Todo pertenece a Rowling.
A la izquierda, nada; y a la derecha, tampoco. Es el momento.
Corro a través del pasillo cantando en mi mente la canción de una película muggle que vi hace tiempo. Me siento ridículo. Y el hecho de que el toque de queda ya haya pasado y que cualquiera que me vea me castigaría no me ayuda a sentirme mejor en ninguna forma.
Me detengo ante el retrato de los caballeros jugando ajedrez y entro en conflicto. ¿era a la izquierda o derecho hacia fondo? Me muerdo el labio mientras me golpeo mentalmente por mi confusión, no entiendo porque para los exámenes tengo memoria fotográfica pero para cosas como esta soy una nube incorpórea que no puede mantener nada. Siento que me vendrá un ataque de pánico. Definitivamente no me parezco a James.
Vamos, vamos, me aliento, que este camino lo has hecho cientos de veces.
Mi memoria decide ayudarme y recuerdo que era derecho y no a la izquierda, lo que fue muy conveniente porque mientras doblaba ya en el fondo pude vislumbrar la luz de la lámpara del vigilante. ¡Demonios! ¿Es que ese hombre no duerme?
Respiro profundo e intento sofocar el inminente ataque de pánico. ¿Por qué justamente hoy salía a flote mi lado asmático? Scorpius se reirá por mí de siglos, y los siglos después de eso sus hijos seguirán riéndose de mí, joder.
Y de todos modos esto fue idea suya, mínimo tendría que haberme acompañado, que gran cobarde que salió el heredero.
Me acerco a mi objetivo y comienzo a sudar frio. Esto esta mal, esto esta definitivamente mal.
Me escurro por la puerta abierta y miro alrededor.
A la Izquierda, nada; y a la derecha, tampoco. Es el momento.
Me acerco a la mesa y dejo ahí el objeto que causo todo. Luego salgo corriendo de vuelta mi dormitorio en el ala Slytherin donde seguramente Scorpius estará despierto para burlarse de mí. Con la respiración agitada me juro nunca más volver a cometer ninguna travesura.
Miro hacia atrás y sonrío.
De todos modos la señorita Kliman nunca sabrá que me demore un día más en devolver aquel libro.
¿Qué tal?
