Bueno, ésta es mi primera incursión por la sección de Bleach. Como habréis podido comprobar la historia estará compuesta por 30 viñetas, basadas en el reto que ofrece LiveJournal desde la comunidad "30vicios". Si tenéis interés por visitar mi tabla desde allí soy aurori1. Bueno, a lo que iba; estas viñetas son individuales, así que se pueden leer sin ningún orden concreto. Todos los derechos y personajes pertenecen a Tite Kubo. Por cierto, los comentarios, críticas constructivas y sugerencias serán muy bien recibidas. Y sin más, espero que os guste. Nos vemos.
Fandom: Bleach
Pareja: Ichigo/Rukia
Tema: #3 - Vergüenza
Número de palabras: 511
Resumen: "Ichigo es un hombre firme, siempre y cuando Rukia no esté delante "
Género: Romance/Humor
"Vergüenza"
Ichigo, tumbado en el suelo, dejaba pasar el tiempo sin mover ni un dedo. Aunque siendo sinceros tampoco había mucho que hacer… Las tardes como aquellas, calurosas y aburridas, eran de lo peor que se podía echar a la cara. En cambio Rukia parecía estar revolucionada. Revoloteaba por su habitación, sacando y reorganizando cajas del armario. El muchacho maldijo el momento en el que le había dado su permiso para que hiciese lo que quisiese con su guardarropa.
– ¿No puedes estarte quieta, joder? – inquirió mientras dejaba escapar un bufido. Como resultaba evidente fue totalmente ignorado. El chico estiró las piernas y se colocó los brazos bajo la cabeza. Frunciendo el ceño, como siempre, siguió a la muchacha con la mirada. Le ponía tan nervioso… ¿Por qué no podía parar un poco?
Ajena a su crispación pasó por delante suya con una montaña de mantas entre manos. De repente los ojos del joven se apartaron instantáneamente de la ropa de cama y se dirigieron a otro tipo de ropa… A la interior de Rukia, para más señas.
En aquel preciso instante entendió el por qué del comportamiento de Kon al caminar por su lado una chica que llevara las piernas descubiertas. Desde ahí abajo tenía una perfecta panorámica de lo que escondía esa falda de tablas que usaba para ir al instituto. Y a decir verdad la visión no es que le desagradara demasiado.
Él se repetía a sí mismo una y otra vez el típico "no mires". Pero sus ojos no estaban muy por la labor y la fiesta que tenían montada en su interior sus malditas hormonas tampoco ayudaba demasiado.
– ¡Eh! – chilló la chica, sacándole de sus pensamientos –. ¡Te estoy hablando! – gritó agarrando una caja que casi le doblaba la estatura.
De repente el estómago del muchacho se encogió y sus mejillas se tiñeron de un color que haría envidiar a cualquier tomate maduro. Tragó saliva un par de veces, y deseando parecer lo más natural posible, hizo un enorme esfuerzo por sonar indiferente.
– ¿Qué…? – preguntó a la par que se llevaba una mano a la cabeza y se levantaba poco a poco, procurando no establecer ningún contacto visual con ella.
– ¿Quieres dejar de mirarme las bragas y ayudarme a subir esto, Ichigo? – dijo señalando la parte más alta del armario. Esa frase sentó al adolescente como una patada en el estómago. Definitivamente su fama de "tío firme" se había ido la porra. Sin saber muy bien qué hacer articuló la primera frase estúpida que se le vino a la cabeza.
– Eso te pasa por ser tan enana… – respondió en un vago intento de recuperar su orgullo.
– Cállate, mirón.
Touché. Un poco más tarde Ichigo era el que estaba ordenando la habitación en lugar de Rukia. Sin embargo él no protestó. Y aunque hubiese querido hacerlo la vergüenza que estaba sufriendo no se lo habría permitido. Al fin y al cabo ése era el precio que debía pagar por pasarse más de diez minutos contemplando su ropa interior. Lástima.
