'Diva' pudo conmigo.

El beso.

No pudo resistirlo.

La observó desde arriba, pronunciando aún más la diferencia de altura entre ellos, con aquella mirada estupefacta que tenía sólo cuando sabía que algo estaba mal pero se sentía correcto. La observó allí, perfecta aún con sus ojos vidriosos y rojos por las lágrimas, sólo un cabello fuera de lugar y las mejillas sonrosadas ante la sorpresa.

Ema no dijo absolutamente nada, con su respiración incapaz de recobrar un ritmo normal y sus manos temblando ante sentimientos que Finn no supo poner nombre.

Ella abrió la boca pero antes de que algún sonido saliera de ella, él desapareció por el pasillo, perdiéndose entre la masa de estudiantes.

¿Qué haría ahora? ¡Él era el padrino de la boda, y había besado a la novia! A una mujer mayor, que salía con el hombre que había sido como un padre para él antes de que Burt apareciera en su vida tan radicalmente como lo hizo.

Sus manos se cerraron en puños enfurecidos ante su estupidez, ¿qué le diría al señor Schue? ¿qué le haría cuando se enterara? No quiso ni siquiera pensarlo y corrió.

Corrió sin fijarse hacia dónde iba, con mil millones de pensamientos rondando su cabeza, gritando, susurrando, diciéndole porqué lo que había hecho estaba mal, pero ninguna de esas voces interiores le dijo porqué se había sentido tan bien.

Pensó en golpear algo para descargar su frustración, dejar salir su enojo, un escenario no sería suficiente, ya no. No cuando todo lo que le recordaría serían las clases de Club Glee, el señor Schue… Ema.

Finn intentó tragar ante el nudo en su garganta, fue inútil. Porque lo único que podía hacer era recordar el sabor de los labios ajenos en los suyos, la sorpresa en sus ojos al separarse, el martilleo de ambos corazones al mirarse y pensar si aquello en realidad había pasado.

Siguió corriendo, queriendo escapar del recuerdo que se repetía una y otra vez en su cabeza, sin saber que no podría, porque aquél sentimiento siempre había estado allí.