Título: Uundgåelig

(Inescapable)

Advertencias: ¡Yaoi! Obviamente (?) Palabras malsonantes. Algo de angst, más adelante. Tal vez haya Lime.

Parejas:

DenNor

SuFin

Aparte de éstas dos principales, habrá algunas más.

Notas: ¡Sí, otro angst de los nórdicos! Mi otro fic, que empecé hace nada, es angst, pero éste no lo es tanto, es más romance.

La base de la historia me inspiré en un libro, pero apenas tiene cosas en común, simplemente el libro me dio la idea, es muy distinto a él, solo tiene en común unas cosas en el primer capítulo y ya xD

Cap. 1

Si no fuera por la dosis de láudano que le habían administrado, no habría sido tan dócil ni mucho menos. Conducido por dos guardias, caminaba atontado y con los sentidos dormidos, pero aún así el frío conseguía mantenerle lo suficientemente alerta como para saber que debía estar atento a partir de ese momento, cuando entraran en el gran salón donde ese estúpido y egocéntrico niño grande malcriado les esperaba. Por lo menos, ese era el concepto que Lukas tenía del dueño del castillo.

Uno a cada lado, los guardias le agarraban de los brazos, uno de ellos soltó una pequeña burla con intención de iniciar conversación con su callado compañero, pero éste simplemente le ignoró. Lukas les observó unos segundos, reconociendo rápidamente al arrrogante albino de cabello alborotado y al de lentes, el serio y alto rubio de rostro intimidante. Les ignoró después, de todas formas no era de ellos de quienes debía preocuparse.

Se maldijo a si mismo por haberse dejado capturar, para una maldita vez que conseguía salir del castillo y alejarse... pero el estúpido se había dado cuenta demasiado rápido, y los guardias a caballo le habían encontrado rápidamente, después de todo él iba andando, con menos ropa y en medio del frío y la nieve. En esos momentos su cuerpo temblaba y estaba calado hasta los huesos, algunos mechones su cabello se le pegaba a la cara.

Conocía perfectamente el castillo, aquellos pasillos oscuros por los que caminaban, en esos momentos echó en falta las risas de los niños que solían molestarle y se preguntó dónde se habrían metido. Específicamente, se preocupó en especial por uno de ellos. Pero bueno, faltaba poco para que pudiera preguntárselo al mismo dueño de ese enorme castillo, recordó que hacía un año ese sitio era más semejante a una fortaleza que a un hogar y la llegada de una alegre muchacha castaña de ojos verdes, que pareció alegrar a todos menos al guardia albino que en esos momentos le escoltaba.

Y entonces se dio cuenta de que, en vez de centrarse en lo realmente importante en esos momentos, estaba pensando en cosas estúpidas que no venían a cuento. Bufó en voz baja y continuó caminando, hasta que finalmente llegaron al gran salón.

Lukas irguió los hombros y alzó levemente la cabeza, intentando resistirse al efecto del láudano, que le adormecía y nublaba la mente, no iba a dejar que ese irritante escandinavo le viera sumiso, ni muerto. La sala estaba iluminada por el fuego encendido de la chimenea, y había un par de cómodos sofás frente a éste. Había un chico joven sentado, que se giró hacia Lukas y los guardias de inmediato, dedicándoles una dulce sonrisa, aunque ésta iba diriguida a uno de ellos en especial. Era Tino, el primo de Soren, pero no se parecían mucho respecto a las personalidades.

La otra persona era mucho más alta, estaba de espaldas, jugueteando con un arma larga, una especie de hacha gigante con el mango largo, era casi tan grande como él mismo. Soren se apoyó el arma en el hombro y también giró hacia ellos.

-Así que has vuelto a intentar escaparte. -Dijo tranquilamente, como si no fuera obvio. Lukas estuvo a punto de soltar un improperio, pero se lo calló. -Y has llegado mucho más lejos que nunca... eso me preocupa.

-Que te jodan, Soren. -Espetó Lukas, provocando una leve risa en el más alto.

-Sube a mi habitación y espérame, ¿sí?

El joven gruñó en voz baja, pero no puso ninguna pega, tal vez porque estaba demasiado atontado como para hacerlo. Le fulminó con sus ojos violáceos vidriosos.

-¿Dónde está mi hermano? -Interrogó en tono de orden, exigiendo una respuesta inmediata.

-Emyl está bien. -Contestó Tino en tono tranquilizador. -Estaba preocupado por ti, pero al final cayó rendido por el cansancio y acabó durmiéndose, no te preocupes.

Lukas dio por finalizada la conversación y giró sobre sí mismo, saliendo de aquella maldita sala, seguido de nuevo por los dos guardias. Cuando llegaron a la habitación de Soren y entró, se dio cuenta de que los otros habían cerrado la puerta con llave después de que él entrara.

"Así que vuelvo a ser un prisionero." -Resopló y se acercó a la gran y cómoda cama de la habitación, su cuerpo le pedía acurrucarse bajo las gruesas sábanas y mantas de aquella cama, y es que en aquella habitación no hacía tanto frío, y comenzaba a entrar en calor. Eso hizo que el láudano incrementara su efecto, ya que hasta entonces únicamente se había mantenido mínimamente alerta debido al frío. Se acercó a la cama y se hizo un ovillo bajo las mantas de piel.

"Solo cerraré los ojos unos minutos..."

OoooooO

-¿Y por qué no dejas que se vayan? -Preguntó Tino a su primo, observándole con sus grandes y brillantes ojos liláceos. Mantenía una sonrisa en su rostro, leve. -Él no quiere estar aquí.

-¡No puedo hacer eso, Tino! -Exclamó el más alto, que daba vueltas nerviosamente por la sala, sin estarse quieto. -¿Dónde irían? No tienen ninguna familia, por pura suerte Elizabeta les encontró cuando salió a cazar con Gilbert, y los trajo aquí. Si les dejara ir, morirían de frío en menos de un día, y no puedo dejar que eso ocurra...

El menor amplió levemente su sonrisa, conmovido. Se alegraba de que, por una vez, su primo se preocupara de otra persona que no fuera él mismo, y se preguntó a que se debía esa necesidad que tenía por proteger a aquel chico y a su hermano.

-¿En el bosque? ¿Es que vivían allí?

-No estoy del todo seguro, Luke no parece muy contento de estar aquí y no me ha contado gran cosa... y Emyl es demasiado pequeño como para entenderlo bien.

-Creo que a Emyl si le gusta estar aquí, ¿verdad? -Dijo Tino. -Puede jugar con Ludwig y Alfred... parece contento de estar con otros niños, moi. Y creo que...

Hizo una pausa en la que reinó el silencio, hasta que Soren se impacientó.

-¿Qué?

-Es solo una suposición, no me hagas mucho caso. Creo que Lukas no intenta escapar realmente porque no quiere dejar a su hermano, se dejó capturar con demasiada facilidad... y en las ocasiones en las que sale con Natasha a pasear... bueno, podría simplemente matarla y huir. Tendría un par de horas hasta que alguien adviertiera su ausencia, y para entonces ya podría estar lejos, sería difícil encontrarle aún con los caballos.

-A Lukas le agrada Natasha. -Refunfuñó Soren. En efecto, ambos solían desaparecer por las mañanas para, según ellos, dar un paseo.

-¿Celoso? -Rió Tino, divertido. -¿Es lo único que has escuchado de todo lo que te he dicho?

Soren hizo un mohín y decidió no contestar a eso. Entonces Tino se levantó de su asiento.

-Discúlpame, tengo sueño y mañana quiero levantarme temprano. Me gustaría aprovechar éste tiempo que puedo estar aquí, antes de volver con mis padres... -Suspiró pesadamente. En realidad volvería a su palacio, rodeado de lujos y sirvientes, pero sus padres nunca estaban con él y se sentía inmensamente solo y aburrido. Prefería estar en ese castillo, le agradaba la gente de ese lugar.

-Tino...

-¿Sí?

-¿Realmente el único motivo de tu visita es visitarme? -Alzó las cejas, burlón.

Las mejillas del menor se encendieron, y por desgracia para él se notó muchísimo.

-Bu... bueno, y a todos los demás, por supuesto. -Rió nerviosamente.

-Ya... -Soren frunció levemente el ceño, algo irritado. -Espero que no te encariñes demasiado con ese, Tino, sabes que no me gusta... Si crees que no me he dado cuenta de como te mira...

El menor mantuvo su sonrisa, tensándola casi imperceptiblemente, sabía perfectamente a quien se refería. Le interrumpió antes de que continuara hablando.

-No te importa si me quedo un tiempo aquí, ¿no?

Hubo un silencio incómodo en el que Soren le miró con una sonrisilla sin contestar y Tino temió que fuera a negarse.

-Claro que puedes quedarte. -Exclamó éste alegremente. -¡Todo lo que quieras, Tino!

-¡Gracias, moi! -Exclamó el de ojos violetas, sonriente, y después de coger una vela encendida salió a paso rápido de aquella sala.

Caminó por los interminables pasillos del castillo, sosteniendo la vela para ver por donde pisaba, fuera había tormenta y los relámpagos iluminaban el interior brevemente de manera seguida. Después de andar unos cinco minutos llegó a la puerta de su habitación, pero antes de agarrar el pomo de ésta notó que alguien le agarraba repentinamente por detrás y le tapaba la boca, ahogando su grito.

OoooooO

Soren cerró la puerta con suavidad detrás de sí. Se acercó sin hacer ruido al bulto bajo las mantas, y destapó con cuidado éstas, hasta descubrir hasta los hombros del joven que dormía en su cama. Lukas parecía profundamente dormido, no era de extrañar después de haber tenido un día tan movido y más con el frío que habría tenido que soportar... a Soren no le había gustado la idea de drogarle con láudano, pero Gilbert confesó que no había manera de llevarle al castillo estando lúcido. Observó sus labios levemente separados, y se le hizo adorable verle así, acurrucado en su cama.

Se deshizo de su calzado y sus capas de ropa: abrigo, chaqueta, camisas... hasta quedar con el torso al descubierto, desnudo de cintura para abajo. Su habitación estaba lo suficientemente caldeada como para no pasar frío, gracias en parte al fuego de la chimenea. Al girarse se encontró con los ojos vidriosos del menor, que le miraban fijamente, parecía ausente y eso no le gustaba.

-¿Luke? -Le llamó en voz baja, metiéndose a su lado en la cama, notando como su piel aún seguía, extrañamente, fría, y temblaba levemente. Le rodeó con los brazos y le atrajo hacia sí, sobresaltándose al notar la ausencia del espíritu luchador de Lukas, que se dejó abrazar dócilmente, sin poner pegas. -¿Te encuentras bien?

Notó la mirada vidriosa del menor que le miraba a los ojos, pero le pareció percibir algo de odio en su mirada. Sin embargo, sabía que el láudano le impedía insultarle, golpearle o mandarle a la mierda, lo que solía hacer cada vez que intentaba abrazarle.

-Cuando despiertes se habrá pasado en efecto. -Murmuró Soren, intentando sonar tranquilizador.

En realidad, aunque no le gustaba verle así porque sentía que no era él mismo, como si se lo hubieran cambiado, ni quería aprovecharse de él en ese estado... bueno, en realidad disfrutó de poder abrazarle por una vez, porque cuando se despertara estaría lúcido de nuevo. Sobretodo después de haber frustrado otro intento de huída suyo, eso solía poner de más mal humor al menor.

Y, como sabía que al despertar volvería a odiarle, se permitió disfrutar del pequeño lujo de poder abrazarle esa noche.

OoooooO

-¡Casi me da un infarto! -Protestó Tino, llevándose una mano al pecho y notando las aceleradas pulsaciones de su corazón. -¡No vuelvas a hacer eso!

Berwald siseó levemente, para que guardara silencio.

-Lo siento. -Susurró el menor, sonriéndole con las mejillas sonrojadas. -Me has asustado, deberías dejar de aparecer así por detrás.

-L'ndo. -Murmuró el más alto al ver su sonrojo a la luz de la vela, pensando que esa leve luz anaranjada le hacía parecer aún más encantador. -T'no...

-No... no digas nada. -Respondió rápidamente Tino, colocando el dedo índice sobre los labios de Berwald. -Ésto está mal... ¿sabes lo que te hará Soren si se entera?

-Ese 'diota...

-Por favor, Ber... No quiero que te ocurra nada por mi culpa. Yo quiero a mi primo, no es una mala persona, pero sé que te odia, temo que sospeche algo... y no sé que sería capaz de hacerte si se entera de todo ésto... ¿Sabes lo que le ocurrió a uno de sus guardias? Fue de los primeros días que Lukas vino aquí, el guardia... bueno, se sobrepasó con él y abusó del chico... Soren le pilló y al día siguiente le ahorcaron. Es celoso, perdió a casi toda su familia cuando era pequeño y tuvo que enfrentarse prácticamente solo a la vida, no le gusta que toquen lo que considera suyo.

-Tú no 'res s'yo.

Tino suspiró, el de ojos azules era demasiado cabezota como para rendirse tan fácilmente, lo sabía. En parte, eso también era una de las cosas que le gustaban de él.

-¿No p'edes h'blar con él?

-No me hará caso, es cabezota... es como un niño. -Tino suspiró, desviando la mirada de él. -No me malinterpretes, yo le quiero, pero si se enfada no es fácil hacerle entrar en razón.

Hubo un silencio incómodo, y Tino se atrevió a alzar levemente la cabeza y volver a mirarle. Al mismo tiempo, Berwald bajó levemente la suya y disminuyó la distancia que los separaba, juntando los labios con los del menor, en un beso breve.

-Ésto está mal... -Murmuró el de ojos violetas, pero ignoró sus propias palabras

Sus labios volvieron a juntarse en un beso mucho más largo y apasionado. Tino se aferró a la camisa de Berwald y abrió la puerta de su habitación con la otra mano, entrando ambos en ésta, sin separarse hasta que ambos tuvieron la necesidad de tomar aire al notar que se quedaban sin él.

Tino se separó levemente. Le miró con los ojos brillantes, emocionado. Jadeaba levemente y estaba completamente ruborizado.

-Sólo esta noche. -Murmuró, cerrando la puerta de la habitación con llave.

OoooooO

¿Que ocurrió en el pasado de Lukas y Emyl? ¿Natasha y Lukas esconden un secreto? ¿cuáles son los motivos por los que desaparecen por las mañanas? ¿Descubrirá Soren lo que hay entre Tino y Berwald? ¿O se llevará la paliza de su vida cuando un noruego cabreado despierte siendo abrazado por él? ¿¡Conseguiré poner bien el acento de Suecia algún día!?

Ok, ok, ya en serio.

Todo ésto y más en el próximo episodio.

¡Y tú, sí, tú, puedes hacerme feliz ya sabes cómo! :'D

También puedes pedirme que meta alguna pareja en el fic... teniendo siempre en cuenta que Alfred, Ludwig y Emyl son niños, a ver si me vais a pedir un Arthur pederasta, que os conozco (?)