Disclaimer: Vocaloid y sus personajes NO nos pertenecen (lamentablemente TwT). Únicamente éste fic nos pertenece, pero la trama original y las "canciones alternas" pertenecen a Shadechu Nightray.

Parejas: GakuLuKai (Gakupo x Luka x Kaito) LukixMiku, LenxRin, etc…

Advertencias: Solo ligera violencia, pero nada más~

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Ihara: Shadechu Nightray tuvo un gran momento de iluminación y se le ocurrió que hiciéramos un fic en conjunto, lo cual me pareció una muy buena idea :D Ella creo sus propias versiones de las canciones: "Prisioner" y "Paper plane" lo cual nos sirvió de inspiración.

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Shadechu: Bueno, aunque no uso el programa "Vocaloid" como tal, estuve tan ladillada (xD) un día, que en lo que escuchaba mi adorada saga "Prisoner y Paper plane" de los gemelitos Kagamine, en lo que buscaba imágenes de GakupoxLuka y KaitoxLuka en el todo poderoso Google (¿?) que me encontré con una imagen de mi nuevo three-pairing favorito: GakupoxLukaxKaito (o como le digo: GakuLuKai~)… y decidí hacer mi propia "parodia NO graciosa" de la saga de las canciones anteriormente nombradas.

La saga sería el mismo título del fic: "Akuma x Tenshi x Akuma" ("Demonio x Ángel x Demonio" en español), la parodia de "Prisoner" se llamaría "Akuma to Akuma" ("El demonio y el demonio" en español), cantada/narrada desde los puntos de vista de Kaito y Gakupo. La parodia de "Paper plane" sería "Shoukan no Tenshi" ("La ángel de la redención" en español), cantada/narrada desde el punto de vista de Luka (y una pequeña parte por su hermano Luki). Las letras están adaptadas y compuestas directamente en español. Pero bueno… si alguien que lee esto conoce a otro alguien, que domine el Vocaloid en español… ¡Onegai, contacteme con él, para que la saga "Akuma x Tenshi x Akuma" salga a la luz! *w* Bueno… espero que disfruten del fic, lo favoriteen, den a follow y todo eso~ n3n

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Ihara: ¿Como están? :3 Espero que muy bien ñ_ñ. Bueno, no tengo mucho para decir más que desearles que disfruten del fic :3 Porfis dejen sus review si les gusto y si no les gusto… Bueno, pues no lo dejen xD

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Capítulo 01: Una dulce sonrisa y una canción

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Allí estaban, en un cuarto rodeado de una deprimente oscuridad, la cual opacaba las zonas rocosas negri-rojas y llameantes. Cada minuto, cada segundo que transcurría era un infierno (de forma literal). Allí, frente a aquellos demonios con atuendos negros, rasgados por algunas partes o bordes, y manchados con algo de sangre… se encontraba una enorme puerta que debían vigilar, más no debían (ni podían) traspasar esa enorme barrera, debido al gran castigo que se les había impuesto.

Uno de los chicos de piel albina, cuyo cabello corto era de color azulado, bufó. Sabían que debían pagar por los pecados que habían cometido, deseando día tras día poder ser libres. A su lado, un chico de abundantemente larga cabellera púrpura (atada en una coleta de caballo alta), se encontraba recostando su espalda en la puerta. Se dejó caer por la misma hasta llegar al piso, donde ya se encontraba sentado su compañero. Ambos poseían unas fundas, en las cuales reposaban guardadas sus armas de filo: una katana del peli-púrpura y un sable del peli-azul.

No solo sus atuendos eran algo similares, respecto a color y condiciones, (ya que el morado vestía una túnica similar a una yukata, y el azul un abrigo, acompañado por una bufanda oscura y rasgada), sino también por sus uñas de color negro (las del morado más largas y filosas que las del azul), y por sus sobrenaturales pupilas, ligeramente verticales como las de un felino. Ambos tenían ojos de color azul intenso, pero estaban igual de opacados y contagiados por la eterna oscuridad que les envolvía.

—¡Demonios! ¡No lo soporto más! —Exclamó el peli-azul, llevando ambas manos a su rostro para poder cubrirlo e intentando inútilmente ocultar su frustración… así como su tristeza, de las cuales su compañero era muy consciente—. ¡Es lo mismo, día tras día!

La tristeza y la frustración de Kaito poco a poco se fueron apoderando no solamente de su cuerpo… sino también del de su acompañante. Era totalmente normal, ya que antes de morir… fueron un solo ser… una sola persona… una sola alma y existencia… más al pecar y morir, el alma de "aquél ser" se dividió y convirtió… o mejor dicho: renació en dos demonios distintos. Pero aún con eso, como ellos "compartían" de cierta forma su corazón, prácticamente podían sentir lo mismo que sufriera el otro: si uno era herido, el otro igual sufría esa herida (aún si no la recibiera directamente)… si uno se enojaba, el otro igual… si uno lloraba, el otro también… y si uno moría… el otro también lo haría. Aquél ser anterior sabía que NO debía utilizar esa espada, para cometer un acto tan pecaminoso como el que hizo… pero por cosas del destino y una decisión, lo había hecho… por lo que ahora debían pagar las consecuencias de sus actos, en su anterior vida unísona.

Si tuviesemos que catalogarlos de alguna forma "familiar", podríamos decir que (ahora) los demonios Kaito Shion y Gakupo Kamui eran algo como… hermanos mellizos, por así decirlo… siendo Gakupo el catalogado "hermano mayor", no solo por ser algunos centímetros más alto que su "hermano"… sino porque el Kamui representaba la parte "racional y meticulosa" de su vida anterior… Kaito, por su parte, representaba el lado "impulsivo y arriesgado", así como el más "sensible"… razón por la cual era el más susceptible a sufrir las muy frecuentes depresiones que surgían, por vivir cada día en ese lugar oscuro e infernal. Gakupo llevó una mano a un hombro de su "mellizo", palmeándolo levemente e intentando (como siempre que sucedía) calmar la frustración del menor.

—Kaito… cálmate… —su voz gruesa, varonil y levemente rasposa (pues raras veces hablaba, si no era necesario) mantenía un tono pasivo, maduro, sabio y tranquilo: tal como su personalidad era.

—… Sí… —Respondió tras unos minutos de silencio y con tono de desencanto el nombrado, en lo que apartó levemente las manos de su rostro, dejando al descubierto sus ojos (notablemente tristes) a su compañero. Poco a poco fue calmándose (pues Gakupo literalmente lo sentía) y abrió la boca—. Gakupo-…

Más sin embargo, solo eso pudo articular, ya que se vio interrumpido por un grito furioso de: «¡Kaito Shion y Gakupo Kamui! ¡¿Qué hacen holgazaneando?!», propinado por una molesta (y algo aguda) voz femenina. Perteneciente a una mujer de cabello castaño y corto, sus ropas igualmente estaban medio rasgadas (y algo insinuantes, más no reveladoras), solo que poseían un tono rojizo oscuro. Sus ojos de pupilas igualmente verticales y de color rojo sangre se entrecerraron, ambos varones mostraron levemente sus dientes, blancos y filosos (cual colmillos de bestia) en signo de furia. Ella se posicionó frente a ellos, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Sus uñas largas y negras (pero con las puntas pintadas de rojo, no se sabía si era sangre o pintura… o quizás una mezcla de ambas) tamborileaban en sus brazos.

—¿No les ordené que vigilaran las puertas del infierno? ¡Párense! ¡AHORA MISMO! —Ellos obedecieron veloces, aunque enojados, al mismo tiempo que la mujer se retiraba bufando un insulto a sus holgazanes "subordinados".

—… Te lo dije, Gakupo… siempre es lo mismo… —suspiró hasteado Kaito, en lo que se giraba y observaba el otro lado de la entrada.

La cual consistía en un par de ENORMES "portones", cuyos bordes estaban hechos de piedra carbonizada y oscura, mientras que en el centro era prácticamente transparente, formado por una energía similar a niebla, pero sin ser opacada y en la cual se podía observar perfectamente el otro lado del portón (y viceversa). Quedando ambas puertas asemejables a un par de espejos gigantes y místicos.

—Kaito… el hecho de que lo recuerdes no significa que cambiará… nunca —El menor frunció ligeramente el ceño, ante el hincapié de pesar que Gakupo hizo en esa última palabra, como si ya estuviese resignado a pensar que sus inmortales vidas durarían así por siempre… sin siquiera pensar en que hubiese otra posibilidad, otra esperanza… por más pequeña que fuera.

—Pero no está de más usar lo único que nos queda, y que no se nos ha privado… —soltó él, en un susurro triste—. Nunca se nos privó soñar… —Kamui sonrió de lado y muy levemente, no por ironía usual y que todos los demonios tenían, sino porque las palabras de su "mellizo" le elevaron un poco el ánimo.

—Sí… estamos encerrados, más no se nos privó nunca soñar… pero… —entrecerró ligeramente sus diabólicos ojos, cruzándose de brazos y con la vista perdida en el paisaje que los portones-espejos le brindaban. Kaito lo miró de reojo y a su derecha (pues estaban parados y vigilando uno al lado del otro) como ansioso de que continuara—. ¿En qué podemos soñar… aparte de con ser libres?

—…

—…

Un nuevo silencio de incomodidad y melancolía rodeó al par de seres oscuros… quienes se centraron en seguir con su vigilancia de la entrada, sin hablarse entre sí por un buen rato… cuando… de pronto, se quedaron estáticos por la visión que captaron al otro lado de la sobrenatural puerta, incapaces de apartar sus azulados ojos de allí. Lo que ambos demonios observaron, fue a una hermosa ángel que pasaba cerca de la puerta, volando levemente con sus alas de plumas tan blancas como las de un hermoso cisne y que combinaban perfectamente con su blanco vestido, que cubría sus piernas por debajo de las rodillas, que dejaba al descubierto sus hombros y brazos. Ella pareció cerciorarse del par de miradas que la seguían, por lo que al girarse y aletear un poco al frente fue que notó a los dos demonios… y acto seguido… les sonrió amablemente.

Su larga cabellera era exactamente como el color de un pétalo de cerezo. Sus ojos eran de un hipnotizador color azul cielo (contrastando a la perfección con su nívea y tersa piel), e incluían un hermoso brillo, tan hermoso como su sonrisa… esa cálida y angelical sonrisa que provocó algo de inquietud en el chico de cabello púrpura, lo cual contagió al chico de cabello azul.

—Es-… —el azulado no pudo completar la frase. Aquél puño que la mujer de cabello castaño y ojos rojizos había logrado propinarle (una vez regresó sin que el par de demonios masculinos la notaran, al estar tan ensimismados en la sonrisa de la ángel) se deshizo en el momento en el que la peli-rosa sonrió.

—…-Hermosa… —Terminó el acompañante más alto, pero igual sintiendo aquél dolor propinado (no directamente, sino a través de su "mellizo) y soltando un quejido leve y gutural.

La mujer demonio, de nombre Meiko Sakine*(1), en apto seguido sujetó al peli-púrpura con rudeza de su coleta de caballo y tiró sin reparos de ella, tirándolo al suelo. Les gritó a ambos varias palabras fuertes, en lo que los regañaba por no centrarse en su vigilancia. Pero al captar que esa ángel no representaba un peligro potencial, Meiko le dio una mirada furtiva y de reojo por encima de su hombro, para luego marcharse de allí y no sin antes darles unas patadas en los costados a los "demonios mellizos".

Tan pronto su superiora-dictadora se marchó (de nuevo), se levantaron con pesadez y quejándose en voz baja de sus dolores compartidos… pero fue entonces que se cercioraron de que la muchacha de cabellera rosada estaba ya practicamente al frente de la puerta, por lo tanto, al frente de ellos. Los demonios sabían muy bien que ella tampoco podría traspasar aquella barrera. La chica de cabello rosa sintió la gran curiosidad de acercarse a ellos, además de algo de empatía por presenciar la golpiza que recibieron, ya que aunque no pudieran traspasar las puertas, podían escucharse mutuamente. Al parecer no tenía miedo de ellos.

—Hola~ —Saludó la chica de forma amigable. Ellos se asombraron, pero querían corresponder ese saludo.

—Hola… —Dijeron al unísono, mientras ella volvía a sonreír tan hermosamente como antes. Ella tenía la certeza de que no eran seres oscuros comunes, o iguales a aquella otra mujer que los golpeó.

—¿Como se llaman? —Preguntó curiosa y amigable. Ellos se miraron mutuamente, casi como extrañados de que la ser contraria (en más de un sentido) a ellos les hablara de forma tan normal, pero sonriendo muy leve y sinceramente, respondieron.

—Kaito, Kaito Shion… —Se presentó el azulado, sin borrar su sonrisa aún.

—Gakupo, Kamui Gakupo… —Ésta vez se presentó el chico de cabello púrpura y de la misma manera que su mellizo.

—Mi nombre es Luka, Megurine Luka~ —Explicaba la chica pacíficamente mientras miraba a los lados, seguramente asegurándose de que "cierta persona" no la viese charlando con ese par de seres infernales, pues le estaba prohibido… pero… ella no sentía que fueran crueles o despreciables como siempre le habían dicho, así que no sentía que estuviese rompiendo ninguna regla al solamente hablarles—. Oigan, ¿es tan malo como dicen el infierno?

Kaito y Gakupo se miraron nuevamente en silencio, ésta vez con pesadez y compartieron sus miradas de pena al recordar no solo la golpiza de antes… sino todo lo que vivieron al llegar a ese lugar. Unos minutos de silencio de parte de ellos confundieron a la ángel, pero antes de que pudiese preguntar o disculparse (en caso de que su pregunta hubiese sido indebida)…

—¿Cómo es el cielo? —Gakupo intentó cambiar de conversación, lo cual la ángel notó… mas decidió ignorar ese pequeño detalle, ya que suponía que no deseaban charlar sobre ello y ella, respetaría eso. No era de las personas a las que les gustaba irritar o hablar sobre algo que incomodara a la (o a las) persona frente a ella.

—Simplemente es… hermoso~ —sonrió de forma nostálgica, al recordar su nuevo hogar—. Puedes volar con los pájaros y entre las nubes… además, siempre tienes una historia interesante para contar. Los ángeles son muy buenos y algunos son muy inocentes… —se llevó una mano a su rostro, rascándose nerviosamente una de sus mejillas y con una sonrisita nerviosa dibujándose en su rostro, añadió—. Mi hermano mayor dice que yo soy una de las más inocentes… ¡Que cosa, ja ja ja ja~!

Esa forma de reír… tan hermosa, infantil, inocente, dulce e inquietante… provocaba un leve sonrojo en los rostros de quienes se encontraban charlando con ella, al otro lado de la puerta infernal… algo nuevo iba creciendo en los pechos de ambos, un sentir nuevo y desconocido en ese entonces, que ambos compartían… algo que también se sentía muy cálido y les agradaba mucho, queriendo experimentarlo más… solo surgía cada vez que observaban el rostro de la peli-rosa.

Continuaron hablando entre los tres por un tiempo, los demonios a medida que lo hacían mandaban miradas de reojo hacia atrás de su respectivo lado del portal, asegurándose de que ni Meiko ni otro demonio superior los observara charlar con la muchacha… se sentían tranquilos al no mirarla cerca, pero lamentablemente no pudieron observar a la Sakine vigilándolos oculta desde una de las imponentes rocas, a prudente distancia de la puerta, pero lo suficientemente cercana para ver que nuevamente… la desobedecían. Entrecerró sus ojos rojizos, pero solo soltó un bufido fastidiado y decidió no golpearlos más, al menos en esa ocasión… para darse media vuelta y marcharse a desconocida zona de ese sitio sombrío y llameante.

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Al día siguiente… Luka no pudo evitar hacer memoria de aquél encuentro que tuvo, el haber conocido a ese par de demonios y cuando se tuvo que despedir de ellos (pues si seguía ausente, su hermano podría sospechar)… pero que le parecían más bien unos muchachos comunes y corrientes, que no parecían herir a una mosca sin razón alguna y sin haber sido agredidos antes. Incluso cuando habían sido agredidos por la demonio castaña, ellos ni siquiera se atrevieron a devolver los golpes… quizás por sumisión o respeto a ella, pero no habían siquiera intentado agredirla… eso le hacía pensar a la Megurine que ese par de seres oscuros, no eran tan malos como su hermano mayor le decía desde niña (e incluso antes de renacer en ángel).

En ese momento y ya de mañana, Luka volaba tranquilamente entre las nubes blancas y ligeramente teñidas de dorado, por los rayos del amanecer que poco a poco surgían, iluminando todo con su luz. Pero la Megurine no estaba volando sola, no, no, no. Era acompañada por un par de seres celestiales, una amiga suya (que volaba a un lado junto a ella) y su hermano mayor (que volaba adelante de las dos). Una ángel algo más joven que ella, de piel nívea y ojos de color azul-verdoso, que combinaban con su cabellera larga y aqua-marina, atada en un par de coletas largas. Su vestido era similar al de Luka, solo que se veía similar a una blusa "cosida" junto a una falda, pues la zona inferior era un poco corta pero sin revelar nada indebido y más que sus piernas. Nombre: Miku Hatsune. Apodo/s: Miku-chan, Chica puerro, entre otros apodos. Estado: Enamorada (secretamente~) del hermano de Luka.

El hermano de Luka, por su parte, era un arcángel. Por lo tanto, tenía un par de alas más, y un tanto más pequeñas que las normales, pero que le permitían volar más que los ángeles de menor rango y también demostraban su autoridad de arcángel. Era muy similar a Luka, solo que con el cabello corto, con su rostro y rasgos más "filosos" y varoniles que los de su hermana… pero aún así, era tan hermoso como ella. Sus vestimentas eran igual de claras, solo que constaban en una camisa blanca, debajo de un chaleco plateado-claro. Junto a unos pantalones blancos y un abrigo ligero de tono azul hielo. Llevaba un sable debidamente enfundado y atado a su cintura, a través de una soga dorada y firme. A diferencia de las chicas, que preferían ir descalzas y sentir entre sus dedos la suavidad de las nubes, así como la brisa… él llevaba botas plateadas, que combinaban con sus guanteletes. Nombre: Luki Megurine. Apodo/s: Lukito o (consecuentemente) "Cherry Lucky"*(2), entre otros apodos. Estado: hermano mayor celoso, sobreprotector, pero cariñoso… y totalmente inocente de que era el amor platónico de la amiga de su hermana.

Miku-chan... —Luka llamó a su amiga del alma, mientras que su hermano volaba delante de ellas, haciendo una discreta seña, para poder susurrar algo a su oído. Miku asintió en silencio y acercó su rostro. Luka movió un mini-mechón del largo cabello aquamarino de su amiga, para poder hablarle mejor—. Necesito que me cubras, debo ir a hacer algo importante y… Luki no puede saber absolutamente nada.

Miku aceptó con su cabeza, dispuesta a ayudarla, a lo que Luka sonrió con alivio y agradecimiento. Pero… como la Hatsune igual entraba en la categoría de "ángelitas inocentes y curiosas", no pudo aguantar y con voz prudentemente baja, preguntó—. ¿De qué se trata?

Luka suspiró seriamente, bajo la atenta mirada de su amiga. Luki miró furtivamente hacia atrás, aún sin dejar de volar y con sus ojos azules entrecerrados, sospechantes, interrogantes y… serios… Luka sudó frío, pues cuando su hermano mayor la veía así, solía ser cuando sospechaba algo o cuando descubría alguna travesura que su hermanita cometía… la peli-rosa intentó verse casual, por lo que sin detener su vuelo miró a otro lado y empezó a silbar (todo producto de los nervios). Luki enarcó una ceja, aumentando sus sospechas. Por su parte, la pequeña Miku… bueno, ella tuvo que ver a otro lado sin detener su vuelo, para que no se notara el tierno carmín que adornó sus mejillas… dios… ¡Luki era tan guapo cuando sospechaba de algo y con esa seriedad en su rostro~! Lo que para Lukita era un tormento, y la hacía sentir como criminal interrogada por agentes de la CSI, era un gozo para la pequeña y enamorada Miku.

—Secretos en reunión es de mala educación… señoritas~ —comentó el Megurine mayor, con un tono inicialmente serio adornando su varonil voz… pero al pronunciar la última palabra, lo hizo con una sonrisa tan amable que contagió a Miku (quien luchaba por no volver a sonrojarse, ya que si Luki serio le parecía guapo, Luki sonriente le parecía guapo y tierno).

—N-no es nada… —Luka comenzaba a sentir nervios, debiendo detener su silbido (auto-delatador) para decir eso.

Si su hermano lo supiera, el secreto y los nuevos amigos que había hecho, todo habría acabado… además de que algo terrible sucedería. Estaba 100% segura de que no debía hablar sobre ello, ya que su hermano la regañaría sin siquiera intentar comprender sus sentimientos y menos dejarla defenderse. Luki celoso y enojado era bien terco, difícil de convencer. La Megurine menor golpeó suavecito un hombro de Miku (usando el suyo propio), mirándola de reojo y en clara señal de auxilio… ¡Luka era terrible mintiendo! La Hatsune al entender a su amiga, sonrió y añadió:

—Verá, Luki-sama… —aunque estuviera enamorada del "pelito de cereza" (otro apodo que ella y Luka le tenían), era tal el respeto que le tenía, que le llamaba de esa forma—. Es que Luka-chan… tiene algo muy importante que decirle~

—¿Ah, sí? —Luki miró de nuevo y subjetivamente a su hermanita, la cual ahorcaba a una sonriente Miku con la mirada (pues por más tranquila que fuera, tenía ganas de "re-matar" a su amiguita cada vez que empeoraba la situación, en vez de solucionarla)—. ¿Se puede saber "qué" hiciste ésta vez, Luka-Imouto?*(3)

¡¿Y-yo!?

—Noooo, el perro del vecino~ —Luki rodó sus ojos azulados, en lo que se cruzó de brazos, sarcástico—. ¿Quién más podría ser?

—¿El… gato de la vecina~? —Luka sonrió, nerviosa y luchando sarcásticamente (pero no tan bien) contra su hermano mayor. ¿Quería pelea de sarcasmo? ¡Pues pelea tendría!

—Estás pisando terreno peligroso, Luka Megurine… —¡Ay, dios! Se había dirigido a ella por su nombre completo, debía ser cuidadosa—. Te daré tres segundos, para decirme qué es lo que-…

—Pero, Luki-sama, ¿acaso no estamos volando y no caminando~? —Ahora fue Miku la que se unió a la lucha de sarcasmo, ésta vez apoyando (positivamente) a su amiga peli-rosa.

El Megurine al escuchar eso y al verse atacado doblemente por sarcasmo femenino, perdió por un segundo la concentración y sus alas se detuvieron, a lo que cayó cómicamente unos metros hacia tierra, para luego revolotear en círculos. Pero logró recuperar su control y retomando la altura de vuelo de las muchachas, se llevó una mano al rostro y sudó una gota gorda, a la vez en que una ligera venita palpitaba en su mejilla. Luka luchaba por reprimir la risa, mientras que Miku luchaba por no sonrojarse más… ¡Dioooooos, Luki Tsundere y metiendo la pata era aún más bellooooo~!

—Ustedes dos… —apartando la mano de su rostro y con sus entrecerrados ojos ensombrecidos por mechones rosados, Luki miró a las ángelitas y dijo—. En verdad son… dios, a veces me dan ganas de decirles…

¡Hola~! —La oración de Luki se vio interrumpida (o Random-mente terminada) por una vocecita femenina y jovemente alegre.

¡NO, ESO NO! —Luki gritó ya cómicamente enojado, como el Tsundere que era y ofendido de ser interrumpido, aunque no enojado-enojado. Pero al girarse, su semblante pasó de Tsundere-enojón a Tsundere-sorprendido—. Vaya, recién llegados…

En efecto, se refería a una alegre ángel, de apariencia joven y algo bajita, de corto y rubio cabello (el cual traía adornado con un pañuelito blanco, atado en su cabeza), con ojos azules verdosos y usando una vestimenta blanca similar a la de Miku, así como iba descalza. Ella iba acercándose junto a un chico muy similar a ella, tanto en ojos, como en ropa (solo que con pantaloncillos donde debería estar la falda) y en cabellos, los cuales llevaba atados en una pequeña cola de caballo, solo que era un tanto más tranquilo. Luki fue el primero en cerciorarse de lo unidos que eran esos gemelitos, pues desde que los vio… notó que iban tomados de las manos.

Luego de eso y de presentarse con los recién llegados, así como de darles las instrucciones necesarias a su hermana y su amiga, Luki tuvo que marcharse volando, por haber recibido un aviso minutos antes de una reunión que tendrían los demás arcángeles. Miku suspiró de leve desencanto, por ver como su amor platónico se alejaba, pero luego sonrió nuevamente alegre y se presentó con los recién llegados.

—¡Hola~! Soy Miku Hatsune —se señaló a sí misma, animadamente y luego señaló a la ensimismada peli-rosa—. Y ella es mi amiga, Luka Megurine~

Luka salió de sus pensamientos al escuchar su presentación, luego sonrió falsamente (cosa que odiaba hacer), ya que al parecer, hoy no podría visitar a sus amigos. Debido a que tener un par de ángeles recién renacidos significaba una cosa… que por lo general gustaba de hacer, salvo en esa ocasión… y era hacer de guía e instruirlos todo el día, así como hacerse amiga de ellos.

—Hola, pequeños~… —con esfuerzo de ocultar su decepción, Luka dijo su saludo lo más animada posible, pero fue solo Len quien notó que estaba algo triste.

—Somos los gemelos Kagamine~ —hablaba Rin, sonriente e igual de inocente que Miku (sobre la mentira de Luka)—. Soy Rin, la hermana mayor. Y él es Len, el menor de los dos~

—Es un placer conocerlas, Miku-san y Luka-san —dijo el rubio, con una voz muy juvenil y linda, haciendo una leve reverencia. Era un poco tímido y muy respetuoso, viéndose muy tierno también.

—¡Awwwwwww~! ¡Len-kun, eres adorableeeee~! —Miku no pudo controlarse y se lanzó a abrazar al de la coletita, rodeándolo del cuello con sus brazos y haciendo que éste se sonrojara violentamente—. ¡Tú y Rin pueden decirme "Miku-onee-chan"~! ¡No les importa que les diga "Len-onii-chan" y "Rin-onee-chan! ¿Verdad~?

—¡Cuidado, Miku-chan! —Luka salió de su leve depresión y pasó a una alarma notable, pues el Kagamine y la Hatsune casi se caían, al detener sus vuelos por el abrazo de la segunda—. ¡Se van a caer!

Algo que ninguna de las mayores notó, fue el aparente enojo de Rin ante el abrazo que la peli-aqua le dio a su hermanito, ya que su ceño se frunció ligeramente por ver el sonrojo de Len. Luka tuvo que encargarse de agarrar a Miku y separarla del "Len carita de manzanita", el segundo fue sujetado por (la aún secretamente celosa) Rin.

Pero tan pronto ese episodio se culminó, los cuatro se hicieron muy amigos y en lo que las mayores les enseñaban lo básico en la vida en el cielo, los Kagamine fueron hablando de sus vidas anteriores. En efecto, cuando fueron humanos nacieron como gemelos, pero a sus 14 años… por una enfermedad que sufrieron… lamentablemente murieron, aunque eso les daba alivio de cierta forma: ya no sufrirían más y seguirían juntos para siempre.

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Mientras tanto… en el infierno y con el par de demonios-mellizos, estos esperaban la llegada de su nueva amiga ángel, en lo que vigilaban la entrada del lugar… pero a medida que los minutos se volvían horas, fueron perdiendo los ánimos y suspiraron.

—¿Dónde estará? —Se preguntaba Kaito, con cierta impaciencia, caminando de lado a lado, con sus manos en la espalda y frente a su mellizo, quien lo seguía con la mirada.

—Creo que hoy no vendrá… —opinó Gakupo, viendo unos segundos al otro lado de la puerta, desilusionado.

De hecho, ambos lo estaban. ¿Volverían a sus vidas aburridas de siempre? Para ellos era un "sí", pero tenían la esperanza de que solo fuera un "tal vez" y que su amiga angelical volvería, quizás no ese mismo día, pero que volvería y les alegraría sus existencias, tanto por su presencia como por su sonrisa deslumbrante. Ya llegada la noche, estuvieron resignados a esperarla para el día siguiente en adelante. Pero su superiora Meiko volvió a aparecer, los notó distraídos nuevamente (al estos tener sus miradas perdidas en el paisaje, al otro lado del portón), pero al cerciorarse de que la ausencia de la ángel era la causa de ello, sonrió de medio lado con cierto cinismo y burla.

—¿Qué sucede? ¿Están tristes? Que lástima… —el tono irónico que la mujer usó en esa frase, solo transmitió cierta furia a los angustiados demonios—. Me pregunto si lucharían por salir de aquí… —se llevó una mano al mentón, fingiendo que pensaba o meditaba en algo—. ¡Oh, es cierto! No pueden, ya que si uno muere… el otro también. Y aunque pudieran, nunca saldrían~

¡¿Solo has venido a fastidiar?! —Preguntó Kaito, con tono enojado (pero notablemente reprimido), escondiendo su mirada detrás de sus mechones azules.

Gakupo posó una mano sobre el hombro de su mellizo y le envió una mirada fría a la castaña, claramente exigiéndole que se fuera de una vez y los dejara tranquilos. La mujer sonrió con malicia y sorna nuevamente, luego se marchó, ya había castigado lo suficiente (de forma psicológica) a sus "subordinados" y estaba satisfecha. Eso resultaba más divertido y placentero que golpearlos o torturarlos por una hora entera.

Aunque en esa ocasión el par de demonios estuvieron deprimidos… para sus alivios, días después… su querida amiga regresó tal y como les prometió, les explicó las razones por las que no pudo venir. Así como habría días en que podría visitarlos y otros que no, ya fuera por alguna instrucción u otra razón. Los demonios entendían eso y lo aceptaban, ya se habían acostumbrado a ello… pero francamente, por más oscuros que fueran los días en que Luka no podía visitarlos… todo eso se compensaba los días que sí podía.

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—… Y luego, mi amiga Miku-chan y yo decidimos tomar el camino más corto… ya que nos daba flojera, oímos a alguien acercarse y saltamos encima suyo, colocándole un vestido rosa… fue tan rápido que hasta que terminamos, no notamos que se trataba de Len-kun, en vez de Rin-chan… así que lo travestimos sin querer… je je je~ —La ángel sonrió nerviosamente, rascándose nuevamente una mejilla y sonrojándose ligeramente (al recordar aquél evento), mientras que los demonios reían.

Así era, siempre que podía escaparse de su hermano, la Megurine se dirigía a hablar y contarles a los demonios las distintas historias de las cosas que veía y que le ocurrían. Y así, cada día, ellos se fueron enamorando cada vez más de la hermosa ángel… y viceversa. Una vez acabó de contarles su metáfora paródica del "angelito travestido" (como ella le decía), la peli-rosa sujetó una pequeña rosa blanca (que se encontró en el camino allá) y la sacó de un bolsillo oculto en su vestido, enseñándosela al par de demonios.

Estos pestañearon varias veces y sus ojos se abrieron de par en par, al parecer fascinados por ver esa hermosa rosa. No era de extrañarse, pensaba Luka, ya que seguramente (y por lo que ella misma captaba, en su pequeño rango de visión al otro lado de la puerta) en el infierno no habría más que rocas, lava, fuego y oscuridad… mucha oscuridad… no habría nunca vegetación y menos aún: flores. Eso le parecía algo triste, el hecho de que sus amigos no recordaran mucho de la vida y naturaleza como tal (al menos de su vida pasada)… por lo tanto, ella había decidido que cada vez que le fuera posible… en sus visitas les enseñaría una flor diferente y les haría recordar, poco a poco, los detalles y belleza que adornaban y constituían a la vida.

—¿Qué es eso… Luka-donno? —Había preguntado Gakupo, curioso y fascinado por la blancura de la flor. Era muy respetuoso, por lo que se dirigía a la ángel con ese término honorífico.

—A-ah, ¿esto…? —Luka señaló con nervios la rosa, en lo que salió de sus pensamientos al escuchar la voz del peli-púrpura. Al verlos asentir a ambos, explicó—. Pues… es una rosa, una de las flores más hermosas que pueden haber en el mundo.

—¿"Una de las"…? ¡¿Quieres decir que aparte de las rosas, hay otros tipos de flores?! —Y allí iba el "pequeño Kaito" (como Luka le decía), exclamando su sorpresa y sin siquiera disimular su curiosidad. Eso lo hacía ver sumamente tierno y cómico.

Luka asintió, sonriendo enternecida por la curiosidad y ternura del demonio peli-azul—. ¡Aja~! Las hay de varias formas, tamaños y colores. Algunas son rojas, otras rosadas, igual las hay amarillas, negras, violetas, azules y de muchos otros colores~

El par de demonios se repartieron miradas entre ellos, luego a Luka, y después a la rosa. Vieron a Luka otra vez, luego a la rosa de nuevo, a Luka, a la rosa, a Luka, a la rosa… Luka, rosa, Luka, rosa… hasta que finalmente, se llevaron una mano hasta sus mentones cada uno, se vieron nuevamente entre ellos y asintieron. Se notaban muy pensativos, la ángel estaba curiosa por ello, por lo que les preguntó qué tanto pensaban. Kaito y Gakupo se vieron nuevamente entre ellos, enarcaron sus cejas y sonriendo de forma un tanto traviesa, miraron a Luka.

—Pues… ¡Pensamos que eres tan hermosa como una rosa, Lukawaii~!

Los ojos de Luka se abrieron de par en par, en lo que sus mejillas se teñían de un carmín más intenso que las manzanas, al escuchar no solo ese halago sino ese "apodo" dicho unísonamente por el par de demonios. Las sonrisas de Kaito y Gakupo se ensancharon mucho más, hasta mostrar sus colmillos blancos y estallaron a carcajadas por lo tiernamente cómica que lucía su amada ángel.

—¡Hum! —Luka frunció su ceño, al estar ofendida de que se rieran de ella (aunque no enojada como tal)—. ¡Ustedes son… son… tan-…!

—¿Guapos~? —Preguntaron al mismo tiempo, divertidos.

¡Aaaaaaargh! ¿Quieren jugar a poner apodos? ¡Pues tres pueden jugar al mismo juego! —Luka infló sus mofletes, intentando verse inútilmenteamenazante y exclamó—. ¡Pues ustedes son BAKAITO y BAKAMUI!

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Un minuto de silencio después…
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Y…
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¡El par de demonios volvieron a estallar en carcajadas~!

A lo que Luka empezó a gritarles cosas como: «¡No se rían, par de Bakakumas! ¡QUE NO SE RÍAN, LES DIGOOOOOO!», en lo que su sonrojo ésta vez de rabia (y vergüenza) aumentaba, agitando sus brazos a todos lados. Haciendo un puchero tierno y gracioso, como la Tsundere que era.

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—Luka-chan… —Escuchó la voz juvenil y amable de su amiga llamarla. Se volteó velozmente, quedando frente a frente con su amiga de coletas aquamarinas, quien tenía una mirada preocupada—. Ya no puedo cubrirte más… siempre que tienes la oportunidad, te escapas de Luki sin dar explicaciones y quieres que siga cubriendo tu espalda… —Luka sonrió para despreocupar a su amiga y luego palmeó su hombro.

—No te preocupes, Miku-chan... —La chica menor hizo un puchero, provocando que Luka sonriera nerviosamente, mientras una gran gota de sudor recorría su frente.

—¡Hoy no irás! ¡No puedo encargarme de Luki-sama todo el día! —Luka suspiró preocupada, en ese punto su amiga tenía razón. Luki era muy perspicaz, si notaba que algo raro pasaba con su hermana, no se calmaba hasta tener explicaciones concretas y saber qué ocurría.

De pronto, el silencio de preocupación e incomodidad que embargaba a las dos chicas… se vio roto cuando escuchó un dulce sonido… un dúo masculino, que parecía estar dedicándole una canción a alguien muy especial. Esas voces inconfundibles… Luka pudo reconocerlas al instante… eran sus amigos demonios, haciendo lo que más les gustaba cuando eran un solo ser humano, simplemente: cantar. La chica sonrió felizmente, sintiendo que una gran paz inundaba su pecho y su alma.

Tal parecía que el par de demonios, al entender que Luka no siempre podría hacer sacrificios para visitarlos, decidieron aportar su granito de arena y agradecerle sus constantes visitas, su constante cariño y su sincera amistad… dedicándole lo único que (aparte de soñar) no se les había prohibido, cantarle una canción… la cual, ya fuera por el gran y sincero amor que sentían por ella o cosas del destino, lograba salir del infierno y llegar hasta el cielo, por tanto, hasta los oídos de Luka.

—¿De donde proviene ese bello sonido? —Preguntó su amiga, curiosa y conmovida por el sentimiento que se transmitía en las voces que cantaban. Luka ensombreció su mirada con sus cabellos rosados, sin borrar su sonrisa.

-…

—¿Luka-chan? —Preguntó de nuevo y algo preocupada Miku, mientras Luka llevaba una mano a su pecho… más específicamente, donde se encontraba el corazón.

—… Bakakumas… gracias~… —Susurró la Megurine, como si sus amados amigos pudiesen escucharla allá abajo, tal y como ella podía escucharlos desde ese paraíso eterno y celestial.

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~CONTINUARÁ~

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N/A: *(1) Aunque tenía el apellido "Sakine", en éste Fic esa "Meiko" es la "primera Meiko" y no la segunda "Meiko Sakine" joven. Por lo tanto y en el caso de que la "segunda Meiko" aparezca en ésta historia (algo que aún NO está seguro), a esa 2da Meiko la llamaríamos "Meisa"~

*(2) "Cherry Lucky" literalmente es "Cereza Suertuda" o "Baya suertuda" en inglés, ya que "Luki" suena muy parecido a "Lucky", más adelante se revelará por qué le dicen así~

*(3) "Imouto" significa "Hermana pequeña" en japonés~

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Esperamos les haya gustado :3.

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Bye bye~