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La habitación gris


En una habitación con paredes grises de un edificio abandonado, solo se escuchaba el ruido del esprín de una cama, amortiguado por el sonido de los suspiros de un hombre adulto.

Rei Ayanami tenia actividades extra curriculares de las cuales nadie podía imaginar, anqué si había una persona que sabia perfectamente lo que sucedía, y esa persona era Ritsuko Akagi, la doctora lo supo hace cinco meses, cuando le hizo un chequeo de rutina a la primera elegida.

La chica presentaba diversos moretones en la zona de los pechos, al ver esas extrañas marcas, la doctora no dudo en hacer otro examen, y descubrió que evidentemente la muchacha ya no era señorita.

¿Quien fue?, ¿Cuándo sucedió?, si había que señalar a un culpable, aunque Rei no lo dijera, solo podía ser alguien, y esa era la razón de su profundo odio por ella.

La primera elegida se mordía el labio inferior mientras sentía como su pecho izquierdo era masajeado y succionado, la barba rasposa de hombre le lastimaba la piel. Cuando se hubo saciado de esa zona, Gendo paso la lengua entre los dos pecho le mordió la barbilla, y hallo refugio para su lengua en la boca de la chica.

Ella ya acostumbrada a la pasión de hombre, lo recibió servicial, ahora Gendo le comía la boca, no había ninguna parte de su cuerpo donde esa lengua no fuera entrado.

-Eso es. -la felicito por haber respondido la beso de una manera más pasional.

Gendo tenía brisa, y hoy no podía permitirse el lujo de recibir una mamada, así que solo le abrió las piernas y le entero su duro miembro.

Ahora la joven era ferozmente follada, Gendo usaba tantas fuerzas que ella podía sentir como los testículos del hombre repletos de semen se aplastaban contra su culo.

Media hora después Rei gemía al ritmo de cada acometida y eso excitaba más a su comandante.

-Aaah, Yui. -gruñía afincándose mas.

Rei movía las caderas haciéndolo perder la cabeza, y si Gendo fantaseaba con que ella era Yui, Ayanami no se quedaba atrás, desde hace meses imaginaba que el hombre que la devoraba no era otro más que el hijo del comandante, y ese era el motivo por el cual ella siempre mantenía los ojos cerrados.

Solo así podía gozar, el cuerpo de la chica comenzó a convulsionar producto de un fuerte orgasmo, mientras el comandante seguía taladrándola con su pene.

Poco menos de cinco minutos después, Gendo Ikari se vació dentro de ella, no había ningún problema con eso, pues era imposible que Rei quedara embarazada, se quedaron un momento así, ella sintiendo la corrida del hombre y él admirando su rostro.

Gendo salió de la cama y comenzó a vestirse, Rei lo miraba desde la cama, no eran más que dos seres engañándose e intentando llenar el vacío de dos personas que nunca podrían estar con ellos.

La habitación era gris como sus almas.