dejaba a una reina malvada más malvada que en los últimos tres años, y confusa, muy confusa, más que nunca, que refunfuñaba "yo no te llamé" por lo bajo.
Gracias por leer. Perdón por las faltas de ortografía o gramática desde ya. Me falta alguien que me corrija xD Pretendo no alargar mucho el fanfic, quizás algunos capítulos. Divertirme un poco con la idea. Pero a veces, las ideas evolucionan y cambian nuestras pretensiones. Veremos qué sucede. Saludos
