N/a
Primero que nada dire que este Fic esta dedicado al amor de mi vida que es; Alice Taisho Gremory. Espero realmente te guste, es una dedicación muy especial para ti, para que me sigas amando como yo te amo. Espero el apoyo de todas realmente.
Solo aclarare que es un tema muy delicado del que tratare en esto y espero sinceramente que entiendan el punto de vista, si las llego a ofender pido disculpas de ante mano aunque espero que no sea así. Las personalidades de los personajes seran demasiado cambiantes, un poco más la de Ino así que espero la entiendan y le tengan paciencia en la historia. Sera un universo alterno. Gracias por leer.
Espero les guste sinceramente.
Disclaimer:
Naruto no me pertenece.
Resumen:
Formar una familia, suponía que era el sueño de toda mujer hasta que la conocio... - Shhh, pasara, cuando llegue el invierno todo tu dolor se irá, lo prometo - susurro intentando que dejara de llorar... en un año muchas cosas pueden cambiar y él esperaba que cambiara su actitud... era una flor marchita que aún tenía salvación... - Nunca he visto la nieve, ¿me llevaras a verla? - pregunto mientras rozaba con su nariz su mejilla... - Los copos de nieve son hermosos; como tú, son puros - murmuro sintiendola dormirse poco a poco... era una promesa de invierno salvarla, lo haría costara lo que costara...
Winter Promise
Preludio
La sangre se deslizaba por sus muslos, las lágrimas seguían cayendo de sus ojos pero no se movía de donde se encontraba, la fría cama de metal solo le recordaba en donde estaba, en una clínica clandestina llevada a la fuerza por su padre y novio, las dos personas que debían cuidarla la habían lastimado de una manera que era por demás inhumana.
Escucho los golpes de los aparatos quírurgicos pero no se movio ni un ápice de su lugar sintiendo el nudo en la garganta, el corazón adolorido y por demás un dolor abobinable instalado en el vientre — Tienes que levantarte Ino, es hora de ir a casa —la gruesa voz de su padre se escucho en toda la estancia como un recordatorio de lo que recientemente había sucedido... un aborto ilegal.
Itento tomar asiento sobre aquella cama que se asimilaba a la usada para los cadáveres pero fallo en el intento cuando un dolor la recorrio de pies a cabeza que se transformo en un grito de dolor, antes de procesar algo más la mano de la persona que debía amarla con infinidad se estrello en su mejilla derecha sumándole más dolor del que ya había soportado, el haber sido obligada a abortar a su bebé, a la criaturita que iba a amar con cada fibra de su ser era una huella que jamás se iba a borrar... jamás.
— Guarda silencio y levanta, no tengo todo el maldito día —siseo tirando de su brazo con brusquedad para jalarla de las piernas y levantarla, se sostuvo de la mesa para no caer, a su padre parecía no importarle en lo absoluto si estaba bien, si necesitaba reposar porque comenzo a jalarla hasta la puerta donde se encontro con él, con la persona que por desgracia amaba, a sus 16 años había quedado embarazada, a sus 16 años había conocido el amor, a sus 16 años se le había caído la venda de los ojos de que su padre era una buena persona.
A sus 16 años había sido obligada a abortar a la personita que más deseaba cualquier mujer... un quejido broto de sus labios cuando el puño de Kankuro se impacto en su mejilla, podía sentir la sangre corriendo por su labio, quiza un moretón estaría más tarde recordandole que se había enamorado de la persona equivocada, que se había enamorado de una persona que era exactamente como su progenitor.
— Escucha muy bien Ino, vuelves a quedar embarazada y la próxima vez sere yo mismo quien mate a esa cosa —le gruño este mientras tomaba su mentón con demasiada fuerza causando un quejido de dolor, aún se sentía un poco anestesiada así que solo se limito a asentir con la cabeza para ser arrastrada por su novio que sin medir su fuerza apreto demasiado su muñeca... bonita vida llevaba.
Rió ante las tonterías de sus amigos que solo lo golpeaban en la espalda como si fuera una celebridad o algo así, el que fuera el heredero de un emporio no quería decir nada cuando había decidido por su propio pie ser psicológo — ¡Y con ustedes el stripper del año! —grito Tenten con una enorme sonrisa señalandolo, estaban locos si creían que iba a levantarse y bailar como lo habían hecho los demás, en lo absoluto.
Contaba con 17 años pero era un genio en su totalidad por esa simple razón ahora se encontraba en su segundo año de universidad estudiando con sus amigos de toda la vida — No pienso subir Tenten, busca otro experimento —sus amigos tan solo rodaron los ojos continuaron jugueteando mientras Sasuke tan solo terminaba de leer un libro, al menos su casi hermano era normal y no como los demás.
— Mañana son las primeras prácticas, ¿estás nervioso? —le pregunto Gaara, negó con la cabeza, mañana viajarían al hospital central para conocer a algunos pacientes con transtornos psicológicos, él sinceramente no sabía que desencadenaba los "problemas" de esas personas pero suponía que era algún trauma demasiado fuerte, la sola idea de que alguien lastimara cruelmente a un ser humano le parecía retorcida.
No podía creer que alguien fuera capaz de hacerle daño a alguien más aunque los asesinatos y esas cosas confirmaban los contrario — Solo quiero ayudar a las personas Gaara, si logro hacer que alguien deje atrás el pasado con las malas experiencias y aprenda a vivir un presente mejor me dare por satisfecho —le aseguro a su amigo pelirrojo que solo asintió escuchando la música con la que bailaba Sai.
— Eso me recuerda, ¿qué has sabido de tu hermano Kankuro? —el mayor de los Sabaku era un maldito en todo el sentido de la palabra por dos sencillas razones, la primera era que disfrutaba de despilfarrar el dinero que sus padres fallecidos le habían dejado de herencia lo que quería decir que era buscado por sus deudores que tan solo querían su cabeza.
La segunda razón era ser demasiado mujeriego, el castaño lo catalogaba como que tenía demasiado amor para dar pero era una mentira, solo quería disfrutar de los placeres de la carne con cualquier mujer en cualquier sitio — No tenemos noticias, lo último que sabemos es que estaba saliendo con una chica dos años menor... siento lástima por la misma —eso último lo susurro su amigo con un poco de compasión.
Kankuro no era bueno en ningún sentido, sus hermanos lo estaban buscando para que fuera a la cárcel puesto que había robado la parte de la herencia que les correspondía además de haber violado a dos menores de edad, no era una manzana buena el chico, sin embargo, si lo que su amigo decía de la nueva víctima entonces él también sentía lástima por esta... sinceramente la compadecía aunque no la conocía.
Los golpes llegaron sin que pudiera evitarlo, intento detener a Kankuro pero este parecía fuera de sí — ¡B-Basta Kankuro! ¡K-Kankuro! - le grito a este que de inmediato se detuvo para ver como la había dejado, probablemnte con moretones en el abdomen, en el rostro, una ceja partida o un labio en el mejor de los casos, quiza una costilla lastimada... era demasiado lo que vivía.
La nieve caía afuera y ella solo intentaba alejar la idea de suicidio de su mente, no quería vivir así, no podía, tan solo habían pasado dos meses de que la hubieran obligado a abortar, a pesar de que el médico clandestino les había dicho que necesitaba reposo, medicinas y demasiados cuidados, esos dos la trataban como una esclava sino es que peor en todo el sentido de la palabra.
— Ino, Ino... lo siento, perdón —no, ya no podía escuchar sus tontas disculpas cuando estaba más que claro que este no la amaba, ni siquiera la quería pero bien que podía abusar de su persona cada que le viniera en gana, el castaño respiro cerca de su rostro y se quejo, no quería que la tocara, ya no, aún seguía sin entender como es que su padre hacía ruidos sordos a lo que sucedía en su habitación, a sus gritos más que nada.
— A-A-Alejáte... por favor vete —le pidio casi con miedo en la voz, el ruido de la cama se hizo escuchar, después pasos y después silencio, estaba sola de nueva cuenta o eso creía porque entonces sus sentidos se alarmaron cuando escucho el pestillo de la puerta, deseaba que su madre estuviera ahí para decirle que el monstruo no se la comería o que las pesadillas se irían si rociaba un poco de canela en las sábanas.
Desearía que le dijera que papá era un caballero y que la salvaría de todo lo malo pero su madre estaba muerta desde que tenía seis años, se quejo en voz alta al sentir las manos de Kankuro pasar por su cuerpo importandole poco si estaba adolorida o si sangraba, ahí iban de nuevo esos abusos que por más que intentaba detener volvían con más fuerza en forma de golpes así que solo le quedaba rendirse, solo eso.
— Shhh, quédate quieta Ino —su voz la hizo revolverse en la cama... lo último que sintió fueron besos en su cuello mientras pensaba que quiza la idea de acabar con su vida no era tan mala idea.
La nieve estaba cayendo con más fuerza en las avenidas principales, sus amigos reían mientras festejaban que los exámenes que eran en un solo día para aprobar a lo mejor de lo mejor hubieran terminado, veía a las personas pasar felices mientras difrutaban del invierno cuando alguien choco contra él, cayo al suelo gimiendo al sentir lo frío de la nieve.
— ¡Naruto! ¡Oh mi Dios, ¿estás bien?! - escucho los gritos de Temari pero él solo miro hacía su derecha encontrandose con cabellos rubios que estaban levemente teñidos en sangre, un cuerpo demasiado esbelto casi rayando en esqueleto, no demasiado exagerado pero si, aquella mujer usaba tan solo un camisón, ¡un camisón en invierno!, la misma se levanto como un zombie y se alejo corriendo con más fuerza, algo le decía que esa chica terminaría tirada en un puente o algo así.
— ¿Estás bien? Esa tipa esta loca —se quejo Karin y solo asintió con la cabeza mientras se colocaba en pie con ayuda de sus amigos que esperaban a que dijera que estaba bien puesto que parecía perdido pero no estaba perdido, sino que solo se había perdido en la inocencia que esa rubia destilaba en cada poro de su cuerpo.
— Estoy bien —aseguro a sus amigos mientras su mirada viajaba hacía las calles por donde esta se hubiera perdido... ¿qué era esa sensación?, varios copos de nieve cayeron frente a sus ojos y sonrió... el invierno le había dado una razón más para seguir su meta de ser psicológo.
N/A
Espero les haya gustado.
Espero realmente me apoyen.
Gracias por leer.
