Cap. 1. Tristeza

Cuando por fin salí del aturdimiento mental en el que me había sumergido desde hacía horas, estiré mi mano hasta la mesita de noche junto a mi cama y tomé mi celular. Tenía más de cuarenta llamadas perdidas de mamá y otras a las cuales no les tomé importancia. Había perdido la noción del tiempo, ya mi mente no razonaba si eran horas o días en los que me convertí en un objeto inanimado.

Mama. Perdón, no escuché el teléfono. –dije con una voz que no reconocía.

Oh Nina, hija por fin. ¿Estás bien?, estuve a punto de tomar el siguiente vuelo a Atlanta. ¿Qué ha sucedido cariño? Ian, no responde los mensajes que le he enviado. Aunque ahora que recuerdo, iba a viajar a Londres a lo de la nueva película. ¿Ya viajó? Oh cielo, disculpa hablo sin parar y tu voz no se escucha bien. –dijo Michaela, mi madre en una sola respiración.

Se ha acabado, Mama. –dije y nuevas lágrimas brotaron de mis ojos.

Cariño, pero no entiendo hasta ayer todo estaba bien, ¿qué los orilló a tomar esta decisión? -preguntó mi mamá, haciéndome recordar que el tiempo que parecía días en estado de shock solo habían sido…horas.

Busqué en mis recuerdos sus palabras, y cómo sucedió todo y empecé a narrarle los hechos a mi madre:

"Si muriera así en tus brazos fuera la mujer más feliz del mundo. Dime Som, que haré sin ti todos estos días que te irás a Londres, no estoy acostumbrada a tu ausencia, musitaba mientras me aferraba más a su pecho desnudo".

"Ven conmigo, no tienes por qué quedarte aquí, sin mí. –comentó mientras hacía círculos con sus dedos en mi espalda".

"Ian, considero que debes concentrarte en el trabajo, no quiero ser una distracción, y conociéndonos sabes que ninguno de los dos puede estar lejos del otro mucho tiempo". –respondí sincera

"Amor, me asusta no tenerte a mi lado siempre, quiere estar tan cerca de ti, que la idea de separarme de ti un par de días me pone mal. Quiero estar siempre a tu lado, compartir contigo todo…creo que es el momento, de formalizar esto, de que nos casemos y que emprendamos una vida tan cerca uno del otro que nos confundan con uno solo". –dijo Ian, y al escuchar sus palabras tan serias no pude evitar llenarme de nervios y empecé a reír como loca.

"Ian se separó de mí un poco, con la mirada más triste que pude haber visto jamás y sé que si hubiese podido ver mi propia mirada, vería reflejada en ella mucha pena, mucho miedo, muchos nervios".

"Nina, te he sido totalmente sincero, no fue un chiste lo que te dije, por favor para de reír, porque me estás haciendo quedar como un perfecto idiota". –dijo serio, y pude notar como lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

"Traté de controlarme y mientras la risa le daba paso al miedo, mi corazón se volcó en un vaivén acelerado, que me tenía a punto del desmayo".

¿Qué dices? –soltó sin preámbulo.

"Ian, estamos bien así, mi carrera está empezando, no puedo casarme contigo aún, sabes que eso nos limitaría…pero eso no quiere decir que no quiero una vida contigo, que te ame". –dije con voz temblorosa, sabía que Ian soñaba con casarse y yo…bueno yo también lo quería pero me asustaba.

"¿Limitarnos? Querrás decir limitarte, y no pongas de excusa la carrera, no seas infantil e inmadura, porque un matrimonio no limita nada y yo jamás haría que desistieras a tus sueños profesionales Nina, pensé que me conocías mejor y que todos estos años, habían servido para saber que estábamos juntos para complementarnos, pero ya veo que no es así". –dijo con la voz más dura y desolada que había escuchado jamás.

"Ian, entiéndeme…yo estoy… asustada…no sé qué decir, me tomaste por sorpresa. Yo estoy muy joven, tú piensas fríamente porque…"

Dilo, porque soy mayor que tu. –terminó la frase, y eso me estrujó el corazón.

No iba a decir eso. –contesté ya con lágrimas en mis ojos.

Pero lo pensaste que da lo mismo. Pensé que nuestro amor era suficiente para cubrir el mundo, pero quizás eso es lo que siento yo solamente. Me tengo que ir, nos vemos en Nueva York. –dijo y volteó la espalda.

Ian, por favor. –susurré en un intento vano por detenerlo.

"No trates de arreglarlo Nina, ya no tiene sentido. Adiós2. –dijo sin voltear con su jeans sin abrochar, su camiseta en una mano y un bolso de mano en la otra.

Eso fue lo sucedido, mamá y desde entonces no sé ni cómo estoy. –dije concluyendo con el resumen a mi madre.

Nina, no quiero interferir, pero yo soy testigo del amor que ambos se tienen, sé que se dijeron cosas duras, sacaron a relucir sus miedos…él tiene miedo a estar sin ti y tú a qué le tienes miedo…¿a truncar tu carrera?, sabes que eso jamás pasará, Ian recibiría una bala por ti, por verte feliz, por verte sonreír, no creo que tu carrera se detenga porque le des un sí, quiero casarme contigo. Eres joven hija, entiendo tus miedos, pero debes buscar dentro de ti que es lo que quieres y hacia donde quieres ir, pon en una balanza tus sentimientos, pregúntate a ti misma si vale la pena sacrificar un amor tan grande por el miedo…tómate el tiempo necesario para autoanalizarte, eso si no te auto flageles, no te tengas compasión, todos nos equivocamos, sal, diviértete, y allí te darás cuenta que si lo que hiciste o dijiste fue lo mejor o lo peor…eso sí, si descubres que no fue lo mejor recapacitada, pide perdón y enmienda tu error en un período conveniente, porque quizás puede ser demasiado tarde cuando recapacites. –dijo mi madre a través del teléfono y a pesar de no sentirme del todo mejor fue un gran aliciente para mi alma desmoronada.

Gracias mamá. –dije antes de colgar.

Me levanté de la cama y fui directo al baño, ver el espectro en lo que se había convertido mi rostro reflejado en el espejo no fue lo mejor, pero allí frente a mi imagen me repetí, que saldríamos de esta y que todo se recordaría como una caída de la cual hay que levantarse, sacudirse y continuar.

Empecé a forzar una sonrisa en mi rostro, debía proyectar una buena imagen así el dolor fuera más fuerte por dentro. En un par de días tenía una boda a la que acudir y el evento de la CW en New York, donde lo vería nuevamente y no podía permitirme que me viera así.

Ya con la mente más clara y un largo baño, contesté las llamadas y los mensajes que había omitido antes, pensando que quizás encontraría alguno de él, pero me equivoque, sabía que lo había herido y mucho…una vez terminé puse música clásica y me dispuse a hacer algo de yoga, mañana sería otro día y las cosas podrían cambiar.