Sentada en el sillón con una taza de té caliente entre sus manos, recordaba, mientras las lágrimas recorrían sus mejillas.
"no quiero que mi hijo se convierta en ti". Eso había dolido, ella sabía que le había dolido, porque lo pudo ver en su mirada, aun cuando él era incapaz de demostrar sus sentimientos.
Tal vez, en ese momento, pensó que lastimarlo era la mejor opción. Tal vez, de ese modo él los extrañaría menos cuando se fueran.
Pero ahora no estaba tan segura.
Por un lado, tenía que pensar en la seguridad de su hijo, en lo que era mejor para él. Y por otro lado, estaban sus sentimientos.
Sentimientos que poco a poco se habían transformado en algo más que una simple amistad o una relación de trabajo.
Se encontraba en una encrucijada y no sabía qué hacer.
El teléfono sonó y del otro lado la voz quebrada de Toby, le comunicaba que Walter había tenido un accidente con su Ferrari.
La taza de té resbalo de sus manos y termino hecha añicos sobre la alfombra, mientras ella salía corriendo hacia el lugar donde Toby le había dicho que estaban.
De repente ya nada importaba. Sus dudas se habían disipado y por primera vez tenía en claro lo que quería. Lo quería a él. A Walter. La sola idea de perderlo la aterraba, y necesitaba pedirle perdón. Tenía que decirle que nada de lo que había dicho era cierto. Que no pensaba que era un mal ejemplo para su hijo, sino que de hecho, Ralph podía ser él mismo cuando estaban juntos.
Pero sobre todas las cosas tenia, no, necesitaba, decirle…
Te amo.
