Capítulo 1: Cambios Que Cambian Vidas

Era una hermosa mañana en el Hogar de Pony, cuando una linda chica rubia de ojos verdes esmeralda salía de la humilde casa en compañía de todos los niños del orfanato, había prometido llevarlos a la Colina de Pony para que pudieran jugar, todos iban muy contentos mientras cantaban una de las canciones que les había enseñado la Srita. Pony, aunque aquella chica no les prestaba mucha atención, ella estaba muy distante pensando nuevamente en las decisiones que tomo en su pasado, ni cuenta se dio cuando llegaron a la cima de la colina, cuando uno de los niños le hablo fue cuando reacciono y le dijo a todos los niños que podían empezar a jugar, mientras que ella empezaba a trepar al Padre Árbol.

Cuando finalmente estaba en lo más alto del árbol se sentó en la rama y empezó a mirar hacia el horizonte, los niños que de vez en cuando veían hacia arriba pensaban que lo que su amiga veía era el paisaje, pero no era así. En la cima del árbol el viento hacia que sus cabellos rubios se alborotaran, mientras que sus ojos se cristalizaban, era un hecho aquellas lágrimas que trataba de retener estaban amenazando por aparecer en cualquier momento. Ese momento había llegado, pues sin darse cuenta unas gruesas lágrimas empezaron a salir de sus bellos ojos, emprendiendo camino por sus mejillas hasta la punta de su barbilla.

-Hay veces en las que me pregunto si tú eres feliz-dijo Candy entre sollozos.

Los sollozos se hacían cada vez más fuertes, mientras apretaba su vestido.

-Porque si soy sincera, yo...yo...-dijo Candy entre sollozos los cuales ya eran más fuertes y muy audibles. -¡Te diría que no!-.

Los niños al escuchar llorar a su amiga, muy preocupados miraron hacia arriba y allí la vieron aferrándose al Padre Árbol mientras que entre sollozos repetía una y otra vez el nombre del amor de su vida.

En un lugar alejado de Illinois, en Nueva York para ser exactos, un joven castaño de ojos azules acababa de salir de lo que parecía ser un teatro, portaba una elegante camisa blanca y unos pantalones color negro, se veía realmente guapo. Al ver la sonrisa burlona que tenia dibujada en su rostro parecía que había hecho una broma o era cómplice de una broma.

-Eres un idiota-grito una voz femenina detrás de él.

Terry al no haber podido escapar de aquella persona, no tuvo otra opción que darse la vuelta y ver a la persona que estaba detrás de él. Al voltear se encontró con una chica pelirroja de ojos azules muy molesta.

-¿Me decías princesita?-pregunto sarcásticamente Terry.

-¡No seas estúpido Grandchester! No me des el avión-dijo molesta la chica.

-De acuerdo Kleiss ¿qué es lo que quieres?-dijo Terry.

-Primero no te refieras a mi de esa forma soy una dama y segundo no has dejado de darme el avión-dijo Karen.

-Estas loca-dijo Terry.

-¡Agh! Es obvio que es muy difícil corregirte Grandchester- dijo Karen.

-Oye-se quejo Terry.

-Pues estoy diciendo la verdad, solo hay dos personas que pueden hacerte entender y son tu madre y Can...-Karen al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir se cubrió rápidamente la boca con las dos manos.

-Aaa...no te preocupes, ya se que ibas a decir-dijo Terry.

-¿Y lo dices así?¿Tan natural?-pregunto Karen.

-No realmente-dijo Terry con un dejo de tristeza.-No es como decir que mi vida es un cuento de hadas-.

-Más bien parece película de terror-dijo Karen.-A excepción de que ya no existe ningún antagonista que los pueda separar-.

-Jajaja tal vez tengas razón-dijo Terry.

-Pero si...ya nada te detiene ¿porqué no vas a buscar a Candy?-dijo Karen.

-Aaa...el detalle aquí Karen, es que, no tiene mucho que falleció Susana e ir a buscar a Candy ocasionaría que hubiera mucho parloteo de las personas y a parte que tal si Candy se da a la idea de que yo nada más buscaba la oportunidad para después ir a buscarla, yo no quiero que mi Pecosa se de esa idea de me-dijo Terry.

-Comprendo-dijo Karen.-Pero entonces ¿cuándo la buscarías?-.

-No lo se Karen-dijo Terry.-Solo el tiempo lo dirá-.

Una semana ya había pasado desde que paso eso, una semana donde Candy se había prometido ya no sentirse triste, debido a que sus amigos Annie, Archie y Albert estaban de visita en el Hogar de Pony y decidió no mostrar su tristeza para no preocuparlos.

Eran las 2:00 pm., cuando Candy se encontraba platicando con sus amigos.

-¿Cómo?-pregunto Candy confundida.

-Lo que escuchaste Candy-dijo Albert.

-¿Quieren qué regresa a la mansión Andry?-pregunto Candy.

-Si gatita-dijo Archie.

-Pero yo...no se-dijo Candy.

-Vamos pequeña anímate-dijo Albert.

-Pero es que...-Candy no sabia que decir.-¿Qué pasa con la Tía Elroy?¿Ella esta de acuerdo?-.

-No te preocupes por eso gatita-dijo Archie.

-¿Cómo quieren que no me preocupe? A ella no le gusta mi presencia en la mansión Andry, fue muy clara la última vez que la vi-dijo Candy.

-Lo que ocurre es que la Tía Abuela esta de acuerdo en que tú regreses a la mansión-dijo por primera vez Annie.

-¿Qué?-pregunto Candy sorprendida.-¿Cómo puede ser eso?-.

-Pues veras Candy-empezó a explicar Albert.-Después de que los Legan se fueron a California a hacerse cargo de las empresas Andry, la Tía Abuela se sentía muy sola o bueno, se sigue sintiendo sola, debido a que pues Neal y Eliza ya no están pues ellos siempre diariamente la iban a ver, pero ya no pues se fueron junto con sus padres a California, y Archie y yo casi no convivimos con ella pues estamos muy ocupados haciéndonos cargo de algunos asuntos de la familia, y por eso queremos que regreses para que le hagas compañía a la Tía Abuela ella se siente muy sola ¿me entiendes Candy?-.

-Si Albert entiendo-dijo Candy.

-¿Y entonces? Que dices-dijo Albert animándola.

Candy se quedo pensando un poco durante un buen rato, no sabia con exactitud que contestar.

-¿Candy?-pregunto Archie.

-¿Eh?-dijo Candy volviendo en si.

-No es necesario que nos lo digas ya, tomate tu tiempo si gustas-dijo Albert.

-No hace falta, he decidido que si-dijo Candy.

-¿Eh?-dijo muy sorprendido Albert.

-Lo que escuchaste, si regresare a la mansión Andry-dijo Candy.

-¿Lo dices en serio?-pregunto Archie.

-Claro que si-dijo Candy sonriendo.

Otra semana ya había pasado desde aquello, ahora Candy se encontraba en Chicago en la mansión Andry, le alegraba mucho estar con sus amigos pero también le entristecía el estar alejada de su querido Hogar de Pony. Pero prometió a todos que muy pronto iría de visita.

Mientras tanto en Nueva York, Terry conducía su auto con dirección a la casa de su madre, la gran actriz Eleonor Baker. Al llegar a la residencia, bajo del auto y se dirigió a la puerta principal, tocando al instante.

-Buenos Tardes joven Terry-dijo una señora de 40 años aproximadamente.

-Buenos Tardes Lucy ¿se encuentra mi madre?-dijo Terry.

-Si-contesto la señora Lucy.

-¿Puedo hablar con ella?-pregunto Terry.

-Oh, claro que si joven pase, tome asiento-dijo la Sra. Lucy indicándole a Terry que se sentara en uno de los sofás.-Permítame un momento, iré a avisarle a la señora que le busca-.

-Muchas gracias-dijo Terry.

La Sra. Lucy rápidamente fue a avisarle a la Sra. Baker que la buscaba su hijo, mientras que Terry algo impaciente esperaba en la sala, pues tenia muchas ganas de saber que es lo que su madre le quería decir.

En la biblioteca de esa misma casa, se encontraba una señora rubia de ojos azules como de unos 40 años leyendo un libro, en ese momento la puerta de está se abrió.

-Sra. Baker-dijo la Sra. Lucy.

-¿Qué ocurre Lucy?-pregunto Eleonor.

-La buscan-dijo la Sra. Lucy.

-¿Quién?-pregunto Eleonor algo extrañada, pues según ella no tenia visitas programadas para ese día.

-Su hijo-dijo la Sra. Lucy.

-Muchas gracias Lucy-dijo Eleonor poniéndose de pie.

-De nada señora, compermiso-dijo la Sra. Lucy y se retiro.

La Sra. Baker se dirigió hacia la sala, ya imaginándose porque Terry la fue a ver.

-Hola madre-dijo Terry.-Buenas Tardes-.

-Buenas tardes hijo-dijo Eleonor tomando asiento.-¿Gustas algo de tomar?-.

-No gracias madre-dijo Terry.-Iré directamente al grano, de lo que vine a preguntarte-.

-Okey hijo, te escucho-dijo Eleonor.

-Madre ¿qué hacías en el teatro hoy en la mañana?-pregunto Terry.

-Aaa...pues fui a hablar con Robert-dijo Eleonor.

-¿Puedo saber sobre qué?-pregunto Terry.

-¿Eh? Pues lo que sucede es que me pidió que fuera, para que lo pudiera ayudar-dijo Eleonor.

-¿Ayudar?-pregunto Terry sin comprender.

-Si Terry, lo que pasa es que Robert me pidió que participara en la obra que esta próxima a estrenarse-dijo Eleonor.

-¿Tú hablas de?-pregunto sorprendido Terry.

-Sí hijo, Blanca Nieves-dijo Eleonor sonriendo.-Robert me había hablado antes de querer presentarla en el teatro y yo le dije que era buena idea, aunque nunca creí que si la iba a poner en escena-.

-Waw eso significa que actuaremos juntos-dijo Terry.

-Si y te felicito por obtener el papel del Príncipe Azul-dijo Eleonor.

-Gracias madre-dijo Terry.

-No tienes nada que agradecer hijo-dijo Eleonor.-Es una nueva oportunidad para demostrar tu talento, aaa...que lindo, primero Romeo y ahora el Príncipe Azul-.

-Jajajaja no exageres tanto madre-dijo Terry.-Oye ¿y sabes dónde va a ser el estreno? Es que de lo que he escuchado de otros actores es que el estreno no será aquí en Nueva York y pues Robert no nos ha dicho nada-.

En ese momento Eleonor dejo de sonreír y empezó a ponerse nerviosa, Terry algo extrañado miro a su madre, preguntándose que dijo que puso a su madre tan nerviosa.

-Tierra llamando a Eleonor, tierra llamando a Eleonor, madre ¿me escuchas?-dijo Terry.-¿Dónde será el estreno?-.

-¿Eh? Yo...yo no se-dijo Eleonor.

-Madre-dijo Terry.

-Te...te lo digo en serio, no lo se-dijo Eleonor.

-Pues sabes una cosa, no te creo nada-dijo Terry.-Así que dime la verdad-.

-Aaa...okey me rindo-dijo Eleonor.-Eres muy insistente-.

-Okey te escucho-dijo Terry.

-Es que yo no quiero verte triste, hijo-dijo Eleonor.

-No te preocupes madre, anda dime-dijo Terry.-Te prometo que no me desanimare-.

-De acuerdo-dijo Eleonor.-El estreno será...será en...la ciudad de Chicago-.

Esa noticia le cayo como balde de agua fría a Terry, quien se quedo cayado y muy pensativo.

-Terry, hijo ¿estas bien?-dijo Eleonor preocupada.

-Si madre-dijo Terry poniéndose de pie.-Bueno me voy, nos vemos-.

-De acuerdo hijo-dijo Eleonor.-Adiós-.

Terry se dirigió a su auto y rápidamente lo encendió, iniciando así la marcha, mientras trataba de asimilar lo que su madre le dijo.

"Chicago, Chicago, Chicago" pensó una y otra vez Terry.

Un ruido lo saco de sus pensamientos y al darse cuenta de lo que pasaba, trato de frenar, pero extrañamente el freno no funcionaba.

Continuará...