CAPÍTULO 1.
Me gustaría decirte muchas cosas, pero sabes que no puedo. Todo esto me está matando, es superior a mí. No sé como controlarlo, no puedo controlarlo.
Tú más que nadie lo sabes, me conoces como yo a ti, lo has vivido.
¿Cómo hacer para controlarlo? Cada vez que lo miro, me siento morir, quiero morir. Saber que nunca podré estar con él… Necesito que me ayudes, tengo que hacer algo.
¿Qué hiciste tú, Harry, para calmar el dolor? Tú lo conseguiste, calmaste el dolor, tu dolor desapareció. La enamoraste.
Sé que suena extraño que yo, Hermione Granger, me haya enamorado como una adolescente, pero es la verdad. Estoy enamorada y no soy correspondida.
No sé si sabrás quien es él, pero seguro que no te lo esperas. Harry, llevamos mucho tiempo sin vernos y te extraño mucho.
Espero que estéis todos bien, quisiera haceros una visita, pero por ahora me es imposible.
Te quiere,
Hermione.
PD: no le enseñes la carta a los demás, sobre todo a Ron, ya sabes como es. Gracias.
Terminó de escribir la carta y la metió en el sobre sin siquiera releerla. Una lágrima se deslizó por su mejilla mientras le ataba el sobre a la lechuza y le abría la ventana para dejarla ir.
De verdad esperaba que Harry leyese la carta lo antes posible y fuese a verla. Necesitaba a su mejor amigo cerca. No quería que se preocupara demasiado, sólo estaba enamorada. Enamorada de él…
No sabía cuando había empezado aquello, pero un día cogió las maletas y se fue a Oxford, según ella, a empezar una nueva vida.
Empezó una carrera en la Universidad muggle y le iba bastante bien, hasta que se vio sin dinero para pagar el alquiler del piso ella sola. Puso un anuncio en el periódico, otro en la Universidad, y otro en su portal.
Hubo una única llamada. A la semana ya estaba viviendo con su nuevo compañero de piso. Draco Malfoy.
No sabía qué estaba haciendo él en Oxford, pero tampoco le preguntó. Ya no había insultos ni reproches, ya no eran unos niños. Los dos querían demostrar que habían madurado, que ya eran adultos.
Poco a poco se fueron haciendo amigos, compartiendo secretos. Poco a poco ella se fue enamorando de él…
La puerta de la casa se abrió, para luego escuchar el ruido al cerrarse. Una voz. Su voz.
- ¡Hermione!
Otra lágrima.
-¿Hermione, estás en casa?- preguntó la voz.
Salió de su trance al escuchar pasos acercarse a su dormitorio. La puerta se abrió. Rápidamente se secó el rastro que habían dejado las lágrimas.
-Herm¿por qué no me contestas?- le dijo dulcemente, acercándose a ella y sentándose en el borde de la cama.
-Es que estaba dormida- le mintió, sin mirarle a los ojos. Él se quedó mirándola unos segundos, sabiendo que mentía.
-Bueno, no importa.- ¿Cómo no enamorarse de él?- Ven, quiero presentarte a alguien.- le dijo levantándose con una sonrisa adornando su rostro.
-¿A quién?
-Ya lo verás. Venga, está en el salón.- dijo entusiasmado.- Es importante para mí.
-Pero no estoy arreglada, mira que pintas…- dijo mirándose.
-¡Bah! Tonterías. Estás preciosa.
Sus ojos…
-No lo creo…
-Hermione…- le rogó. ¿Cómo negarse?
-Está bien, ya voy.
Caminaron hasta el salón donde se suponía que estaba la visita "importante para Draco".
Era una mujer, ¿Podría ser…? Joven y guapa. No… seguramente sería lista. Todo un partidazo.
Draco avanzó hasta ella y pasó un brazo por su cintura, a la vez que se sonreían mutuamente.
Su sonrisa…
Su alma cayó a sus pies y el corazón se le rompió más todavía. Ya sabía lo que vendría ahora…
-Hermione, - comenzó- esta es Sarah- Tu novia- mi novia.
Harry, te necesito ahora…
Era
temprano, muy temprano. Ron Weasley aún se encontraba en el
más profundo de los sueños, cuando, un picoteo en la
ventana le hizo despertar. A regañadientes, se levantó
para abrir la ventana y coger la carta que traía atada.
Al cogerla, la lechuza se quedó en el alféizar de la ventana, esperando una recompensa.
-¿Qué?- le preguntó soñoliento el pelirrojo- No voy a darte nada, fuera.
Intentó abrir la carta, pero no pudo. Al parecer, tenía un hechizo. Vale, no es para mí. Maldito Harry, me hace levantarme temprano para coger SU carta, y encima no puedo leerla.
Gritó el nombre de su amigo, sin importarle si seguía durmiendo o no.
-¡Harry!- no contestaba- ¡Potter!- seguía sin contestar. La paciencia de Ronald Weasley tenía un límite…- ¡Harry Potter, mi hermana está en ropa interior, borracha, y dice que quiere meterse en tu cama!- Por supuesto, jamás dejaría que su hermana pequeña se metiese en la cama del degenerado (a los ojos de hermano mayor) de su amigo, pero eso siempre funcionaba.
Escuchó unos pasos rápidos por el pasillo, que se acercaban. Pronto vio la figura de su mejor amigo, con nada puesto, solo con los boxers. La cara de Ron se encendió. ¡Así que venía preparado…! Lo mataría en oto momento, ahora tenía que seguir durmiendo.
-¡Ginny!- se quedó parado al ver a otro pelirrojo que, obviamente, no era Ginny.- Eh… ¿Ginny no estaba aquí...?
-Claro que no está aquí, idiota. Tienes una carta, no he podido leerla, tiene algún hechizo.- Cogió el sobre y se lo entregó- Toma, no tengo ni idea de quien es. Me voy a dormir.
Cuando el pelirrojo se fue a su habitación, se dispuso a leer la carta. A la vez que iba avanzando, se iba sentando.
-Dios mío, Hermione¿qué te está pasando?- dijo en un susurro. Tengo que ir a verla, me necesita.
Se levantó bastante temprano, dispuesto a hacer el desayuno. Hermione se comportaba extraño, le pasaba algo, lo sabía. Pero no tenía ni idea de qué. Ya no estaba tan animada como antes, le faltaba el brillo en sus ojos y siempre lucía un poco triste.
Con Sarah fue bastante amable y atenta, pero no era ella misma.
Le llevaría el desayuno a la cama, sí, eso haría. Seguro que le levantaba el ánimo. Le haría esas tortitas con caramelo que tanto le gustaban, le encantaría.
Abrió la puerta de su habitación despacio. Seguía durmiendo. La observó por unos instantes. Si ella supiese cuanto la quiero…
Hubo un tiempo, en el que Draco sintió algo más que amistad por ella. No podía sacársela de la cabeza, auto convenciéndose que sólo era atracción, que ella nunca sentiría lo mismo.
Qué equivocado estaba…
Dejó la bandeja en el otro extremo de la cama y, lentamente, fue hacia la puerta para marcharse.
-¿Draco?- preguntó ella medio dormida, aún desperezándose y con los ojos cerrados.
-He venido a traerte el desayuno, pero estabas dormida. Ya me voy, sigue durmiendo.- dijo él mirándola desde la puerta.
-No, no te vayas- dijo con ¿desesperación?
-Está bien, te he hecho tortitas con caramelo. Sé que te gustan.
¿Todavía se acordaba?
-Gracias.- sus mejillas se tiñeron de escarlata – ven, siéntate aquí- le dijo mientras palmeaba un sitio a su lado en la cama.
Comieron en silencio, disfrutando de su compañía, sabiendo que se estaban alejando.
-Hermione- comenzó
-¿Si?
-Hermione- repitió- ¿nos estamos alejando?- preguntó temeroso.
Ella pareció meditar la respuesta, mientras él la miraba. Se atrevió en mucho tiempo a mirarle a los ojos, mientras decía…
-Sí
.
Siguieron
comiendo en silencio, mientras un abismo se abría entre los
dos.
¿Qué tal? No se si os habrá gustado, así que... mandadme reviews para comprobarlo!
Los capítulos serán más largos, esto sólo es una introducción a la historia.
Besukiss!
