Introducción
Sara Malfoy aprendió desde pequeña que nunca tendría la aprobación de su padre, aunque fuera una Slytherin con el mejor promedio de todos, Lucius siempre estaría primero a los ojos de su padre sin importar cuan arrogante, egoísta y poco inteligente fuera, después de todo era hombre y heredero de la fortuna Malfoy. Sara siempre sería un accidente. Su madre había muerto dándole a luz y eso es algo que Abraham nunca pudo perdonarle a su hija.
Desde muy pequeña fue maltratada por su padre, los golpes y los insultos eran algo habitual en la vida de Sara hasta que aprendió a volverse invisible. No invisible como Potter y su estúpida capa de la invisibilidad, sino invisible como una sombra o, porque no, una lámpara. Poca gente sabia de su existencia, no porque fuera escondida por su padre sino porque Sara prefería las sombras. Sabía los oscuros secretos de cada uno de los estudiantes y profesores de Hogwarts pero muchos de ellos ni siquiera sabían que existía, pasaba tan inadvertida como podía tanto en su sala común como en su casa. Si alguien conociera realmente a Sara nunca dudaría que es una Slytherin de pies a cabeza, astuta, inteligente y sedienta de poder y sabiduría. Lo más importante era sobrevivir, no importa que necesitara hacer, hasta que conoció a Severus Snape.
