SEAN BIENVENIDOS A ESTA NUEVA SERIE, LA TRAMA ES SIMPLE SOLO SON UNA GRAN MAYORÍA DE UNICORNIOS QUE HAN SIDO SECUESTRAD S, Y QUE NUESTRO PROTAGONISTA Y ANTAGONISTA TENDRÁN QUE RESOLVER. DISFRÚTENLO...
La oscuridad de la noche por un tiempo parecía escasa y con un sabor de repugnancia. El viaje por el tren no era cómodo, ni una sola alma se presentaba, y los baches e valles se reflejaban desde la ventana que observaba con determinada precaución. El tren avanzaba a marcha de caracol, y la manera de llegar pasando de las 3 de la mañana se veía de forma obvia.
El tren se detuvo en la estación de Ponyville, donde era abstenida por una inmensa cantidad de frio. Vestía mi inusual corbata de terciopelo roja, un reloj en mi casco izquierdo, mi traje de color negro, y una bolsa al costado mío; Donde cargaba mis lentes oscuros. La fría noche me recibió de forma brusca, mientras caminaba tranquilamente por las calles para la visita de una vieja amiga. La biblioteca tenia las luces prendidas, las ventanas le delataban que estaba despierta a estas horas de la noche. Me acerque a una de las ventanas del costado. Solo pude notar una gran fuente de luz que me dejaba ciego, me aleje y próximo me acerque a la puerta donde di dos toques leves. Se escuchaba los pasos acercarse, cuando la puerta soltó ese rechinido que por poco me dejaba sordo. Twilight se encontraba tras la puerta mientras me miraba de forma desconcertada, yo por mi parte miraba a ciegas por la inmensa luz de la casa.
-¿Quién es usted? –me pregunto con la mirada oblicua.
Las palabras dichas con firmeza me impresionaron lo suficiente para quedar boquiabierto.
-Soy yo, el escritor de algunas historias escritas de parte mía –dije mientras me limpiaba los parpados.
Era una respuesta tonta, ni siquiera le había dicho mi nombre, talvez me podría reconocer.
-Ah, sí, eh leído historias suyas.
La respuesta me volvió a sorprender, sin embargo, gran parte de mí se mantenía aliviada y complacida, no tendría que perder mí tiempo en una plática que hubiera durado siglos. Me invito a pasar, la luz que por un momento me cegó, se me acostumbro y pude ver mejor la casa; Almenas yo la llamaba así. Todo limpio y reluciente, era una completa "pasada." La noche transcurrió de forma rápida mientras nos sentamos en el suelo de madera, con tazas de té en nuestros cascos.
-Sabes, eh venido por una razón –le dije con tono melancólico.
-Lo sé –contesto mientras daba un sorbo a la taza-, no vendrías por compartir y perder tu tiempo, ¿No es así?
-Prácticamente, No –di un sorbo a la taza y proseguí-. Eh venido por una noticia que me incomodo mientras me alojaba en un pequeño departamento de Canterlot, la noche de ayer me llego un periódico, en el informaban sobre una gran pérdida de Unicornios, es por eso que vine a verte, eres la única Unicornio que conozco –di otro sorbo.
-Ya veo, la noticia jamás se dio a presentar a ningunas horas de la mañana que yo recuerde.
-Yo creo que no solo es un secuestro, sino que también es asesinato.
-¿Como? Ya lo ha visto, o ¿en los noticieros?
-En ninguna parte, solo que llevan perdidas más de dos semanas –dije con la frente en alto y los ojos casi decaídos.
-¿De quién se trataba?
-Dos potras, una de crin morada peinada elegantemente, y la otra era una pequeña potra que prácticamente parecía ser su hermana.
-Oh, no. Eran Rarity y Sweetie Belle –dijo mientras se notaban las lágrimas caerle lentamente por las mejillas.
-Lo lamento –respondí intentando consolarla sin tener éxito.
La plática se alargó hasta caer la mañana donde el sol se levantaba lentamente de las colinas.
-Aun no puedo creerlo –dijo Twilight con la vista fija en un punto de la nada.
-Es por eso que te pido resolver el caso –le dije.
-¿Usted es detective?
-No. Pero eh escrito libros, además piense en todo el dinero que podríamos ganar al capturarlo.
-Yo no pienso en el dinero, solo quiero salvar a Rarity y a su hermana.
-Bien, aunque probablemente ya estén muertas –respondí mientras me acercaba lentamente a la puerta.
Mantenía la mirada en frente, sin embargo ya imaginaba como se encontraba la Alicornio; Pensativa y dudando. Estuve en lo cierto al voltear la cabeza hacia mi hombro mientras la veía.
-Bien, iré contigo y resolveremos el caso, pero solo por Rarity y Sweetie Belle.
En ese momento quise expresar una sonrisa que llegara de oreja a oreja de mí rostro, sin embargo, ella sospecharía, no era tan tonta, o eso pensaba.
-Bien el viernes me dirigiré hacia aquí para recogerte, mientras tanto, no le digas nada sobre esto, en especial a tus cinco amigas –le dije mientras la miraba fijamente.
Ella asintió con la cabeza. Salí de la casa para luego ir en tren hacia mi departamento, donde haría unas cuantas llamadas. En medio camino mi sonrisa comenzó a formarse. Las calles estaban atestadas de mercantes vendiendo sus mercancías, donde los ponys se acercaban para comprarlas, sin duda todo era llamativo.
Una que otra pony era Unicornio, la mayoría, por lo menos sabía que se mantendrían en tierra como los terrestres, yo era Unicornio por lo que también corría un riesgo de que me raptaran y mataran como yo pensaba, pero lo que más me preocupa era que la policía me descubriera resolviendo casos sin permiso, debido a que no era detective pero por lo menos podría engañarlos, talvez. Todo se resumió en que las había asesinado, y quien sabe quién era el siguiente.
Subí al tren desapercibido y olvidando los recuerdos, sin duda esta historia seria famosa.
El tren se detuvo en la estación, baje y seguí caminando hacia donde yo me hospedaba. El mediodía se notaba por todos los lados; Rincones que asomaban al ser notados, y orificios por las paredes.
Subí las escaleras con cautela mientras visualizaba mi habitación, una vez abrirla, entre, todo igual como lo había dejado, desordenado, pero no sucio, muchas clases de papeles por todos lados, periódicos y libros viejos en el suelo en un rincón, un televisor grande en medio, una ventana con cortinas a medio cocer, una alfombra de terciopelo verde que ocupaba todo el suelo de mármol, apenas recordaba la forma del suelo antes de poner la alfombra, cuadros en la pared y alguno en el suelo, un sillón de cuero color café, la cocina pequeña con un refrigerador, estufa, mesa y sillas.
Me senté en el sillón, al lado había una pequeña mesa de madera donde se encontraba un teléfono aparente a los setentas, encima. Lo tome y marque un número que recordaba muy bien. El típico sonido de fondo se comenzó a escuchar, hasta que contesto al sonar.
-¿Sí?
-Buenas, ¿con la señora Betty?
-Presente.
-Debo decirle que hubo un incidente hace poco, dos potras una pequeña y la otra mayor habían sido secuestradas, ¿Me preguntaba?
-No, la policía y un detective han investigado la zona donde ellas habían desaparecido.
-Ya veo. Continué.
-Nadie sabe nada, me interrogaron y me preguntaron si sabía quién había sido –hizo una pequeña pausa y continuó-. Pero no dije nada.
-Y, ¿Usted lo sabía?
-Por supuesto que no.
-En donde, ¿se encontraba ese mismo día?
-Cerca de la casa de Rarity por la noche.
Quede asombrado, no tanto, pero si sorprendido. Coloque el teléfono en mi hombro mientras lo apretaba con mi cara para que no se cayera mientras utilizaba mis cascos tomando una hoja en blanco y una pluma. Por un momento había olvidado que tenía magia, la utilice.
-Disculpe, pero usted ah…
No me dio tiempo de terminar, estaba hablando solo, me había colgado, mientras escuchaba el pitido desconcertado. Después colgué. Y pensé en algo que quizá me habría sorprendido a mí mismo, di un gran suspiro y recargándome en mi sillón me dije:
"Está Muerta."
