Prologo
Una bella mujer se acercaba a la cuna de un bebe, un pequeñito que se removía inquieto en su cunita:
- Hola, no puedes dormir pequeñito, quieres que te cuente una historia, una historia de un amor, uno que logró superar todas las pruebas que el destino y Kami quisieron poner. Y como se todo lo que ocurrió? Pues yo estuve en medio de todo eso, aunque la historia no la supe hasta que estuve bastante crecidita quieres que te la cuente? – el bebe parecía escucharle- bueno te la contaré. Por una perla comenzó todo, la perla de las cuatro almas, también conocida como la Shikon no Tama, una sacerdotisa tenía como misión cuidar la perla, pero todos los monstruos querían poseerla, para obtener sus sorprendentes poderes y ella murió por los engaños de uno de ellos, un maldito que hizo todo lo posible por obtenerla, él era conocido como Naraku, un humano que vendió su alma a los demonios con tal de conseguir poder, te lo dije era capaz de cualquier cosa- le habló al bebe- pero la sacerdotisa, Kikyo era su nombre (n/a: PERRA DEL DEMONIO!), se llevó la perla con ella al morir. Pero nuestra historia no acaba acá, la sacerdotisa reencarnó y volvió a esta época, el Sengoku, aunque por un error destrozó la perla en miles de fragmentos que tuvo que ayudar a reunir, fue ahí donde conoció el amor, si, se enamoró de uno de sus compañeros de viajes, un mitad demonio, un hanyou. La batalla fue ardua, luego de luchar por un año completo lograron vencer a Naraku, y reunir toda la perla otra vez. El Sengoku se encontraba en calma y todo parecía augurar que sería así por algún tiempo. El grupo que partió en un principio no se separó, la sacerdotisa reencarnada, el hanyou, un pequeño youkai zorro, la exterminadora y un monje, aunque esta recolección de fragmentos dejó huellas en todos ellos. El monje, Miroku. Pobre monje sobre el cuál pesaba una maldición, un agujero negro en su mano derecha que amenazaba con consumirlo, esta maldición también fue por Naraku, pero eso no era lo importante. Miroku, antes mujeriego y libidinoso, dejó de perseguir a cuanta mujer pasaba por delante para dedicarse a la única mujer que lo aguantó, la exterminadora. Ella era otra integrante del grupo, Sango, perdió a su familia también por este maldito y se unió en busca de venganza, pero termino enamorada del monje, quien le correspondía, estaban juntos, luego que esto terminó. La sacerdotisa que reencarnó, decidió viajar entre épocas, con tal de no separarse de su hanyou, y él decidió quedarse junto a la chica, Inuyasha se llamaba aquel mitad demonio, un Inu youkai de graciosas orejas blancas, en ellos se basa mi historia; pues la sacerdotisa estaba enamorada de ese hanyou aunque él quisiera a la anterior muerta. No puedo decirte con exactitud si en ese momento el hanyou estaba o no enamorado de la joven pero lo que si puedo asegurar era el profundo cariño que ambos, aunque nunca dijeron exactamente que fue lo que sintieron, era demasiado notorio. Pues y como son las cosas del destino, ellos se demostraron lo mucho que se querían, sin palabras, sino que con gestos y caricias, de la manera más pura que existe. Pasaron algunos días y ella tuvo que regresar a su época, pero al volver la noche del cuarto día encontró algo que rompió su corazón- suspiró acomodando al bebe entre las mantas- pequeño Shiro, no te conté que además de haber reencarnado la sacerdotisa Kikyo (n/a: PERRA!) una bruja la revivió en un cuerpo de barro y huesos, por lo que el hanyou estaba dividido entre ambas, y esa noche la muerta había llegado a hacer una visita y cuando la joven los vio simplemente corrió de vuelta a su época, Inuyasha nunca fue por ella y ella nunca quiso volver, para que seguir sufriendo? Decidió quedarse junto a su familia en Japón, al paso de los meses se dio cuenta de que estaba embarazada del hanyou, le dijo a su familia quienes le apoyaron totalmente, pero ella decidió partir de la ciudad, fue a casa de sus primos, vivían en una pequeña ciudad a casi dos horas de Tokio. El bebe nació en Nerima, la ciudad donde vivían los primos de la joven, fue una hermosa bebita de ojos color chocolate, cabello azabache y unas curiosas orejitas blancas que sobresalían en su cabeza. Pero aquí no es donde comienza, la historia comienza al pasar algunos años, 16 años para ser exactos.
