Polillas.
Son lo primero que veo, me rodean por todas partes, sus alas de pergamino me golpean las mejillas y los brazos desnudos.
No puedo ver nada.
¡¿Por qué se vienen contra mí?!
Me tiro al suelo, gimiendo, ya no quiero esto, no quiero.
Ya no puedo.
Me dejo hacer, siento como se meten en mi piel, comenzando a devorarme desde adentro.
Al final sólo seré una cáscara vacía.
Pasan los segundos, quizás las horas.
Sigo viva, pero ¿por qué?
Ya no siento el revoloteo, una caricia reemplaza la desagradable sensación.
El suelo se vuelve suave y acolchonado, la oscuridad se vuelve luz.
Abro los ojos y me encuentro unos ojos verdes como el sol pasando entre las hojas de los árboles.
-Hola
Will me sonríe.
Está recostado a mi lado, vestido completamente de blanco.
Me miro a mi misma, tengo un sencillo vestido beige claro.
-Polillas - tartamudeo.
Él se ríe, es hermoso.
-Se han ido a otro foco, nena.
Me rodea con sus brazos y me estrecha contra él.
-Te he extrañado, ¿sabes? Acá arriba todo es muy blanco.
-¿arriba?
¿Por qué arriba? Arriba sólo hay aire y nubes.
-Sí, arriba, me siento solo, Chris... Ah, Al pide disculpas y manda saludos.
Lo rodeo con los brazos y arrugo su blanca camisa entre mis manos.
Al está muerto, igual que Will
Sollozo contra su cuello, acostados como estamos, me pego todo lo que puedo a él.
Él solo me devuelve el abrazo y comienza a tararear una canción en mi oído.
Después de un rato me tranquilizo y comienzo a trazar figuras abstractas en su espalda, él sigue cantando.
Dejo que su calor y su aroma me rodeen, me relajo y cierro los ojos, no me puedo dormir.
-¿sabes? Podría acostumbrarme a esto. Pero no.
Comienza a incorporarse y yo me aferro a su camisa, no quiero que se vaya.
-Christina...
-No... No me volverás a dejar, no quiero estar sola, tengo miedo.
-No debes tenerlo, todo es sencillo si lo ves desde el punto de vista adecuado.
Se sienta y me da la espalda, parece estar cansado.
-Christina. Algo va a pasarles, no puedo decirles qué, pero pasará, es necesario que se mantengan alertas, tú y todos.
Se gira y me mira, serio como pocas veces lo vi.
-No quiero verte acá arriba hasta dentro de unos cuantos muchos años, ¿me oíste?
Asiento con la cabeza, las lágrimas regresan a mis ojos, desbordándose.
-No nos veremos, Will, no tan pronto.
Sonríe con todos sus dientes y se levanta, una luz comienza a brillar al final del pasillo, él se dirige hasta ahí sin dudar.
-Adiós, Chris, te amo.
-No, Will – le sonrío – Hasta luego.
Abro los ojos, todo está oscuro, estamos en la misma celda del complejo de Erudición.
Tris y Cara duermen recargadas contra la pared de al lado.
Las observo, Cara tan parecida a su hermano, y Tris, la responsable de que ya no esté en este mundo.
Ambas deberían despertarme sentimientos diferentes, pero no las veo como otra cosa que como personas que luchan por sobrevivir.
Igual que yo.
Vuelvo a acomodarme, decidida a enfrentar a las polillas.
Porque no era solo un sueño.
Era un saludo de medianoche.
