Hola a todo, gracias a mi nee-chan (dorobo no sagishi) pude crear mi cuenta y podría decirse que me obligo a que terminara de escribir y a subir la historia porque deseaba leerlo. Espero que les guste a todos.

Inuyasha y todos los personajes no son míos son de la increíble e impresionante Rumiko Takahashi. Pero algún día obtendré los derechos del autor (se vale soñar).

Días comunes

Era una noche cálida, la obscuridad del firmamento era cubierto por pequeños destellos blancos, dejando una hermosa visión del obscurecido cielo, algunos animales nocturnos salían de sus madrigueras para cazar o recolectar alimento, en una parte un poco más alejada de la pequeña aldea entre los árboles se alzaba imponente una cabaña , desde el exterior se logra distinguir la luz que provenía de una fogata, para la joven Miko que se encontraba dentro de la cabaña esa era una noche tranquila y hermosa pero a pesar de querer disfrutarla no podía, la ansiedad y desesperación no la dejaba en paz.

Desde hace cuatro días su esposo junto al monje Miroku habían partido a realizar un exorcismo en un pueblo alejado y habían prometido volver antes del anochecer del tercer día.

Pero no habían regresado y por esa razón se encontraba en ese estado, sabía que el testarudo de su esposo era fuerte pero eso no evitaba que se preocupara.

-inuyasha

Maldición lo extrañaba tanto, muchos dirían que era una tontería pero para ella no, se había acostumbrado a estar al lado de su esposo disfrutando de sus caricias, de sus besos, de la forma en que le hacia el amor y también de las tonterías de este, además hacia mucho que no se separaban por más de un día.

Inuyasha se había vuelto indispensable para ella casi como respirar.

Un suspiro salió de sus labios como hace unos minutos atrás, había pasado todo el día intentando sacar al hanyou de su mente pero para su desgracia no tardaba ni cinco minutos para que la preocupación y el deseo de estar junto a él, regresara a atormentar su mente.

-¿Mamá?

Dirigió su mirada al pequeño que abrazaba una manta con un brazo y con el otro restregaba su ojo mientras un bostezo se escaba de sus labios, ante esa imagen no pudo evitar que en su rostro apareciera una sonrisa.

-¿No puedes dormir cariño?

-No - el pequeño negó igual con la cabeza.

La sonrisa de kagome se amplió y abrió los brazos invitándolo a refugiarse en ellos, el niño al entender el mensaje corrió hacia su madre sin soltar la manta en ningún momento.

Estar entre los brazos de su madre era lo que más le gustaba, era un lugar cálido y tranquilo además de que su madre le acariciaba el cabello y lo mimaba.

Al tener a su hijo entre sus brazos los envolvió con ellos y beso la cabeza del infante, las orejitas del pequeño se movieron y su madre soltó una pequeña risita.

-¿Por qué no puedes dormir?- pregunto de forma suave mientras acariciaba su cabello plateado.

-tuve una pesadilla- el pequeño se alejó de su madre para verla a los ojos.

Kagome vio en los ojos de su cachorro –palabra que se le quedo de costumbre gracias a inuyasha- el rastro de miedo en ellos.

-¿El mismo sueño?

El pequeño asistió

Kagome lo vivió a abrazar haciendo que la cabeza del pequeño descansara en su pecho, el niño se acurruco más hacia su madre y cerró los ojos.

-Tranquilo, mamá está aquí.

Atsushi era la viva imagen de su padre además de las orejitas había heredado los ojos dorados y el cabello plateado, al parecer estas dos últimas características era algo que diferenciaba a los que tenían sangre Inu youkai en sus venas tomando en cuenta a inuyasha, sesshomaru, el padre de los dos hermanos: Inu no Taisho, y por relatos de Rin la madre de sesshomaru.

Últimamente su hijo tenía pesadillas debido a una mala experiencia que sufrió unos meses atrás al jugar con los niños de la aldea.

Los niños de la aldea se divertían jugando a las escondidillas, su cachorro en un intento de no ser encontrado fácilmente se adentró mucho en una cueva, después de un tiempo trato de salir de su escondite pero al querer encontrar la salida se perdió.

Cuando el sol ya estaba por ocultarse los niños regresaron a sus casas, al anochecer se encontraba muy preocupada y a punto de llorar temiendo lo peor, sango se encontraba a su lado tratando de calmarla y ayudar en lo que podía debido a que el abultado vientre que traía le impedía ser de gran ayuda. Inuyasha en un vano intento quería demostrar que estaba tranquilo y calmado a pesar que no podía usar su olfato-debido a que el rastro se perdió por un aguacero que tardo unos minutos-, pero los arboles descuartizados y alguno que otro techo roto demostraban lo contrario, todos los niños ya habían regresado excepto el suyo. Mientras tanto Miroku y la mayor parte de los hombres de la aldea ayudaban en la búsqueda del pequeño para evitar la destrucción total de la aldea que podría ser causado por un hanyou desesperado por su cachorro y también porque apreciaban mucho a la pequeña familia.

Pero afortunadamente después de un tiempo -que para inuyasha y kagome fue una eternidad- lograron encontrarlo gracias a la ayuda de un niño que –llevaba dormido todo el tiempo de la búsqueda- les mostro por donde se había ido su hijo.

Cuando llegaron a la cueva, la noche ya había caído desde unas horas atrás, encontraron a su cachorro junto a una de las paredes de la cueva llorando desconsoladamente.

-Atsushi-murmuro Kagome al verlo y corrió hacia él para abrazarlo mientras lloraba de felicidad por haberlo encontrado a salvo.

-Qué alegría ¿no te lastimaste? ¿Estás bien?- dijo mientras buscaba indicios de alguna herida.

-mamá, tenía miedo- sollozo el niño

Inuyasha se acercó a ellos soltado un suspiro de alivio para después sonreír y abrazarlos fuertemente, luego de soltarlos acaricio el cabello de su cachorro, mientras lo reprendía dulcemente, para después decirle lo muy preocupados que se encontraban y el miedo que sintieron al creer que lo habían perdido para siempre. El pequeño se limitó a llorar aferrado a su madre que lo consolaba, después de que su padre dejo de hablar para volver a abrazarlos, les pidió perdón y prometió ser más cuidadoso.

Al finalizar la dulce escena de la pequeña familia todos regresaron a sus casas para descansar no sin antes recibir las gracias de kagome y "khe!" por parte de inuyasha pero después de un buen "abajo" el hanyou dio un gracias y se dio la vuelta para ir a su hogar junto a su esposa y su cachorro.

Desde ese día su hijo tuvo pesadillas, soñaba que estaba en el interior de una escalofriante y oscura cueva completamente solo, y los aldeanos no lograban encontrarlo dejando de lado la búsqueda, hasta que finalmente lo olvidaban.

Sabía lo que su hijo sentía, ella había experimentado la angustia y el miedo de estar completamente sola en la oscuridad.

-¿Quieres dormir aquí a mi lado mientras esperamos a tu padre?

-¡Sí!

Kagome sonrió al entusiasmo que demostraba su hijo, se sentó de manera que Atsushi apoyara su cabeza en sus piernas.

-¿Mami por qué no ha regresado papá?

Pensó un momento que responderle, no podía decirle a su hijo lo que ella creía que eran las razones por lo cual su esposo no hubiera regresado como había prometido, era unas tonterías si sentido tomando en cuenta la destreza y fuerza del hanyou.

-Tal vez porque el tío miroku decidió ir a otra aldea a realizar algunos rituales de purificación- si eso estaba bien, así no preocuparía a su hijo y estaría tranquilo.

- Yo pienso que papá está derrotando a muchos demonios con Tessaiga para evitar que se roben a los niños.

- Es verdad, así el monstruo de las cosquillas no vendrá por ti, pero hoy si-kagome ataco los costados de su hijo, ocasionando que el pequeño se riera a carcajadas.

-Ma…mma…mamii para- Atsushi seguía riendo y kagome se le unió, el niño hacia lo posible para escapar de las manos de su madre.

-P…por favor pa…para- Atsushi logro alejar las manos de kagome.

-bien por esta vez ganaste, pero yo regresare y ganare wujajaja- susurro tratando de imitar la voz de un monstruo.

Atsushi rio y se levantó.

-No podrás porque mi mamá me cuida y es muy fuerte.

-Vencer a tu madre será muy fácil- su madre rio siguiendo el juego.

-No, mi mama y mi papá te vencerá juntos, y mi papá siempre me protegerá y también a mi mamá.-kagome suspiro, su cachorro era muy tierno.

-Ven Atsushi ya es tarde a dormir.- la joven Miko abrió sus brazos en espera de su hijo.

El pequeño hizo un puchero muy gracioso pero accedió al saber que dormiría entre los brazos de su madre. Kagome lo abrazo de la misma forma en que lo hacía cuando era un bebé.

El pequeño al sentir el dulce aroma y la calidez que su madre transmitía se sintió más tranquilo, como una canción de cuna los latidos del corazón de kagome lo adormecieron. Después de unos minutos el pequeño se durmió, kagome siguió acariciando el cabello de su hijo pensando en lo afortunada que era al tener un hijo y a un esposo maravilloso, hasta que el cansancio la venció y se entregó a los brazos de Morfeo.

Que les pareció la historia, tengo realizado una segunda parte explicando él porque inuyasha no ha regresado. Y también tengo otras historias mías y algunas de mi hermana que le gusta el inuxkag, que me gustaría publicar pero decidí iniciar con esta. Dejen sus review´s porque me gustaría saber si les gusto u odiaron la historia, también si desean que suba el segundo capítulo o alguna otra historia.

Muchas gracias a todos por leer, hasta la próxima.

Adiós