Capitulo 1: Robot sin emociones

Un escalofrió recorrió mi espalda. Porque no podía moverme? Porque seguía allí parada? Ellos no podían estar muertos, no podía creerlo. En realidad no quería aceptarlo. Pero ahí estaban. Los cuerpos de mis padres estaban allí tirados, había sangre a su alrededor. Mi padre se encontraba boca abajo y mi madre mirándome, con sus ojos abiertos, sus ojos… estaban vacíos, sin vida. Lagrimas comenzaron a salir de mis ojos. Por qué me había quedado ahí parada mientras mis padres estaban siendo asesinados? Por qué?!

Comencé a buscar pistas que pudieran ayudarme a saber quién fue. Mi padre era detective, él me había enseñado que debía hacer. Corrí hasta su habitación. Y encontré el detector de huellas de mi padre. Baje a la escena del crimen y pase el detector por todos lados, hasta que encontré una huella que no era la de mi padre. Pero el asesino no tenía nombre, solo tenía una letra B. En ese momento recordé el momento en que asesinaron a mis padres, el asesino tenía un fierro con una B en la punta, estaba caliente, y con eso dejo su marca en los cuerpos de mis padres. Mi madre tenía un B en su pierna mientras que mi padre la tenía en el pecho. B…

Había descubierto algo, pero no era casi nada. Me arrodille en frente de ellos. Las lágrimas seguían bajando por mis mejillas pero yo no mostraba ninguna emoción, mis ojos ahora estaban vacíos como los de mi madre. Ya no me quedaba nada en este mundo. Solo me tenía a mí misma. Debía ser fuerte, pase lo que pase, debía ser fuerte, mostrar sentimientos demostraba debilidad.

Las horas pasaron y eran las 6 p.m. Yo seguía de rodillas frente a ellos. Las lágrimas pararon hace demasiado, desde que me dije a mi misma que no dejaría que nada me afecte. Seguiría siendo fuerte.

De repente una melodía que conocía perfectamente comenzó a sonar. Era el celular de mi padre. Lentamente comencé a acercarme hacia él. Y saque del bolsillo del saco su celular. Me extrañé al ver que el contacto que estaba llamando no tenía número de contacto si no que solo estaba nombrado por 'Ryuzaki'

Conteste y antes de que pudiera decir algo, la persona habló

-Richard necesito que vengas ahora-Dijo una voz neutra del otro lado del teléfono.

-El está mu-muerto-Dije débil. Maldición! Por más que quiera me seguía afectando hablar de el.

-Mary?-Pregunto-Que paso con el?

Escuchar el nombre de mi madre me atravesó el corazón como una daga

-No, soy su hija- le dije

-Y tu madre?-preguntó

Yo solo me quede en silencio por unos segundos

-Ya veo…-dijo-Pequeña no te muevas de allí. Soy L. Me recuerdas?

-Si-dije susurrando, si lo recordaba. Como no recordar a alguien como él?

-Voy a buscarte. Adiós- dijo y corto.

Me quede de rodillas frente a mis padres. No pasaron más de 30 minutos cuando L atravesó la puerta con Watari. Ambos me miraron como esperando que diga algo. Pero yo solo mire a mis padres. L se acercó a mí y me alzo en los brazos. Mi vestido blanco estaba lleno de sangre. Por lo tanto lo manchaba a el.

-Te estoy manchando-dije mientras lo miraba a los ojos. Estaba a su altura

-No importa-Me dijo con una pequeña sonrisa-Ven con nosotros.

-A dónde iremos?-le pregunté

-Ya verás-Dijo sonriendo-Pero primero tomaremos tus cosas, ya no vivirás aquí.

-Entiendo-dije mirando

El solo me miro con sus ojos, en los que podía ver un 'Lo siento pequeña'. Yo tome un poco de ropa y la puse en una pequeña maleta, con mis robots y mis dados ,etc. No tenía demasiadas cosas. El resto eran juguetes pero por más que quisiera no podría llevarlos.

Baje y encontr Watari hablando. Cuando notaron mi presencia. Watari tomo mi maleta y la llevo a la limosina. Yo ya me había cambiado. Tenía un short blanco con una remera blanca. No me importaba mucho mi vestimenta. Me subí a la limosina con L al lado.

Yo me encontraba en Los Ángeles. Pero yo soy Británica. Yo nací en Londres, Inglaterra. Habíamos venido con mi padre por un caso sobre un asesino en serie. Es lo único que sé. Mi madre le exigió a mi padre que no me hablara más del tema porque era pequeña pero yo tenía 8 años y sabia de todo. Mi padre me dijo que era superdotada y que él también lo fue. Que no debía sorprenderme al darme cuenta todo lo que sabia.

Observe por la ventana, aquellos parques que tanto disfrutaba antes. Ahora no me parecían nada más que árboles, césped y personas. Ya no sentía nada. Me sentía como un robot. Como mi madre decía. Robot sin emociones.