Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer

Todo comenzó hace casi diez meses atrás. Estábamos en agosto y un grupo de amigos había decidido hacer una excursión a una isla desierta durante una semana para olvidarse de las preocupaciones que tenían en Nueva York.

La pareja protagonista son Edward y Bella pero en ese viaje también estaban Alice, Jasper, Rose, Emmet, James, Kate, Ben… en fin eran un montón. Algunos eran muy conocidos en Nueva York, como es el caso de Bella la cual era hija de la diseñadora Renée Anderberg. Kate, la hija del alcalde de Nueva York, Ben conocido únicamente por los aficionados al polo y Edward conocido a nivel nacional gracias a la cadena de supermercados que tenía su familia por todo el norte de América.

La última noche que pasaron en la isla los amigos que eran pareja decidieron tener un tiempo para ellos solos antes de abandonar ese paraíso, mientras que los demás amigos se quedaron al lado de la playa a la luz del fuego y todos en compañía de una cerveza.

Edward y Bella decidieron dar un paseo alrededor de la playa y mientras caminaban cogidos de la mano hablaban de lo bien que les había sentado este viaje y sus planes de futuro próximo. Bella tenía que volver a viajar nada más llegar a Nueva York para acompañar a su madre a comprar telas para su nueva colección mientras que Edward tendría que ponerse manos a la obra para tener a tiempo el informe sobre la subida y bajada de las ventas en la cadena de supermercados que él controlaba, toda la costa este.

Bella y Edward llevaban saliendo desde hacía siete años. Eran unos críos cuando se conocieron, se hicieron amigos debido a que tenían una cosa en común; la presión que sentían por parte de sus padres. Ahora años después han comprobado que esa presión había sido en su beneficio, una preparación para lo que les deparaba el mundo real.

Se sentían tan cómodos cuando estaban juntos… llevaban viviendo juntos varios años y aunque no tenían planes de boda todos sabían que terminarían casándose. A sus casi veintiocho años Bella pensaba en una boda como una posibilidad lejana, algo que sucedería con seguridad, pero dentro de unos años. Edward con treinta años empezaba a vislumbrar la imagen de una casa llena de niños y la cual compartiese con Bella.

Volvieron junto a sus amigos y se sentaron muy cerca del fuego, fue en ese momento cuando quizás embaucado por el tono tostado de la piel de Bella, producto del reflejo de las llamas, o tal vez el calor que Bella introducía en su cuerpo al estar recostada sobre su hombro, Edward firmó su sentencia de muerte.

Cuando el sueño comenzó a hacerse presente todos se levantaron y caminaron hacia el barco para ir a dormir. Sin embargo Edward y Bella se quedaron un poco más disfrutando del sonido de las olas y del calor proveniente de la hoguera que estaba a punto de apagarse.

-Eres preciosa- le dijo besándola en la oreja y aspirando el olor salado que tenía el pelo de Bella.

-Como tú- le contestó Bella dándose la vuelta y besándole. Cuando terminaron el beso se quedaron perdidos en la mirada del otro y ambos sonrieron- a veces pienso que ya no puedo quererte más pero entonces suceden estos momentos y siento como me enamoro de ti un poco más- le dijo Bella besándole levemente.

-¡Oh dios Bella! Como te amo- dijo Edward tumbándola sobre la arena y besándola el cuello- cásate conmigo- la dijo parando de besarla el cuello y mirándola fijamente.

-¿Qué?- dijo una alterada Bella incorporándose.

-Eso- aclaró un sonriente Edward- casémonos. Permíteme estar a tu lado para siempre.

-Oh Edward- dijo Bella tapándose la boca con una mano y con las primeras lágrimas derramándose por su mejilla de lo emoción- por supuesto que sí cariño. ¡Casémonos!- Edward emocionado la besó sujetándola de las mejillas.

No se acuerdan de cómo pero terminaron desnudos corriendo para adentrarse en el mar. Cuando el agua cubrió a Bella hasta sus pechos paró de correr y esperó a que Edward estuviera a su lado. Una vez juntos entrelazaron sus manos debajo del agua y se giraron hasta mirarse fijamente, se fundieron en un beso voraz y Bella subió sus piernas hasta la cintura de Edward donde la posición hacia que sus sexos se rozaran. Aprovechando un momento en el que se separaron para recuperar el aire Edward embistió contra ella llenándola por completo.

Edward impulsaba a Bella contra sí mismo ayudándose de sus manos las cuales estaban en el culo de Bella. Bella sin quedarse atrás dirigía la cabeza de Edward hacia sus pechos con ambas manos. Edward mordía y besaba cada uno de los pechos de Bella con ansia como si no hubiera mañana, sin embargo Bella quería que fuera más despacio. Quería alargar el placer un poco más, quería estar así de feliz toda la vida.

-Shh tranquilo cariño, acabamos de prometernos, tenemos todo el tiempo del mundo por delante- le dijo Bella. Edward volvió a besar sus pechos pero ahora con más tranquilidad. Bella no podía evitar que su cabeza viajara imaginándose su vida de casada con Edward, este fue el detonante para que ambos cayeran en el primer orgasmo que marcaría la cuenta atrás.

Cuando volvieron a Nueva York se lo dijeron a su familia y amigos más allegados. Todos tomaron la noticia con gran alegría y entusiasmo pero no sorpresa. Era de dominio público que siempre iban a estar juntos.

El peor momento fue cuando decidieron darlo a conocer a todo el mundo. Los e-mails de ambos estaban a reventar de felicitaciones de amigos, compañeros, clientes… etc.

Los medios se hicieron eco y cada vez era más difícil salir por Nueva York y que nadie te preguntara cuándo te casabas o si ya tenías nervios.

Visto desde afuera eran la pareja ideal. Los tabloides siempre hacían referencia a la larga relación que han tenido y con la discreción que llevan su vida personal.

Hoy era sábado y aprovechando que ninguno de los dos trabajaba se sentaron en la isla de la cocina para hablar de la boda.

-¿Dónde te gustaría casarte?- preguntó Bella.

-Oh pues… en… no tengo ni idea. Creo que eso va a ser mejor que lo mires tú y luego entre los dos lo decidamos- dijo riéndose y rascándose el pelo de la nuca.

-Bueno mi madre me sugirió algunos sitios aquí en Nueva York y también en los Hamptons.

-¿Quieres casarte en la playa?- dijo Edward con una sonrisa. A él le daba igual donde casarse, vestido con un esmoquin o con un chándal, que la boda fuera en verano o en pleno invierno… él solo quería casarse con Bella y lo demás era intranscendente.

-La verdad es que nunca lo había pensado pero el otro día cuando mi madre me enseñó las fotos de un sitio en los Hamptons me pareció que era una buena idea. Una boda en la playa es preciosa, ¿no crees?

-Tú sí que eres preciosa- le dijo bajándola del taburete y sentándola en su regazo- me da igual donde casarme mientras sea contigo.

Bella comenzó a reír y le besó suavemente antes de apuntar la dirección del local en los Hamptons que su madre le había dicho.

-Vale pues… ¡nos casamos en los Hamptons!- gritó riéndose.

-Pero si nos casamos en la playa tiene que hacer buen tiempo así que la boda tendría que ser… ¿en julio?- propuso Edward.

-No cariño. En julio todo Nueva York se va de vacaciones a los Hamptons y la playa estará llena de curiosos. ¿Por qué no en junio?

-Junio, me encanta ese mes- y es que Edward tenía varios motivos para que junio fuera su mes favorito. Para empezar en ese mes era su cumpleaños pero también en ese mes empezó a salir con Bella.

-¿Junio?- preguntó para confirmarlo con Edward. Este la besó y después afirmó:

-Junio.

Estuvieron todo el día hablando de los preparativos para la boda. Habían decidido que iba a ser una boda junto al mar, muy discreta, con pocos invitados y relajada.

Después de cenar y ver un rato la tele juntos se fueron a su dormitorio para continuar hablando de la boda.

-No quiero que sea una boda llena de invitados en la que no conoces a la mitad de ellos- le dijo Edward.

-¿Y no quieres invitar a algunos de tus clientes?

-No. Es nuestra boda, es un día muy importante y no quiero que termine convirtiéndose en una reunión de negocios. Ese día es solo para nosotros y si va gente del trabajo terminaremos hablando de negocios porque la única relación que tengo con ellos es laboral- dijo Edward muy seguro.

-Vale jefe, nada de compañeros de trabajo- apuntó Bella en la misma agenda que está mañana. Tenían más de la mitad de la boda organizada y solo habían ocupado cinco páginas de la agenda. Eso era una buena señal pensó Bella.

A pesar de que no tenían ningún problema económico y podían permitirse una boda por todo lo alto no querían gastar dinero innecesariamente.

-Gracias- le dijo Edward acariciándola el muslo por encima de las sábanas.

-¿Por qué cariño?- preguntó Bella subiéndose las gafas.

-Porque la mayoría de las mujeres quieren una boda ostentosa, llena de gente, en el centro de Nueva York. Quieren un gran fotógrafo para ese día y que la boda se convierta en un evento social que salga en todas las revistas. Y yo tengo la suerte de casarme contigo que quieres el mismo tipo de boda que yo- la dijo besándola.

-No me des las gracias cielo. La boda es cosa de dos no solo de lo que quiera la mujer. Y con que es cosa de dos me refiero a que tú vas a tener que acompañarme en todos los preparativos, la comida, el sitio, el juez, la lista de invitados…

-Estoy deseando acompañarte en todo eso y más, ¿para eso nos casamos no?

-Sí pero por lo general en la mayoría de los matrimonios es la mujer o un organizador de bodas quien se encarga de todo.

-Pues en nuestra boda nos encargaremos nosotros- dijo firmemente Edward a modo de promesa.

-Tengo mucha suerte de tenerte como próximo marido- le dijo mientras le besaba y se ponía encima de él. Cuando acabaron el beso Bella intentó volver a su lado de la cama pero Edward no se lo permitió agarrándola de la cintura.

-Tenemos que hablar de los invitados- se quejó Bella.

-Pues habla, pero encima de mí- le dijo un divertido Edward guiñándola un ojo.

-Eres imposible Edward- dijo riendo- a ver…. Invitados- dijo y comenzó a escribir en la agenda de nuevo.

Había ciertos invitados que eran imprescindibles como los padres y hermanos de cada uno y los amigos más cercanos. Solo con esto ya tenían veinte personas.

-Hay que invitar a mis tios tanto a los de Londres como a los de Chicago- dijo Bella- y a sus hijos. Esto nos pone otros diez invitados más.

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-También a mis tios y primos de Alaska y no sé si mi padre querrá que venga mi tia Clare.

-¿La que vive en México?- Edward asintió. Su padre y su tia habían discutido cuando murieron sus abuelos años atrás y no se habían vuelto a hablar desde entonces. Aunque a Edward siempre le enviaba un regalo por su cumpleaños, nunca se ha olvidado de él.

-Se lo preguntaré a mi padre mañana. Lo menos que quiero es que alguien este incómodo en nuestra boda- Bella apuntó a la tia de Edward entre interrogaciones.

-Yo quiero invitar a algunas de mis compañeras de universidad, Lauren, Jessica, Victoria…

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-Y a mis compañeros en el curso sobre administración de empresas- dijo Edward.

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-A la familia Fisherman.

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-Umm a los Stevenson.

56

-¡Y a Julia!- dijo Bella.

-¿La chica italiana con la que hiciste ese viaje por Europa?

-Sí. Ella me invitó a su boda y hablamos de vez en cuando por Skype.

-Eso nos deja con… 57 invitados.

-En realidad 58, recuerda que se casó.

58

-Cincuenta y ocho es una buena cifra- comentó Edward. Bella se bajó de su regazo para ir a la mesilla.

-Sí. Los justos para que sea un gran día- dijo Bella dejando la agenda en la mesilla junto al bolígrafo y sus gafas.

-Ven aquí- dijo Edward arrastrándola con su brazo en la cintura de ella hasta colocarla a su lado.

Se besaron dulcemente mientras que Bella se subía encima de él nuevamente. Comenzó a besarle el cuello y poco a poco fue descendiendo hasta llegar a los pezones de él los cuales lamió y besó volviendo a Edward loco. Continuó bajando hasta llegar al borde de los calzoncillos grises que estaba usando hoy Edward. Fue dejando besos húmedos desde el ombligo hasta el elástico de los calzoncillos. Empezó a acariciar suavemente el miembro de Edward sobre la tela y Edward dejó de mirarla para echar la cabeza hacia atrás y disfrutar del placer que su futura mujer le estaba dando.

Bella agarró los calzoncillos de Edward y los bajó hasta los tobillos donde él terminó quitándoselos. Bella se quitó el camisón rápidamente y bajó su tanga hasta que se le sacó por completó y le lanzó a alguna superficie de la gran habitación.

Mientras que Bella se desvestía Edward se había incorporado en la cama apoyando su espalda contra el cabecero quedando en una posición en forma de L. Bella gateó hasta llegar a la altura de su miembro y le besó. Le besó todo lo largo que era y se introdujo solo la punta en su boca. Una vez dentro empezó a mover su lengua sobre la punta a la vez que su mano acariciaba con delicadeza sus testículos. Edward tenía los dientes apretados y las manos cerradas con fuerza apretando las sabanas.

Cuando Edward estaba a punto de correrse apartó a Bella bruscamente y se levantó. Bella se coloco en la posición de perrito poniendo las manos en el cabecero. Estaba preparada para sentir entrar a Edward de lleno pero en su lugar sintió como algo frío escurría desde la parte baja de su espalda hasta la entrada de su vagina. Giró la cabeza para mirar a Edward y se encontró con un bote de lubricante de color rosa sobre la cama.

Edward sonrió y comenzó a esparcir el lubricante desde el ano de Bella hasta los labios vaginales. Al pasar por su ano lo acarició desde fuera lentamente y Bella comenzó a curvar su cuerpo para obtener más placer. Edward sonrió aun más y comenzó a introducir uno de sus dedos por ese pequeño agujero. Los jadeos de Bella eran audibles desde la cocina pero no eran nada comparado al gemido que soltó cuando Edward la penetró de una sola estocada. Comenzó a moverse a un ritmo constante dentro de su vagina mientras que sus dedos continuaban jugando en su otra entrada.

Edward también jadeaba y emitía pequeños sonidos de placer con los ojos entrecerrados. Sin darse cuenta aumentó la velocidad de sus estocadas y el interior de Bella empezó a contraerse. A los pocos segundos Edward soltó un gran gruñido mientras Bella se derrumbaba poco a poco hasta que finalmente solo tenía levantado su trasero en el que Edward seguía embistiendo.

El orgasmo de Edward fue brutal y mientras se corría azotó fuertemente el culo de Bella.

Cuando terminaron Edward cayó desplomado sobre la espalda de Bella y aun en su interior.

-Ha sido tan intenso- dijo entrecortadamente Bella.

-Te amo- dijo Edward besando su cuello y levantándose para salir de ella y colocarse en su lado de la cama.

Bella seguía un poco atontada de placer y Edward le acariciaba la espalda con amor. Bella se dio la vuelta y apoyo su cabeza en el pecho de Edward. Este agarró las sábanas y la manta y les cubrió a ambos antes de quedarse dormidos.

A la mañana siguiente se levantaron a la vez y prepararon el desayuno juntos y en silencio. No había nada que decir pero estaban pensando lo mismo y compartir ese silencio era algo muy íntimo.

Durante el desayuno la tele fue quien ocupó ese silencio y se limitaron a compartir miradas y pequeños roces íntimos.

Fueron a comer a con la familia de Edward a al restaurante del hotel Trump Internacional de Nueva York. Durante la comida les dijeron que sus invitados iban a ser únicamente 58 a lo que la hermana de Edward y su madre, Ashley y Esme, se quedaron muy sorprendidas.

-¿Y no vais a invitar a ninguno de los clientes de tu madre o de los supermercados?- preguntó Carlisle.

-No papá. Queremos una boda íntima, no una boda para hacer negocios- dijo cogiendo la mano de Bella y poniéndola sobre la mesa.

-Eso es muy romántico y seguro que será una boda preciosa pero puede tener repercusiones fatales en tus negocios Edward- le dijo su madre.

-Tengo una vida privada y una vida laboral, no quiero mezclarlas y mucho menos ese día.

-Edward nuestra vida es un negocio. El día de tu boda también lo será, será un negocio placentero y de por vida pero un negocio a fin y al cabo, hasta vais a tener que firmar 'un contrato'.

-Una boda no es firmar un contrato- dijo Bella molesta.

-Papá no hay nada más que añadir. Una boda sencilla, en la playa y con nuestros allegados. Fin.

-Pero...- comenzó Carlisle.

-Carlisle cielo es su día, son ellos los que deciden. Si fuera nuestra boda invitaríamos a algunos clientes pero es la vuestra y no quereis así que respetamos vuestra decisión.

-Gracias mamá.

El resto de la comida fue bastante tensa y Carlisle no volvió a decir nada. Menos mal que la discusión había sido durante el postre- pensó Bella.

Al volver a casa Edward notaba a Bella un poco extraña. Se acercó a ella por detrás y enrolló sus brazos alrededor de su cintura.

-¿Qué pasa Bella?

-Nada Edward, es solo que no paro de darle vueltas a lo que ha dicho tu padre.

-¿Convertir nuestra boda en una reunión de negocios?

-Sí… bueno no- Bella se soltó del abrazo de Edward para girarse y hablar de frente- lo que quiero decir es que no quiero que el hecho de no invitarles suponga una pérdida de negocios para ti y para toda tu familia. Ellos también se resentirán y todo depende de nuestra decisión.

Edward frunció el ceño y la miró fijamente para luego darse la vuelta y entrar a su despacho.

No se vieron hasta la hora de cenar cuando Bella fue a avisarle de que la cena estaba en la mesa. Empezaron a cenar en silencio pero Bella ya no podía más con el silencio.

-Edward ¿qué pasa?- preguntó Bella mirándole y dejando de comer.

-Pues que me jode que mi padre te haya comido la cabeza y al final vaya a ser una boda según lo que él quiera en vez de lo que queramos nosotros.

-No, solo te lo he dicho por si tú querías invitarlos. La boda va a ser como nosotros queramos- le dijo Bella inclinándose sobre la mesa para acariciarle la mejilla.

-Solo te pido una cosa Bella. No quiero que nuestra boda sea un show, quiero que sea solo nuestra- la dijo mirándola fijamente y cogiéndola la mano con la que ella le acariciaba

-Será como tú quieras mi amor- dijo dándole un suave beso antes de volver a comer.

Los preparativos de la boda siguieron tal como ellos habían pensado en un principio pero los problemas llegaron un mes después.

Bella llegaba agotada a la comida que tenia con Rose y con Alice. Llevaba discutiendo con el decorador del local donde iba a ser el banquete toda la mañana. La decoración de la mesa iba a ser un sencillo arreglo de flores pero el decorador se empeñaba en poner un gran centro de mesa con flores rosas. Ni Edward ni Bella querían esas flores tan pomposas y llamativas.

-Perdonar por el retraso chicas pero el decorador me tiene loca.

-¿Qué pasa?

-Se empeña en poner un centro de mesa demasiado grande y pomposo. No sabía que diseñar tu propia boda era tan difícil, parece que nadie entiende lo que quiero y tratan de convencerme de hacer otras cosas- dijo desesperada.

-¿Porqué no contratas un organizador de bodas?- dijo Rosalie.

-Porque queremos que la boda sea solo nuestra, queremos crearla nosotros, no solo participar en ella.

-Todo eso es muy bonito… si tienes tiempo, pero cariño lo mejor es que contratéis a un organizador y os quitéis esta serie de problemas de encima. Él va a hacer lo que vosotros queráis y así vosotros podeis relajaros y tener tiempo para concentraros en el día de la boda- dijo Alice.

-¿Teneis fecha ya?- preguntó Rose.

-Sí el ocho de junio, en la playa de los Hamptons- contestó una sonriente Bella.

-¿En la playa?- preguntó arrugando la cara Rosalie.

-Sí, ¿qué pasa? ¿No te gusta?- dijo Bella aflijida.

-Las bodas en la playa son preciosas pero la arena en los zapatos es insoportable- dijo Rose.

-Bueno eso sí es verdad, y el vestido. La arena no sale del vestido hasta que le lavas- dijo Alice.

Empezaron una conversación entre ellas dos en la cual cada vez ponían mas pegas a la boda en la playa. Bella se quedó en segundo plano con unas ganas inmensas de llorar. Que tus mejores amigas estén criticando la boda que has diseñado con tanto esmero y felicidad la estaba doliendo muchísimo.

-Yo si fuera tú la haría en un barco- dijo Rose dirigiéndose a Bella por primera vez desde que habían empezado a discutir.

-¿En un barco?- preguntó Bella. La idea no era mala la verdad, no sería una boda al lado del mar pero sería una boda sobre el mar. Una imagen se le vino a la cabeza. El día de su boda, vestida de blanco, al lado de Edward, en un barco uniéndose para siempre al atardecer.

-Es una muy buena idea- dijo Alice- hay barcos que solo están para eso, para hacer bodas.

-No lo había pensado pero la idea es buena- dijo Bella- ahora por favor vamos a dejar de hablar de mi boda porque el tema empieza a cansarme y quiero distraerme.

El tema de la boda no volvió a salir durante toda la comida y Bella lo agradeció. Necesitaba sentir que había algo más allá de su boda.

Al llegar a casa Edward aun no había llegado y decidió pedir la cena porque no tenia ganas de cocinar. Pidió marisco y sacó dos copas para servir el vino blanco.

Edward llegó cinco minutos antes que la comida y como siempre fue a buscarla y la besó diciéndola lo mucho que la había echado de menos. Mientras cenaban Bella puso al día a Edward de los detalles de la boda.

-Hoy he cambiado algunas cosas para la boda- le dijo.

-¿Qué cosas?- dijo parando de comer y mirándola serio.

-Hoy he discutido con el decorador y cuando se lo he contado a las chicas me han aconsejado contratar a un organizador de bodas.

-¿Un organizador?- dijo Edward alzando la voz.

-Edward seamos realistas no podemos con todo; los preparativos de la boda, tu trabajo, mi trabajo…

-Pensaba que querías que nosotros organizáramos nuestra boda- dijo resaltando el nuestra- no que alguien viniera a preparárnosla.

-Y así es pero un poco de ayuda no estaría mal. Él simplemente nos va a ahorrar el trabajo de hablar con el decorador, el fotógrafo, el cocinero… pero nosotros vamos a ser los que decidamos la decoración, la comida, el lugar…- Bella se levantó de su silla y se colocó al lado de Edward- vamos cariño di que sí. Así podríamos pasar más tiempo juntos, ¿hace cuanto que no quedamos para comer? ¿dos semanas? ¿tres?

-Está bien, está bien, contrataremos a un organizador- dijo girándose para quedar frente a frente y besarla- solo te pido que no sea como el de la película 'el padre de la novia' por favor- Bella rió y le besó tranquilizándole.

-A lo mejor es una organizadora como en esa película de Jennifer López en la que luego ella se casa con el novio- dijo cruzándose de brazos y fingiendo estar enfadada.

-¿Y para qué quiero casarme con una organizadora de bodas teniéndote a ti, a la mujer de mi vida, la que es tan imprescindible para mí como el aire para respirar?- la contestó rozando sus narices.

-Oh que cursi eres a veces cariño- dijo riendo.

-¿Sí? ¿Soy cursi? ¿Crees que soy cursi princesa mia? Respondeme corazón ¿crees que soy cursi pastelito?

-Oh calla por favor- dijo golpeándole el pecho y riendo- sabes que no me gusta el Edward cursi.

-¿No te gusta?- Bella negó con la cabeza- entonces te gustará más el Edward feroz- dijo antes de soltar un gruñido realmente aterrador y cogerla como un saco de patatas para tumbarla en la encimera.

-No, no, espera Edward tengo que contarte otra cosa más de la boda.

-¿El qué?- preguntó sin dejar de besarla el cuello.

-He decidido que la boda no sea en la playa.

-¿Por qué?- preguntó Edward levantándose y alejándose de ella para poder mirarla fijamente.

-La verdad es que me he dado cuenta de lo incómodo que va a ser para los invitados el andar por la playa y que se les meta la arena en los zapatos.

-¿Es por los invitados por lo que ahora nos vamos a casar en un aburrido juzgado de Nueva York?- dijo algo molesto.

-No Edward. No te he dicho donde he pensado casarnos.

-¿Dónde?- dijo en tono aburrido.

-En un barco. Saldríamos desde los Hamptons pero la boda sería en un barco.

-¿En un barco?- preguntó Edward extrañado pero sonriente. Le gustaba la idea.

-¿Qué te parece?

-Un barco. Me gusta, sí, sí, me gusta mucho. ¿El banquete también sería allí?

-Mmmm no lo había pensado pero no es mala idea.

-¡Nos casaremos en un barco!- dijo alegremente.

-Espero que no te marees durante la ceremonia.

-No te preocupes por eso soy un hombre fuerte. A lo del barco solo le veo un problema.

-¿Cuál?- preguntó Bella.

-Vamos a tener que tener cuidado de que ni Emmet ni James se caigan por la borda cuando vayan borrachos- ambos rieron por la imagen y al poco tiempo estaban haciendo el amor en la encimera.

Los celos fingidos de Bella al final no sirvieron para nada porque era un hombre el que iba a organizar su boda. Aunque tendría que preocuparse igualmente por si empezaba a ligar con Edward ya que era gay.

Se llamaba Charlie pero prefería que solo le llamaran Char. Era muy gracioso y Bella no había parado de reír el día que quedaron para comer y conocerse. Edward se encontraba algo incómodo pero aguantó ahí porque ese hombre iba a organizar el día más importante de su vida y debía ser perfecto.

La decisión de contratar un organizador encendió la mecha, era solo cuestión de tiempo que el fuego llegara a la pólvora y todo estallara.

Lo primero que hicieron fue contratar el barco en el que se haría la ceremonia y la fiesta. En los Hamptons solo había uno y era horroroso. Estaba sucio, era pequeño y el capitán parecía salido de una película de piratas. Buscaron por internet y el barco que más les gustó era uno que estaba en la costa de Florida. Traer el barco no era imposible pero si muy caro.

Bella y Edward viajaron a Miami junto a Char para ver el barco y comenzar los trámites para el traslado. Los dos días que estuvieron en Miami fueron horrorosos para Edward, parecían un matrimonio de tres. Iban de paseo, Char venía con ellos, quedaban para comer juntos, Char siempre terminaba viniendo, al llegar al aeropuerto de Nueva York Edward solo pensaba en llegar a casa, dejar las cosas e irse a la oficina.

Durante todo el vuelo no había cruzado palabra con Bella ya que había estado muy ocupada viendo revistas sobre la decoración de las mesas y riendo las bromas de Char. Edward adoraba la risa de Bella pero en ese vuelo la odió. Cuando pensó que no podía soportarla más se quedó dormido. Horas más tarde Bella le despertó besándole la sien y pensó que las risas con Char y todo lo relacionado con él había sido una pesadilla, pero entonces escuchó su voz:

-Buenos días hermoso durmiente- Bella y él rieron sin embargo Edward se puso el cinturón y se concentró en mirar por la ventanilla.

Estaban esperando a un taxi los dos solos, al fin, cuando Char llegó por detrás y les preguntó si podía compartir el taxi con ellos ya que vivían en la misma zona.

Edward le miró furiosamente a través de sus gafas de sol y se tragó las ganas de mandarle a la mierda. Apretó la mano a Bella para que le dijera que no, pero Bella se limitó a sonreírle y a decirle que sí.

El viaje en taxi fue otra tortura para Edward que nada más entrar se puso los cascos para escuchar música y olvidarse del parásito que viajaba con ellos.

No fue hasta que llegaron a casa que Bella se dio cuenta de que Edward estaba raro. No la había hablado desde que habían cogido el taxi en el hotel de Miami para ir al aeropuerto.

Edward abrió la puerta y la dejó pasar primero, en cuanto entró subió las escaleras hasta el dormitorio para dejar las maletas. Bella fue detrás de él y abrió las maletas para empezar a colocar la ropa.

-¿He hecho algo qué te moleste Edward?- preguntó mientras colgaba una percha en el armario.

-¡Anda! Pero si te acabas de acordar de que tienes pareja- dijo con sarcasmo.

-Edward ¿a qué viene esto?

-Bella me has ignorado estos dos días. No esperes que ahora que llegamos a casa volvamos a ser la parejita feliz que éramos antes.

-¡Yo no te he ignorado!- le gritó mirándole furiosa.

-Sí. Lo has hecho. Dime un solo momento en el que no haya estado el puto Char de por medio estos días- la gritó. Bella se quedó en silencio y de repente empezó a reírse.

-¡Oh dios Edward estás celoso!- le dijo riéndose a carcajadas. Edward mantuvo el semblante serio sin ningún atisbo de empezar a reír como lo estaba haciendo su novia- cariño Char es gay.

-Genial Bella, genial. Te estás tomando esto a broma pero ya te darás cuenta de que estoy realmente cabreado- dijo mientras Bella reía. Decidió darse una ducha en el baño de fuera ya que en el de la habitación seguro que entraba Bella.

Cuando Edward salió de la habitación dando un portazo Bella dejó de reír pero no intentó ir a pedir perdón a Edward porque realmente pensaba que estaba celoso. Edward se fue a la oficina en cuanto terminó de ducharse y hasta el momento de la cena no volvieron a verse.

-Hola- le dijo Bella cuando entró a la cocina. Edward se limitó a mirarla como forma de saludo- ¿porqué no me has dicho que te ibas a la oficina?

Edward la miró serio pero no la contestó y se dio la vuelta para ir a la habitación a cambiarse de ropa.

-¿Edward piensas responderme?- dijo también una enfadada Bella a su espalda mientras Edward se quitaba la chaqueta.

-No pensé que fuera necesario. No te has preocupado por donde estaba o que hacia estos últimos dos días, ¿para qué lo iba a hacer ahora?

-Edward deja ese comportamiento. Son celos lo llevas escrito en la cara, pero es que no tienes motivos. Char es gay.

-No son celos Isabella, es rabia. Ya sé que Char es gay pero me jode de igual manera que hayas pasado de mí estos días. Te vas a casar conmigo no con él ¡joder!

-Edward lo siento, yo no lo he hecho a propósito…

-Y sí quizás esté celoso. Pero del tiempo que compartes con él y que deberías compartir conmigo. ¿A ti no te molesta tener una persona en medio todo el día?- Bella solo pudo mirarle porque no sabía que decirle. Esta tarde había estado pensando en todo lo que ha pasado en Miami y es verdad lo de que no había estado a solas con Edward en todo el viaje.

-No, claro que no. Es que no te has dado ni cuenta de que estaba cabreado. Nunca nos ha pasado esto.-dijo Edward.

-Lo siento mucho cariño- dijo acercándose a él- no volverá a pasar. Te lo prometo- estaban a un paso de distancia pero Bella no se atrevía a darle por miedo a que Edward la rechazara.

Edward vio la indecisión de su novia para acercarse o no. También vio que estaba arrepentida y que lo que había pasado en Miami había sido algo que había hecho sin darse cuenta y que no se iba a repetir.

-Ven aquí cariño- dijo abrazándola contra su pecho. Ambos sonrieron por estar finalmente juntos sin ningún Char de por medio.

Bella levantó la cabeza para ser besada y los labios de Edward no se hicieron esperar. ''Al fin'' pensó Edward mientras la besaba y la apretaba contra él.

-¿Vienes a cenar?- le preguntó.

-La verdad es que no tengo hambre. Pero te acompaño a la cocina.

Mientras Bella cenaba Edward le contaba que iban a abrir un nuevo supermercado en Miami y por eso el segundo día que estuvieron allí Edward llegó tarde a comer. Bella recuerda que no le echó de menos porque estuvo muy ocupada pensando en el color que iban a elegir para las sillas del barco, las flores, la alfombra… y volvió a sentirse culpable. Edward partía con un tenedor la tortilla francesa y luego ella con otro tenedor se llevaba los trocitos a la boca.

Se fueron pronto a la cama y durmieron abrazados como todas las noches. Edward había olvidado lo que había pasado en Miami pero Bella seguía imaginándose como sería si fuera al revés y si hubiera sido Edward el que se hubiera olvidado de ella.

A la mañana siguiente desayunaron en cinco minutos ya que Edward tenía mucha prisa. Hoy no se iban a ver hasta la noche ya que a la hora de comer Bella había quedado con su madre y su futura suegra y Edward llegaría muy tarde porque tenía que hacer las visitas de rutina a los supermercados de la zona.

Bella llegó al restaurante con algo de retraso debido al tráfico y Esme y Renée la estaban esperando para pedir.

-Hola cariño- la dijo su madre dándola un abrazo y un beso.

-¿Qué tal te ha ido por Miami?- le preguntó mientras se sentaba al lado de Esme.

-Horroroso.

-¡Uy! ¿y eso por qué? – preguntaron ambas madres a la vez.

-Porque me centre tanto en la boda y en hablar con Char sobre ella que deje a Edward a un lado ignorándole. Ayer cuando llegamos a casa discutimos y se fue a la oficina sin decirme nada- les contó Bella.

-¡Este hijo mío! Es como su padre- dijo riendo Esme- necesita que estés siempre a su lado, que le cuentes las cosas antes a él que a ninguna otra persona.

-¿Y no es eso en lo que consiste ser una pareja?- preguntó Bella.

-Sí pero hay que ser un poco más flexibles. Quieren la exclusividad.

-Bueno pero ¿ya estáis bien?

-Sí, lo hablamos y ahora todo está perfecto.

-Bueno pues vamos a comer.

Cuando les llegaron los platos empezó toda la conversación sobre la boda.

-Esme me ha dicho que no pensáis invitar a ningún cliente de Edward.

-No mamá.

-Ya sabes mi opinión Bella creo que es un error pero es vuestra boda y quiero que mi hijo y tú seáis felices así que esa decisión solo os incumbe a vosotros- dijo Esme.

-Supongo que a mis mejores amigos tampoco- dijo Renée. Bella volvió a negar.

Este fue el comienzo de la cuenta atrás de verdad. Los buenos momentos que les quedaban juntos se iban a poder contar con los dedos de una mano.

.

Cuatro meses para la boda.

Bella y Edward estaban limpiando su casa y Bella no paraba de quejarse de su madre y de la de Edward.

-Son una pesadilla. Cada vez que nos juntamos me intentan convencer de que invite a gente de sus trabajos- dijo mientras limpiaba los cristales de la habitación.

-Lo sé cielo mi padre está igual, no se cansan nunca- añadió Edward mientras quitaba las sábanas de la cama.

-¿Por qué no lo entienden?- preguntó frustrada.

-Déjales al fin y al cabo ninguno les vamos a hacer caso.

-Cambiando de tema- dijo Bella- hoy he quedado con Alice para comprar el vestido.

Edward sonrió al imaginarse a Bella vestida de blanco.

-Todos te van a sentar genial. Tienes el cuerpo de una muñequita- la dijo pasando su dedo índice por la curva de las caderas de Bella.

-¿Cuánto tengo permitido gastarme?- le preguntó haciendo un puchero y pasando sus brazos alrededor del cuello de Edward.

-Puedes comprarte la tienda entera- la dijo riendo y besándola.

-No en serio Edward.

-En serio Bella. Gástate lo que quieras mi amor solo nos vamos a casar una vez.

Alice pasó a recoger a Bella para ir a ver las tiendas del centro. La gustaban muchos vestidos incluso Alice se probó alguno pero ninguno era EL VESTIDO.

Al día siguiente había quedado con Char y con Edward para ir a probar la comida y elegir que poner el día de la boda.

Char y Bella estaban en el restaurante esperando a Edward para empezar a darse un atracón de comida cuando llamó.

-Edward ¿dónde estás? Te estamos esperando cielo- le dijo mientras se alejaba de la recepción y de Char.

-Lo siento mucho no voy a poder ir- dijo serio.

-¿Pasa algo?- preguntó preocupada Bella.

-Hay un problema con un producto de la marca del supermercado y tengo que viajar hasta los laboratorios en Ohio para solucionarlo.

-Pero es muy grave.

-Sí pero no te preocupes cariño. Elige tú la comida que quieras al fin y al cabo tenemos los mismos gustos. Siento mucho no estar ahí te prometí que iba a estar en todas las decisiones sobre la boda y en este momento tan importante no estoy.

-No pasa nada, espero que se solucione rápido y no sea tan grave como piensas. ¿Cuándo vuelves?

-Espero estar ahí mañana por la tarde. Si el problema se alarga tendré que quedarme más.

-De acuerdo no te preocupes. Ten mucho cuidado. Te amo- le dijo.

-Yo también y cuídate mucho. No te dejes achantar por tus amigas ni por nuestras madres.

-Adiós Edward.

-Adiós mi amor.

Bella y Char eligieron unos platos que eran casi propios de la alta cocina. Había para elegir, carnes, pescados, mariscos, verduras…

Tres meses para la boda.

El viaje de Edward duró tres días pero el problema estuvo solucionado. Tuvieron que cambiar la composición de una crema corporal porque tenía algunos componentes que usados en gran cantidad podían ser cancerígenos.

Cuando Edward volvió le trajo a Bella unos pendientes y un collar preciosos. Bella nada más verlos pensó en que iban a ser perfectos para el día de la boda.

Pero Edward no solo trajo eso. En el laboratorio donde había estado trabajando se había encontrado con Tania, su antigua novia.

Fueron novios durante dos años y lo dejaron cuando Edward conoció a Bella. Los padres de Tania y los de Edward habían sido amigos de toda la vida y desde pequeños querían que sus hijos terminaran juntos. Bella no fue muy bien aceptada en la familia de Edward al principio ya que la veían como la causante principal de que Edward rompiera con Tania. Menos mal que al final vieron que Bella solo había llegado para salvar a Edward de una relación concertada y que Edward solo quería a Tania como amiga.

-Asique te has encontrado con Tania- dijo Bella mientras hacía la cena.

-Sí y una noche salimos a cenar con sus padres. Les hablé de ti y de que nos íbamos a casar… prácticamente se invitaron a la boda asique…

-¿Tania va a venir a la boda?- dijo enfadada Bella dándose la vuelta para mirarle.

-Bella… los padres de Tania y los míos han sido amigos desde siempre y…

-Está bien Edward. No hace falta que me convenzas también es tu boda asique puedes invitar a quien quieras.

61

-Bella no te pongas celosa- la dijo mientras la abrazaba desde atrás- no puedo querer a nadie más que a ti. Eres una chica tan egoísta que te has quedado con mi corazón entero.

-Porque es mío- le dijo muy segura.

-Claro que sí, de nadie más cariño, solo tuyo- la aseguró besándola el hombro.

.

Una tarde mientras estaba con Alice mirando vestidos entró a la tienda Char y se la llevó a rastras hacia una diseñadora de trajes de novia muy solicitada para diseñar los vestidos de las famosas. Carolina Herrera.

Ella misma fue quien la tomó las medidas para el vestido y luego pasaron al despacho para concretar como quería que fuera su vestido.

Bella tenía un diseño claro en su mente y se lo contó a la diseñadora la cual iba a crear el vestido de sus sueños.

Llegó a casa feliz por haberse quitado un peso de encima. Tenía vestido.

Edward estaba viendo la tele y en cuanto la vio sonrió. Bella se tiró encima de él con entusiasmo y ambos rieron.

-¿Por qué estás tan feliz?

-Tengo vestido.

-¿Has encontrado el vestido al fin?

-Bueno no exactamente.

-No te entiendo- dijo Edward frunciendo el ceño.

-Ven te lo cuento mientras cenamos. He traído la cena del restaurante turco de abajo.

Mientras se comían cada uno su kebap Bella le contó cómo había llegado a las manos de Carolina Herrera. Edward estaba feliz de que Bella tuviera su vestido pero sentía como la boda que habían planeado cada vez se alejaba más y más y se acercaba la boda que él tanto había temido.

Pero sonrió y se alegró por su novia sin decirla nada. Si ella era feliz así él también lo sería.

.

Una noche Edward estaba en la cama leyendo un libro cuando Bella saltó sobre él con un sobre en la mano. Edward sonrió y dejó el libro en la mesilla para coger el sobre que le tendía su novia.

-¿Qué es esto bebé?- la preguntó mientras lo abría.

-Me lo ha dado mi madre esta mañana- ese ''me lo ha dado mi madre'' no le gustó a Edward pero lo abrió sin decir una palabra.

Edward leyó el contenido de la carta atentamente y cuanto más leía menos le gustaba la idea y más se enfadaba.

-¡¿Qué coño es esto?!- la preguntó tirando la carta al suelo y levantando a Bella de su regazo rudamente.

Bella asustada se sentó en forma de ovillo al otro extremo de la cama.

-Es… una oferta que la han hecho a mi madre… una amiga.

-¿Una amiga?

-Mi madre es amiga de la directora de harper's bazaar y quiere hacernos un reportaje vestidos de novios para el número del mes de junio coincidiendo con nuestra boda.

-¿Y cómo sabe esa cuando es nuestra boda si las invitaciones ni si quiera están encargadas?- gritó Edward.

Bella se limitó a levantarse de la cama y correr hacia el salón donde tenía el periódico de ayer y venia anunciada su boda.

-Ayer salió en el Times- le contestó antes de tirarle el periódico.

-¿Y por qué coño está en el Times? ¿Quién les ha llamado?- la preguntó o más bien la acusó.

-¿Estás insinuando que he sido yo?- dijo enfadada.

-No, no sé. Esto me está superando, yo no quería esto- dijo pasándose las manos por el pelo recostándose en la almohada.

-Edward en Nueva York todo el mundo nos conoce. ¿Qué esperabas que no se enteraran de que nos íbamos a casar?- le dijo.

-Tenía esa esperanza- contestó mirando al techo.

-Despierta, este es el mundo real- le dijo enfadada.

-Dejando atrás el tema del Times, ¿qué vamos a hacer con lo del reportaje?- preguntó Edward.

-Mi madre me ha rogado y suplicado que por favor lo hagamos. Esa revista es muy importante para mi madre y creo que no nos cuesta nada vestirnos de novios, que nos hagan unas cuantas preguntas y unas cuantas fotos- le contestó mirando el edredón. Bella sabía que Edward no quería hacerlo pero su madre se lo había pedido y en cierta forma ella lo veía como la compensación por no invitar a sus clientes a la boda.

-No me hace gracia, lo sabes- la contestó sin mirarla.

-Por favor Edward… - le pidió tocándole la pierna sobre las mantas de la cama.

-Siento como si fuéramos a vender nuestra boda- la dijo mirándola al fin.

-No. No pienses así por favor- pidió Bella mientras se recostaba en el pecho de su novio- piensa en que no es nuestra boda. Piensa en ello como un negocio. El día de nuestra boda será perfecto, tal y como pensamos.

-Está bien, hagamos el puto reportaje para tu madre- cedió finalmente pasando un brazo por los hombros de Bella y acercándola más a él- pero a cambio quiero una compensación de tu parte esta noche y que tu madre no nos vuelva a intentar convencer de que invitemos a sus clientes.

Bella sonrió y levantó la cabeza para besar a su novio. Cuando esté empezó a meter su mano por la ropa interior de ella la mano de Bella le paró.

-No puedo. Mañana he quedado con Alice y con Char temprano para ir a probarme el vestido- le dijo sujetando la mano que segundos antes estaba en su trasero.

Edward extrañando por la actitud de su novia se separó de ella.

-Claro- la dijo. Edward se dio la vuelta en la cama para dormir. Sin embargo Bella se levantó y bajó al salón para llamar a su madre y confirmar lo del reportaje.

.

Dos meses para la boda.

Edward y Bella estaban junto a Char y Esme en la pastelería favorita de Edward. Iban a encargar el pastel para la boda.

Sería una tarta con cuatro pisos de chocolate. Edward solo imaginándosela se le hacia la boca agua.

Caminaba de la mano con Bella por el local viendo las diferentes formas que podía tener la tarta. Bella y él decidieron que fuera una tarta de cuatro pisos separados que medía medio metro.

Edward por primera vez desde hacía muchos meses no se sentía partícipe de su boda ya que desde que habían contratado a Char él se encargaba de todo.

Todo iba bien hasta que llegó la hora de elegir los sabores. Al principio Edward y Bella dijeron que de chocolate pero Char tenía algo que añadir.

-Yo os aconsejo que eligierais otro sabor, el chocolate no a todo el mundo le gusta y después del atracón de comida que se van a meter vuestros invitados, un sabor tan empalagoso como el chocolate no es muy aconsejable- Edward sin querer empezó a forzar su mandíbula y la sonrisa se le quitó de los labios inmediatamente.

-Hemos dicho que iba a ser de chocolate desde un principio ¿a qué sí Bella?- preguntó a su novia esperando encontrar un apoyo. Pero de esta solo recibió una mirada indecisa y vacilante y en su interior supo que la tarta iba a terminar siendo del sabor que Char dijera.

-Yo no quiero haceros cambiar de opinión ni nada pero para la mayoría de las bodas los novios eligen esta tarta- dijo enseñándoles una foto de una tarta de tres pisos de colores blancos y amarillos- es de limón y nata- aclaró el pastelero.

-Oh limón es una gran idea Bells- dijo Char- muy digestivo.

-Sí eso sí que es verdad- dijo Esme. ''Genial hasta mi madre está en mi contra'' pensó Edward.

-¿Y bien Bella?- preguntó Char. Bella miró a Edward con una mirada indecisa.

-¿Podemos hablar solos un momento?- preguntó Edward. Los demás salieron de la habitación en silencio dejándoles solos.

-Edward sé que tú quieres la tarta de chocolate pero cariño tienes que reconocer que es demasiado dulce. Char tiene razón, después de la cantidad de comida que vamos a meternos en el cuerpo a nadie le va a apetecer comer chocolate- intentó convencerle Bella.

-A mí me apetecerá. A parte no me gusta la tarta de limón- dijo como un niño pequeño.

-Edward piensa en los invitados por favor.

Edward se levantó y dio un par de vueltas por el despacho. En ese momento pese al gran peso y dolor que le suponía decidió alejarse de todos los planes de su boda y dejar que Bella y Char decidieran todos los detalles para ese día. Él se limitaría a aceptar todo lo que Bella dijera y así todos serian felices.

''Solo va a ser un día'' se repetía Edward en su cabeza. ''Después de eso Bella y tú volveréis a ser los mismos de antes, solo vosotros y nadie más en medio que os esté diciendo a cada momento lo que tenéis que hacer''

-Está bien tienes razón cariño. La tarta de limón entonces- Bella se levantó de su silla y se lanzó a sus brazos para besarle-

-No te preocupes Ed, en la luna de miel te dejaré que me comas con chocolate- dijo guiñándole un ojo. Edward sonrió solo para hacer más creíble su entusiasmo pero realmente ahora ni la imagen de Bella desnuda llena de chocolate le animaba. Él lo único que quería era diseñar con su futura esposa el día más feliz de sus vidas y que al hacerlo se unieran más.

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Habían pasado dos semanas desde lo de la tarta y Edward y Bella no habían tenido ni una discusión desde entonces gracias a la decisión que Edward tomó aquella tarde en esa pastelería.

Hace dos días habían hecho el reportaje para la revista harper's bazaar y Edward tuvo que reconocer que ver a Bella vestida de novia fue todo un privilegio. Estaba simplemente preciosa y mientras el fotógrafo les hacia las fotos Edward sentía como se enamoraba cada vez más de Bella.

Estaba muy feliz y en cierta manera agradecía a Renée tener este tipo de amistades porque le habían permitido ver a Bella vestida de novia con diferentes vestidos. El que mejor le quedaba según Edward era uno que llevaba encaje, de corte sirena y sin velo.

Char también estaba allí por supuesto y también las amigas de Bella. Por primera vez Edward se alegró de que Char estuviese siempre en medio ya que hizo muchas fotos las cuales iban a ser solo para ellos.

La entrevista solo se la hicieron a Bella y Edward no estuvo presente.

A la salida iban en el taxi él, Bella y Char.

-¿Qué vestido te ha gustado más cariño?- dijo apretando la mano a Edward.

-El vestido con encaje, parecías una muñeca salida de un cuento. Aunque estabas espectacular con todos- dijo besándola.

-Por favor Edward no seas cutre, ese vestido ha sido el peor de todos. Parecía que a la pobre la habían enrollado un par de cortinas- dijo ofendido Char.

Edward hizo oídos sordos, para él con ese vestido era con el que más guapa estaba y esperaba que el de su boda fuera un vestido parecido.

.

Ahora Edward estaba saliendo de la reunión trimestral que se hacía siempre con todos los supervisores de los supermercados que había en cada estado. Al final de la reunión cuando Edward comenzó a despedirse todos se quedaron en silencio hasta el supervisor de los supermercados que había en la zona noroeste de Estados Unidos empezó a hablar.

-Queremos felicitarte por tu matrimonio al mes que viene- Edward sonrió y asintió con la cabeza- espero que seáis muy felices y que con suerte dure muchos años- terminó el discurso. Ante lo de tener suerte para que dure todos rieron menos Edward.

-Por cierto Edward confírmame para la boda yo sí que voy. Yo y mi mujer- dijo el supervisor del estado de Ohio.

-Yo también iré pero con mi hija- dijo el supervisor de la costa oeste.

Edward se quedó anonadado, ¿cómo? Ellos no iban a asistir a su boda bajo ningún concepto.

-Esperar ¿os han llegado las invitaciones?- preguntó Edward.

-Sí hace varias semanas. Por cierto dila a tu futura esposa que casi había que estudiar para abrir las invitaciones.

Edward dejó de escuchar los comentarios de sus clientes y salió casi corriendo de las oficinas de contabilidad. Tenía tanta prisa por llegar a casa y pedir explicaciones a Bella que no se molestó ni en pedir un taxi. Cogió el metro directamente.

Llegó a casa una hora después y entró llamándola a gritos. Bella estaba en el salón hablando por teléfono con Char. En cuanto vio entrar a Edward al salón queriendo hablar con ella le mandó callar ya que estaba ultimando los detalles de la música y la iluminación. Edward estaba tan furioso que caminó hasta detrás del sofá y desenchufo el cable del teléfono.

-¿Edward por qué has hecho eso? La llamada era importante- le gritó.

-¿Por qué lo has hecho?

-¿El qué?- preguntó Bella sin entender nada.

-¿Por qué has invitado a todos los supervisores de los demás supermercados? ¿Por qué coño lo has hecho? Y ¿Por qué cojones no me has dicho nada? Me acabo de enterar en la reunión cuando han empezado a confirmarme su asistencia a nuestra boda- gritó dando un golpe a la pared.

-Edward me estás asustando.

-¡Tú sí que me estás asustando! ¿Dónde coño está mi novia con la que me prometí hace nueve meses? Porque ella no quería una boda enorme y pomposa pero esta Bella si que la quiere- gritó señalándola.

-Edward no lo entiendes…- dijo a punto de llorar.

-Claro que no lo entiendo. No entiendo como nuestra boda ha terminado siendo tu boda, siendo un show.

-No podía soportar más las presiones de nuestros padres y terminé aceptando lo que me pedían-confesó mirando hacia abajo.

-Claro no podías soportarlo más, ¿no? Y tampoco podías decírmelo ¿no?- preguntó sarcástico- ¿cuándo lo decidiste?- Bella se quedó mirando el suelo sin agallas para contestar- ¡¿cuándo joder?!- la dijo agarrándola del brazo con fuerza.

-Cuando tuviste que viajar a Ohio por ese problema con una crema- le contestó mirándole.

-¿Qué? De eso hace meses Bella…- dijo decepcionado e impresionado a la vez que la soltaba el brazo.

-Lo siento mucho cariño- dijo intentando acariciarle la mejilla para tranquilizarle pero Edward se apartó.

-No. Esta vez no pienso pasar por el aro y dejar las cosas estar. Me voy- dijo soltándola y caminando hacia las escaleras.

-¿Edward? ¿Edward, a dónde vas?- gritó Bella mientras subía las escaleras corriendo intentando alcanzarle.

-Tengo un viaje de trabajo para ver a todos los supervisores de los demás estados y ver qué tal van las cosas por allí. Siempre hago estos viajes cada seis meses- la aclaró mientras empezaba a guardar las cosas en la maleta.

-Le hiciste hace cuatro meses- le dijo Bella desesperada y sin saber qué hacer para que su prometido se quedara con ella- aun faltan dos para que le tengas que hacer.

-Lo adelantaré. Creo que es mejor que nos separemos unas semanas porque todo esto de la boda nos está volviendo locos- dijo entrando y saliendo del baño con diferentes botes.

-Quédate esta noche y mañana coges el primer vuelo. Quédate y hablemos lo de los invitados por favor- suplicó acercándose a él para impedirle que continuara metiendo sus cosas en la maleta.

-No. Estoy demasiado enfadado y decepcionado contigo como para hablar las cosas con calma.

-Edward lo siento muchísimo por favor no te vayas, cariño no te vayas… - pidió llorando. Pero las lágrimas de Bella por primera vez no afectaron a Edward. Bella soltó a Edward y este cerró la maleta rápidamente y con furia.

-Faltan tres semanas para la boda…no puedes dejarme ahora…-le pidió Bella llorando aun más.

-Estaré aquí antes de la boda te lo aseguró- prometió sin mirarla y bajando la maleta por las escaleras.

-¿Cuándo… vas a volver?- le preguntó bajando detrás de él.

-No lo sé. Estos viajes duran semanas- dejó la maleta en el hall y entró a la cocina para coger una botellita de agua. Tenía hambre pero si se entretenía en prepararse un sándwich Bella le convencería para quedarse y terminaría reventando. No saldría nada bueno de ahí.

Cuando salió de la cocina, Bella estaba sentada encima de la maleta llorando.

-Bella tengo que irme, levántate- la dijo a unos cuantos metros de distancia.

-Edward ¿puedes quedarte por favor?- le dijo mirándole.

-No- ese fue el ''no'' más frío que Bella había escuchado en su vida. Se levantó de encima de la maleta y Edward se acercó a cogerla. Caminó hacia la puerta y antes de salir escuchó a Bella.

-¿Me llamarás cuando llegues?- preguntó con miedo y esperanza a partes iguales. Edward se dio la vuelta y vio a su novia bañada en lágrimas, abrazada a sí misma en medio del hall.

-Te mandaré un whatsapp- la dijo escuetamente.

-Ten cuidado, te… amo- dijo rápidamente y vacilando al decir la última palabra. Edward simplemente asintió y salió de su casa sin decir nada más.

A simple vista parecía que estaba más rota Bella que Edward sobre todo porque la primera tuvo que llamar a una de sus amigas para que viniera a estar con ella esta noche. Pero en realidad el que peor estaba era Edward. Parecía que había pasado tanto tiempo desde aquel día en el que planearon su boda con 58 invitados y eran felices, solo habían pasado unos meses ¿cómo coño iban a cambiar tanto las cosas en unos meses?

¿Cómo de desear con impaciencia a que llegara el día de su boda, había pasado a desear que llegara rápido y se pasara aun más rápido para no tener que soportar el bodorrio insufrible en el que se había terminado convirtiendo?

Mientras iba en el taxi en dirección al aeropuerto pensó ''¿A dónde narices voy si no tengo nada reservado?'' Así que le dijo al taxista que se dirigiera hasta el piso de Emmet. Antes de llegar le llamó para asegurarse de que no estaba con Rose, porque si no era cuestión de tiempo que Bella se presentara en su casa.

Emmet apareció en delantal a los pocos segundos de haber llamado al timbre y Edward se le quedó mirando con una ceja alzada.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Emmet mientras se tomaban unas cervezas en la terraza y esperaban a que se terminara de hacer la cena.

-¿Te acuerdas de la excursión que hicimos el verano pasado a la isla?- empezó Edward.

-Claro.

-Fue ahí donde pedí matrimonio a Bella. Esa noche sentados en la hoguera me dije a mí mismo que no podía permitirme pasar un día más sin asegurarme que Bella iba a estar conmigo para siempre. No hay cosa que yo más quiera en el mundo que estar con Bella.

-¿Entonces? No le veo el problema, si os vais a casar en tres semanas.

-Desde que empezaron los preparativos Bella ha cambiado. Está más preocupada de la boda, de lo que vayan a pensar los invitados, de lo que piense Char antes de lo que yo opine o de lo que yo quiera. Hoy me he enterado que hace dos meses decidió invitar a todos los supervisores de los demás supermercados. Hace un mes decidí retirarme de los preparativos de la boda y dejar que ella y el organizador decidiesen todo.

-No deberías haberlo hecho. También es tu boda Edward- le regañó Emmet.

-¿Y de qué me servía estar presente en los preparativos si mi opinión contaba una mierda? La tarta de mi boda va a ser de limón, odio el limón. Se lo dije a Bella pero la dio igual porque el puto organizador dijo que era mejor que una tarta de chocolate. Odio las jodidas invitaciones porque hay que sacarse un máster para abrirlas. Odio la decoración de las mesas porque parece un puto árbol de navidad. Hasta odio el esmoquin que me han comprado- dijo desahogándose por fin tras meses de soportar que no se tuviera en cuenta su opinión.

-¿Te han comprado el esmoquin para tu boda? Ni que fuera el traje de la comunión- dijo riendo.

-La verdad es que me compré uno hace unos meses pero Char y mi hermana dicen que es demasiado convencional y me han comprado otro que es espantoso. Parezco salido de un libro de hace dos siglos.

Ambos amigos rieron tras imaginarse la imagen.

-No sé que decirte colega. Cogete a Bella y llévatela a Las Vegas, me ofrezco a ser el padrino.

-El problema no solo es la boda, también es Bella, ha cambiado tanto. Cuando iba de camino a casa desde la oficina me he llegado a preguntar si quiero casarme con ella de verdad. Si quiero pasar el resto de mi vida a su lado y construir una familia con ella. Si la quisiese tanto como creo que la quiero ¿no me estaría preguntando esto verdad?

Emmet no supo que contestarle y el silencio solo era entrecortado por el sonido de la ciudad de Nueva York.

-Te voy a decir dos cosas Edward. La primera quizás notes a Bella cambiada pero eso solo sea porque está estresada por todos los preparativos y demás. Piensa en que la verdadera Bella es aquella con la que llevas siete años tio, siete años que se dice pronto y no estos últimos meses.

pero también te digo que si no estás seguro y vas a casarte con Bella solo por que estais prometidos y es un deber, no lo hagas. Casate si estás seguro de que quieres hacerlo. Creo que cuando te casas no tienes que tener ninguna duda, pero yo solo lo creo no lo sé a ciencia cierta.

-Gracias Emmet.

-¿Qué vas a hacer ahora?

-De momento aprovecharme de tu hospitalidad esta noche y mañana por la mañana, después cogeré un avión.

-¿A dónde?- dijo asustado Emmet. Una cosa era que estuviera agotado por el estrés que supone preparar una boda y otra muy diferente que escapara.

-No te espantes. Voy a ver cómo andan las cosas por los supermercados de los demás estados. Volveré en unas semanas.

-Edward no sé cuantas son un par de semanas pero te recuerdo que dentro de quince días tenéis la cena de compromiso y tienes que estar.

-Oh sí la cena. La había olvidado- dijo mirando a las estrellas- ¿en qué restaurante es? Bella no me ha dicho nada.

-Joder Edward… esto es peor de lo que me imaginaba- Edward le miró con una mirada de ''ya te lo he dicho'' -En el hotel Plaza, a las ocho. Vestido de etiqueta.

A la mañana siguiente Edward se levantó temprano y reservó un vuelo para Seattle a las 10. Se despidió de Emmet y le hizo prometer que nunca diría nada de que había estado esta noche aquí. Emmet le dijo que esperaba que este viaje le sirviera para aclarar las ideas y que le mantuviera informado sobre cómo se encontraba y donde.

Nada más llegar al JFK mandó un whatsapp a Bella diciéndola que ya había llegado a Seattle y que estaba bien. No hubo ni saludo ni despedida cariñosa pero es que Edward no se sentía cómodo escribiéndola esas cosas a la que posiblemente en tres semanas fuera su mujer.

Edward no paró de viajar y viajar en las dos semanas siguientes. Tampoco paró de pensar en Bella y a cada sitio que iba la mandaba un whatsapp para que no se preocupara y supiera donde estaba. Bella le había llamado casi a diario pero no pudo cogerla el teléfono. Aun estaba confuso y si escuchaba su voz volvería a casa sin pensárselo dos veces.

Edward cada vez estaba más convencido de que iba a casarse con Bella. Estos días no se la había sacado de la cabeza en ningún momento pero todos los recuerdos que tenía de ella eran de antes de pedirla que se casaran. Él estaba enamorado de esa Bella. De la Bella en la que solo con mirarla podía saber que estaba pensando, la Bella que contaba con él para todo y que su opinión era la más importante. La que se lanzaba a sus brazos para que le hiciera el amor sin ningún motivo y no la que cada vez que le tocaba un poco más íntimamente se escabullía dejándole con las ganas porque tenía cosas más importantes que hacer.

En su ausencia, Bella tuvo que seguir con los preparativos de una boda que no sabía si se iba a realizar o no. Cada vez que salía de casa dejaba una nota encima de la encimera por si Edward venía mientras ella no estaba, pero siempre que volvía a casa la nota seguía en su sitio y era ella la que la ponía en el frigorífico con un imán. Esperaba impacientemente que Edward la mandara un whatsapp aunque fuera frio y serio. Soñaba con el día en que Edward volviera a atravesar su puerta.

Edward volvió a pisar suelo neoyorquino trece días después de su partida. Estaba ansioso por llegar a casa y ver a Bella. Tenía tantas ganas de besarla y decirle todo lo que la había echado de menos en estas semanas…

Mientras iba en taxi llamó a Emmet y le dijo que sacará el esmoquin, que dentro de una semana se casaba. Emmet se alegró muchísimo ya que el día que vino su amigo a pedirle consejo le vio perdido y a punto de tirar la toalla y Rose le había dicho que Bella estaba triste y desanimada con todo el tema de la boda.

Llegó a casa y gritó su nombre pero nadie le respondió. Habrá salido dijo mientras iba a la cocina a comer algo. Cuando abrió el frigorífico vio las notas y sonrío.

Había de todo, desde notas donde ponía que se había ido con Alice a comer hasta notas donde le decía que estaba con Char ultimando los detalles del vestido. Fue a su habitación y dejó la maleta al lado del armario lo primero que iba a hacer era darse un baño relajante y tranquilo después de llevar casi dos semanas sin parar de viajar.

El baño relajante se vio interrumpido por su móvil. Tenía que ir a la oficina a ver unos documentos para empezar a comercializar una marca.

Volvió a casa casi a las doce de la noche y esperó ver a Bella pero parecía que aun no había vuelto. En la cocina no había ninguna nota. Pero la evidencia de que había pasado por casa estaba en su dormitorio. Bella había dejado varias camisetas y algunos pantalones esparcidos por toda la cama, o sea que sí había estado en casa.

Su maleta seguía al lado del armario sin tocar y siempre que volvía de algún viaje Bella se empeñaba en deshacérsela ella. Miró su teléfono; nada, ni una llamada, ni un whatsapp. Entonces decidió romper la rutina de solo enviarse whatsapps y llamarla, pero el teléfono de Bella le mandaba directamente al buzón.

Bella tenía que saber que había vuelto porque la maleta estaba a la vista, además la ropa que traía antes puesta esta en el cesto de la ropa y bien sabe dios que Bella abre ese cesto cuatrocientas veces al día.

Se tumbó en la cama mientras intentaba no soltar las lágrimas que sus ojos se empeñaban en derramar. En su espalda noto algo, la agenda en la que Bella había planificado su boda.

La leyó atentamente, las primeras páginas describían su boda perfecta. En el resto de la agenda solo ponía todas las cosas que odiaba él para su boda. Parecía una broma de mal gusto, la única condición que la puso a Bella fue que su boda no fuera un show, y es justo en lo que se ha convertido.

Había un total de 220 invitados a la boda. ¿Cómo habían llegado a ese número de los 61 invitados que tenían en un principio? Leyó la lista de invitados y se dio cuenta de que solo conocía a cien personas de las 220 que estaban apuntadas.

Se metió en la cama tirando la agenda a un lado de la habitación. Seguía con la esperanza de que cuando se levantara Bella estaría a su lado y le iba a prometer que no ha cambiado, que sigue siendo la misma que era hace unos meses, que le prometiera que todo iba a ser normal después de este caos.

Pero cuando se levantó Bella no estaba y su lado de la cama estaba hecho. Bella no había venido a dormir y tampoco le había devuelto la llamada. Recogió varias cosas y se fue a la oficina. Durante el día la llamó varias veces encontrándose el buzón de voz en cada llamada. Cuando llegó por la tarde Bella tampoco estaba, incapaz de estar en esa casa él solo por más tiempo fue a casa de Emmet. A diferencia de la vez anterior no hablaron Edward se limitó a decirle que las cosas no estaban para nada bien.

A la mañana siguiente era el día de la cena de ensayo. Bella seguía sin dar noticias de vida y cuando escuchó que Emmet salió de casa, salió hacia el salón de su amigo.

Había café preparado y se lo tomó mientras leía una revista que Emmet tenía encima de la mesa. Era una revista de moda -seguro que era de Rose- pensó Edward. Si se hubiera fijado en el nombre de la revista quizás no la hubiese leído.

Llegó a una página donde una foto suya le sorprendió. El reportaje, recordó. Vio las fotos durante horas, Bella era preciosa y era suya, al menos hasta el momento. Leyó la entrevista y eso le ayudó a aclararse las ideas.

En las preguntas que le hicieron a Bella ella solo se limitó a decir que la boda iba a ser perfecta, estaba alardeando de todo lo que iba a haber, de que siempre había soñado con casarse de blanco, que una boda como esa era su sueño, habló de lo bonito que era el vestido, de algunos de los invitados que iban a asistir… pero a él no le nombró ni una sola vez. Jamás dijo que estaba emocionada con la idea de casarse con el que lleva siendo su novio siete años. Para Edward fue devastador.

Él solo quería casarse con Bella, estaba dispuesto a soportar una boda infernal con tal de estar con ella para siempre y ella… ella solo quería una boda con la mejor decoración, la mejor comida, la mejor localización, el mejor vestido… eso se lo puede dar cualquiera que tenga dinero, pero nadie la iba a dar el amor que Edward sentía por ella.

Salió de casa de Emmet a las dos de la tarde y a las ocho y medía vestido con vaqueros y una camiseta de los Yankees se presentó en la entrada del hotel Plaza donde sus amigos, familiares y gente que conocía de vista perteneciente a la clase alta de Nueva York le esperaban.

Bella estaba inquieta en el interior mientras recibía a sus invitados. No sabía nada de Edward desde hace tres días, ni siquiera la había mandado un whatsapp de esos cortos y fríos a los que estaba acostumbrada estas últimas semanas.

Fue al baño ya histérica, eran las ocho y media y Edward no daba señales de vida. Alice entró detrás de ella para calmarla. Bella estaba a punto de llorar cuando Emmet entró con su teléfono en la mano. Miró la pantalla donde ponía Edward.

-¡Oh es Edward!- gritó feliz. Alice la insistió para que cogiera el teléfono.

-¿Edward?- preguntó con miedo.

-Hola Bella- escuchar la voz de Edward después de tanto tiempo casi hace que Bella se pusiera a llorar.

-¿Dónde estás? Te estamos esperando cielo- ''no Bella, no me llames cielo por favor'' pensó Edward.

-Estoy aquí fuera en la puerta del Plaza, ¿puedes salir un momento?- la dijo serio.

-Sí claro, en cinco minutos subo. Te quiero.

Edward cortó sin más pero Bella no le dio importancia porque estaba demasiado feliz por saber que iba a volver a ver a Edward como para preocuparse por eso.

Bella pasó por delante de sus invitados y subió las escaleras hasta llegar a la puerta giratoria. Edward estaba apoyado contra la pared, con los brazos cruzados y la mirada perdida.

Rose y Emmet estaban abajo intranquilos porque Edward aun no haya aparecido. Rose no sabía nada pero Emmet se estaba temiendo lo peor. Alice llegó a su lado con una copa de vino y empezaron a hablar.

-¿Dónde va Bella?- dijo Rose cuando la vio salir.

-Edward ha llamado, está arriba- dijo con una sonrisa.

-¿Edward está arriba y no ha bajado?- dijo Emmet asustado. O no, o no- pensaba- se avecina un desastre. Alice le contestó asintiendo.

-Espero que bajen pronto, tengo hambre- dijo Rose.

-Rose- la llamó Emmet para tener su atención- si Edward y Bella no bajan en cinco minutos quiero que tú y Alice subáis arriba sin decir una palabra a nadie, ¿vale?- preguntó Emmet.

Rose extrañada asintió.

5 min

-¿Edward que haces aquí fuera?- dijo Bella mientras se acercaba a su prometido a paso rápido. En cuanto estuvo cerca se tiró a sus brazos abrazándole con fuerza mientras le daba un beso.

Edward cuando giró la cabeza para verla se quedo anonadado. ¡Oh Dios estaba guapísima! Llevaba el vestido azul que le regaló por su primer aniversario juntos, llevaba el conjunto de pendientes y collar que trajo de su viaje a Ohio y llevaba el pelo rizado en ondas hacia un lado. Y estaba tan feliz… en esos momentos se odió por hacer lo que estaba a punto de hacer.

Estaba tan ocupado observándola que no se dio cuenta de que Bella le rodeaba con sus brazos y que sus labios volvían a estar juntos después de dos semanas.

-Bella, para ¡no!- la dijo separándola de su cuerpo.

No podía hacerla esto, no podía besarla si la iba a dejar en cuestión de minutos.

-¿Qué pasa Edward? ¿Por qué no bajas?- le preguntó separándose de él sorprendida por su rechazo. Se miraron a los ojos y vio que algo estaba mal, muy mal. Pero se negó a aceptarlo.

-No puedo hacerlo Bella-

-¿Por qué no puedes bajar? ¿Es por la ropa? No pasa nada cariño, lo importante es que estés aquí- le dijo agarrándole la mano con la misma mano en la que llevaba su anillo de compromiso. Edward al ver el anillo miró hacia abajo y sollozó.

-No, no me entiendes. No puedo casarme contigo.

4 min

Y finalmente la llama había alcanzado la pólvora. Estaba todo perdido. Pasara lo que pasara ahora ya nada iba a volver a ser como antes.

-¿Cómo? ¿Cómo que no te… puedes casar conmigo Edward?- Bella no podía creerlo pero su corazón ya se había hecho eco de la noticia y latía aceleradamente. Sus ojos comenzaban a nublarse por las lágrimas y no la dejaban ver a Edward.

-Desde que empezó toda la locura de la boda has cambiado. No eres la misma Bella de la que me enamoré…

La cara de Bella era un mar de lágrimas las cuales no podía contener.

-¿Has estado con otra Edward? ¿Por eso no me has llamado en estas dos semanas? ¿Me has sido infiel? No me importa Edward, no me importa, yo te perdono… te perdono… -dijo entre sollozos. Edward no pudo evitarlo y la abrazó no podía soportar verla sufrir de esa manera y menos si era por su culpa-…yo te perdono cariño pero no me dejes… Edward no hagas esto…

-Shh Bella, shh- dijo mientras la abrazaba y la acariciaba el pelo- No hay nadie más que tú pero me he dado cuenta de que no queremos lo mismo. Casarnos es un error- dijo él también llorando-

3 min

-Llevo en Nueva York tres días. Tres días en los que no has pisado por casa ni has respondido mis llamadas. Sabías que había vuelto.

-¡Yo no lo sabía!- dijo Bella calmándose un poco- cuando te he visto aquí… he pensado que acababas de llegar del aeropuerto. En cuanto a las llamadas, no sé donde…

-He leído el reportaje. Solo te centras en la boda, lo bonita que es la boda, el vestido, muchos invitados… tú solo quieres una boda bonita y te da igual con quien sea. Yo sin embargo solo quiero estar contigo y la boda me da igual. Lo único que te pedí para la boda fue que no la convirtieras en un show y eso es lo que ha pasado. Estos siete años de mi vida han sido maravillosos cariño… pero no nos pertenecemos, estos meses he podido comprobar que nuestros caminos no van de la mano. He comenzado a cuestionarme si casarme contigo es una buena idea y si quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. Eso no es una buena señal- la dijo mientras Bella no paraba de llorar.

2 min

Mientras Bella lloraba Edward cogía la mano en la que estaba su alianza y la deslizaba por su dedo por segunda y última vez en su vida. La primera fue para pedirla que se uniera a él para siempre y la segunda como símbolo de separación.

Bella no se dio cuenta de que Edward la había quitado la alianza hasta que este la levantó mirándola él y quedando frente a Bella.

-¡No, no, Edward no! ¡Dámela, me pertenece, es mía, déjamela!- gritaba mientras lloraba y golpeaba a Edward en el pecho. Edward la abrazó para que parara de darle puñetazos y a espaldas de Bella también se quitó el anillo de plata que llevaba en su dedo corazón desde hacía diez meses. No sabía que una simple alianza podía hacer tanto pero en cuando dejó de sentirla rodear su dedo se sintió desnudo.

1 min

Abajo los invitados empezaban a cuchichear sobre porque no estaban aquí los novios. Emmet impaciente jugando con el tenedor no pudo esperar a que pasara el último minuto y le dijo a Rose que subiera.

-Rose subir ahora mismo arriba. Bella os necesita…

-¿Qué? ¿Pero qué pasa-….?- preguntó Rose. Cogieron sus bolsos y ambas subieron arriba a ver qué es lo que pasaba pero lo que no se esperaban era encontrarse con eso.

-¡Edward nooo, no puedes dejarme! Te amo, yo te amo, eres el amor de mi vida- decía una Bella desecha. Edward estaba sujetándola por los hombros y temían que si en algún momento la soltaba, Bella se cayese redonda al suelo por la manera en la que la temblaban las piernas.

-Bella vámonos- dijeron Rose y Alice llegando a su lado.

-¡No! Edward por favor déjame quedarme contigo… déjame- dijo agarrándole por la cintura con fuerza.

-Lo siento, lo siento- le decía Edward llorando mientras la agarraba por la cintura para separarla. Pero fue imposible asique la agarró por la cabeza para separarla de su cuerpo.

-Dame otra oportunidad por favor. Sigo siendo yo… sigo siendo tu Bella- dijo mientras Rose y Alice la conseguían separar de Edward con un fuerte tirón. Edward vio como se llevaban a Bella casi a rastras mientras no paraba de gritar ''sigo siendo yo'' una y otra vez. Cuando el taxi en el que iban se alejó calle abajo se dio la vuelta para irse de allí y comenzar una nueva etapa de su vida. No se imaginaba lo dura que iba a ser esa etapa.

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¡Hola! Acabo de encontrar en el ordenador esta historia que escribí hace años y he decidido publicarla. Inicialmente iba a ser un OS pero creo que es demasiado largo y he decidido hacerlo un Two Shot.

Si os ha gustado esta primera parte, la mejor forma de hacérmelo saber es mediante un review.

Gracias por leer