"¡Hey Arthur! ¿Dónde estás?" preguntó Alfred al entrar a la casa del inglés.

"Dejaste la puerta abierta!" gritó America, temiendo que le hubiera pasado algo a su ex hermano mayor. Entonces comenzó a correr por toda la casa buscando al otro, quien estaba en la cocina sentado con la cabeza apoyada en la mesa sosteniendo una botella vacía de ale.

"Hey Arthur! Ha ha ha! Que haces ahí sentado?"

"Qué quieres estúpido yankee?" exclamó Arthur con una voz que parecía que recién se levantaba.

"Ha ha ha! Venía a molestarte un rato!" respondió Alfred.

"Me molesta el hecho de que existas, yankee. No hace falta que vengas a mi casa."

"Hey! Que malo eres!" Alfred hizo un puchero luego de decir eso. Pero luego se dio cuenta de que algo andaba mal en Arthur: éste se levantó de la mesa bruscamente, revelando que estaba usando su atuendo de pirata y se colocó el sombrero que solía usar; y Alfred presentía que algo malo iba a pasar. Arthur de pirata no significaba nada bueno.

"He…hey, Arthur! Qué te pasa?" El americano retrocedía cada vez mas, a la vez que Arthur avanzaba, hasta que Alfred quedó acorralado contra una pared sin oportunidad de escapar. En ese momento, Arthur lo alzó en brazos como si fueran recién casados y lo llevó a su cuarto para arrojarlo violentamente a la cama y despojarlo de su ropa en un abrir y cerrar de ojos.

"I-Iggy que haces!" chillaba el de ojos celestes, quien poco y nada comprendía lo que le sucedía al ojiverde.

"Ha ha ha! Ahora lo entiendo! Estás borracho!" dedujo América. La verdad era que Inglaterra estaba completamente sobrio, el efecto de la borrachera se le había pasado antes de que Alfred llegara. Pero Arthur lo ignoró y lo siguiente que hizo fue quitarse su propia ropa y tomar a su ex colonia por la cintura para darle la vuelta y que el pecho de Arthur se apoyara en la espalda de Alfred, quien chillaba para liberarse pero al mismo tiempo disfrutaba de los actos del mayor, quien comenzaba a recorrer el cuerpo ajeno con sus manos pecaminosamente, haciendo énfasis en las regiones vitales del menor. Alfred, por su parte, ya no se negaba y se dejaba hacer, tocando el cielo al sentir como Arthur hurgaba y masturbaba sus vitales. Finalmente Arthur logró que Alfred se corriera emitiendo un gemido suave. Luego de eso dirigió dos de sus dedos, que estaban bañados con la semilla de Alfred, a la entrada de éste y los introdujo bruscamente en la entrada del menor, para luego moverlos dentro de el abriendo y cerrando cual si fueran tijeras.

"IGGYY!" chilló Alfred. No quería que el inglés se detuviese, por mucho que le doliera, ya que era una mezcla de dolor y placer indescriptible.

"Desde hace tiempo que he querido hacer esto, Alfred" dijo Arthur al fin para reemplazar sus dedos por su miembro lentamente. Introdujo centímetro por centímetro hasta que su longitud quedó completamente dentro de Alfred

"Iggy…" gimió el americano preparándose para lo que venía. En ese momento el inglés no pudo contenerse y sacó afuera su lado más salvaje, aquél que había tenido comprimido tanto tiempo: tomó a Alfred por sus caderas e hizo que se moviera rápida y bruscamente, con todas sus fuerzas mientras él hacía lo mismo, haciendo que Alfred se sintiera más allá del paraíso.

Y así estuvieron un minuto entero hasta que ambos sintieron que iban a correrse.

"ALFREEED" Gritó Arthur.

"ARTHUR!" Gimió Alfred.

Y ambos se corrieron juntos, como si sus cuerpos estuvieran sincronizados. Y ambos gimieron de placer al mismo tiempo. Arthur se retiró del interior de Alfred y se recostó junto a este, exhausto y sudoroso.

Y sus corazones latían al mismo ritmo, al mismo tiempo. Podían sentirlo. Y ambos pensaron que ese había sido el momento más perfecto que pudieron haber compartido juntos. Los dos se miraron de repente a los ojos.

"I love you…" dijeron entonces ambos a la par.