A/N: ¡Un saludo cordial a todos mis malvaviscos asados como siempre! La fiebre de Xiaolin Showdown ha estado bastante sublevada por el lanzamiento de su secuela Xiaolin Chronicles y yo estoy muy contenta por ello. Se acerca la noche de brujas y he traído un especial corto de Halloween con el único fin de entretenerlos a ustedes. La idea se me vino tras leer un fic para Xiaolin Showdown en inglés con el mismo trasfondo, y me pregunté ¿por qué si ellos pueden, nosotros no? Sé que Latinoamérica no celebra mucho esto (al menos aquí), pero vamos acoplarnos a la época y porque una buena historia de miedo nunca está de más y menos si es de la serie que a todos nos enloquece. El sumario lo dice todo. Aquí me puse de acuerdo con Omi, Raimundo, Kimiko, Clay y el mismo Jack para que ellos nos cuenten sus experiencias más terroríficas para colmarnos de risas y un sustito. La verdad dudo de la veracidad de sus historias, creo que las inventaron ellos en una velada que tuvieron para contar historias de terror). Mucho antes de hacer la serie o quizá dentro de la serie creo que una. Esperando que os guste este proyecto. El primero en tratar de asustarnos será Jack Spicer. Sin más preámbulos, os dejo con él. ¡Nos leemos al final!
Jack Spicer
La Criada de la Casona
Mucho antes de conocer a los perdedores Xiaolin, levantar mí laboratorio súper malvado del que todos conocen y evolucioné en Xiaolin Chronicles al independizarme de mis padres (para los que vieron el primer capítulo). Era un chico común y corriente (ni tanto, no me crean), el primogénito del matrimonio Spicer. Seguro recordarán mi casa, en Xiaolin Showdown, esa bella mansión parecida a la Casa Blanca. Con enormes jardines, un sistema de seguridad implantado por mis Jackbots, una casa grande y elegante. Pues no siempre viví allí. En realidad nací otro lado y mis padres me sorprendieron con la noticia que íbamos a mudarnos. Yo no estaba muy emocionado que digamos. La mudanza fue bastante lenta para mi gusto, yo fui en el coche de mis padres mientras que todas lo material fueron trasladados en los dos camiones (¡imagínense, tantas cosas para meterlas en dos camiones blindados!). Había tráfico y me estaba cociendo como salchichón dentro del auto esperando que los estúpidos autos se movieran. Lamenté no haber traído uno de mis robots o siquiera algo de pudín para distraerme, pero me dejé engañar con eso: Vamos a llegar rápido. Sí como no, ¡llegaremos rápido mis Jackbots! Como sea, apenas mi madre me dijo que por fin llegamos a la nueva casa. Era las ocho de la noche. No pude evitar soltar: ¡Al fin, ya era hora! Tenía las piernas entumecidas de las horas que pasé en ese horno. Mi padre sugirió por qué no caminaba por la casa para ir acostumbrándome. Fui, pero no porque él me lo pidiera si no porque me dio la gana: ¡Nadie le da órdenes a Jack Spicer!...
Bueno, bueno caminé por los largos pasillos. La alfombra roja se extienden por mis zapatos recién nuevos. La casa tenía muchas cosas interesantes. Me dispuse a explorar: Los corredores eran extensos, casi siempre terminaban un cruce. El estilo de la casa exquisito, a pesar de que las paredes estaban desgastadas y tenía un horrible color a salmón, no podía quitarle su encanto. Sobre todo me gustó el chandélier del recibido. Muy clásico. Creo que valió la pena perder el tiempo en ese tráfico cuando de pronto tropiezo con alguien mientras me doy la vuelta... ¡Maldición, ¿será posible que nadie ve por dónde va?! Me impresioné. Delante de mí vi una joven mujer vestida de empleada, con largos cabellos negros rizados, tez cobriza, su fisonomía era grotesca, pero la acompañaba una sonrisa blanca, tenía una bufanda negra alrededor del cuello que tapaba unos rasguños (como si uno de los lindos leones de Chasie Young la hubiera agredido).
-Soy Jack Spicer –me presenté-, soy el hijo del matrimonio que compró la casa. ¿Y usted quién es?
-Hola, soy la criada de esta casa, querido, y estoy buscando una sortija de oro que se me ha caído. ¿Me podrías ayudar?
-¿Y qué ganaría si Jack Spicer lo hiciera, señora?
-Buena pregunta, si me ayudas, te prepararé un delicioso pastel de chocolate del que te vas a chupar los dedos...
-¿Pastel de chocolate? Suena bonito, ya vuelvo...
Regresé equipado con un detector de metal que había construido unos meses atrás. Estaba seguro que así lo conseguiría más rápido. Y Jack Spicer no se equivoca, a los cinco minutos encontré la sortija perdida debajo de una cómoda. Era estúpido no fijarse en el resplandor del oro cuando me agaché. Estiré la mano y la cogí.
-Tenga, he encontrado su anillo.
-Muchas gracias, ahora me voy a hacer unos quehaceres de la casa, pero en lo que menos que cante un gallo tendrás tu pastel...
Luego de eso nos distanciamos. Ayudé a mis padres a desempacar, de mala gana y cuando llevé mis cosas (en una caja) a mí nueva habitación. En la mesilla de noche relucía el más gordo, grande y hermoso pastel de chocolate que se hubieran podido imaginar. Dios mío, hay quienes cocinan rápido, pero esto era comida rápida. Tiré mis cosas a un lado y me zambullí la torta. Estaba rica. La cubierta, el relleno, todo era chocolate puro y no me empalagaba en absoluto. Tenía la mitad en mi estómago cuando papá entró para ver si ya había desempacado.
-Jack, ¿has desempacado? ¿qué es eso qué traes ahí?
-¡Mira padre, es pastel! Me lo ha hecho la criada de la casa en agradecimiento en haberla ayudado. La pobre perdió una sortija y la encontré.
-¿Criada? Aquí no hay ninguna criada.
-¿Cómo qué no? ¡Si yo mismo la vi, no estoy loco, incluso toqué la sortija!
-Espera un momento... –papá se fue dejándome ensimismado, con la boca cubierta de chocolate cuando él volvió con una fotografía de la mujer con quien hablé hace unas horas-. ¿Es ésta?
-Sí.
-En realidad, Jack... Hace mucho que había una criada en esta casa, pero... murió... Fue asesinada en esta casa y desde entonces su fantasma no ha abandonado las paredes de esta vieja casona...
A/N: Oh qué chévere, te mudaste a una casa fantasma, Jackie. No me asustó mucho ya que te ayudó, nada malévolo. Aunque eso último era impactante.
-¡¿CÓMO QUE NADA ATERRADOR?! ¡UNA MUERTA ME HIZO UN PASTEL DE CHOCOLATE! Luego de quedar como WTF?! Por eso, ya no quise comer ese pastel. Y desde entonces le temo a la oscuridad porque fue cuando la conocí... Siento que está ahí todavía...
-Me gustó tu historia, Jack.
-Gracias Omi. ¿Podrías pasarme las papas, Clay?
-No es nada terrorífica, la muerta te ayudó. Estoy de acuerdo con Alice.
-¿Ah sí? Y seguro qué tú tienes algo mejor, Raimundo, ¿no es así?
-¡Por supuesto! Les tengo la historia más terrorífica que se haya escuchado jamás.
Como iba diciendo antes que me interrumpieran (estoy con los monjes y Jack asando malvaviscos mientras nos contamos historias de miedo). Las frases finales van a estar en cursiva porque es lo que más resalta... Veremos qué pasa en la siguiente historia, le toca que le des el bastón de madera a un monje Jack, pero no te preocupes, ¡esperando que os haya gustado! Ya lo saben, Raimundo es el siguiente porque Jack lo desafió. ¡Nos vemos!
