El pacto es creado a las 2:43 de la madrugada, Él tiene 16 años y ella tiene 15. Ambos sufren de cruda moral después de comer cuatro bolsas familiares de frituras picantes ellos solos.
Hiccup está sentando en el sillón de su habitación, cambiando sin interés los canales de la televisión mientras Astrid descansa sus piernas en su regazo. Probablemente uno de los momentos más felices de su vida, y el aún no se daba cuenta.
—Quiero casarme en 10 años— Su mejor amiga le dice, haciendo que Hiccup levante una ceja y use toda su fuerza de voluntad para no sonrojarse.
—¿Me estas pidiendo matrimonio, Astrid Hofferson? —
—Quisieras, zoquete—Astrid le lanza con una fritura—solo digo, seria genial, ¿no lo crees? —
—¿No te parece muy…pronto para casarse? No creo ni siquiera haber terminado la universidad a los 26 años, ¿piensas casarte para entonces?—
—¿Pero no crees que sería genial? —Es como si Astrid no lo hubiera oído—Sería mejor que tener un novio, sería como…alguien que te apoye, aunque sigas estudiando o pienses trabajar o formar una familia o toda esa basura que ves en las películas—
—Nunca te imagine como una chica que le gustaría casarse—
—Yo tampoco, pero…mis padres—
—Oh—
—Sip—Astrid responde—Pase los mejores años de mi vida pensando viéndolos juntos, era feliz y ni siquiera me daba cuenta. Ahora están a medio divorcio y solo me pregunto cómo dos personas que se querían tanto pueden hacerse tanto daño—
—Creo que yo podría responder esa pregunta, estás hablando con el rey de los desastres parentales—
—Tus padres desacuerdan con todo, pero al menos se quieren—Astrid arruga la nariz—En fin, tener un esposo antes de los 25 suena como una buena segunda opción, tu sabes, como un seguro de vida—
—Oye, ese sería tu esposo, no tu segunda opción—Hay una pausa cómoda en la que una idea surrealista se forma la cabeza de Hiccup, su boca habla antes de que él la pueda controlar—¿Y si hacemos un pacto? —
—¿Un pacto? — Astrid pregunta, adorablemente inocente.
—Un pacto de-de matrimonio—No es el momento de tartamudear, Hiccup Haddock—Si ambos seguimos solteros dentro de 10 años, nos casamos—
Por un momento, Astrid se le queda viendo como si le hubiera crecido una segunda cabeza, entonces le da una de esas sonrisas que son todas presunción y satisfacción.
—¿Me estas pidiendo matrimonio, Hiccup Haddock? —Parece que ella no puede evitar burlase, al menos un poco.
—Bueno, es algo totalmente incondicional, y no estoy seguro si los compromisos de una vida deberían hacerse así, pero…—Hiccup deja salir una risa desairada, como si no pudiera tener que siquiera estuvieran teniendo esta conversación, a pesar de que fue él el que la saco a la luz para empezar—Pero claro, ¿Por qué no?, considéralo una propuesta de matrimonio—
Astrid parece considerarlo por un momento antes de ofrecerle su mano—Esta bien, hagámoslo, de ahora en adelante somos Prometidos condicionales—
Ambos se dan la mano, como si no fuera algo tan ridículamente monumental.
Hay un silencio corto en el que todo parece una broma.
—Y solo para que sepas, espero un hermoso anillo dentro de 10 años—
—Se nota que nunca has mirado dentro de mi billetera—
Naturalmente, pasan 3 años sin que ninguno hable del pacto.
Él tiene 19 y está enamorado, ella tiene 18 y tiene un novio llamado Eret.
Al principio él lo detesta. Lo detesta por robar algo que no era suyo para empezar—porque Astrid sigue siendo su mejor amiga, pero de alguna manera nunca se sintió más lejos de él—pero no puede decirle nada porque eso significa abrir su pecho y derramar todo frente a la única persona cuya opinan importa un carajo.
Así que ambos se juntan dos veces a la semana para charlar en su habitación, como en los viejos tiempos.
—¿Qué te parece Jessica? —Ella le pregunta de nuevo, y Hiccup se da cuenta que Jessica es la chica de la semana.
Él recuerda a Jessica. Ojos verdes y cabello rojo, además de una figura adorable—ambos entraron a la misma presentación en la universidad y desde entonces ella no para de mandarle fotos tediosas a su celular.
—¿Qué pasa con Jessica? —Hiccup le pregunta a medio puño de chocolates.
—No lo sé, ella es linda—Astrid arruga la nariz—Y creo que le gustaaas—
Hiccup finge pensarlo por un momento—No lo sé, no creo que sea mi tipo—
—¿Y cuál es tu tipo, Hiccup? —Astrid habla, un poco agresiva, un poco molesta. Lo toma con la guardia abajo—En serio, te conozco desde que teníamos 3 años y nunca te he conocido una chica—
—Rubia—Hiccup pensó—Mi tipo es una chica rubia y salvaje y algo loca y algo agresiva, pero si pasas por el filo llegas a los abrazos y al aroma a casa—
—Morenas, supongo—
Al menos no como el novio de Astrid.
Hiccup escucho que Eret gasto 500 libras en jeans, que va al gimnasio al menos seis veces a las semanas, que tiene todos los discos de Ministry y que, aunque tome cerveza tiene cuadros en su abdomen.
Tal vez él esté un poco celoso.
Se ven felices desde lejos, y Hiccup no pregunta cuando la ve arrugando la nariz o tomando demasiada sidra—ella tiene 18 años y Hiccup está seguro que está enamorada, y si la hace feliz entonces es suficiente para él.
Así que Hiccup se levanta una mañana, un par de semanas antes de que ella cumpla 19 años, y sale por la puerta con la idea de que el dichoso pacto nunca sucedió.
Hiccup conoce a una chica que parece la copia de carbón de Astrid, y sin darse cuenta se enamora.
Él pasa el siguiente año al lado de Camicazi, y nunca se había sentido más feliz.
Ella tiene 19 y está soltera una vez más, él tiene 20 y está enamorado.
Tantas cosas cambiaron en su solo año que es terrorífico. La rubia encontró a su novio echándole más que miradas a cierta chica de primer año y acabo botándolo tan rápido como acepto salir con él, y Hiccup consiguió una novia.
Al parecer Hiccup es un mentiroso compulsivo, porque la última vez que hablaron de su tipo de chica el expreso específicamente como tenía una cosa por las morenas, razón por la cual Astrid estuvo meses intentando emparejarlo con Heather.
De repente, ya no era necesario.
Astrid habia escuchado hablar de Camicazi muchas veces. Una chica tan loca como agresiva. Pero ella nunca espero verla tomando la mano de Hiccup, sonrojándose cada vez que se daban un beso.
Astrid recuerda las muchas veces que besó a Eret, pero en ninguna de ellas recuerda haberle dado uno más pequeño después del primero. Como si dejara una nota en sus labios. Ella nunca recuerda haber hundido su rostro en su cuello, tímida y retacada. Ella nunca recuerda haber estado tan enamorada que aun después de un año parecían novios de secundaria.
Astrid no espero el latir pesado de su corazón al pensar en ellos.
Ella tampoco espero sentir su estómago dar vueltas cada vez que los veía besarse.
Es aquí cuando Astrid se da cuenta de lo pequeña y estúpida que es.
Una tarde ambos están sentados en un café, ella está por terminar su primer semestre de universidad y tiene que estudiar para las finales, él está haciendo maletas para el viaje de aniversario con su novia, pero aun así encuentra el tiempo para ayudarla en sus prácticas.
—Entonces g(x) = h(y), pero eso es solo cuando la variable está separada y… ¿Astrid? ¿Estas prestando atención? —
No lo estaba, ella estaba viendo sus ojos, mas verdes que nunca, sus cejas tan grandes y molestas, su cabello castaño y tan desastroso.
—Solo pensaba…—Díselo, tu nunca has dudado, Astrid Hofferson—¿Alguna vez has ido a escalar? Es solo que suena un poco…peligroso—
Una sonrisa burlona se hizo en su rostro, y Astrid evito la mirada, avergonzada sin razón alguna.
—¿Estas preocupada por mí, Astrid? —Hiccup deja el lápiz sobre la mesa, al lado de su taza de café—No hace falta, Cami lo ha hecho docenas de veces y dice que es menos difícil de lo que parece, todo estará bien—
—Lo sé, es solo…—No me gusta, no me gusta Camila, no me gusta su tonto apodo, no me gusta el hecho de que mientras yo estudio ella te lleva a escalar montañas. No me gusta pensar porque la odio tanto. —No quiero que te rompas la cabeza, la necesito para que me ayudes a estudiar.
Ambos ríen—ella no vuelve a tocar el tema, y cuando se despide para ir a su excursión de una semana en las montañas junto con su novia—el abrazo que Astrid le da duro mucho más que cualquier otro.
Astrid lo ve subir al asiento del pasajero de la vieja Chevy del '89 de Cami, e incluso cuando la camioneta desaparece en la distancia, ella la continua siguiendo con la mirada.
Tres días después, Hiccup Haddock cae en coma.
