holap! bueno, pues esta es una idea loca pero que no dejaba de golpearme la cabeza para que la escribiera XD bueno aclaraciones:
*-NaruHina
*-Angst
*-Hurt/Comfort
*-Side-Story(Al final explico por que)
*-Alternative Universe
*-What if...
*-Lemon
*-OoC
creo que es lo más importante, disfruten!
—L-lo siento…
—Es mi culpa, tranquila—dijo cuándo levantó la vista y el rostro de la chica impregnado de inocencia le sorprendió. Pero no solo su rostro, sino también sus ojos. ¿Cómo describirlos? Blancos, no, grises, tal vez lavanda o perla. Sus miradas se cruzaron por casi cinco segundos, demasiado para una disculpa a una desconocida. La apartaron sonrojados. —por favor, déjame ayudarte
—Gracias —dijo cuando él le entrego su libro, que había terminado en el suelo cuando ambos chocaron. La miro más detalladamente; era más bajita que él por 20cm, quizás, cabello largo y azul, piel blanca. Era una chica tierna, sin duda.
— ¡Demonios!—exclamó al ver el reloj en su muñeca, regresando a la realidad. —Llegare tarde. Adiós—sonrió alejándose de ella, dejándola con la palabra en la boca.
Mientras caminaba apresurado hacia su clase de inglés e intentaba deshacer el nudo de la corbata en su cuello. Odiaba la ropa formal, pero las normas de la escuela indicaban: usar uniforme dentro de las instalaciones y en horarios de clase. Solo fines de semana y días festivos será excepción. Que tedioso. Pero no podía darse el lujo de manchar su buena reputación y arriesgarse a ser suspendido de labores.
Desde niño siempre había aspirado a pertenecer a una familia de alto nivel socioeconómico, casándose con una mujer heredera de una fortuna familiar. ¿El origen de tal meta? Su madre. Había nacido como hijo único de una pareja pobre y muy joven. Ambos cursaban el primer año de estudio superior cuando se conocieron y enamoraron, nueve meses después iniciaban una batalla contra la sociedad y la tarea de criar a un bebé. Sin estudios o experiencia, su padre solo había conseguido un trabajo como obrero en una fábrica textil en los barrios bajos de Konoha, su madre solo podía cuidarlo y hacerse cargo de las tareas domésticas de su pequeño, y barato, apartamento.
Desde el momento que aprendió a encontrarle sentido a las palabras, su madre no dejo de hablar de la idea de que su hijo se casaría con la hija de un hombre rico. Lo decía en broma, claro, pero lo decía una y otra vez. Siempre fue alagado por su atractivo; ojos azules, cabello rubio, piel tostada y sonrisa zorruna. No dudo en sacarle el mayor provecho a "sus encantos". Sus notas en la escuela eran buenas, lo que llenaba de orgullo a sus padres. Y estas todavía mejoraron más cuando empezó a sentarse junto a una chica inteligente, pero fea, tan ilusionada con él, solo por unos torpes besos intercambiados en el armario de aseo, que se olvidaba de tapar lo que escribía durante los exámenes, dejándolo copiar.
Sus días escolares fueron los más felices de su vida. Gustaba a las chicas por su rostro y su encanto; gustaba a los profesores porque era cortés y atento, porque asentía cuando ellos declaraban algún hecho importante, y sonreía cuando intentaban hacer algún chiste; y, cuando estaba con los muchachos, mostraba el suficiente desprecio por las chicas y por los profesores para resultar también agradable a ellos. En casa, era como un dios.
Cuando empezó a salir con las chicas, lo hizo siempre con muchachas de la mejor parte de la ciudad. Sus padres discutieron sobre su organización semanal, y sobre el dinero que se gastaba en la ropa. En pocas palabras, inconscientemente empezó buscar a la chica de mayor herencia familiar para casarse.
Cuando tenía diecisiete su padre falleció en un accidente de auto. No se deprimió por la pérdida y solo por algunos meses lo extraño, al año del accidente se sentía como si nunca hubiera tenido un padre. Nunca ha sabido exactamente por qué no sufrió la muerte de su progenitor. ¿Por qué será…?
Con dieciocho años al fin cumplidos busco su primer trabajo, restándole importancia los estudios, su madre protestó, por su puesto, pero él era tan obstinado como ella. En el periodo de cinco meses tuvo seis empleos, se vio dominado por una horrible inseguridad. Miedo a ser uno más entre muchos y no una personalidad única, como su madre siempre lo había descrito que era… o que lo seria.
Días después de su cumpleaños diecinueve, conoció a una viuda bastante atractiva. Ella tenía cuarenta y tantos años, y muchísimo dinero. Se conocieron en la esquina de dos avenidas, de un modo muy romántico, según dijeron más tarde. Al subir de un salto a la acera para evitar un autobús, ella vaciló y fue a caer en sus brazos. Se sintió algo violenta y muy agitada. Él hizo algún comentario humorístico sobre la habilidad y la poca consideración de los conductores de autobuses de la avenida, y luego caminaron juntos hasta un bar muy respetable en el que tomaron dos sake cada uno, que él pagó. Durante las semanas siguientes asistieron a algunos cines de la zona, y cenaron en restaurantes, donde había tres o cuatro personas a las que dar propina al final de la comida. Él pagaba la mayor parte de las veces… aunque ya no con su propio dinero.
Su unión duró varios meses, dedicó las tardes a acompañarla en sus compras, algunas de las cuales eran para él. Al principio se sentía algo avergonzado al ser visto con ella, a causa de la obvia discrepancia en sus respectivas edades, pero pronto dejó de darle importancia. Sin embargo, no le satisfacían demasiado su relación, por dos motivos: en primer lugar, y aunque el rostro de la viuda era bastante atractivo, su cuerpo, por desgracia, no lo era. En segundo lugar, y de mucha más importancia: por el ascensorista del edificio de apartamentos donde ella vivía, supo que no era sino otro más de una serie de jovenzuelos que iban siendo reemplazados con matemática regularidad cada seis meses. Y ahí todo termino.
Después de pasar las dos primeras semanas de junio vengando por su casa, lamentando en silencio el hecho de que la viuda no hubiera sido más joven, más guapa y mejor dispuesta a una alianza más permanente, decidió que después de todo iría a la Universidad. Aceptó un trabajo de verano en una tienda local para empezar a juntar el dinero de la inscripción y otro poco para los primero gastos diarios, ya que iba a asistir a una buena Universidad.
Finalmente eligió la Universidad de Kasai, en la frontera del país del fuego, porque se suponía que era como un club campestre para los hijos de los adinerados del país. No tuvo dificultades para conseguir el ingreso. Podía presentar una magnífica lista de notas de la escuela.
En su primer año conoció a una chica encantadora, de una clase superior, la hija del vicepresidente de un negocio de equipos de granja, internacionalmente reconocido. Dieron paseos juntos, faltaron a clases juntos y durmieron juntos. En mayo, ella le dijo que estaba comprometida con un muchacho, allá en su ciudad natal en el país del viento, y que esperaba que no se lo hubiera tomado demasiado en serio.
Y hoy, una semana después de haber iniciado su segundo año de Universidad, y dos meses de la partida de ella, aun se sentía un poco decepcionado de la relación con esa chica. Si desde un principio hubiese aclarado que estaba comprometida, no habría perdido tanto tiempo en intentar desarrollar un cariño mutuo. Si le preguntaran, ¿la extrañas? No, en absoluto. Pero si la pregunta fuera, ¿esperabas más? ¡Claro que esperaba más! Mucho más, esperaba una relación más larga y duradera. En una palabra: matrimonio. Eso es lo que él esperaba, pero no por amor, eso es algo extra en el matrimonio que él quería, sino por dinero y estar en un nivel más alto en la sociedad.
— ¡Despierta! —el golpecito de la bola de papel en su mejilla lo regreso al aquí y ahora. Sin darse cuenta había llegado a su salón de inglés, e incluso, la clase había dado inicio. Parpadeó un poco confuso mirando a su alrededor. Kiba había sido el que le lanzo la bola de papel y le dedicaba una mirada desaprobatoria. Pronunció las palabras «Lo siento» sin que un sonido saliera de sus labios y sonrió.
Siendo las once de la mañana su estómago rugió de hambre. Después de su clase de inglés, recibió un regaño de su amigo y un golpe en el hombro.
—No te entiendo. —suspiró el castaño. Ambos caminaban tranquilamente hacia un pequeño restaurante, cerca del recinto universitario. Era un lugar tranquilo y no muy popular entre los estudiantes. —Insistes en que no extrañas a esa chica, entonces, ¿Por qué estas con ese humor tan decaído?
—Es complicado…—suspiró.
—Tú eres el complicado. Si no la extrañas, deberías empezar a buscar una nueva novia, a ver si así se te sube el ánimo. Ahora, déjame recordarte que como vuelvas a ensimismarte en clase, no volveré a salvarte. Si Kurenai-sensei te hubiese encontrado perdido en tu cabeza, tarea extra es lo que te hubieses ganado.
—Entonces, déjame agradecerte. —hasta ese momento ambos caminaban uno junto al otro, pero en un movimiento rápido, él dio media vuelta y empezó a caminar de espaldas. Ya estando frente a su amigo, sonrió burlón. — ¡Gracias, Kiba-chan! —medio gritó. Algunos alumnos alrededor suyo rieron por lo infantil que se escuchó y el castaño enrojeció.
—Cállate, idiota—gruñó.
El resto del camino fue entre empujones y bromas. Inuzuka Kiba, era la persona más confiable que había conocido en su vida y, sin duda, al único que consideraba su mejor amigo.
Cuando entraron al restaurante notaron que estaba prácticamente vacío. Sólo dos mesas estaban ocupadas. En una había una pareja de novios riendo suavemente. En la otra un chico leyendo y con los auriculares puestos, y música a todo volumen. Se sentaron en la única mesa junto al cristal del ventanal, dejaron las mochilas colgando del respaldo de las sillas. Una joven se acercó a ellos.
— ¿Qué van a ordenar?
—Ramen—habló por inercia.
—Una hamburguesa con queso y dos refrescos de manzana, por favor.
—Ok, en un momento se los sirvo—la joven se alejó y ellos se enfrascaron es una conversación.
—Oye, ¿terminaste la tarea de Ciencias sociales?
—Sí, ¿quieres que te la pase?
—Por favor—sonrió su amigo. —Por cierto, hoy en la noche nos reuniremos en el jardín de arte, ¿Por qué no vienes con nosotros?
— ¿El jardín de arte? —preguntó un poco confuso, mientras revolvía los cuadernos de su mochila, intentando encontrar el de ciencias sociales.
—Sí, el jardín de arte, el que está junto al edificio de Bellas Artes—dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.— ¡Anda, anímate!
—No sé—le entregó el cuaderno—Esta noche quería practicar mi inglés y-
— ¡Oh, vamos! A mí no me engañas—lo cortó. —Sabes que no me importa que te metas es basura que te vende Yahiko, pero hace mucho que no sales con nosotros. Sakura y Sasuke preguntan mucho por ti—rió en sus adentros. El castaño lo estaba tentando con la mención de esos dos. Bien, le seguiría el juego.
—Y ellos… ¿están bien?
—Claro; Sakura brilla como estudiante en medicina y Sasuke también en… ¿Cómo se llama? —puso es mirada de cachorrito confuso que lo caracterizaba.
—Informática Forense—completó. El castaño chasqueo los dedos.
—Eso. Y hoy en la noche irán también Shikamaru, Ino, Shino, Temari, Gaara, Chouji, Sai, Lee, Neji, Ten Ten y unos más, ¿Qué dices, eh?
—Bien, iré.
— ¡Perfecto! Esta noche a las diez—avisó. En ese momento la chica que les había tomado la orden se acercó y le dejo su comida.
Subió corriendo las escaleras de dos en dos, después de saludar y avisar de su llegada a la patrona. Dentro de su cuarto dejo la mochila sobre la cama y entro al baño, se lavó el rostro con agua fría y observo su reflejo en el pequeño espejo frente a él.
Sonrió al saber que Kiba lo conocía muy bien, y si, tenía razón; no practicaría su inglés sino que… solo consumiría un poco de estimulación. No mal interpreten, no tomaría nada grave como cocaína, marihuana, crack o heroína, no. Solo serían unos gramos MDMA o éxtasis. Pero hoy la idea quedaba cancelada, no, más bien quedaba pospuesta.
—Las seis…—suspiró, quitándose el reloj de la muñeca y dejándolo en el lavabo. Aún era temprano. Tenía tiempo para avanzar la tarea y alistarse.
Salió del baño, se tumbó en la cama y reviso su celular; cuatro mensajes de cuatro chicas diferentes, nada nuevo.
Estuvo casi una hora mensajeando con una chica de primer año que conoció hace casi dos semanas, hablaron de insignificancias; el estudio, comida favorita, como gastaban su tiempo libre, familia. Pero cuando ella dijo que su padre había fallecido y su madre había tenido que buscar un segundo empleo para mantener su hogar, y que ella estaba en esta universidad gracias a una Beca de excelencia, perdió todo el interés en ella y se despidió definitivamente, aunque quizás ella no se dio cuenta.
En el periodo de cuarenta minutos avanzo la tarea de una materia y estudio el tema de clase de otra. No se le dificultaba concentrarse para estudiar, pero siendo sincero era, la mayoría de las veces, monótono, repetitivo. Prefería estudiar en pareja, pero Kiba y otros chicos si se distraían fácilmente y desechaba la idea.
Hacia las ocho y media se metió en la regadera y el agua caliente lo estremeció. La verdad es que no tenía muchas ganas de salir ni de encontrarse con compañeros de bachillerato. A todos los envidiaba y desarrollo un sutil sentimiento de rabia así ellos, exceptuando tal vez a Kiba. Todos eran pepitas de oro en la sociedad, herederos o socios de una prestigiosa familia, pero las verdaderas joyas de todos ellos era Hyuga Neji y Uchiha Sasuke. Ambos nacidos bajo la influencia de los dos clanes, si, clanes más influyentes del país del fuego. Aunque, los Hyuga era más reconocidos y de nivel más alto, pero no podía iniciar una relación con un chico, ¿verdad?
Decidió usar ropa sencilla; pantalón de mezclilla, playera, converse, sudadera de algodón. Celular, cartera y llaves era lo único que necesitaba, cerró la puerta. Aviso a la patrona que quizás llegaría a la media noche o la una, la mujer de mediana edad no protesto con la condición de siempre: no hacer ruido cuando llegara.
Una cantidad considerable de alumnos vagaba por el campus universitario. Encontrar el edificio de Bellas Artes no fue muy difícil, se encuentra junto a la estación de radio K.B.R.I. entro estos dos edificios un gran espacio de césped se extendía.
Se adentró entre ambos edificios y al llegar a la parte trasera de Bellas Artes casi veinte jóvenes eran los que se amontonaban ahí. No había música, solo el ritmo ameno o animado de las pláticas entre jóvenes.
— ¡Eh! —sonrió. Sin duda, Kiba tenía el mejor olfato. Ni bien había entrado en el ambiente juvenil y su amigo ya lo había encontrado.
Fue recibido entre saludos, abrazos y golpecitos en la espalda. Hipócritas.
— ¡Hasta que te dignas a venir!
—Perdón, Sakura-chan, pero el año está iniciando muy pesado—fingió excusarse.
—Entiendo. Pero, ven, todos queremos saber que ha sido de ti. Aun que estamos en la misma universidad apenas nos hablamos, ¿no es eso triste? —rodó los ojos al reconocer el agudo y entusiasta timbre de la pelirosa.
Iluso, se recrimino internamente. Por unos segundos, durante la plática con ellos, había pensado que quizás sí podría disfrutar de esa reunión, pero en cuanto Sasuke y Sakura empezaron a comerse la boca, todo el ambiente se rompió. Lee corrió a una bolita de chicos primerizos, Neji y Ten Ten siguieron el mismo camino que la primera pareja, Shikamaru y Temari se enfrascaron en una plática, e incluso Kiba había seguido el contoneo de las caderas de una chica castaña, dejando ridículamente solo. No se molestó en averiguar que había sido de los demás y se alejó de ahí.
Una verdadera pérdida de tiempo.
Camino dos calles, hasta que encontró un banco en torno a un árbol, en el centro de un amplio cuadro de césped, entre el edificio de Farmacia y Municipal. Cuando dejó el sendero de cemento blanco y cortó por la oscuridad del césped, de repente se tambaleo y algo chillo, o alguien.
—L-lo siento…—se disculpó y reconoció esa voz. Aceptaba que el mismo accidente le ocurriera dos veces en un día, ¿pero con la misma persona?
La chica lucía un lindo pantalón entubado, botines, blusa y chaqueta. Todo parecía nuevo, con la etiqueta recién arrancada. Antes le pareció tierna, ahora, linda.
—Creo que esto se está volviendo común entre nosotros—le sonrió amablemente.
— ¡Ah! N-no pienses que te sigo o t-te espío—tartamudeó. —Yo solo… estoy buscando el jardín de arte.
— ¿Eres de nuevo ingreso?
—Sí, pr-primer año.
—Ya veo. ¿Y qué haces por aquí tan sola? —preguntó, mientras caminaba hasta el banco bajo el árbol y se sentaba. Ella permaneció quieta y muy regida.
—Ya te dije que busco el jardín-
—Eso ya lo sé, tonta. Te pregunto porque el dormitorio de chicas queda en dirección norte del edificio de Bellas Artes y no hacia el oeste, donde tú y yo estamos—no le grito ni uso un tono de voz agresivo, pero la chica hizo un tierno puchero de niña regañada. Suspiro y volvió a hablar. — ¿Sabes? Cada vez te delatas más como primeriza. Créeme, esa reunión del jardín de arte no es para ti, a menos que te reúnas con algo novio o amigas para salvarte de ese incomodo ambiente.
—Pero… Nii-san me pidió que asistiera.
Aparto la mirada de ella. Bien, que haga lo que quiera. Saco la cajetilla de cigarrillos del bolsillo trasero del pantalón, y tomó uno con los labios. Buscó su encendedor en la cartera pero nada, ¿lo había perdido u olvidado?
—A-aquí…—giró un poco el rostro hacia su izquierda y la encontró sentada junto a él. Le ofrecía un encendedor Dupont de plata. Lo tomó suavemente y la yema de sus dedos alcanzó a rozar la piel de ella. Fue hasta el segundo intento que logro hacer que el combustible produjera una llama, prendió en cigarrillo.
—Gracias—dijo, después de exhalar el humo del tabaco. Pero antes de regresarle el encendedor algo capto su atención. Unas letras grabadas en la parte frontal del utensilio: Hyuga Hinata
Fueron instantes los que quedó estupefacto, pero logro calmarse antes de que ella lo notara siquiera.
—De nada. Yo no fumo, pero siempre traigo conmigo esto—le quito gentilmente el encendedor de las manos.
—Un placer, Hinata—le extendió la mano y ella pareció no entenderlo al principio, pero sonrió y le respondió el saludo.
—Igualmente… eh…—volvió a esa faceta de nerviosismo.
—Uzumaki Naruto.
y que tal?
bien, primero diré que esta historia es un Side-Story ya que el final y algunas partes del desarrollo serán paralelas a la historia real.
segundo, es un What if... por que, ¿que pasaría si el protagonista desarrollara un amor total hacia la protagonista?
esta historia esta basada en el libro Un beso antes de morir de Ira Levin :3 en el libro el autor describe el noviazgo de los protagonistas, pero no detalladamente, a lo mucho dice que se conocieron es el segundo año del protagonista y que él descubre la identidad de la chica gracias a una cajita de fósforos con su nombre grabado y que tuvieron varios encuentros sexuales, es lo único que menciona. Me estoy basando en esos pequeños detalles para desarrollar el noviazgo de estos dos (naru y hina) y estoy tomando algunos elementos del libro, como el pasado del protagonista para que entiendan mejor la historia. aun que no pueden llamarlo "adaptación" totalmente creo que tampoco pueden llamarlo "fraude" ya que la mayoría del desarrollo saldrá de mi cabeza.
en cualquier caso, doy créditos a Ira Levin por su gran libro Un beso antes de morir 3 les recomiendo leerla, es una historia de tragedia y llena de drama. aun que en este fic no habrá tragedia :) y drama, no lo se, no soy muy buena escribiendo este ultimo. originalmente seria un one-shot, pero tan solo este capi contiene 3,120 palabras, ¿se imaginan que largo seria el one-shot? o_o y pues aquí me tiene iniciando otro fic, espero sea corto, unos 3 o cinco capis.
eso seria todo, ¡ah, una cosita más!
en la historia original el protagonista no consume ningún tipo de droga, más que el tabaco en los cigarrillos, pero aquí yo quise agregar una leve adicción por el MDMA o éxtasis, ya que como se dijo en la historia; no es tan dañina como la heroína o el crack. esta droga, MDMA, se le conoce vulgarmente como la "droga del amor" Ya que, se le atribuye una estimulacion sexual, lo cual no es del todo cierto, la información esta incompleta. esta droga te hace sentir, más que nada, eufórico y agudiza tu sentido del tacto, produciendo placer. pero como todas las adicciones, al consumirse en exceso es dañina.
ahora si creo que es todo, espero esta historia les guste, me dejan un review? :3
MATTA NE
ATT: menma uzumaki
