Hola!
Un nuevo fanfic ha aparecido en mi cabecita jajaja. Es un Dramione nuevamente y como ya esta listo no demorare mucho en publicar.
Capitulo 1. Una visita inesperada
Su largo cabello se movió al compás del viento frío ¿Por qué razón los días nos acompañan en nuestro estado de ánimo? Era la primera vez que se lo preguntaba, pero aun así eso la mantuvo ocupada por algunos minutos.
Camino por inercia por aquella concurrida calle de Londres, abrigándose así misma tratando de ceñirse más aun el abrigo que llevaba esa mañana. Odiaba, de cierta forma, ir al lugar a donde se dirigía, pero de cualquier forma debía hacerlo era por el bien de su hijo y quizás -muy en el fondo- por el bien de ella.
No era que particularmente conociera el mundo muggle pero algo recordaba de las muchas veces en las que acompaño a su esposo a hacer algunos "tramites". Camino sin poder evitarlo por una tienda donde se vendía la última ropa del momento, obviando, por supuesto, que ahí se vendía mucho más que eso. Su porte fino y elegante no lo perdió nunca en todo su trayecto hacia la casa, tenía un plan y lo llevaría a cabo. Por un "error" fue ella la que recibió aquella lechuza ayer por la mañana y daba gracias a Merlín que hubiese sido así. Ya que de lo contrario, nunca se abría enterado de lo que ahí sucedía.
Una casa de color blanco oscuro de dos pisos se hizo presente ante sus ojos. A pesar de no ser lujosa, se veía acogedora y sencilla, poseía por lo que veía un mediano antejardín. Y por un momento, el sentimiento de arrepentimiento se coló en su corazón, pero pronto se recompuso ante ese eso. Lo que haría estaba bien, se dijo así misma.
Narcisa respiro varias bocadas de aire antes de tocar el timbre, se sacudió un poco el abrigo. La puerta principal fue abierta por una hermosa chica de cabellos rizados que al ver a la persona, palideció notablemente no se la esperaba.
-Narcisa la miro de pies a cabeza, frunciendo el ceño cada vez más, no sabía cómo su hijo se había fijado en ella, en una sangre sucia. La chica vestía sencillamente jeans, zapatillas y una blusa- ¿Hermione Granger? -pregunto segura.
-la chica aun desconcertada ante la visita de Narcisa Malfoy en su casa solo atinó a decir- Si… soy yo.
-la mujer le sonrió apretadamente- Quisiera hablar contigo, es más vengo de parte de Draco.
Ante la mención de ese nombre Hermione dio un paso al lado para dejarla pasar y Narcisa no pudo reprimir la cara de asco al entrar a una casa de muggles y fue ahí donde se preguntó ¿Si Draco habría estado en esa casa antes? La sola idea de pensarlo le daba un retorcijón de estómago.
Jamás pensó que estaría en esa situación, pero lo hacía solo por su hijo porque sabía que tenía y debía tener un futuro mejor que el que le esperaba junto a ella, respiro nuevamente y encaro a la chica y al instante la noto nerviosa.
-Señora Malfoy… yo… -titubeo- no creí que él…
-Por supuesto que sí querida. Él me lo dijo todo, absolutamente todo -completo la mujer.
-la castaña abrió mucho los ojos sorprendida, no creyendo en lo que Narcisa le decía- Él le dijo sobre la posibilidad de…
-Si también sobre eso -camino un poco por la sala, observando todo a su alrededor.
-Yo creí que el vendría… él dijo…
-Sé lo que dijo, recuerda que ya hable con él… -mintió- y es por esa razón que estoy aquí. Él me pidió que te diera esto -saco un sobre y se lo extendió.
-ella supo que era y se negó a creer que él pudiera ser tan ruin de hacerle eso- No lo quiero, no lo necesito.
-Vamos, acéptalo es solo un pequeño adelanto para que te alejes de mi hijo y para… -miro el plano vientre- que te deshagas del… -frunció los labios- feto.
Hermione tuvo que sentarse ante esa revelación una cosa es que lo creyera, pero otra muy distinta era que Narcisa Malfoy se lo dijera, no creía que Draco quisiera eso apenas y ayer le había mandado una nota, no diciéndole precisamente sobre el embarazo, pero sí que debía hablar con él. Aunque en definidas cuentas ella sabía que él tenía sospechas.
Apenas había pasado un mes desde la graduación, ambos tenían planes juntos, proyectos, no por nada habían mantenido una hermosa y difícil relación de dos años. Y ahora todo eso se desmoronaba al ver frente a sus ojos el dinero que él le había enviado con su madre, para que se hiciera un aborto.
