NOTAS DE LA AUTORA: pues aquí esta mi primer Gaara Hinata, en lo personal yo esperaba que me quedara mejor este primer capitulo, pero no estoy muy convencida, lo escribí como cinco veces y al final así quedo, este solo es una probadita, las partes que están en cursivas es el pasado y lo que esta normal es el presente oklis.

Bueno así damos la bienvenida a esta historia espero que les guste y nos vemos el viernes para la actualización de este y de "los secretos de un corazón", y para el estreno de Ruinas de sangre, es una historia pero aun no se si dejar a Hinata con Sasuke o con Naruto okis, bueno eso ustedes lo decidirán sale cuídense y se aceptan sugerencias okis

Sayonara


LUNA ROJA
Y es que si la leyenda contaba que si en algo apreciabas tu alma, no abrieras la puerta, no la abrieras aun cuando escucharas la voz de tu ser amado clamando por ayuda.

Un ángel de piel blanca como la luna misma que yacía desaparecida, sus cabellos largos y negros azulados, ojos color gris aperlado, sus largas pestañas y su exquisita figura yacían descansando sobre un peñasco, escuchaba calmada el mar golpearse contra las piedras, ese sonido la atraía cada vez más, sus blancas alas yacían recogidas en su espalda, seria presa fácil para cualquier "portador de luz" que pasase por ahí, pero nadie se atrevería a siquiera tocarla o no, en su espalda en su hombro izquierdo se encontraba el símbolo de las tres aspas, el símbolo maldito, y junto a su túnica blanca estaba la espada del silencio, esas dos cosas combinadas solo podían significar una cosa, "muerte".

La joven ángel mantenía su vista fija en el cielo esperando a una estrella, una estrella que jamás volvería a aparecer, llevaba tres siglos buscando el camino de regreso a casa pero nada daba inicios del rastro de este, nada en el cielo, cerro los ojos y dejo escapar un triste suspiro.

Se levanto lentamente y extendió sus alas al instante un brillo inigualable se esparció por todo el valle y parte de la costa, tras esto, apareció una joven sin alas vestida modestamente con una pulsera negra que parecía adherida a su piel, tenia un tatuaje en toda su mano izquierda que parecía una rosa trepando por este y formando en la palma la flor, de hecho si la tocabas podías sentir el palpitar de tan hermosa flor, lastima que te costara la vida.

El ángel comenzó a caminar lentamente asía el pueblo necesitaba descansar y comer, pronto otra batalla tendría que librar…

Gaara príncipe de los "portadores de luz" en la tierra, caminaba lentamente por aquel bosque maldito, cuando un resplandor se diviso en el horizonte, no era la primera vez que lo veía, pero era un llamado asía la muerte para cualquier "portador de luz", miro su cielo maligno y sonrió, tal vez algún súbdito tonto iría a atacar al ángel que había invocado seguramente un haz de luz, o algún arma legendaria.

No presto tanta atención como otras veces, cuando comenzó a escuchar una triste canción, era el lamento de las almas en pena que rondaban ese sitio, para el era la música más bella del universo pero para los simples humanos o para un ángel era la letanía terrible de un cruel destino que se hacia realidad.

Gaara caminaba su negro traje de ceda no se rasgaba con los arbustos y su cuerpo delicioso se ocultaba en las sombras, sus aguamarinos ojos brillaban mostrando toda su maldad e ira, su rostro era hermoso, todo el era una hermosura, el ser mas magnifico sobre la faz de la tierra, y que decir de ese cabello rojo que bailaba con el viento, era un ser verdaderamente devastador en cuanto a hermosura, en cuanto a poder.

Cuando el subió a la superficie en busca de aventura como sus otros hermanos jamás imagino asta donde su poder llegaría, ahora era el ser mas fuerte sobre la tierra, no había nadie mas fuerte ni Ángeles ni "portadores de luz".

Eso era magnifico pero a la vez era muy aburrido, de los siete tronos de poder èl era uno de los más temidos, en su interior yacía la fuerza de la tierra, de la arena maldita del desierto, no había nadie que se atreviese a enfrentarlo de frente, nadie siquiera le levantaba la voz, nadie jamás lo atacaría.

Mientras pensaba en que aldea atacaría pasa saciar su sed de sangre, se encontró de frente con una joven de largo cabello negro azulado, lo que mas llamo su atención fueron esos ojos grises aperlados, era la mujer más magnifica con que se había topado.


Cae la noche, niebla eterna.

Ocultase ya la luz.

Frío yermo, rompe y hiela.

Lágrimas del corazón.

Sueña la vida que se ve morir.

En trozos de miedo es duro vivir.

Sueños de muerte, desvélate,

Santa condena, auto de fe.

Hinata corría por las calles desiertas de la gran ciudad de Barcelona, unos "Limpiadores", la habían seguido por horas y ya estaba atrapada entre la espada y la pared, no había salida, había llegado a una calle cerrada, miro al cielo y vio por ultima vez la luna, después solo sintió un intenso dolor en las muñecas y vio la sangre correr por estas, la iban a matar lentamente los desgraciados.

Escucho la voz de Naruto gritarle que corriera que no se diera por vencida, ella con mucha dificultad volvió a tomar su pistola con el ultimo cambio de municiones y salio de ahí disparando de una diestra manera, corrió tal y como se lo había dicho Naruto, sintiendo la sangre caer a cada paso, miro al cielo y comenzó a llorar.

Itachi tenia atrapados a dos de los guardianes de Hinata, Nara Shikamaru y Naruto Uzumaki, ambos estaban tendidos en el suelo los habían atado a un poste de luz, seguramente morirían calcinados por los primeros rayos de luz, solo faltaba encontrar a la ultima de los Hyuuga, la cual seria una presa fácil puesto que las heridas que portaba jamás cerraría, moriría lenta y dolorosamente mientras era una y otra vez ultrajada por él.

Comenzó a caminar mientras saboreaba el dulce sabor de la sangre de su victima y el dulce sabor de esa delicada piel clara.

Sasuke miraba toda la escena desde las sombras, espero a que su hermano se alejara y desato a sus compañeros, estaban muy débiles necesitarían sangre deprisa, suspiro mientras los cargaba asía el refugio, cerro los ojos, le dolería la perdida de Hinata pero su venganza era más importante solo rogaba que Sakura e Ino fueran lo sumamente inteligentes para salvar a la Hyuuga.

La luna se encontraba en su más majestuoso esplendor, enorme, blanca brillante, rodeada de un manto azulado salpicado de estrellas que danzaban en su honor.

La brisa era fresca y con un dulce aroma a hierba fresca, la ciudad permanecía en el mas hermosos silencio, no había nadie en las calles, solo la luna y la soledad conviviendo en eterna armonía.

Ese lindo escenario fue interrumpido por una joven que caminaba con paso lento, su largo cabello negro azulado, su piel blanca y sus hermosos ojos azules mostraban tristeza, su blanca piel estaba salpicada de sangre, no había duda que había tenido que librar una batalla mortífera con algún ser para librar su vida.

Sin poder dar un paso más cayo al suelo sin fuerzas para gritar o hacer algo más, miro sus manos, estaban sangrando, sus muñecas habían sido cortadas de tal forma que se desangraría lentamente.

Había escuchado las voces de su escolta gritando y maldiciendo, cerro los ojos ya era demasiado tarde, tarde para todo, tarde incluso para llorar, lo ultimo que recordaba era la risa maldita de ese asesino, la risa de Itachi Uchiha.

Unos disparos más la voz de dolor de Sakura seguida por un grito de Ino, miro al cielo, Las lagrimas caían por sus mejillas, recordó el rostro de Neji cuando Itachi lo mato, recordó el rostro de todos los que se habían sacrificado por ella, por la esperanza, que era eso, era una palabra ya desconocida para su corazón, por que ella, por que tenia que vivir ocultándose de todos.

Vio el tatuaje de rosa que se encontraba en su palma un tatuaje que desde que nació lo había tenido, miro a la magnifica luna, y sonrió, ese seria su fin.


Hinata miraba a Gaara con los ojos llenos de coraje y odio, ella se encontraba en esa habitación vacía de piedra caliza y alumbrada tenuemente por una antorcha, Gaara la miraba divertido mientras ella intentaba cubridse un poco el cuerpo desnudo, su ropa estaba hecha añicos, su blanca piel tenia las marcas que él le había hecho con sus labios, se sentía sucia y a la vez…

Gaara la miraba divertido, jamás se había imaginado encontrarse con un angel tan extraño y que lo excitaba de esa manera, había disfrutado t6anto arrancar la ropa de su cuerpo mientras ella intentaba desvestidse, pero por fin la tenia ahí frente a èl casi desnuda, casi suya.


Hinata escucho una voz tenue suave cantarle al oído, no era la primera vez que la escuchaba, siempre que estaba apunto de morir la escuchaba y después veía la luz, pero esta vez era diferente…

Cae la noche, niebla eterna.

Ocultase ya la luz.

Frío yermo, rompe y hiela.

Lágrimas del corazón.

Sueña la vida que se ve morir.

En trozos de miedo es duro vivir.

Sueños de muerte, desvélate,

Santa condena, auto de fe.

Hinata abrió los ojos y se encontraba en un cuarto oscuro, sin nada, la oscuridad la lastimaba, de pronto se encendieron a su alrededor unas antorchas y frente a ella se vio así misma, vestía una túnica blanca y se miraba así misma como si la estuviera examinando, momentos después su otra yo, la abrazo, sintió dolor, mucho dolor un dolor que casi la mataba, un dolor que atravesó su alma, un dolor que la condujo a ver sus otras vidas.

Había escuchado de la maldición de los Hyuuga pero hacia tres siglos que no se había hecho presente, por que a ella, por que ahora que estaba muriendo, cerró los ojos y las dos se fusionaron.

En el tejado del tiempo

En el desván de los sueños se ahoga una voz:

No creas en todo lo que veas, solo haz caso a tu intuición

Y si albergas la duda

Nunca hallarás consuele en tu interior

Lanza bien los dados

Porque el juego del camino ha comenzado.

Lo primero que vio Itachi al llegar a la calle donde estaba el charco de sangre de Hinata fue a un ángel sentado exactamente a la mitad de la calle, en su mano derecha portaba una espada de hoja azul metálico, la empuñadura era de fría plata con piedras azules nunca antes vistas, la túnica blanca no se manchaba con la sangre del suelo.

Cuando Itachi miro a la mujer que tenia enfrente se sorprendió al darse cuenta de que era Hinata pero sus ojos estaban cargados de resentimiento, al verlo ahí ella sonrió.

Lo último que vio Itachi fue los ojos grises aperlados de esa misteriosa Ángel, al ser atravesado con la espada azul, cayo muerto al suelo.

En un mausoleo de la familia Real del desierto, Gaara permanecía dormido, de pronto una extraña luz ilumino el lugar el abrió los ojos y la vio ahí frente a él con una sonrisa sádica en sus labios, el solo volvió a cerrar los ojos, ya antes había sentido su presencia pero todo había sido puras alucinaciones.

Cuando se disponía a volver a su meditación, vio a Itachi cayendo a los pies de Hinata, la vio ahí, como asía siglos la había visto portando su túnica blanca y la espada, sus ojos estaban llenos de odio.

Gaara se levanto de golpe abrió las puertas de un golpe y se dispuso a dirigirse a Barcelona, sin duda la espera había valido la pena.

Hinata permanecía atada a una gran pared. Sus ropas estaban rasgadas y su piel mostraba las heridas hechas por los látigos, a su izquierda se encontraba el cuerpo sin vida de Neji y a su lado derecho el cuerpo de Sasuke.

Hinata agradeció internamente el que Naruto hubiera muerto meses antes, de verla en semejante estado seguro se moriría de tristeza.

Gaara la veía ahí a sus pies débil eh indefensa, sin duda la pared de los lamentos volvía vulnerable hasta al más fuerte de los Ángeles.

Hinata se veía hermosa alumbrada por la luna, aun en ese estado, Gaara se acerco para susurrarle al ido "eres mía".

Momentos después él la estaba besando de forma salvaje y posesiva, mientras recorría con sus manos el cuerpo virgen de Hinata, no tardo mucho en hacer que escaparan gemidos de la boca de la cautiva, Gaara dirigió su mano asía el vientre de Hinata y la fue bajando poco a poco memorizando cada lugar de su suave piel.

Justo cuando Gaara iba a llegar a un lugar mas "interesante", sintió que alguien los observaba, volteo lentamente y se encontró con….