Disclaimer: los personajes pertenecen a BnH.

Nota: le quiero dedicar esta historia a Ce De Brownie ( u/7555049/Ce-De-Brownie), que es una persona maravillosa que me ha enseñado BnH y tuvo la idea para este fic.

Por otro lado, la portada pertenece a archvermin, y es que me parecen preciosas.

Hit me with your best song.

Acercó la taza a sus labios, dándole un pequeño sorbo al té.

Aguardaba despierta el regreso de Deku; sentía la cama vacía sin él, sin tener a quien despeinar justo antes de cerrar los ojos. A veces, tardaba tanto en volver a casa, que realmente se preocupaba, ¿Por qué tendría que cargar él con todo el peso? Estaba allí, ansiosa, queriendo escuchar sus aventuras del día, pero no llegaba.

Los pequeños trozos del mochi cayeron al plato tras morder el pastelito.

Quería abrazarle, no dejarle escapar hasta el día siguiente, pero Midoriya no era de ese tipo de personas, Ochako lo sabía. Él, irremediablemente, siempre miraba hacia delante. Dejó escapar un pesado suspiro que llenaría la cocina.

Deku, sin embargo, no se atrevía a contarle la verdad: tenerlo escondido le pesaba, demasiado. Pero le daba vergüenza. ¿Qué pensaría Uraraka si descubría la guitarra? Varias noches actuaba en directo, oculto tras un disfraz que dudaba que pudiera aguantar más tiempo, tocando piezas que nada tenían que enviar a los grandes grupos de rock. Sus dedos volaban por las cuerdas. Se sentía cómodo, lo disfrutaba; en mal momento le había enseñado Jirou. Se lo tenía que explicar.

Sacó el instrumento de la funda y, cabizbajo, fue a la joven de sonrisa amable que iluminaba su mundo. Le esperaba con otra taza para él.

— ¿Qué quieres decirme, Deku-kun?

¿Cómo lo hacía? Conocía perfectamente sus intenciones, incluso antes de que él lo supiera.

— Me he estado guardando algo para mí, y no es justo. Llevo actuando varios meses, me he vuelto más famoso de lo que esperaba y...creo que te lo necesitaba decir.

No borró la sonrisa ni un segundo. Se levantó del asiento, abrió el cajón y dejó varias revistas con Izuku Midoriya -bajo su nombre artístico- en portada. El asombro estaba en su rostro.

— ¿Có...Cómo?

— Lo vi un día, patrullando con Gunhead, y las he estado guardando desde entonces —. Tomó la primera de ellas entre sus brazos y la abrazó —. Sales tan bien…

Midoriya no pudo responder: también abandonó su asiento y se lanzó a por ella, hundiendo la cabeza por completo en su hombro.

— Solo, tócame algo, ¿Si? Quiero escucharte.

Lo único que pudo hacer fue asentir conforme Ochako le rodeaba ahora a él, al de verdad, para impedir que flotara por el aire. Se sentía feliz.