La famosa frase por excelencia "Tenemos que hablar" nunca le había causado temor alguno. Le era indiferente a los posibles problemas que conllevaban. Y además, existían otras variantes que encerraban el mismo significado, tales como "Debo de confesarte algo", "Lo que voy a decir aplastará tu integridad emocional por completo", o, la menos popular por su falta de tacto, "Más vale que corras antes de que las palabras que mencionaré a continuación te destruyan física, emocional y psicológicamente."

Seguían siendo sólo palabras inventadas por el ser humano; no un arma blanca punzocortante.

-Oye, no es por querer insinuar la errónea idea de que no me gustan tus charlas motivacionales aportándome consejos para superarme a mí mismo y ser una mejor persona, pero siendo sincero estás yendo demasiado lejos.-el joven adolescente de catorce años irradia más bien un aire de despreocupación, que contrarrestaba con la expresión nerviosa de su hermano mayor frente a él.- Y quiero que sepas, hermanote, que soy alguien sin espacios libres en su agenda, así que más vale que sea algo bueno.

Como Tadashi Hamada solía decir, "Si buscas en cualquier diccionario existente la definición de 'insolencia' o 'descaro', te aseguro que probablemente encuentres a Hiro en él."

-Lo que sucede… es que quería contarte algo muy importante…

-Oh, creo que ya sé a dónde quieres llegar. ¿Dónde se supone que esta el nuevo robot?- acto seguido volteo a todas direcciones, buscando algún indicio del nuevo invento recién construido por su compañero de habitación.

-No se trata de un máquina, sabelotodo.

-¿Ah? ¿Entonces?- Qué lástima, ya se había emocionado.

-Prométeme primero que no te sobresaltarás ni gritarás, ¿entendido?

-Sí, sí, como tú digas.- Estaba acabando con su paciencia; no lo iba a dejar esperando toda la noche.- ¡Ahora dime!

Tadashi desvió la mirada, claramente incómodo.

-Es… Honey.

-¿Honey? ¿La chica rubia que me presentaste el otro día? ¿Qué pasa con ella?

No supo medir sus palabras, y, simplemente, lo soltó:

-Ella… está embarazada.

-Ah.-Seguía decepcionado por lo del robot. En realidad le era indiferente a como esté o lo que le pase a esa chica que era casi una total desconocida.- ¿Y por qué tanto lío en decírmelo? Quiero decir, no afecta mucho en nuestras vidas, ¿verdad?

-No me dejaste terminar.

El menor de los hermanos arqueo las cejas, expectante.

-¿Hay más?

-El asunto es qué, yo…- ¿Por qué le costaba tanto articular el final de la frase?- Yo…

-¿Tú qué?

Suspiro. Ni que fuera tan difícil.

-Hiro, vas a ser tío.

La expresión de estupefacción del prodigio de la robótica hablaba por sí solo. Su mente estaba en blanco, tratando de procesar la noticia. Titubeaba al principio, al mismo tiempo que ordenaba sus ideas. Debía de ser una broma.

-¿Acaso escuche bien? ¿Dijiste que voy a ser…?

-…tío. Escuchaste bien. Felicidades.

-¿En serio?

-Sí.

Pasaron unos segundos de calma y tranquilidad, demasiados largos para el gusto del chico de la gorra de beisbol. Esperaba alguna clase de reacción, no un rostro confundido. Se mantuvo en una postura serena y reflexiva, hasta que el joven Hamada ya no pudo contener el entusiasmo que lo exorbitaba y explotar de la emoción, cual niño pequeño después de haber consumido azúcar en exceso.

-¡Asombroso! ¡Siempre quise tener un sobrino!- gritó eufórico.

-Tranquilo, recuerda que no puedes hablar tan fuerte.-Tadashi poso su dedo índice en sus labios, en señal de pedir silencio.

-¿Por qué?-frunció el ceño.

-Es un secreto.

-¿Para qué quisieras ocultar un secreto a…?-el adolescente pelinegro dejo la pregunta en el aire, al finalmente entender a lo que se refería.

-¿Ahora comprendes?

¿Cómo no se pudo haber dado cuenta antes?

-¡Dios mío!-exclamó perplejo.

La bomba fue activada…

-Ay.

E iba a estallar.

-¡Es imposible! Eso significa que…-tartamudeaba, incrédulo a la gran relevación que acababa de presenciar.-… ¿¡Vas a ser papá!?

-Supongo que sí tienes un sobrino, debería ser el hijo de tu hermano.

Se percató que era mal momento para emplear el sarcasmo, y mucho menos si tenías que lidiar con un adolescente histérico, exigiendo respuestas.

-¡¿Entonces eres el padre del bebé que está esperando Holly?!

-Honey.

-Como sea.-giró los ojos, con hastío.- ¿Eres tú?

-Sí. Nacerá en menos de año.-dejo mostrar una sonrisa tímida.

-¡Enhorabuena! No puedo esperar para saber si será niño o niña, yo quisiera sugerir un nombre, como… eh… un segundo…- Algo no cuadraba bien ahí.-… ¿la tía Cass sabe sobre esto?

-Ese es el pequeño e insignificante detalle.-se encogió de hombros, convirtiendo su sonrisa tímida a una nerviosa.

-Sí, como no.-lo burló en un tono sarcástico.-Ya vimos cómo se puso cuando me descubrió participando en una pelea de robots ilegal, imagina como se pondrá cuando su "pequeño hombrecito" embarazo a una adolescente.

Insolente, descarado. Como había mencionado antes, así era su hermanito menor. Y la verdad las ciertas dosis de humor que añadía en los momentos más inapropiados eran en ocasiones necesarias. Tadashi río, sacudiéndole el pelo.

-Lo quieras o no, es la verdad. Nadie sabe sobre su relación, si es que la tienen, ni siquiera yo, y soy tu hermano.

La cruda y cierta verdad.

-Entiendo, señor sabelotodo, pero sinceramente, estoy aterrado.

Hiro le dio un leve golpe con el puño en su hombro, para demostrarle su apoyo.

-No te preocupes, yo ayudare lo más que pueda, nerd.

¿Cuándo el pequeño chiquillo de cuatro años que se escondía detrás suyo cada vez que algo le daba miedo se había convertido en un adolescente? No lo sabía, y por ese breve segundo de nostalgia, paso por alto aunque sea por una sola vez el hecho que lo haya llamado nerd, como de costumbre.

-Debería contarte mis problemas más seguidos, hermanito.-admitió, revolviéndole de nuevo el pelo.

Él sonrió, apartando su mano lejos de su extravagante peinado.

-Ni que lo digas.


Actualización 2-Abril-2014: La primera versión daba dolor de cabeza a mí como a los nuevos lectores, por lo que lo renové a un estilo menos nauseabundo ;D Creo que ya no vomitaré las próximas veces que revise este fanfic como de costumbre, gracias a Dios.

~Tami Tamagochi.