Disclaimer: El mundo de Harry Potter y sus personajes no me pertenecen. Los hechizos, criaturas y trama de mi invención si.
N/A: Gracias Muffliat0, y lectoras :) mil gracias por fav, follow y comentarios.
Aclaración: El comienzo es confuso intencionalmente, incluido Draco y los gemelos. Post- Hogwarts; y para propósitos de esta historia, no murió ningún gryffindor, pero si Severus Snape, Albus Dumbledore y algunos alumnos de otras casas.
Pairing: Drinny y Hanny.
Rescatando a Draco Malfoy
Prólogo: Malfoy es un idiota...
Ráfagas de aire helado la atravesaban con rudeza, mientras sus pasos se hundían en el camino blanco haciendo su andar pesado y dejando un rastro de profundas huellas trás de sí. Una corriente de viento sacudió su larga cabellera roja, provocando qué el frío se intensificára, se abrazó a su grueso abrigo y apresuró el paso para regresar a la madriguera.
Había sido una mala desición salir a caminar intentando huir de su recuerdo, aún podía cerrar sus ojos y visualizarlo, esperando de pie, enojado, y con la decepción reflejada en su rostro, mientras en el aire tibio, las hojas qué caían se llevaban su última oportunidad.
oOo
Desde la puerta escuchó los sonidos qué provenían del interior de La madriguera, habría otra reunión familiar de la qué no tenía conocimiento, se había autoaislado tanto qué era casi una hermitaña; el calor y el olor a té, café y chocolate la inundaron de pronto de nostalgia. Subió sigilosamente a su habitación y cerró la puerta con un hechizo de su varita; se quitó sus ropas frías y empapadas y se colocó una reconfortante bata dispuesta a tomar un baño caliente.
Se sobresaltó con el repentino picoteo de una lechuza en la ventana. Observó a la extraña ave, qué la esperaba impaciente, lucía exótica, era más pequeña de lo usual y tenía llamativas plumas en tonos rojizos, y supó qué no provenía de su parte. Tomó la carta qué traía atada a una de sus patas y abrió el papel desanimada, era de Harry Potter, se encontraba en otra misión "secreta de Aurores" y, cómo acostumbraba, encontraba la manera de hacerle saber qué pensaba en ella. Arrugó la nota y la lanzó con desinterés en el cesto de basura.
El ave no esperó respuesta y se alejó alzando sus alas a la profundidad de la noche donde brillaba la luna llena.
5 Años atrás.
Ginny estaba leyendo una cursi revista de novias con apatía trás el mostrador, y arrepentida de haber aceptado trabajar en la tienda de los gemelos.
Ese verano habían suspendido los entrenamientos de quidditich, por lo qué sus compañeras salieron en un improvisado viaje al caribe qué ella no pudó costear, y su amiga Luna estaba sumergida en una extraña investigación qué sólo ella comprendía. A Ginny le apremiaba salir de la madriguera, distraerse, y alejarse, principalmente de Harry Potter; era irónico qué toda una vida creyera qué él era perfecto para ella, ya no era merecedor ni de sus pensamientos.
Con hastío dió vuelta a la página para ver a otra modelo posando en un esponjado vestido blanco. El lugar estaba vacío, cómo solía estar a esa hora de la tarde, pero no tardaría en llenarse de gente. Escuchó el usual chillido de la puerta abriéndose y volteó de reojo para observar deslizarse entre los estantes abarrotados de bromas y travesuras, al peculiar rubio, y a su elegante vestimenta contrastar con el pintoresco lugar, mientras una perfecta y arrogante sonrisa se asomomaba en sus labios.
Resuelta en no dejarse intimidar por él, y aún escéptica, lo vió acercarse un par de pasos con un paquete en las manos, y una sonrisa.
-Weasley.- Su típico arrastrar de palabras.- ¿Cómo se usa esto?- Preguntó despreocupado.
-No estoy segura. En la caja estan las instrucciones.- Contestó comenzando a dudar de su actitud. Y volvió a hojear su revista de novias con más intéres del qué sentía.
-Creo qué me llevaré una para probarla.- Un brillo pícaro se asomó en su rostro anguloso. Y colocó la caja frente a ella y su revista.
-Son 4 sickles.- Dijo en tono desinteresado.
-Por supuesto.- Contestó pausadamente.- Creí qué estarían los gemelos. Es tan extraño encontrarte sola Weasley.
-No será por mucho tiempo, no tardan en llegar todos.- Observó su actitud y él volvió a su sonrisa arrogante.-
-No lo dudo, pequeña pelirroja.- Pronunció en tono desafiante. Y Ginny entrecerró sus ojos café respondiendo el tácito reto.
-Está broma.- Señaló la caja, e ignorándola a ella.- Dice qué son galletas qué provocan temblores en las piernas y las vuelven gelatinosas. ¿Cuántas deben comer? Y ¿Cuánto dura el efecto?-
-No sé, Malfoy, cómo te dije, en la caja están las instrucciones.- Se cruzó de brazos.
-Si, claro...- Observó la caja en sus manos.- Tus hermanos suelen ser más atentos.-
-Bueno, esto, es provicional. Tengo planeado dedicarme al quidditch.-
-Vas por buen camino, supongo.- Ella no comprendió si estaba siendo sarcástico.
-Supones bien.- Respondió tajante. No tenía interés en ser cortés con él. Se observaron un instante. Él se dió vuelta, y Ginny creyó que finalmente saldría de la tienda, en cambio lo vió dirigirse tranquilamente de nuevo al interior.
Conocía de la obligada tolerancia de sus hermanos a los slytherins, pero no hacia los Malfoy. Supuso que probablemente los gemelos habían madurado a causa de la guerra, cómo muchos otros, pero aparentemente ella no, porque seguía sin soportarlo.
Después de buscar entre los estantes por 20 minutos volvió con unos vistosos lentes de colores fosforescentes.
-¿Para qué son estos?- Preguntó con interés.
-No sé.- Volvió su atención a la misma revista de novias.
-No tienen instructivo.- Y se los mostró.
-Puedes probartelos, sin compromiso...- Ahora su día podía volverse divertido. Esperaba que terminara lleno de pus, ronchas o ambas.
-No lo creo Weasley.- Los volvió a observar, y luego a la pelirroja.- Está bien.- Draco se los colocó dubitativo, y se los quitó aprisa; con un gesto pensativo, los usó de nuevo.
La observó nuevamente e hizó un ademán de aprobación con la cabeza, esa fue la señal qué Ginny necesitó para tratar de cubrirse con los recursos a mano, qué no le eran suficientes.
- ¿Qué es lo qué hacen esas ridículas cosas?- Se acercó en dos zancadas a él, se los arrebató y se los colocó para comprobar, mientras veía a través de ellos, a las elegantes ropas de Malfoy desaparecer hasta quedar en interiores, qué un temor qué no sabía qué poseía se había hecho realidad; y el rubio se atrevía a mostrarse orgulloso.
-¡Eres un pervertido!- Exclamó quitandose los lentes; él sonreía de lado mientras Ginny trataba de controlar sus mejillas encendidas.
-Tú te ves mejor sin toda esa ropa fea y barata.- Soltó con burla haciendola enfurecer. La pelirroja sacó la varita del bolsillo de su falda y le apuntó al pecho.
-¿Lo crees, Malfoy?- La observó con curiosidad.- Porque tal vez te verías mejor con un mocomúrcielago..-
-Era un cumplido Weasley.- Trató de excusarse con una sonrisa ladeada y levantando una ceja.- Bueno, para ser justos, tú me permitiste probarlos, y yo no sabía lo qué hacían...-
-Esta bien.- Lo interrumpió haciendo un esfuerzo por detener el rubor que cubría su rostro, e indecisa entre bajar la varita o lanzarle un hechizo. Miró su gesto de burla permanente y se molestó aún más.- Eres un verdadero idiota.- Recalcó.
-Tienes razón Weasley.- Él borró su sonrisa y suavizó el tono de voz.- No quiero problemas. Necesito mis provisiones de bromas... ¿Estamos bien?- Malfoy le regaló una sonrisa amable; la combinación de sus palabras y la inusual imagen, le provocaron devolverle un asomo de sonrisa, y aún con reservas, dejó de señalarlo con su varita.
Observó sus ojos para comprobar qué tenía motivos para mantenerse recelosa; pero extrañamente, parecían sinceros, incluso bellos, profundamente grises, y esas pestañas..Y él le sonreía. ¿Porqué no había reparado en lo atractivo qué era? Ah, claro, su linda personalidad, pretencioso, intolerable, desdeñozo... De pronto un carraspeo la volvió a la realidad. La tienda comenzaba a abarrotarse y una señora regordeta con un niño pequeño demandaban su atención.
- ¿Podrías mandarme una lechuza para avisarme cuando estarás en la tienda? - Preguntó Draco con suficiencia.- Eres más interesante qué los gemelos... - Le sonrió y le dió la espalda para retirarse a pasó lento, cómo esperando una respuesta. Ginny dudó, aparentemente sus hermanos lo toleraban y ellos no se fíaban con facilidad. Después de Harry, se había prometido no ser prejuiciosa, todos pueden cambiar, para bien o para mal. Esta vez seguiría su intuición. Y a pesar de qué su parte sensata le gritaba qué era mejor la seguridad de la monotonía su valentía ganó.
-Te avisaré Malfoy.- Y pudo verlo sonreír aliviado.
La señora la veía con una sonrisa cómplice, y Ginny la ignoró. Esa pobre señora no sabía que ella sólo padecía de aburrimiento, no había motivos para esas miradas. Era muy probable qué ni siquiera volviera a verlo. Era de conocimiento público qué los Malfoy pronto se refugiarían en Francia. Su nombre era difícilmente bienvenido después de la guerra. Y el estigma de ser mortifagos los seguiría por siempre. Era una pena, tal vez no merecían esa cruz, pero si de algo tenía la certeza era de qué Draco Malfoy era un idiota.
Presente
-Es muy lamentable, nadie conoce el paradero del chico de los Malfoy...- Escuchó que decía su madre desde la cocina. Ginny detuvo su descenso por la rústica escalera creyendo haber malentendido, ella confiaba en que él era un mago inteligente y hábil.
-Pobre muchacho, sabrá Merlín por lo que estará pasando... - Dijo su padre.
-Seguramente el responsable fue alguien buscando venganza o una recompensa.- Percy con su petulante voz.- Es un hecho qué los Malfoy están solos, nadie en el Ministerio los ayudará a buscar a su hijo.- Ginny sintió cómo su corazón se oprimía en su pecho.
-Pienso qué no deberían ser indiferentes a una situación cómo esta.- Agregó Hermione, quién hace poco se había casado con Ron.- Su deber es auxiliar a quiénes los necesiten. Tú eres Auror.- El pelirrojo trabajaba en un equipo distinto a Harry, para equilibrar según Potter.
-¡Es un mortífago, se lo tiene merecido!- Por supuesto Ron. Ginny terminó de bajar los escalones de prisa, y con una impetuosidad qué no recordaba tener, se paró frente a su familia.
-¡NO! ¡No lo merece! No saben nada para hablar así de él.-Tenía las manos en dos fuertes puños y parecía preparada para enfrentarse en una pelea con quién sea qué estuviera dispuesto.
-¿Y tú si?- Ron la veía con sorna, tal vez creía qué había enloquecido.
-No, pero estoy harta de qué hablen mal de los demás.- Trató de sonar neutral y se sentó junto a su madre.- No conocen sus circunstancias.. sólo piensen en Harry y todas las habladurías qué ha tenido qué tolerar.
-Por supuesto querida.-Molly cubrió sus manos en gesto protector.- Tienes razón, no hablaremos más de los Malfoy, bastante tienen con su hijo desaparecido.- Ginny cerró los ojos, era mucho más de lo qué podría soportar. No podía ser el fin, si era necesario ella misma iría a buscarlo y lo encontraría.
