Disclaimer: Pertenecen a Kishimoto.

Cosa rara que se me ocurrió mientras viajaba en el colectivo a la facultad. ¡Ojala les guste, y muchas gracias por leer! Dedicado a Veji, porque ya sabés por qué, ojalá que esto mejore aunque sea un poco tu semana :)


Es una mañana de otoño y los árboles pierden sus vestidos junto a sus diademas, en una ciudad de Japón llamada Osaka.

Ellos son jóvenes, y muy, muy frágiles. ¿No los escuchas rompiéndose, con cada paso que dan, cada meta sin cumplir?

-Sasuke-kun, tuve un sueño raro ayer-Comenta la chica de ojos esmeralda, apartándose el flequillo de los ojos. El sonido del tren de la estación casi ahogando su voz y la felicidad de los niños que vuelven del colegio siendo la antitesis de aquél momento.

Él la ignora, semblante serio mientras consigue los dos boletos para el tren que los llevará a sus casas. Luego de que los guarda en su bolsillo, le hace un gesto con la cabeza, señalándole los asientos vacíos de la terminal.

Ella suspira y se sienta a su lado. Los puestos libres son de esos bancos de madera con marcas de aerosol y chicles pegados debajo de las tablas, que crujen bajo el peso. Aquellos que pareciera que fueran a desmoronarse en cualquier segundo. Casi como ellos, pero careciendo del "casi".

-Tus ojos eran rojos, Sasuke-kun- Es corta, la frase, pero Sakura la pronuncia como si le hiciera falta respirar.

(Y sangrabas, muchísimo. Yo… yo intentaba salvarte, ¡estabas muriéndote! ¡Morías en mis brazos y no pude hacer nada! No pude detener la hemorragia pero, aún así, me dijiste: "Gracias, Sakura")

Él murmura un suave "hmph", apartando la vista de los avisos del noticiero que transmiten por la pantalla de la estación y la fijándola en ella. Sonrisa de lado como si estuviera apunto de refutar completamente la posible existencia de "Hogwarts" (o como cuando le gana a Naruto en muchas de las discusiones que tienen, lo cuál es más fácil).-Tienes que dejar de leer Crepúsculo, Sakura, o te volverás igual de idiota que el dobe.-

La muchacha lo mira, largo y tendido, sus dedos jugando de forma inconsciente con los bordes de la correa de su bolso. Sus labios se separan, como si quisiera decirle algo ( más bien, reprocharle, implorarle, gritarle y sacudirlo hasta que lo entienda). No obstante, algo en la expresión de su rostro hace que se arrepienta y mire hacia el suelo de granito.

(Sasuke-kun, yo… Yo, no quiero que mueras.)

Se sorprende cuando él le toma la mano izquierda que yace tendida sobre la silla y se la acaricia con el dedo pulgar. Sin mirarla a los ojos, sin sonreírle, sin bufar por lo bajo ante sus ocurrencias.

(Lo sé, Sakura, lo sé.)

Es cálida, la sensación que se propaga por su pecho, así que decide que aquel sueño ha sido resultado de ver muchas películas de ninjas junto a Naruto y Rock Lee, sumado a una muy mala combinación de helado de chocolate y lasaña. Se miente, lo hace hasta que pueda a llegar a considerarlo como sólo un sueño (una terrible, espeluznante pesadilla).

Así que sólo le aprieta la mano derecha como respuesta y él únicamente se encoje de hombros, sin mirarla a los ojos, sin sonreírle, sin bufar por lo bajo ante sus ocurrencias, demostrándole sin palabras ni acciones que está allí, a su lado.

(Te amo, Sasuke-kun)

(Lo sé, Sakura, lo sé)