Hello! Me di cuenta de que no soy muy formal con las presentaciones de los fics y la verdad no me gusta mucho eso del "Disclaimer: esto no me pertenece, no lo hago con fines de lucro y bla bla bla" pues es obvio que yo no tendría semejante capacidad como para inventar al ser maravilloso que es Harry Potter ni a su helado (y en mi opinión sensual) profesor Severus Snape. Pero lo que sí puedo hacer es agregarle al muchachito una atrevida conducta sexual y a su profesor una antigua relación de amantes con el padre del niño y... en fin, el fic de aquí abajo es lo que sale nn
Dedicado a los que, como yo, no se conforman con un solo fic de Sev y Harry y buscan precuelas, secuelas, y secuelas de las secuelas.
A todos los asiduos lectores de "Manjar Prohibido": los amo y espero que les guste la precuela )
Para los nuevos... disfrútenlo!!
Atte: Draconiger
¸,ø¤º°×÷·.·´¯·)»¿Puedo ser tu niño travieso? «(·´¯·.·÷×°º¤ø,¸
..::Precuela de Manjar Prohibido::..
Capítulo I
"Cómo provocar a Severus Snape"
-…creo... creo que soy... gay, señor- el trago de té que pretendía pasar por mi garganta sale despedido inconscientemente regando las piedras grises y él, al instante, da un paso atrás.
-¿...q-qué?- solo brota de mis labios entre un continuo ataque de tos por la mera picazón de las recientes palabras.
-... lo siento- susurra.
-...entonces...- trato de respirar de vuelta, pretendiendo que mi garganta se calme mientras mi cabeza intenta hacer lo mismo -... entonces es por eso que quieres renunciar a aprender Oclumancia?
-No... no en realidad, yo... se que no es posible, señor... - sus manos se frotan mostrando su nerviosismo -... pero... solo quería advertirle... usted lo hubiese notado después de todo, pero creí que sería mejor si se lo contaba...
-Muy agradable de tu parte, Potter... - las rugosas palabras de mi garganta y la sonrisa cínica no parecen salir exactamente como lo hago siempre.
Respira hondo, Severus... No es cosa de todos los días que un alumno te diga que es homosexual. En tu propia oficina. Durante una clase privada. Y menos que ese alumno sea Harry Potter. Hijo de James Potter...
-... claro que podemos seguir, pero deberá abstenerse a...
-¿...a verlo en situaciones eróticas con sus compañeros de clase? Permítame defraudarlo, Potter, pero estoy muy lejos de que me afecte de cualquier modo tales majaderías adolescentes- ésta vez la sonrisa cínica sí salió correctamente. Gracias a Dios demostrando lo contrario de lo que siento en este preciso momento.
-...no... - jadea él, sacándome de mis pensamientos -... verme en situaciones eróticas... eh... bueno, con... - su pecho se ensancha en una amplia inspiración y finalmente suelta -... con usted...
La taza de té hace un ruido seco sobre la mesa al ser apoyada casi con violencia, mientras mis ojos helados se clavan en él. Mi cabeza intenta mandar una señal coherente a mi garganta, pero solo una cosa sale con la rapidez que amerita la situación.
-Sal de mi oficina, Potter. Ahora.
Él suelta una exhalación y asiente con la cabeza dando media vuelta. Sin observarlo escucho el sonido de la aldaba.
-Lo siento... señor...
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Frases irónicas que podrían erizar los pelos de la nuca o frases tan directas que hacen erizar otra parte del cuerpo... mierda, me hacen pensar que padre e hijo tienen la misma enigmática y maldita habilidad: la de seducir hasta conseguir lo que desean.
Me acuesto en la cama e intento darle un descanso a mi turbada mente. A partir de que Potter me declaró su inclinación sexual y hasta se atrevió a remarcar continuamente que yo era su fuente de... deseo, digámoslo así, no pude dejar de toparme con imágenes eróticas desde el momento en que pronunciaba la maldita palabra "Legremens".
O el muchacho está pensando mucho -muchísimo- en eso últimamente, o no pone un poco de empeño en hacer que yo no lo vea. O ambas cosas.
Y eso hace que no solo me enerve pasar mis horas con el pervertido joven, sino hasta el hecho de que tengamos Oclumancia luego de sus clases. Porque lo peor... lo peor es que sabe pronunciar las palabras exactas para dejarme pensando en esas imágenes durante el resto de la maldita noche.
Han pasado tres semanas de aquello.
Tres semanas de soportarlo persiguiéndome con frases y miradas y gestos y hasta caricias –en su cuerpo, gracias al cielo, no en el mío- está haciendo que no pueda conciliar el sueño por las noches. No por lo menos hasta que descargue la tensión de una estúpida y adolescente forma.
-... miérda... ah!... P-Potter...
Y no puedo discernir a cuál de ellos dos estoy imaginando...
Y es que por tres malditas semanas tuve que ver sus labios besándome suavemente, mi cuerpo jodiendo el suyo en un ritmo lento y mortal, su lengua realizando dibujos sobre mi ombligo, sus manos desnudándome, acariciándome, su boca rodeando mi erección, recorriéndola y succionándola de una forma tan terriblemente placentera que... ¡dios!
Ahora me es imposible mirarlo a la cara sin imaginar cuan hermoso y caliente se vería en mi cama...
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-... demonios... - un jadeo escapa en mi garganta y puedo sentir mi corazón latiendo con celeridad. Vuelvo la vista a él. Mis ojos están en llamas. Él se ve desorientado por el reciente corte de la comunicación -... ¡Potter, te dije que no me interesa ver eso!- prorrumpo con los dientes apretados.
-...pero no puedo contenerme, señor- una sonrisa austera se enmarca en su rostro de niño inocente -Si me siento atraído por usted no puedo dejar de pensar esas cosas.
-No me importa que pienses eso, simplemente no quiero verlo, Potter. ¡Utiliza eso para la Oclumancia!- bramo desplomándome en mi sillón, tomando mi frente con una mano. Mierda, este muchacho me agota...
-No puedo porque no me importa lo que usted quiere ver, sino lo que yo quiero que vea.
-Escucha, Potter: no me interesa si te atraigo o dejo de atraer, solo me interesa la Oclumancia.
-Y a mi solo me interesa usted- contraataca con calma. Mis piernas se aflojan, gracias al cielo estoy sentado -Y si lo hago, no hay modo de que evite pensar esas cosas mientras estoy en la cama... o en sus clases... - sus labios están algo separados y escucho débilmente su respiración -... así que si quiere aplicarme la Legremancia, tendrá que verlas...
-No me interesa verlas, Potter- apenas sale de mi garganta.
Él baja la mirada y puedo ver que, aunque no lo pretenda, una sonrisa mucho más sagaz se escabulle entre sus labios.
-Últimamente usted cortó la comunicación antes que yo, profesor, y eso significa que de algún modo estoy sabiendo defenderme ente la intromisión, que es el objetivo de todo esto, ¿no?...- alza una ceja con perspicacia, lo que me hace tensar los puños -... pero igual me extraña lo que hace, pues... - escucho sus pasos acercarse a mí y hasta lo veo hacerlo, pero mi cuerpo no responde -... usted dijo que no le afecta de ningún modo ver esas cosas... - apuntala ambas manos en los apoyabrazos. Su rostro está realmente cerca del mío -... ¿acaso tiene miedo de que esas escenas le causen alguna... - baja la vista por unos segundos hasta mi bajo vientre y luego la vuelve a mis ojos -...'reacción'?-
-No quiero verlas y quiero que ocupes eso para la Oclumancia- vuelvo a decir conteniendo el aire. Maldito muchacho, sal de allí...
-Lo estoy haciendo- sonríe.
Como si hubiese leído mi mente, el insolente jovencito da un paso hacia atrás, mirándome como si me estuviese diciendo '¡Ja! ¡Te gané!'. Entonces se voltea y vuelve a su posición original.
-Bien, Potter... - trato de reaccionar separando mi espalda del respaldo para ponerme de pie. Camino hasta detenerme frente a él -Entonces... Legl--
-Todavía hay cosas que no vio... - no sé por qué, pero esas estúpidas palabras hacen detener al aire que sale de mi garganta, impidiéndome hacer el hechizo. Me enderezo y vuelvo a alzar la varita. Junto aire para pronunciarlo y -... puede elegir verlas en mi mente o en la realidad...
Mi cuerpo se congela. Mi mano, que había estado a punto de atacar, desciende suavemente hasta un lado de mis caderas. Siento mi frente doler por la contracción muscular. Mis labios se tensan en una fina línea.
-Pon tu cabeza en la Oclumancia, Potter.- ordeno yo.
-Ponga su cabeza en la Legremancia, señor- sonríe él.
Mis ojos quedan clavados en los suyos por unos segundos. Entonces doy media vuelta, caminando a mi escritorio. No lo soporto... -Vete, Potter- ordeno sentándome.
-¿Cómo?
-Que desaparezcas de mi vista, Potter. Ahora.
-¿Me echará de su oficina cada vez que no sepa como actuar ante una situación?- pregunta marchando hacia mí.
-Diez puntos menos para Gryffindor por tu insolencia, te los hubiese descontado hace cinco segundos. Vete de aquí- le señalo.
-¿Acaso tiene miedo de un jovencito de quince años?- exclama apoyando en un golpe ambas palmas sobre en escritorio.
-¡Veinte puntos menos, Potter, y si sigues serán cincuenta!- exclamo golpeando la madera.
-¡QUE SEAN CIEN SI A CAMBIO PUEDO ESTAR EN SU CAMA!
No solo mi respiración se corta en el aire. La de él también. Se nota que estuvo pensando eso pero que no pretendía que saliese de su garganta. Desde mi silla puedo escuchar los bombeos de su corazón. Sus labios separados. Sus ojos fijos en los míos. Los míos en los suyos. Quiero decir algo... y entonces él cubre las esmeraldas con sus párpados, y suelta en una exhalación resignada todo el oxígeno contenido.
-Lo siento... - susurra negando con la cabeza, dando media vuelta, tomando su mochila, caminando hacia la puerta.
-Potter... - lo llamo. No sé por qué demonios se me ocurrió llamarlo. ¡Sí! ¡Que se vaya y no regrese! Que saque sus pensamientos eróticos de mi retina porque no podré sobrevivir una sesión más sin tomarlo y...
Su vista se vuelve a mí, clavando esas esmeraldas en mis fríos ojos -Lo siento... no quise decirlo...
-Sí quisiste- asiento clara y pausadamente. Él desvía la vista a un costado y luego la vuelve.
-... bien... en realidad sí... es que estoy cansado, hace tres semanas que intento hacerle entender que...
-Siéntate un segundo, Potter... - interrumpo, sintiendo como mis propios vocablos raspan mi garganta por no salir despedidos. Debo estar en calma. Debo pensar y elegir las palabras justas. Debo estar consciente de que él sigue siendo Harry por más parecido a James que tenga.
Soltando un suspiro, él deja caer la mochila al piso y camina hacia mí.
-Es que... yo solo... - su voz es grave, como la de un muchacho maduro. Pero en su rostro se plasma una maldita inocencia que adoraría quitarle.
-Tengo veinte años más que tú. Soy tan grande como para ser tu propio padre. Tú ni siquiera estás en edad legal para tomar decisiones de éste tipo. Tienes quince años. Yo soy tu profesor. Tú eres mi alumno. Tengo prohibido tocarte. Si lo hiciese perdería mi trabajo y mi dignidad. Y si quieres puedo pasarme la noche entera dándote razones de por qué tienes que quitarte eso de la cabeza.
Él me mira a los ojos, sin respirar. Entonces sus párpados se cierran un poco, observándome con perspicacia.
-¿Y si no estuviese prohibido, si no perdiese con ello el trabajo... lo haría?
-Quítate eso de la cabeza.
-No puedo y no quiero.
-Potter... - suelto en un bufido -... ¿sabes? Si en verdad te lo propones puedes dejar por un segundo de ser un maldito muchachito obstinado.
Él apoya las manos en el escritorio -Gracias... por lo menos si hiciese otra cosa conmigo mientras me insulta me quedaría, pero no si solo va a denigrarme...
-Solo te digo lo que debes hacer por tu bien... - con el ceño fruncido él se termina de enderezar de golpe y bordea el escritorio, quedando frente a mí, colocando ambas manos en los apoyabrazos de la silla del mismo modo que había hecho minutos antes.
Del mismo modo que solía hacerlo James...
-Por qué... por una vez no me deja decidir a mi lo se debe hacer... - susurra cerca de mis labios.
-Porque lo que se DEBE no es siempre lo que se QUIERE- trato de formar con la mayor de las firmezas.
-Entonces usted quiere... pero sabe que no debe... ¿mh?- se muerde el labio inferior, mirándome a los ojos. ¡Las palabras no salen de mi garganta otra maldita vez! Todo fue siempre demasiado fácil de evitar teniéndolo lejos, pero ahora, a milímetros de él, cerca de la medianoche, solos en mi despacho, con su labio entre sus dientes, mirándome con un misterioso dejo de lujuria en sus ojos verdes... tengo que concentrarme. Y mucho.
Él se acerca un poco más, sacándome de mis pensamientos. Puedo sentir su respiración en mis labios; la mia por poco detenerse. -¿Sabe? No debería ser tan cruel... no lo estoy lastimando... ni agrediendo... solo quiero besarlo... profesor... - la última palabra roza mis labios con los suyos y siento mi cuerpo tensarse. Mierda. Tiro mi rostro unos milímetros hacia atrás, pero él vuelve a acercarse -... será solo un beso... lo prometo... - sus ojos viajan de los míos a mi boca y vuelven. Sus mejillas están rojas y su cálida respiración produce una incómoda picazón en mis labios. Mierda. -... solo... uno... - su voz sale en un gemido y siento una húmeda suavidad acariciar mis belfos, la punta de su lengua delinearlos y finalmente separarse, probándome. Mierda. Mierda. Mierda.
-Vete, Potter...
-Por favor... - gime él besando mi mejilla, el ángulo de mi mandíbula. Severus Snape por que mierda no lo quitas de allí?!
-P-Potter... sal...
-Prometo… prometo que nadie sabrá de esto, señor…soy suficientemente grande como para guardar secretos... - susurra en mi oído, besando y lamiendo la poción de piel debajo de mi oreja. Corroboro al instante que mi túnica tape debidamente mis caderas. Los bombeos acelerados de mi corazón hacen que me falte el aire, e intente inhalar cada vez más profundo. Y entonces coloco una mano en su pecho, tratando de alejarlo de mí -... solo un beso... por favor...
-Potter... suficiente... - ordeno suavemente empujándolo hacia atrás, mientras oigo un débil "Por favor..." que vuelve a escapar de su garganta.-Ya te dije el por qué- aclaro en cuanto él se endereza. Veo sus párpados caídos, sus labios húmedos y separados, su pecho subir y bajar marcando su respiración y descendiendo, su delgado abdomen debajo de la camisa, y mas abajo... mierda, no pudo haberse... Claro que pudo haberse excitado si pasó lo mismo conmigo. Maldición, tómalo con calma, Severus...
Mirándome seriamente, quedando en su rostro un gesto extraño, mezcla de excitación y frustración, junta aire en sus pulmones y lleva sus manos a la corbata.
-Potter, vete...
-Solo un beso... ¿acaso le cuesta tanto?- pregunta con firmeza, terminando de aflojarla, desatando al instante su camisa. Es un maldito crío al que no le gusta que le digan que no. De tal palo tal astilla...
-Potter... - de mi garganta quiere salir el "vete" pero mi cuerpo no lo deja en cuanto él descubre su pecho, sus pálidos brazos, los sonrosados y pequeños pezones, la piel haciendo ondas demarcadas por las costillas, los músculos de su abdomen apenas evidentes, su ombligo deseando ser decorrido por mi lengua y debajo de él... esa maldita... asquerosa... mente... excitante línea de vellos suaves y oscuros... que descienden... y... dios, y lleva las manos a su cinturón -... ¡vete!- me sale por fin.
-Imagine que es Legremancia... - sonríe desatándolo, caminando hacia mí -... yo... desnudo... saboreando cada milímetro de su... cuerpo... - me enderezo en la silla al instante al sentir su mirada clavarse en mi entrepierna, y la presión sobre mi miembro hace arder mis mejillas conteniendo un gemido.
-¡Aléjate de mí!- bramo al instante, y él, aun sonriente, detiene sus pasos.
-Bien... no voy a hacer nada que usted no me permita hacer... - susurra dando unos pasos hacia atrás, tratando de calmarme. Cosa que sabe que es imposible. Mi cabeza está en terrible estado de confusión. Una brava batalla entre la razón, el cuerpo y algo muy vago del corazón.
Su cuerpo se desploma en el sillón... mi sillón... haciendo un ruido seco que me saca de mis pensamientos. -Tengo una idea, - pronuncia con una sonrisa sensual en sus labios -... será como en Legremancia, señor... solo tiene que... - su mano acaricia en descenso su abdomen, escabulléndose bajo sus pantalones. -...mirar... - Observa mis ojos, apoderando su labio inferior entre los dientes. Mi respiración se frena en mi garganta haciendo todo lo posible por evitar soltar un jadeo, viéndolo acariciar su entrepierna suavemente.
Recuesta la cabeza en el respaldo, tirándola un poco hacia atrás, lo que me permite ver su sonrosada lengua acariciando su labio superior. Mierda, la tensión bajo mis pantalones es terrible. Y no puedo hacer nada. Y él es tal como James. Tan sensual. Tan arrogante. Y no puedo hacer nada. Si tan solo pudiese olvidar dos segundos mi moral... dios... Pero no. Es mi alumno. Soy veinte años mayor que él. Y él no es James Potter.
-... nh!... genial... - presiono mis labios y mis mejillas vuelven a arder ante su voz, y veo como su miembro, erecto, húmedo, suave, apresado entre sus dedos, se encuentra liberado, al tiempo que él termina de patear el pantalón para dejar sus piernas desnudas, tan solo con aquellas medias con el ribete de Gryffindor...
-P-Potter... - Mierda! Quise ordenarlo y salió como el maldito gemido que traté de contener durante todo este tiempo. Aterrorizado, tomo mi varita y señalando la puerta, sin quitar los ojos de él, susurro- Fermaportus.
-¿...quiere hacerlo... señor?- jadea él, moviendo suavemente su mano a través de su extensión -... juntos... - finas gotas de presemen brotando de aquella cabeza enrojecida-... usted no tocará a su alumno... ni yo a mi profesor... - esa arrogante y tierna sonrisa que hace veinte años me tentó se escabulle entre sus labios -... solo mirar... no es pecar, señor... - mi mano acaricia mi muslo y mi mente trata de controlarla pero mis ojos van desde su erección a los suyos y su boca y no...
-... vamos... - al escuchar su pedido apenas me percato que mis manos acabaron de desatar mi cinturón. Entonces me detengo, ubicando esa misma mano sobre el escritorio, ordenándome no moverla de allí. Y quiero detenerlo a él también pero su mano acaricia su pecho y pellizca sus pezones y la otra su miembro y sus dientes aprisionan su labio inferior y él gime mi nombre y...
-... si no quiere... solo... por favor... no separe sus ojos de mí... - jadea moviendo aquella mano algo más rápido, solo un poco, notándose en las contracciones de su rostro cada presión, y sus ojos, brillantes y ardientes esmeraldas, clavados en mi. Demonios, que será lo que pasa por su cabeza. Humedezco mis labios que ya empezaron a secarse por la posición semiabierta de mi boca. Él acelera aun más. Sus caderas se mueven suavemente hacia arriba y abajo. Y sus esmeraldas solo pierden el contacto con mi rostro en cuanto cierra los ojos soltando un gemido.
Mi mano, sobre el escritorio, se aprieta en un puño en cuanto él sube ambos pies al sillón, ubicando sus piernas abiertas, dejándome una exquisita visión de su abdomen contraído, la mano masturbando su húmedo y enrojecido miembro cada vez más fuerte, los líquidos preseminales deslizándose entre sus dedos, sus testículos contraídos y debajo de ellos, una línea que desciende y que me tienta ocultando un exquisito tesoro que por un segundo tengo ganas de hacer mío.
Pero no debo... no debo...
No me doy cuenta que ya no estoy respirando y que contengo el aire tal y como él.
-...dios!... ah!... señor... - sus mejillas arden, sus labios están de un color carmín brillante. Y entonces trato de dominar mi rostro lo más inmutable posible al ver como cada músculo de su cuerpo se tensa, su piel se vuelve sonrosada y un grito ahogado en su garganta sale al fin, al mismo tiempo en que da con su mano unos últimos y exquisitos bombeos, y pálidas gotas blancas brotan de aquella cabeza rojo ardiente, manchandolo.
Lamentablemente mi miembro no puede ser controlado con mi cabeza.
-...mierda... - jadea aflojando su cuerpo-... eso fue... genial...- bajando los pies al suelo, cerrando los ojos, respirando con la boca aun abierta. Su pecho sube y baja cada vez más lento, normalizando su respiración, haciendo que las blancas gotas se resbalen por su abdomen.
-Cuida el vocabulario, Potter... - ordeno sintiendo como todo el aire volvió a mi cuerpo. O, bueno, por lo menos una parte. Cojo mi varita y apuntándolo, simulando el mayor de los desdenes, le aplico un hechizo de limpieza. Él suelta un suave ronroneo -¿Satisfecho? Vístete y vete de aquí en este instante.
...antes de que vaya hasta ese sillón y te devore vivo...
Él abre lánguidamente los ojos y se pone de pie. Lentamente, sin hacerme el mínimo caso, se acerca a mi cuerpo y me toma de los hombros, encogiéndose hacia mí. Acercando una vez más sus labios a los míos.
-...gracias... señor... - quiero decirle 'Tú, maldito muchacho impertinente, vete de aquí antes de que te asesine...' pero la única palabra que sale de mi boca es un grave -... joder... - cuando su húmeda lengua realiza una dulce línea sobre mis labios.
-Sí... por favor... quiero que me joda... - Suelto un gemido suave, tratando de asesinar a mi estúpido cuerpo por ser tan vulnerable, en cuanto mi lengua acaricia la suya. Él gime, tomando mi rostro con sus jóvenes manos, y aquel sonrosado músculo acaricia mi labio superior antes de entrar en mi boca. Sólo un beso. Y nada más. Solo un maldito, suave, dulce, húmedo y caliente beso... y nos detendremos.
Debemos detenernos.
-...juro que nadie sabrá de esto, señor... - lo oigo susurrar, ubicando una pierna a cada lado de las mías, jugando con sus labios contra los míos...
-Dudo que la conozcas... - mascullo empujándolo suavemente unos milímetros, hasta romper la conexión de aquel exquisito beso-... pero existe una línea, Potter... llamada moral...
-Déjeme romperla... - jadea él volviendo a mis labios, rozando suavemente su lengua contra la mía.
Quiero detenerlo. Debo detenerlo. Esto no debería estar pasando. Pero mi cuerpo no reacciona correctamente, y cuando mi cabeza manda una señal impregnada en moral, lo único que hacen mis músculos es transformarla en sutiles y placenteros movimientos impúdicos.
-... por favor... déjeme sentirlo, profesor... - gime subiendo a horcajadas sobre mis piernas, besándome con ansias, atacando con magistrales lamidas y succiones y mordidas mi labio inferior -... ¡oh, dios!...- yo quise haber exclamado lo mismo al sentir la porción inferior de sus nalgas acomodarse prácticamente sobre mi miembro -... está... excitado... - jadea recorriendo el ángulo de mi mandíbula, acariciando mi pecho.
-Potter, esto no está bien... - Mierda, dije lo mismo hace veinte años!
-Si nadie conoce el pecado no habrá nadie que lo condene... - explica él besando mi cuello, deslizando suavemente mi túnica por mis hombros. -... yo no pienso hablar... ¿usted sí?- pregunta volviendo a mi boca, desatando mi camisa -... ¿dirá a Dumbledore que se excitó viendo como su niño dorado se masturbaba frente a usted...?- su mano derecha se escurre por debajo de la tela, acariciando mi abdomen -... ¿le contará acerca de los pensamientos que tiene acerca de mí...?- sus dientes aprisionan suavemente mi labio inferior y me mira entonces a los ojos -...¿le dirá lo que hace por las noches luego de aplicarme la Legremancia?... ¿como se masturba imaginándome en su cama... penetrándome...?- su lengua acaricia mi labio superior al instante en que una de sus manos presiona mi miembro, haciéndome soltar un jadeo.
-Yo... jamás practico esa clase de boberías...
-¡Wow!- exclama él acercando su pecho contra él mío, su vientre contra el mío, presionando nuestras erecciones. Sí, las de ambos. Me impresiona notar como los jovencitos se excitan tan rápido. -¿Y como lo calma luego de ver tales imágenes, ah?- sus labios vuelven a los míos pero apenas los rozan -Mi imaginación es mucho más pervertida de lo que acabamos de hacer y usted ya tiene una... exquisita... erección... - aprieto mis párpados sintiendo como entre cada frase sus caderas se frotan contra las mías - ...que esta a punto de... explotar...- mirándome a los ojos, desciende dos de sus dedos por mi abdomen -... y la verdad, señor... - sus labios viajan hasta mi oído y su lengua acaricia suavemente el lóbulo de mi oreja, mientras aquellos dedos se meten dentro de mi pantalón, acariciando la cabeza de mi erección -... muero por que explote en mi boca...
-P-Potter...
-¿Si... profesor...?- jadea él dejando a mi miembro en paz, acariciando mi pecho descubierto, bajando con sus labios por mi cuello. -...quiere que 'Potter'...- pronunció su propio apellido con el mismo tono de asco con el que yo lo hago -... rodee con sus labios esa enrojecida cabeza... acaricie con la lengua su extensión... succione hasta hacerlo venir en su boca y...- sus ojos se clavan en los míos -...pueda seguir diciéndole 'Potter' como siempre lo hizo ¿no?- muevo los labios como para darle la peor de las respuestas, pero una sonrisa resignada se dibuja en los suyos mientras coloca su dedo índice sobre los míos -... no intente reprenderme. Me gusta que me llame Potter. Me gusta decirle señor... me hace sentir como su vasallo... su presa... y me encanta eso... me gusta tal y como es, profesor...- sin que pudiese siquiera pensar su dedo desciende por mi barbilla y sus labios vuelven a los míos, los besan, acarician, juegan admirablemente con ellos...
Siento como todo el odio que debería tener hacia el niño se calma misteriosamente, mientras saboreo esa dulce calidez, las ansias del muchachito sentado sobre mis piernas.
Solo un muchachito...
Pero es tan... dulce... tan suave y... dominante a la vez...
Tiene algo a James... y algo de Harry...
-¿...me deja ser su niño travieso, profesor?- susurra terminando de deslizar la tela de mis hombros, bajándola por mis brazos, dejándome el torso desnudo, mientras su cálida y húmeda lengua delinea el recorrido de mi clavícula. Sin soportarlo, busco con ansias aquel exquisito músculo, besándolo una vez más, uniéndome a él. Lo tomo de las caderas y él jadea contra mis labios, apoyando ambas manos en mi pecho, rozando con los helados dedos mis pezones. Acaricio con los pulgares los huesos de ellas, acercándolo más a mí. Él gime en mi boca, y aprisiona entre sus dientes mi labio inferior antes de volver a introducir su lengua y rozar la mía.
Me gusta sentirlo con tantas ansias. Me gusta sentir su cuerpo desnudo, cálido y suave. Me gusta sentirlo sobre mí. No entiendo qué estoy haciendo, ni por qué... él es mi alumno... es Harry Potter...
Pero el exquisito y embriagante sabor del sexo vuelve a mí luego de tantos años, de la mano del hijo de quien fue mi amante, replica perfecta de su cuerpo y su arrogancia, con un dejo de dulzura oculta tras aquellas esmeraldas... y no puedo resistirme a eso... aunque la maldita línea de la moral me lo imponga...
-¿Estás seguro... de lo que ofreces... Potter?- mi cerebro maldice a aquella parte de mi ser que ordenó que esas palabras dejaran mi garganta.
-Soy... suficientemente... grande... - jadea él prácticamente inconsciente, sin detener los juegos en los que mi boca es el único blanco.
-¿Eres virgen?- susurro tratando de calmar sus embestidas, tomándolo del rostro con una mano para empujarlo suavemente hacia atrás. Él me observa, con aquellas esmeraldas brillantes y semicubiertas por los párpados, casi ocultas por las pestañas.
-Pero estoy listo... - afirma tratando de normalizar su voz. Cierro los ojos tirando mi cabeza hacia atrás, intentando aclarar mi maldita mente. Con un "no" de respuesta hubiese estado asquerosamente feliz...
Entonces siento un beso a un lado de mi mentón, en la base de mi mandíbula, y luego su cálido rostro apoyarse en mi hombro desnudo -... por favor... no lo detenga... no justo ahora... - susurra suavemente, colocando una mano sobre mi pecho -... esperé demasiado por esto...
Intento pensar por un segundo, pero mi cabeza se pierde en ese mar de ideologías, ordenes, represiones y deseos, sintiendo sus fríos dedos presionar incitantemente mi pezón derecho, jugar con él, y la suave y delgada piel de su erección rozar la base de mi abdomen desnudo... así que cierro mis ojos soltando un suspiro de resignación y, sin deliberarlo, las manos que tenía apoyadas en sus caderas descienden lentamente, acariciando sus muslos, subiendo luego por sus costados, sintiendo finalmente la suavidad de sus nalgas desnudas. En respuesta él mueve mansamente sus caderas sobre mi erección, y su húmeda legua recorre mojando la piel de mi cuello, incitándome.
Ahogando un gemido, en un estado de absoluto irraciocinio, volteo solo un poco mi cabeza, haciendo que mi mejilla acaricie la de él hasta dejar mis labios a una escasa distancia de su oído.
-Vamos a mi habitación, Potter...
