PREFACIO
Una gran tormenta se acercaba. Un joven Salazar Slytherin caminaba a través del temido ''Bosque Negro'' que separaba la aldea de Irmenia de la de Welthon. Slytherin no se veia feliz, parecía apurado y disgustado.
Mientras tanto en una pequeña casa con techo de paja, una apuesta mujer que aparentaba unos 20 o 25 años, con el cabello negro largo y un poco ondulado en las puntas, y unos ojos verdes que parecian esmeraldas se hallaba sentada en una pequeña mesa redonda frente a un anciano. Este vestía una túnica larga y descolorida, y llevaba en su cabeza lo que parecía un turbante.
Un gran estruendo se escucho, seguido de una luz visible a través de las aberturas que podrían llamarse ventanas; en ese preciso momento un joven alto y fornido, con el cabello castaño entró a la habitación.
-Salazar, tiempo sin verte-dijo la mujer en un tono un poco melancólico.
-Morgana, siempre es agradable verte -respondió el hombre con una pizca de sarcasmo.
-Lo mismo digo Salazar.
-Entonces, habla ahora, antes de que me arrepienta de mi viaje hasta aquí. No es nada fácil internarse en el bosque negro sin levantar sospechas-advirtió Salazar al anciano hombre.
-Bueno, lo he llamado, honorable señor, para advertirlo de un complot en su contra, dijo el anciano mientras los relámpagos iluminaban su rostro y anunciaban la lluvia.
-No entiendo-dijo la pelinegra- por que me has llamado a mi si lo importante es el- Parecía que su amabilidad y paciencia se esfumarían por arte de magia en cualquier momento.
- Morgana, querida Morgana- contestó el anciano en un tono soñador- tu papel aquí se reduce a presenciar lo que hoy podría pasar.
¿Lo que hoy podría pasar?-preguntó el hombre
-Cada vez que una tormenta como esta se acerca, suelo tener visiones o premoniciones. Una noche como esta anuncié a Merlín que su más fiel discípula se revelaría contra él.-Respondió el hombre mayor.
¿Con que fuiste tú el traidor? Pagarás por eso
La mujer estaba a punto de sacar su varita y lanzarle una maldición al hombre, cuando el mas joven la detuvo: Espera, no ahora, mira sus ojos. Ambos lo miraron; el anciano tenía los ojos en blanco y comenzó a temblar, como si sufriera convulsiones. Los relámpagos aumentaron, y también los rayos.
De repente una voz comenzó a salir de la boca del anciano. Era distinta, mas grave y áspera. Parecía no ser dirigida a nadie en especial.
''Luego de cientos de solsticios de verano nacerá una niña, descendiente del rey de las serpientes y aquella quien osó a enfrentar a Merlín. Tendrá el poder para vencer a quien se interponga en su camino y controlará a las serpientes, los leones, las águilas y los tejones, incluso a todo el mundo mágico. Pero no será tan fácil, en el anterior solsticio de invierno nacerá el único capaz de luchar contra la niña en igualdad de condiciones. Solo uno vencerá y tendrá el poder sobre todo, el otro morirá. Uno de ellos tendrá la luz en su interior, mientras que el otro la oscuridad. El destino de todos recae sobre ellos''
El anciano pareció recobrar la conciencia, los relámpagos cesaron y todo volvió a la normalidad.
¿Por qué me miran así? Vamos, no es tan impresionante que yo haya anunciado la batalla a Merlín-dijo el anciano.
Estaba claro, que el no tenía conciencia sobre lo que había dicho. Morgana y Salazar le dijeron que tenían cosas más importante que hacer y se retiraron, muy confusos, de aquella casa, sin decir otra palabra.

En ese momento, en un cuarto lleno de bolas de cristal con una especie de vapor plateado en su interior, una nueva aparecía en una esquina y tenía un nombre: Victoria Ravena Warrenstern, heredera de Slytherin.