To binge
A pesar de la gran fiesta que se estaba dando afuera, Law se había tildado viéndose a si mismo en el espejo de su baño, como si no existiera nada más a su alrededor. Quería memorizar cada detalle del rostro de la persona que había arruinado su vida. Esa piel morena, esa mirada cansada y ojerosa, el cabello negro despeinado, la expresión de "el mundo es una mierda".
Quería agarrar al hijo de puta que y romperle la cara contra el espejo. El problema era que el mismo la había cagado. Y de golpearse a si mismo, le daría la oportunidad a Robin (que se encontrada apoyada sobre el inodoro manchado de vomito y llorando) de usar los pedazos de vidrio rotos para intentar suicidarse.
Ella lo había perdido todo, su marido, su hijo, su casa, su vida. Todo se había ido entre abogados, alcohol y la maldita sonrisa de cierto ingresante peliverde.
Robin quería morir, y no podía dejar de rogarle con la mirada a Sabo, que le diera la caja de navajas de afeitar que apretaba entre sus manos.
Ni siquiera tenia que salir de la bañera, ni siquiera tenia que sacarse la ropa mojada o cerrar la ducha, solo tenia que hacer algo con esas estúpidas navajas: dárselas a Robin y dejarla suicidarse, cortarle el cuello a Law por lo que sea que le haya hecho a su hermanito o adelantarse a la arqueóloga y abandonar ese mundo, antes de que se desplomaran más cosas sobre él, si es que era eso posible.
Está bien, era exagerado considerar el suicidio siendo que Robin estaba ahí. Ella había perdido todo, pero si Sabo no había tenido nada desde el principio ¿Cuál de los dos estaba peor? Durante todos esos años, lo único que él había tenido era un juego de la casita con dos desconocidos a los que había decidido llamar hermanos y cuando se atrevió a más, fue a enamorarse del padre de su hermanito. Vaya persona de mierda que se sentía.
Casi rosaba lo tragicómico la situación de los habitantes de aquel bonito apartamento de Water Seven, tres de cuatro estaban sumidos en una depresión inducida por sus egoístas deseos carnales mientras que el cuarto...
-¡Sabo! Llevas aquí media hora ¿Qué estás...-Ace irrumpió en el baño para encontrarse con una escena tan depresiva que parecía sacada de una película para adolescentes-¿Están bien?
-Si, Ace-respondió Sabo a su hermano casi gruñendo-solo...
-Vete-terminó Law enviándole una de sus miradas asesinas.
Con lentitud, Ace cerró la puerta del baño de su casa, claro no despegó un ojo de tan enfermiza imagen hasta que la puerta estuvo cerrada frente a él.
¿Qué mierda pasaba con ellos?
Ace no entendía a la gente que se ahogaba en sus propios errores. Era algo que iba en contra de sus códigos de vida:
"Si quieres hacer algo, hazlo. Pero luego no llores las consecuencias"
Con este pensamiento Ace regresó a su fiesta. Pensando que su hermano y sus amigos serían lo suficientemente adultos para asumir las consecuencias de sus acciones, y resolverlas adecuadamente.
Oh Ace, que equivocado estabas.
Hola a todos, hace tiempo que no escribo algo largo y nunca había escrito un longfic para one piece.
Este capitulo me quedo más oscuro de lo que hubiera querido, considerando que el plan inicial era hacer humor. Aunque siendo sincera; una imagen donde Law está autodespreciándose frente al espejo, Sabo dandose una ducha con ropa y Robin llorando sobre su propio vomito; todo mientras Ace da una fiesta. Me parece algo bastante gracioso ¿es solo a mi?
Bueno, si sigo con este fic vendría a contar de como llegaron a estar así de mal. Puede que entonces suene menos depre.
Si a ustedes les gusto mas que a mi (o si les gusto menos) me gustaría que me lo hicieran saber. Gracias por leer.
