Capitulo 1
En Bree nunca paraba de llover.
Bree era uno de esos pueblos donde una densa neblina lo cubría casi todo el año.
Cuando Legolas llego aquella noche, una leve brisa se dejaba ver entre la luz de las farolas. Hubiera querido llegar esa misma noche a Gondor, pero había llevado su caballo hasta el limite y hasta los elfos necesitan descansar. Así que, aunque no le gustaba la idea de pasar una noche en Bree, tuvo que resignarse a buscar posada en El Poney Pisador.
Antes de la Guerra del Anillo, Legolas y Estel habían pasado algunas noches aquí, cuando Estel era conocido como un montaraz del norte. Una sonrisa cubrió la cara del elfo al recordar aquellos tiempos., tiempos en los que el y Estel habían compartido tantas cosas, incluso, el corazón.
La Guerra del Anillo solo vino a unir más sus espíritus, la incertidumbre los llevo a vivir cada día con intensidad y pasión.
Más pronto tuvo Legolas que abrir los ojos a una realidad más cruda que toda la que enfrento en la Guerra del Anillo, y fue que Arwen no había partido a Valinor. Pronto la tristeza invadió sus hermosos ojos azules, había olvidado por momentos como había tenido que renunciar a Estel por el bienestar de Arwen y Gondor.
Aunque Aragorn tampoco había hecho mucho esfuerzo en cambiar las cosas.
Lo que le partió el corazón a Legolas, pero orgulloso como era, no se lo demostró nunca.¿Para que? Aragorn, mas que nadie sabia lo que podía pasarle a un elfo con el corazón roto.
Pero Legolas sobrevivió.
Solo.
Aragorn comprendió muy tarde su error, en desesperación, le había rogado que se quedase hasta que su tiempo en Arda terminara. Legolas no tuvo corazón para decir no, prometiendo quedarse en estas playas hasta que el destino de los hombres encontrara a Estel.
Así Legolas, con algunos elfos del reino de su padre, se quedo en Ithilien, ayudando a Estel a dar hermosura a esas tierras. Periódicamente Legolas visitaba a Aragorn y este a su vez, lo visitaba en Ithilien, pero a partir del nacimiento de su primogénito, Eldarion, sus visitas se hicieron menos frecuentes, y menos aun cuando Arwen quedo de nuevo embarazada.
Así, la última vez que Legolas visito a Aragorn, Eldarion tenía 10 años, y aunque Legolas amaba a Estel y al chiquillo, sus responsabilidades no lo dejaban estar mucho tiempo. Así, poco a poco, cuando Legolas se vino a dar cuenta, habían pasado años sin verlos. Pero la correspondencia con Aragorn y poco después con Eldarion nunca se había detenido, y siempre era invitado en cada una de ellas a visitar Gondor. Pero Legolas procuraba evitar el dolor en su corazón cada vez que veía a Aragorn con Arwen, y con el pretexto que el tiempo no pasa igual para los elfos, sus visitas se hicieron cada vez mas prolongadas, de todos modos, Aragorn tampoco parecía querer abandonar Gondor por un par de días para ir a visitarlo, lo que en el fondo, también resentía Legolas.
Pero esta situación no duro mucho, una mensaje especial llego a manos del Príncipe elfo, Eldarion, hijo de Arathon, Príncipe de Gondor y Anor, festejaría su mayoría de edad. Celebración a la que Legolas estaba más que feliz de ir. Así, en poco tiempo, se vio loco de ansias de ver de nuevo a su Estel.
Partió esa misma tarde sin escolta. El mal había sido erradicado de la Tierra Media¿que peligros podía correr, sin esperar si sus consejeros estaban de acuerdo, se escabullo hacia los establos y partió sin tardanza, feliz de sentir el viento una vez mas en su cara.
Cuando hubo asegurado a su caballo un buen lugar para descansar, Legolas se dirigió a la vieja Posada. No queriendo llamar la atención, decidió cubrirse con la capucha de su manto, y pasar lo mas desapercibido posible, y así pasar una noche tranquila. La mayoría del los elfos habían partido a valinor, y los pocos que quedaban, se refugiaban en los reinos elficos que quedaban, ver a un elfo en estos tiempos era muy raro.
En cuanto Legolas pasó el umbral de la puerta, tuvo que hacer un esfuerzo para no salir corriendo de ahí. El ambiente era espeso y pesado de tanto humo de pipa, el olor a tabaco y otros hedores se mezclaban todos juntos, Legolas solo quería pasar rápidamente el recibidor e ir directo a su habitación.
Buscando al viejo dueño de la posada, se encamino a la barra para pedir un cuarto y algo de comida.
-Buenas noches viajero- saludo el viejo Mantecona, aunque para ser sinceros, parecía que los años no pasaban por el - ¿En que puedo ayudaros?- se apresuro a preguntar el posadero, buscando ver la cara del posible huésped.
-Buenas noches, busco una habitación para pasar la noche- urgió el elfo - ¿hay alguna lista ya?-
-Precisamente están acabando de acomodar la ultima que tengo disponible, la mas cómoda también, si me permite decir, si gusta esperar unos minutos, pronto estará lista- respondió el posadero gentilmente, pero a toda prisa, el lugar estaba lleno y no se daba abasto con el escasa servidumbre que le ayudaba -¿A quien debo llamar cuando este lista?-
-Eri- respondió Legolas, usando un viejo nombre que acostumbraba usar cuando viajaba con Estel -mi nombre es Eri-
-Muy bien señor Eri, en cuanto este lista su habitación, le avisare, mientras tanto, por favor tome algo de cerveza¿o quizás la especialidad de la casa?-
-Esperare a estar en mi habitación- respondió cortésmente el elfo –solo un poco vino por ahora-
-¿Vino, he?- si, tengo algo de eso … a ver… hey tu, Mago, atendiendo al señor Eri aquí, traedle un poco de vino y apresúrate con la otra mesa- grito Mantecona a una muchacha entre la multitud de personas – disculpe usted, no todas las noches estamos tan llenos- se justifico el posadero mientras se despedía a atender otra mesa.
Con un leve suspiro de resignación, Legolas no tuvo otro remedio que esperar su habitación. Pronto, la misma muchacha que había visto antes, le acerco una copa de vino, el elfo tuvo que disculparse para tomar la copa, ya que la barra de servicio también parecía estar ahora llena de hombres.
Cuando se adelanto a tomar la copa, el hombre de a lado no pudo evitar ver la fina mano deslizarse entre el manto, confundiéndolo por la de un muchacho, y queriendo aprovechar la situación, alcanzo a sujetar la suave mano antes que esta tomara la copa.
-¡Hey, déjame invitarte un verdadero trago muchacho- dijo el hombre de tez oscura
-No, gracias, este es mi trago- respondió firmemente Legolas soltando la mano y tomando su copa.
-Hey, yo solo quiero ser amable contigo niño¿vas a despreciarme mi invitación?-
Era claro que el hombre estaba ebrio y no iba escuchar razones, exasperado, Legolas se levanto para buscar al posadero.
-De nuevo las gracias- dijo Legolas mientras se retiraba.
No tomando esta respuesta de buen agrado, el oscuro hombre sujeto con fuerza un brazo del elfo, girándolo bruscamente para verle la cara.
Tomado por sorpresa, Legolas no pudo evitar una exclamación de confusión mientras trataba de recuperar el equilibrio, lo que le valió que la fina capucha de deslizara.
No soltando a su presa, el hombre pensó primero que se trataba de una tonta muchacha que se había escabullido entre la gente, pero después noto con asombro las finas y puntiagudas orejas de su presa.
-Un elfo… eres un elfo… ¡Hey, todos, miren que tenemos aquí!- grito con gruesa voz el tosco hombre a toda la concurrencia no soltando el brazo de Legolas - ¡Un lindo elfo!-
El silencio que siguieron a esas palabras fue algo que Legolas creyó no presenciar nunca en un lugar como ese. Todos esos pares de ojos mirándolo de arriba a abajo fue la sensación mas indignante que había que tenido que enfrentar hasta ahora, ni siquiera en Rohan se había sentido tan ofendido, y no pudo evitar que un rubor bañara sus hermosas facciones.
-¿Un elfo?- preguntaron algunos
-¿En verdad¡Yo nunca he visto uno!- grito otro
-Ni siquiera sabes que es un elfo- mofaron en respuesta otros, las risas llenaron pronto el lugar.
-Y es bonito en verdad- dijo un hombre alto que se adelanto a los demás – yo nunca he besado a un elfo-
-No has besado ni siquiera a una mujer- respondieron unos riendo –mucho menos a un elfo-
-Bueno, eso puede cambiar hoy¿o no bonito?- respondió el alto hombre mientras tomaba el fino mentón de Legolas.
Legolas que hasta este momento había quedado pasmado ante toda esta barbulla, se soltó de golpe de la mano que le aferraba el brazo.
-¡Soltadme en este instante!- grito Legolas -¿Cómo se atreven?-
Pero antes que Legolas pudiera dar un paso para poder sacar sus cuchillos debajo de su manto,- lo que le costo algunos preciosos segundos- dos pares de manos lo sujetaron por los brazos, otras manos terminaron de arrancarle la capa y los cuchillos.
-¿Qué creen que están haciendo humanos miserables¡exijo que me suelten en este instante!- grito Legolas sacudiéndose de encima al primer humano con una fuerte patada, que salio volando tras unas sillas, pero esto solo excito a los demás hombres que comenzaron a gritar mas.
-¡He, traedlo aquí, vamos!- gritaron mientras hacían espacio en una de las mesas, tirando al suelo todos los tarros.
Mientras Legolas golpeaba al otro hombre, de nuevo se vio arrastrado por otros brazos hacia la mesa, tirándolo con fuerza de espaldas, la fuerza del impacto solo sirvió que su cabeza golpeara cruelmente la dura superficie.
Aprovechando esto, el hombre alto, que ya se había recobrado del ataque anterior del elfo, con la boca sangrante, se apresuro a girar al elfo para atarle las finas muñecas.
-No dirás que somos descorteses- bromeo mientras daba un fuerte apretón a las ataduras.
Como respuesta, otra patada al estomago, que hizo doblarse en dos, mas risas llenaron el lugar.
-¿Lo vez¡no puedes con una mujer, menos con un elfito!-
Enojado y recobrando el aliento, en dos grandes pasos se acerco de nuevo al elfo, tomándolo por rubia cabellera, lo azoto duro contra la mesa.
Legolas solo vio una luz brillante detrás de sus cerrados ojos, y sintió como dos fuerte brazos lo giraban de nuevo a yacer sobre su espalda.
-Ahora veremos que tenemos aquí- murmuro el hombre mientras comenzaba a arrancar la túnica del elfo.
-¡No pueden hacer eso!- se escucho una voz detrás de los demás hombres¡No pueden tratar así a mi huésped en mi casa!- dijo el posadero atravesando a un par de hombres corpulentos -¡Soltarle ahora mismo y lárguense de aquí!- grito cuando estuvo mas cerca.
-Escúchame bien posadero, sal ahora de aquí, sin hacer escándalo y dejaremos esta vieja pocilga es paz- amenazo el primer hombre – Nadie saldrá herido, excepto, claro, el lindo elfo, pero al menos no quemaremos este lugar y tu salvaras tu pellejo¡Ahora lárgate!-
Si algo no tenía el viejo Mantecona, era valor, y eso de perder la vida y su medio de sustento, pues… con piernas temblorosas, y un suave "lo siento", se refugio detrás de la barra.
Mientras tanto, el barullo había empezado de nuevo.
Sujetando al elfo por el cuello, el hombre comenzó hacer jirones la túnica y fina camisola del elfo, hasta que la mayor parte de su pecho quedo desnudo.
-Lo dicho, muy bonito, me pregunto si serás igual de estrecho-
-¡Miserable¡Suéltame maldito!- respondió Legolas con otra patada en plena cara.
-¡Sujétenle bien! -grito el oscuro hombre -¡sujétenlo bien y todos tendrán su tiempo con el!-
Antes esta promesa, tres hombres se apresuraron a tomar de nuevo al elfo sobre la mesa, tomándolo por lo hombros y brazos.
-¡Los matare por esto bastardos!- grito desesperado Legolas, tratando de zafarse de nueva cuenta.
-Al contrario bonito- dijo el hombre alto que se limpiaba la cara de sangre- sabemos muy bien lo que estamos haciendo .Yo voy primero- dijo mirando a los demás- sujétenlo bien- dijo mientras tomaba al elfo por las caderas para bajarlo hasta el borde de la mesa.
Legolas sintió algunas uñas clavarse en su piel, otras manos lo sujetaban ya de los muslos. El hombre alto se coloco entre las piernas de elfo y comenzó pacientemente, con una horrible sonrisa en su ensangrentada boca, a perder las ataduras en los pantaloncillos del elfo.
Cuando ya casi lograba su cometido, un grito ahogado salio de su boca junto con más borbotones de sangre. Nadie comprendía lo que pasaba. Legolas, con el corazón latiendo a toda prisa, vio la punta de una espada salir apenas de entre las ropas del hombre. Con un último esfuerzo, logro zafar una pierna, y en un rápido movimiento, empujo al agonizante hombre a hundirse más en el filo de la espada.
Cuando el hombre cayo muerto al piso con un grito de dolor, una joven figura quedo al descubierto detrás, espada ensangrentada en mano.
Con un grito de furia, el primer hombre se lanzo sobre el recién llegado, olvidándose todos por el momento del rubio elfo.
A Legolas le basto este simple respiro, para poder poner distancia entre el y sus agresores, no quitando la vista de cómo el extraño se defendía con una agilidad que a Legolas se le hizo remotamente familiar, pronto pudo deshacerse de las estrechas ataduras y alcanzar sus cuchillos olvidados cerca de la barra. Su anónimo salvador ya se encargaba del segundo hombre, cuando Legolas, con elegantes y mortales movimientos se deshizo de otros tres.
Pronto, la pequeña posada estaba hecha un mar de cuerpos tirados y dos jadeantes figuras en el centro.
-¡Por los Valar Legolas, esta vez si la viste cerca- dijo entre bocanada y bocanada de aire el hombre.
-¿Cómo es que sabes mis nombre, - exclamo sorprendido Legolas – no recordaba haberlo siquiera mencionado-Yo aun no he tenido el privilegio de conocer el tuyo-
-¿Tanto he cambiado?- rió el hombre descubriendo mas sus cara de los pesados mechones oscuros – si solo han posado 10 años mellon nin-
Dos ojos azules encontraron a los de Legolas
-¿Eldarion!-
Eldarion- q. "de los Eldar", único hijo varón de Arwen y Aragorn.
