Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto.
"Eres mía"
—Boruto... — inútilmente trataba de aferrarse a el, su voz era entrecortada mientras abrazaba al chicó que tenía en frente de ella— Por favor... ¡No me dejes!
Boruto sin saber como lidiar con esa situación correspondió a su abrazo, le impresionaba ver a Sarada en esa situación. Tan vulnerable y frágil, esa faceta que desconocía en ella.
— Sarada, no tengo opción— contestó Boruto, su voz sonaba apagada. El sabía que ella era una de las razones por las cuales hacía eso. Porque desde que su padre junto a Sasuke desaparecieron la aldea había quedado completamente a la intemperie de la maldad. El tenía que hacerse fuerte, para poder cuidar a las personas que amaba. Y para poder traer de regreso a su padre y a su mentor. Tenía que irse, por su padre, por la aldea y por ella. Gentilmente apartó a Sarada, vió su cara y pudo notar que de sus hermosos ojos negros, no paraban de salir lágrimas. Con su dedo pulgar trató de secarlas— ¡No llores tonta! —dijo con su característica voz, pero Sarada notó que en sus palabras había cierto tono melancólico— ¡Volveré!, te lo prometo datebbasa— y ahí estaba, su típica sonrisa que tanto amaba. A pesar de que dijera lo contrario o tratará de negarlo.
— Solo... no quiero perderte. He perdido muchas personas. Además... —Una sonrisa inocente apareció en los labios de Sarada, pues el recuerdo del ingenuo de Boruto cuándo era niño,dónde había prometido protegerla había aparecido. Su sonrisa no pasó desapercibida— Tu prometiste cuidarme...
En medió de la noche, con las estrellas y la Luna de testigos, Boruto no pudo resistirse más, atrajo a Sarada hacia el y delicadamente posó sus labios en los de ella. Un beso tierno dado por dos inexpertos, que poco a poco tomaba intensidad. Sarada no pudo resistirse al encantó del Uzumaki, con lágrimas en sus ojos tomó al joven con fuerza, porqué por alguna razón su corazón le decía que ese momento, ese ínfimo momento era un regalo que el tiempo le obsequiaba, para poder despedirse de su amado.
La manos de Boruto descendían poco a poco por toda la figura femenina de Sarada. De un momento a otro, sin saber exactamente como. Ambos estában completamente desnudos.
Y esa noche, a los ojos de cielo nocturno, ambos jóvenes se habían entregado, en cuerpo, alma y corazón. Esa noche ambos se juraron amor eterno.
Su noche de pasión concluyó con ambos jóvenes completamente rendidos. Sarada siendo abrazada posesivamente por los varoniles brazos de Boruto. Y Sarada, la cuál poco a poco caía en los brazos de morfeo con la agradable sensación del momento. Esa noche ambos recordaron que el amor es más fuerte, incluso en la guerra, en medio del sufrimiento y la sangre. El amor sobresalía como una esperanza.
La mañana llegó junto al sol que se imponía dejando atrás la noche. Sarada sintió que algo le faltaba, el calor masculino le hacia falta. No falto mucho para que se diera cuenta que estaba sola.
Su corazón no le había mentido, esa noche. Pero a pesar de ello, Sarada sonrió cuándo recordó las últimas palabras que Boruto le dijo.
"Eres mía"
Ella sabía lo que esa frase significaba, su amor estaba sellado. Sabia que esa noche ambos se habían llevado un pedazo de sus corazónes con ellos.
Y sobre todo sabía que algún día regresaría, y la haría suya una vez más...
Fin
¡Esperó que les haya gustado!
¡Gracias por leer!
