'Hubo una persona cientos de años atrás, que se aferró a la idea de vivir un amor mas allá de la muerte... Hoy todos esos secretos salen a la luz mientras que una nueva amenaza se ciñe sobre el colegio Hogwarts de Magia y Hechiceria.'
1
Noticias inesperadas
Durante una fracción de segundo, un intenso destello rojo cruzó la oscuridad que dominaba aquel lugar; un caótico número de luces sobrevolaban detrás de lo que parecían ventanas, como si una lluvia de estrellas fugaces se estuviera llevando a cabo en aquellos momentos. De manera precipitada, un estallido lanzó fragmentos de roca y polvo por todos lados, creando una densa nube de partículas blancas que impedían ver lo que había más allá. Deseando que todo aquello terminara, Harry Potter corrió hacia una nueva habitación al momento en que un parpadeante fuego dorado lo desorientaba, haciéndolo tambalearse en varias ocasiones. Los gritos se habían vuelto sordos y el ruido amortiguado de la batalla resonaba como un eco contra las paredes.
A la vista de Harry, en el suelo yacían decenas de cuerpos frágiles, fríos e inertes, varios de ellos con los ojos negros y vacíos y una mueca torcida en los labios. Vio a continuación la colisión de dos rayos de luz, uno rojo y uno verde, mientras una varita salía giraba por los aires y caía luego entre la mano del muchacho, quien la agarraba firmemente. Pero aquella escena cambió repentinamente; Harry se transportó a un amplio edificio con techo abovedado y una cegadora luz blanca cubriéndolo todo; era King's Cross, la estación de trenes. El joven observó la vía de tren que corría en frente suyo, dirigiéndose a una impoluta sección de luz.
-Harry… -susurraba una fría voz, proveniente de lo que parecía una banca de mármol. El mencionado sintió temor de averiguar qué era lo que había ahí; tampoco pudo responder al llamado, pues un nudo en su garganta se tragaba las palabras.
-Harry… -repitió aquella cosa, invitándolo a aproximarse más. El chico sintió una morbosa curiosidad y obedeció a sus instintos, caminando hacia la banca de la que provenía aquella voz… Miró de bajo, y lo que encontró lo hizo dar un sobresalto: Una especie de bebé desollado, con una forma encorvada, casi inhumana. Y entonces aquella criatura abrió los ojos.
-¡Harry!
El verdadero Harry de carne y hueso despertó; tenía la frente bañada en sudor frío y sentía el amargo sabor de la bilis subir por su garganta. Se sintió ligeramente mareado, mientras la anaranjada luz de una lámpara titilaba frente a su rostro. Se talló los ojos para descubrir qué ocurría.
-Llevas ya un buen rato gimiendo entre sueños, hombre –susurró Ron Weasley con voz apagada. Hermione y Ginny también se encontraban en la habitación -. ¿Fue una pesadilla?
Harry se aproximó a la ventana abierta más cercana y respiró el fresco aire que entraba desde el exterior; el viento le hizo bien, pero aún mejor se sintió cuando vio a los gnomos saltando en el jardín de los Weasley. Al menos estaba en un lugar que disfrutaba.
-Creí que eso de las pesadillas había pasado ya, ¿no era así? –repuso Hermione, sentándose en la orilla de la cama. Ginny se acercó a Harry y le acarició el cabello para tranquilizarlo.
-No controlo mis pesadillas Hermione… Además, pudo haber sido un sueño común y corriente. Yo nunca mencioné que estuviera relacionado con Voldemort.
-¿Qué soñaste –preguntó la chica Weasley, recorriendo aún el cabello alborotado de su novio con la mano.
-Recordé la noche… La noche que Voldemort murió. También recordé la batalla… y luego se convirtió en ese espantoso bebé que ya les he comentado.
-No puede ser tan malo, ¿o si? –inquirió Ron.
-No lo sé –admitió Hermione dubitativa -. Podría tratarse de un mal presagio.
-No estarás insinuando que Voldemort dejó a un bebé tenebroso, espero –dijo Harry con sarcasmo, y Ron no pudo evitar reír -. Porque francamente…
-No. Me refiero a que es extraño que después de tanto tiempo sin tener pesadillas ahora vuelves a soñar con Voldemort. Quiero pensar que no significa nada.
Harry tomó un sorbo de agua que le ofrecía Ginny; compuso una mueca cuando sintió el sabor oxido de aquel vaso de agua bajando por su garganta.
-Tienes la temperatura alta; ¿seguro estás bien? –preguntó la pelirroja, un poco preocupada.
-Estaré perfectamente.
En aquellos momentos se vieron interrumpidos cuando la puerta de la habitación se abrió súbitamente, dando paso a la señora Weasley que terminaba de amarrarse el cinturón de su bata.
-¿Han organizado una fiesta sonámbula y no me han invitado? –preguntó entornando los ojos.
-Solo ha sido un sueño señora Weasley –le contestó Harry para tranquilizarla -. Lamento mucho haberla despertado…
-No importa cariño. De todas formas me levanto temprano los sábados para alimentar a las gallinas. Pero ustedes pueden dormir al menos una hora más antes del desayuno –y dicho aquello, la mujer regresó hacia la escalera para perderse luego de vista.
-No creo que pueda volverme a dormir –mencionó Ginny.
-Lo lamento –le susurró Harry y le dio un suave beso.
Ron frunció el seño.
-¿Quieren tratar de ser un poco más discretos?
Harry sonrió; se terminó el agua a pesar del desagradable sabor óxido. Caminó con pasos lentos y se recargó a continuación en el alfeizar de la ventana, viendo como la señora Weasley llenaba de agua las piletas del patio.
-Supongo que ninguno de nosotros podrá volver a dormir…
Pero entonces se escuchó un fuerte ronquido desde la cama de enseguida, dónde Ron suspiraba tranquilamente; su pecho se inflaba y compactaba acompasadamente al ritmo de su respiración. Hermione rió y negó con la cabeza, apesadumbrada.
-Creo que hablé demasiado rápido…
El desayuno fue tranquilo y sin mucha conversación, como había ocurrido generalmente desde que Harry hubiera llegado a La Madriguera; la familia Weasley no había sido la misma desde la muerte de Fred, pero todos hacían un gran esfuerzo por dejar el sufrimiento en un segundo plano. Aquella mañana, Ginny recibiría su carta de ingreso al séptimo año en Hogwarts, lo cual daba una sensación muy extraña al resto, quienes no regresarían.
-Supongo que Minerva estará a cargo del colegio este año –señaló Arthur Weasley, leyendo El Profeta Vespertino desde su sitio en la mesa.
-Es lo más probable –respondió su esposa, colocando un plato de tostadas en la mesa.
De pronto, una lechuza parda se posó al otro lado de la ventana, cargando un par de sobres; George, que era el más cercano a la ventana, se puso de pie y dejó pasar al ave.
-Parecen cartas oficiales –musitó.
-Esta es la tuya –dijo Molly, entregándole uno de los sobres a Ginny. Estaba sellado con el característico lacre de Hogwarts -. Esta otra parece del Ministerio; mira si es para ti, Arthur.
En cuanto miró el remitente, se quedó callado de inmediato. Sin decir nada más, le entregó el sobre a Hermione, quien lo abrió y comenzó a leer para sí misma. Cada palabra que leía parecía preocuparla más. No parecía nada bueno.
-¿Qué ocurre Hermione? –preguntó Ron, tomando un sorbo de jugo de naranja.
-Les tengo una noticia algo inesperada chicos –anunció, parecía ligeramente sorprendida.
-¿De qué se trata?
-Me temo que hoy ha llegado el día que he temido durante un tiempo. El Ministerio nos está citando a los tres a una reunión especial. Parece que tendremos que volver a Hogwarts, después de todo…
Hola! Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia. Ya está terminada, pero solo la continuaré si tengo lectores interesados en seguir leyendo :) Dejen sus reviews, se los agradeceré mucho!
Saludos!
