Una nueva historia de Kiba/Shino, porque no hay muchas, y muchas no serían suficientes :D!
Espero que sea de su agrado, de entrada, es Angs y drama, no tiene comedia Y no creo que lo llegue a tener.
DISCLAIMER: Naruto, Hinata y demás personajes aquí utilizados pertenecen a Kishimoto, lo mío es la libertad de imaginar
La noche anterior había caído mucha nieve, las casas de la aldea estaban casi cubiertas por el manto blanco. Ya había amanecido hacía varias horas, pero a ninguno de los dos se les había pegado en gana levantarse; eran vacaciones, muy merecidas por cierto, después de dos largos años de intensas labores al servicio de su tierra natal, dos años sin detenerse entre la frenética por mantener a salvo a los que confiaban en ellos, a los que les pagaban - ¿por qué no decirlo así?- por ello. Por culpa de todo ese "maldito tiempo" como se refería a ese periodo el moreno de mejillas tatuadas, no había podido dedicarse a cuidar de quien realmente quería hacerlo. Pero ya todo ese tiempo difícil había pasado, si bien hubo muchas bajas lamentables, ya todo había acabado, y era hora de tomar en serio sus vacaciones.
Movió un poco sus brazos, cuidadosamente, para descubrir a un rostro pálido acomodado sobre su pecho y poderle mirar mejor. Ahí, acurrucado entre sus brazos, se encontraba el amor de su vida, aquella criatura peligrosa y mortal, que para él seguía siendo tan frágil como cuando le conoció por primera vez. Se estaba tan bien dándole calor al fino cuerpo de marfil…
Shino se movió un poco, para desperezarse, entreabrió los ojos, tenía rato despierto, pero no tenía ganas de levantarse. El cuerpo de Kiba era muy cálido, justo lo necesario para no pasar frio en el invierno. Kiba le indicó con una sonrisa un "buenos días" a lo que el Aburame respondió con una sonrisa.
Por fin ambos se levantaron, Shino se vistió rápidamente –como solía hacerlo desde que tenía memoria- Kiba prefirió andar en bóxer hasta después del desayuno. No hablaban mucho, pero se dedicaban muchas miradas. El Inuzuka estaba feliz porque sabía que esas miradas solo serían para él. Nadie en la aldea conocía los misteriosos ojos del joven Aburame y nadie los conocería, porque los Aburame solo miraban a los ojos –con sus ojos- a la persona que aman.
-Saldré por la noche, probablemente no regrese hasta dentro de una semana.
A la hora de la comida, Shino rompió el silencio abruptamente, a Kiba no le gustó nada la noticia, dejó de comer.
-Pe… pero son vacaciones! ¿Qué tienes que hacer que sea más importante que pasarlas conmigo?
-Tengo un mandato de mi padre que debo cumplir, pero si todo sale bien, estaré aquí la próxima semana.
-¡Acabas de decir que era probable y ahora me dices que puede ser más tiempo!, ¡Shino!
-Lo siento cachorro
-No me llames cachorro!,- espetó en un tono furioso- ¡soy bastante adulto y creo que te lo he comprobado muchas veces!¡No soy un niño! ¡Ya no puedes tratarme así!... ¡Son vacaciones!
Shino no cambió su postura, sabía que era inútil pelear con un Kiba haciendo berrinche.
-Si fueras suficientemente adulto, comprenderías que hay cosas… d e b e r e s del clan que hay que arreglar… sobre todo si…
-Si qué?, ¿si el heredero resultó no ser suficientemente "hombre" como para ser el Patriarca del clan!- Kiba apretaba los puños, estaba repitiendo las palabras del padre de Shino.
Shibi abúrame era, ante todo, un hombre de pocas palabras, pero siempre lo poco que decía era certero. Con esa simple frase tuvo para complicar las cosas entre ellos dos hacía ya ¿tres años?, no lo recordaba bien, pero Shino siempre se mostró taciturno ante el tema de la descendencia y el patriarcado. El inuzuka había heredado el liderazgo de su clan, por parte de su madre, él sabía que era un honor, del cual Shino se estaba privando al decidir hacer una vida al lado suyo, también sabía que el único clan en riesgo de desaparecer era el de los Aburame, ya que Shino era el único varón que quedaba con vida después de la guerra, el único que podía otorgar un descendiente y pasar los conocimientos a una futura generación.
En pocas palabras de Shibi, su relación "Acabará con un clan muy poderoso… ¿cómo te sientes con eso, Kiba?"
-¡Mal!, ¡Mal! – contestó a sus pensamientos en voz alta mientras cerraba fuertemente los ojos, aguantando lágrimas de rabia- ¡pero si lo decidiste es porque estás seguro de esto ¿no? – Kiba luchaba mentalmente contra la imponente imagen del señor Aburame. En aquella época él era aún un cachorro, incluso de menor estatura que los Aburame (que siempre habían sido muy altos) pero actualmente Kiba incluso superaba en tamaño a Shino… aún así, siempre se sentiría abrumado por el recuerdo del difunto padre de Shino.
- ¿…? – Shino sabía que los temas relacionados con Shibi eran casi tabú para Kiba. Nadie debía mencionarle porque se ponía mal de la cabeza, aún así le gustaba fingir que no entendía lo que pasaba por los pensamientos de su pareja, era su manera de jugar con él. – Kiba tienes que calmarte. Esto no tiene nada que ver con … - No terminó su frase, porque no era cierto, tenía mucho que ver, y Kiba se daría cuenta de ello. Tarde o temprano.
El Inuzuka se levantó de la mesa, golpeando todo y salió corriendo por la capa de nieve, sin preocuparse por llevar una chamarra.
Corrió hasta que los huesos se le helaron.
Llegó hasta una de las torres de vigilancia de la muralla de Konoha. Se sentó por mucho rato, preguntándose si ya habría volado su mariposa. Miraba hacia el bosque con la mirada perdida hacia ningún sitio. Sabía que era su obligación dejarlo ir… se culpaba a si mismo por la muerte del patriarca Aburame, nadie había dicho nada al respecto ni se sabía cómo había ocurrido la situación, solo Kiba lo sabía perfectamente. Aún recordaba ese gris nublado de la mirada de Shibi, ese odio mezclado con orgullo que impidió pedir ayuda y a él ayudarle, ese gris profundo que se hundió con los escombros del derrumbe, a 1km de tierra firme.
-¡Qué patético! ¡El perro vigía deprimido!
Esa voz melosa… dulce pero patética… Ino Yamanaka.
-¿Qué quieres niña? ¿Buscas que te revuelquen?
-¡Eres un asco Kiba!, todo tu es desagradable!, no sabes ni siquiera cómo hablar con una mujer… bueno, hablo de una verdadera mujer, no como las "hembras" de tu clan, esas son las únicas que siempre andan buscando que las revuelquen – su tono de voz no mostraba miedo ni enojo, para ella, hablar con Kiba era dirigirse a lo más desagradable de la aldea, algo peor que un animal.
-Bueno, ¿y qué quieres princesa?
Ino se desconcertó un poco, no esperaba que Kiba respondiera tan desganado. Normalmente se ponía furioso pero esta vez ni se había molestado en dirigirle la mirada… seguía perdido en el espesor del bosque.
Se sentó junto a él y le miró el rostro.
No estaba llorando, sin embargo había mucha tristeza, algo de rabia y confusión.
-Hmph!, desde que están juntos ustedes dos son un fiasco ¿sabes? – Seguía mirándolo mientras le hablaba con un tono menos despectivo.
-No es que te importe…
-Shino es un gran ninja, pero ni siquiera pudo obtener el título de ANBU solo por quedarse a tu lado – Kiba se mordió el labio – Tu eres un conformista… mientras todo te salga bien…
-No es que te importe…
-Otra vez con eso…
Ino se acercó hasta que la piel de su brazo tocó la fría piel de Kiba, se estremeció un poco, Kiba también reaccionó al repentino calor de la piel de la rubia. No estaba acostumbrado a sentir una piel más cálida que la suya propia, ya que Shino, como era de presión baja, siempre estaba temblando sin sus chaquetas. Al girar su cabeza para mirar con sorpresa a Ino, sus labios se rozaron levemente, pero Ino se incorporó un poco para cerrar esa distancia y completar un beso.
Kiba estaba estupefacto. La Kunoichi que siempre lo había tratado como basura ahora estaba desesperadamente buscando el interior de la boca del Inuzuka. La temperatura del moreno empezó a elevarse. Nunca había besado a una chica y no sabía cómo reaccionar. Definitivamente no era el beso que compartía solo con Shino, ese beso lleno de amor, cariño y pasión; era más bien, una enorme curiosidad lo que le llevó a aceptarlo y compartirlo.
Justo entonces, Shino estaba dejando la ciudad, con un amargo sabor de boca.
No se podía decir que era descortés, él siempre fue un ninja dedicado a reunir información, no es que espiara o desconfiara de él, es solo que era un hábito, saber que la persona que ama se encuentra bien… aunque no está a su lado.
