Holaaa…. A todos y Feliz Año Nuevo jeje bueno aqui estoy con mi primer fic Juntos Por Siempre…quiero decirles que no es mió sino que está basado en una novela que encontré por ahí…mas adelante les diré el nombre de la autora para que se lean la original…bueno pues ya creo que el summary dice de que se trata asi que no los voy a hacer perder mas tiempo…espero que les guste y lo disfruten.

Con mucho cariño para ustedes Lily-Anna-666.

Disclaimer: ninguno de los personajes me pertenece (por desgracia ) todos pertencen a la querida J.K. Rowling y Warner…

Cap. 1: Reunión

Hermione Granger deslizó los pies dentro de los zapatos de tacón de doce centímetros que parecían gritar "¡bésame el culo!" y se abrochó las pequeñas tiras en los tobillos. Los zapatos eran de ante rojo y parecía que los había encontrado en el armario de una puta bien vestida. Hermione adoraba esos zapatos que hacían que llegara a medir casi un metro y setenta centímetros. Hacían que sus piernas parecieran largas y delgadas —algo con lo que toda bajita soñaba y que todas las chicas altas tenían garantizado.

Se puso en pie y con la agilidad de una mujer acostumbrada a balancear su peso sobre tacones de aguja se dirigió al espejo. Posó las manos sobre las mariposas de su estómago y se miro críticamente desde la punta de los pies hasta la castaña cabellera. La invitación indicaba un vestido semiformal de cocktail y el suyo rojo sin mangas era perfecto. Era simple y básico y se ceñía a las curvas que desarrolló después del instituto. Su pelo de color castaño se rizaba suavemente hacia la mitad de su espalda, se había pintado los labios de un profundo color rojo y delineado los pardos ojos con el perfilador. Tenía un aspecto dramático y un poco exótico y la mayor parte del tiempo estaba contenta con la mujer en la que se había convertido. Salvo esa noche. Esa noche cuando se miraba a sí misma, veía a la pequeña, plana y esmirriada adolescente a la que sus compañeros de clase llamaban «duendecillo». Por supuesto, eso solo había sucedido cuando se acordaban de ella, la mayor parte del tiempo sólo la ignoraban, como si nunca hubiera existido.

Hermione se dirigió a la mesilla de noche y tomó la invitación que había sido enviada a su oficina de Portland. Las palabras Instituto Gallinton Clase de 1990 estaban impresas en la parte de arriba de la hoja. Los eventos del fin de semana estaban ordenados en la parte de abajo, empezando con el cocktaily baile de esa noche. La reunión terminaba con la comida del domingo.

Hermione no se sorprendió de que el grupo del comité de la reunión del instituto hubiera elegido el fin de semana de año nuevo, en lugar de uno más tradicional en algún mes del verano. El pequeño pueblo del Gallinton Pass vivía de la temporada de esquí y no podía recomendar nada más que la promesa de la mejor nieve en polvo, el pueblo parecía estar cerrado en verano. Con el intento de atraer al mayor numero de dólares de los turistas posibles, Año Nuevo en Gallinton Pass era siempre un gran acontecimiento.

En algún lugar de la sala de baile, los compañeros de Hermione ya se habían empezado a reunir desde hacía más de media hora. Se graduaron 78 en su curso y se preguntaba cuántos aparecerían.

Sabía de alguien que no lo haría, su mejor amiga desde noveno grado, Luna, quien ahora vivía en el este de Texas y acababa de dar a la luz a su segunda hija. No había forma de que dejara a su recién nacida, y traerse a un bebé hasta Gallinton no era una opción que Luna siquiera considerara. No para visitar a un grupo de chicos que más bien la había ignorado a ella también.

En Gallinton Pass no existía la clase media. Había ricos y no ricos, y no había muchos entre ambos. Estaban los que poseían un negocio en el pueblo y los que trabajaban para ellos. Hermione y sus amigos habían pertenecido a los últimos.

La invitación se le cayó de las manos a la cama. Estaba comparando y lo sabía. Era una investigadora privada en la firma de Cane, Foster y Morgan. En su vida profesional buscaba a personas desaparecidas que no querían ser encontradas y se desenterraban hechos que mejor hubiera sido dejar enterrados. Al principio investigaba infidelidades pero ahora pasaba casi todo su tiempo buscando personas y cosas desaparecidas o fraudes de seguros. En más de una ocasión se tuvo que enfrentar a padres que no querían pagar por la manutención de sus hijos o esposos que querían seguir desaparecidos.

Hermione tomó el chal rojo y se lo envolvió en los codos. Había tenido que volver a casa para sentirse insegura de sí misma, pero tenía que venir. Tenía que enseñarles que era alguien. Que no era la niña insignificante que hubiera hecho cualquier cosa para sentirse incluida en el grupo. La chica que perdió algo importante cuando lo intentó.

Asió su pequeño bolso de seda y sin detenerse frente al espejo para darse un último vistazo salió de la habitación 316 hacia la recepción del hotel «Timber Creek». Bajó en el ascensor hasta el primer piso y en cuanto se abrieron las puertas escuchó los ruidos de la fiesta que venían de la izquierda, mientras que a su derecha los esquiadores se relajaban alrededor de la chimenea.

Hermione se acercó a la recepción. La fila se reducía a un hombre y su embarazada esposa, así que esperó a que terminaran antes de moverse y mirar a los ojos de Cho Chang, la jefa de las animadoras y delegada de la clase. Cho todavía era mona a su modo, como si todavía pudiera saltar y pedir que todos mostraran su espíritu escolar. Solo que ahora en su identificación ponía Cho Diggory. Obviamente se había casado con su amor de juventud, presidente del equipo de esquí y futuro heredero del «Timber Creek», Cedric Diggory.

—¿Tu nombre?

Hermione no esperaba que se acordara de ella. Desde la graduación había crecido, su pecho aumentó y finalmente su trasero se había desarrollado.

—Hermione Granger.

Cho se quedó con la boca abierta.

—¿Hermione Granger? ¡No te habría reconocido!

—Tardé en florecer.

—No eres la única, espera a ver a Harry Potter.

Cho la dio su tarjeta indentificativa.

—Pero probablemente le veas todo el tiempo, ¿no era tu novio?

Sí, por un breve espacio de tiempo Harry Potter había sido su novio, pero antes de aquello habían sido amigos desde el primer grado. En su mente apareció la imagen de un chico con grandes ojos verdes y largas pestañas negras. Siempre fue alto para su edad, tan delgado que sus huesos sobresalían y tan listo que le ofrecieron una beca para las mejores universidades del país.

Se puso la identificación en el vestido y respondió.

—No, no he visto a Harry desde el duodécimo grado. —No, desde que le abandonó por Viktor Krum, quarterback y popular musculitos.

Durante once años ella y Harry habían sido buenos amigos. Durante seis meses del verano y otoño de 1989 fueron algo más, pero durante los últimos diez años no habían hablado. No desde la noche en que ella dijo y arruinó su relación con Harry por un tipo como Viktor. Gracias a Dios había crecido y a lo largo del camino aprendió que se sentía perfectamente tal y como estaba.

Antes había estado un poco deslumbrada. En un pueblo del tamaño de Gallinton, el quarterback y capitán del equipo de esquí era una celebridad local. Viktor era alguien y se había fijado en ella.

Ella no quiso herir a Harry, no quiso perderlo, y fue a su casa aquella noche esperando que pudieran permanecer como amigos. Tendría que haberlo sabido mejor. La noche que rompió con él, Harry le lanzó una fría mirada y agregó: «Siempre quisiste sentarte en la mesa grande. Esta es tu oportunidad. Pero no esperes que yo esté para recoger los pedazos. No estaré allí.» Y no había estado.

Justamente un mes después, Viktor la dejó plantada y Harry había continuado con su vida. Después de eso, cada vez que estaban en la misma habitación, la miraba como si fuera una extraña.

—Supongo que tendrá mucho éxito ahora.

—¿Quién?

—Harry Potter. Empezó creando una compañía de software y recientemente oí que la vendió por millones.

Bien, pensó Hermione. Harry siempre dijo que sería millonario cuando llegara a los treinta. Parece que lo consiguió. Uno de los marginados, un joven cuyos padres murieron cuando era un bebé. Un niño que fue criado por unos abuelos que le querían pero con poco dinero para mantener a un niño, eso había marcado la diferencia. Sería bueno verlo otra vez.

—Seguro que te veré por ahí. —dijo Hermione y se dirigió a la sala.

La habitación estaba decorada con pancartas y globos blancos esparcidos por el suelo. En uno de los lados más alejados, se había montado un escenario decorado con banderines blancos y brillantina plateada. Una banda había montado ya los instrumentos pero por ahora el escenario estaba vacío.

Más o menos sobre una docena de caballetes habían puesto diferentes fotos de la clase de 1990. La gente se reunía alrededor de cada uno y recordaban los gloriosos días del instituto. Hermione no se molestó en mirar las fotos. Sabía que probablemente no estaría en ninguna de ellas.

Las enormes ventanas que iban desde el suelo hasta el techo daban a una pista de esquí con grandes pendientes denominada muy apropiadamente como «La pasarela». Los cristales reflejaban de forma ondulada a las personas que había dentro y Hermione se esforzó en mirar hacia arriba, todavía podía ver que estaba nevando fuera.

Caminó alrededor de las mesas colocadas en el perímetro de la sala y divisó algunas caras que recordaba.

En el bar, pidió un gin tonic a un hombre desgarbado y con el pelo revuelto. Su mirada iba de mesa en mesa, entonces se paró en seco sobre un grupo cercano a la fuente del champán. Los conocía. Los conocía de la banda de la clase. Excepto a uno.

Como si hubiese notado su mirada, el hombre que no era capaz de reconocer giró la cabeza y la miró, un pequeño hormigueo se unió a las mariposas de su estómago.

Su pelo era oscuro y corto y a diferencia de los hombres que había a su alrededor, parecía como si todavía fuera a necesitar peinárselo durante muchos años más. No podía ver el color de sus ojos, pero eran profundos y un poco intensos mientras la miraban. Tenía las mejillas amplias, su mandíbula era absolutamente cuadrada y el traje azul oscuro se le ceñía a los hombros con la perfección que sólo un impecable traje a la medida podría hacerlo. El hombre en cuestión apartó un lado de la chaqueta a la vez que metía una mano en el bolsillo del pantalón. La camisa blanca se ajustaba perfectamente a su pecho y la corbata azul estaba sujeta por un alfiler de oro.

Hermione se llevó el vaso a los labios. El marido de alguna afortunada, pensó, hasta que su descarada mirada se deslizó sobre ella, tocando sus labios y cuello y entreteniéndose en sus pechos. Normalmente, se habría ofendido por esa descarada mirada, pero no la hacia sentir como si la estuviera mirando con un interés puramente sexual, más bien la miraba con cierta curiosidad, como si la estuviera analizando más que inspeccionando. Pero cuando sus ojos se movieron hacia sus labios y sus piernas, entonces empezó el lento proceso de recorrerla con la mirada hacia arriba, y una apreciativa sonrisa apareció en la curva de su boca y ella estuvo a punto de atragantarse con el trozo de lima que había en su vaso.

Quizá no era un marido al fin y al cabo. Probablemente alguna chica había rogado a un hombretón que la acompañara esta noche. O alquilado a un modelo de ropa interior. Hermione también pensó en eso, pero al final no lo hizo por que no se habría sentido bien consigo misma.

—¿Hermione Granger?

Hermione aparto su atención del hombre y miró a la mujer que estaba en frente de ella. Inmediatamente reconoció los claros ojos azules y el largo pelo rojizo.

—Ginny Weasley, ¿como estás?

Ella y Ginny había sido presidenta y vicepresidenta de «Las futuras amas de casa de América» juntas y se emborracharon con el vino casero del padre de Ginny en más de una ocasión.

Ginny abrió los brazos y posó la mano sobre su abultado estómago.

—Embarazada del tercero —dijo.

¡¿Tercero?! Pensó Hermione, ella sólo había tenido dos relaciones serias desde el instituto y ninguna duró más de un par de años.

—¿Con quién te casaste?

—¿Qué vez? —se rió Ginny.

Hermione no supo que responder a eso. Pensó que «!joder!»no sería apropiado, así que en su lugar preguntó.

—¿Has visto a Harry Potter? He oído que esta aquí esta noche.

Ginny miró a su alrededor, y entonces señaló al modelo de ropa interior.

—Ahí esta.

Pues ahi tienen el primer que cap espero que les haya gustado asi que si quieren el siguiente solon tienen que ir al botoncito de GO gracias…..