Corona de flores

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El chico de la colina

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Poppy despertaba con alegría todos los días, sus noches eran dulces y sus mañanas aderezadas con uno de sus más viejos recuerdos. Tendría ella tres años quizás, no lo sabía, era una fiesta de temática medieval y por algún motivo un adorable niño de cabellos violetas la había acompañado en todo el evento, le regalo una corona de flores, la tomo de la mano sin soltarla un solo minuto y cuando llego la hora de partir se despidió diciendo:

-"Recuerda princesa Poppy, siempre debes de ayudar a los demás". –

Fue tan buena la impresión que causo en ella que desde entonces se volvió su lema, a partir de los tres años no había parado de ayudar a cuanta persona le pasara por enfrente. Ya con 20 y llegando a la mitad de una carrera universitaria, la chica sabía bien lo que quería e iba por todo con la más positiva, alegre y entusiasta actitud de todas.

Poppy era hija de Pepe, el alcalde de Villa troll, un pueblo rodeado de bosques y bellas montañas, la gente que vivía ahí era bastante peculiar, pues todos poseían un color de cabello distintos, desde tonos rosa pastel, hasta verdes fosforescentes, y no necesitaban ningún tinte, aquello era natural; sin contar que otras de sus virtudes eran cantar, bailar y mantenerse siempre alegres. Como era tradición del condado, ella sería la próxima alcaldesa de la región. No había habitante en toda Villa troll que no conociera a la maravillosa, encantadora y amable Poppy, no había quien no la amara.

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Cada año se celebraba una competencia con la ciudad vecina, Pueblo berteno, sus habitantes eran muy diferentes a las personas que vivían en Villa troll, tenían un tono extraño en la piel, casi gris; sus cabellos eran marrones, plomizos, blancos, algunos tenían un tono verde, morado o rosa, pero siempre descoloridos, como si el sol los hubiera quemado. Su ciudad se encontraba en una meseta, rodeado de campos abiertos que casi siempre estaban con un color paja- seco, no tenían cerca ningún rio o lago, no había nada que alegrara el lugar, solo piso plano y un cielo gris con chubascos acallados.

Tres meses antes del evento anual se iniciaba con una serie de fiestas, una por cada semana con la temática de los retos, en aquellas festividades se escogían a los que participarían en el nombre del pueblo y comenzaban los entrenamientos a la vista de todos. El pueblo entero estaba invitado, no había alma que no asistiera, o quizás sí, un joven en específico. Ese era Ramón, de cabellos marrones, casi grises, o tal vez negros, todo dependía con que luz fuera visto, mantenía una expresión de enojo en su rostro, siempre enfadado, taciturno, hosco, cuando hablaba, y ese era ya un milagro, solo salían palabras estridentes, cortantes y groseras, el sarcasmo parecía su lengua natal, la gente del pueblo nunca sabía si bromeaba o hablaba en serio. No es que la llevara en contra de alguien en específico, Ramón era así con todos; aunque habría que mencionar, era sumamente educado con las personas mayores, pero claro, mantenía su distancia de ellos; él no tenía amigos ni familiares cercanos, el único que lo acompañaba era nube, su perro, un gran danés blanco con los ojos de un color gris fantasmal, que ante cualquier provocación gruñía y ladraba amenazadoramente. Cuando él estaba con su dueño era casi imposible hablarle, pues el perro se ponía arisco, se le erizaba el pelo y mantenía lejos a quien tratara de acercársele.

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-¿Poppy, estas segura de esto? – pregunto un joven regordete, alto y de cabellos celestes quien sostenía a un pequeño perro Pomerania mini toy blanco de nombre Mr. Dinkles. – Todos los años lo invitas y todos los años te la misma respuesta, ¡Vamos Poppy! Tenemos que entrenar, este año representamos al pueblo. – Dijo tratando de persuadirla.

-Si chica, perdemos el tiempo, además Ramón debe de estar con Nube, ese perro algún día lastimara a alguien. – Menciono una muchacha un poco más alta que ella de cabellos naranjas en rastas, de nombre Dj suki.

-Les aseguro, hoy es jueves, todos los jueves hace compras en supermercado y como no dejan entrar perros, lo hace sin nube. – Hablo positiva Poppy.

-¿Por qué te aferras a que venga a las fiestas? – pregunto Satín, mientras su gemela Seda hacia otra pregunta.

-¿No recuerdas como las arruina todos los años? –

-Ese chico es feliz causando destrozos, parce que su particular punto de vista es demasiado…particular. – Menciono Arroyin en tono burlón, para que los ecos de las risas de Cooper y Diamantino lo secundaran.

-Nadie es feliz viviendo así, nadie que sea feliz hace eso, sé que muy en el fondo de él hay felicidad y nosotros debemos ayudarlo a encontrarla, ¿Qué dicen? – Pregunto a todos deteniéndose en la entrada del supermercado.

-Yo paso. – dijo sin ningún ánimo Arroyin. Dj suki, Cooper y Diamantino asintieron ante la premisa. Poppy miro a los demás.

-Yo no puedo dejar solo a Mr. Dinkles, el pobre esta tan asustado de tan solo escuchar el nombre. – el pequeño can solo se relamió los bigotes totalmente ajeno del tema, mientras que Seda y Satín se acercaban a verlo y decían en coro.

-¡Pobre Mr. Dinkles! –

-Bien, iré yo sola. – Dijo Poppy sin perder el entusiasmo.

-Pues te sugiero que lo hagas ya, porque Ramón entro hace cinco minutos. – le apresuro Diamantino.

-¡No puedes ser! – exclamo sorprendida para entrar corriendo con un sobre en manos.

Poppy recorrió los pasillos del supermercado con gran velocidad buscando con agilidad al chico, al fin dio con él en la sección de congelados. Con un tono alegre y un enorme brinco dijo su nombre.

-¡RAMÓN! – grito con una sonrisa de oreja a oreja.

El joven no se volteo, le dio la espalda unos segundos, estaba tomando un poco de aire, no quería que se notara que lo había sorprendido por completo, un poco más y se le hubiera escapado un grito de espato. Dio un enorme suspiro y soltó unas palabras susurradas.

-Dios mío, no…- menciono mientras se tapaba la boca para cubrir una sonrisa, y es que casi no podía evitarlo, cuando veía una en el rostro de alguien su inercia era de devolverla, y las sonrisas de la joven eran de las más contagiosas.

-¿Dijiste algo? – Pregunto Poppy tratando de verle el rostro.

-Si, dije "Dios, tenías que ser tú", ¿no tienes a alguien más para molestar? –

Poppy sonrió de nuevo y le mostro el sobre.

-Oh, ya veo, se acerca el Trollstisio. – dijo con su característico tono sarcástico.

-Ya te he dicho que no lo llames así, es la competencia de hermandad de los pueblos vecinos. –

-Claro, y el hecho de que los traguen vivos en cada competencia no lo vuelve un banquete para ellos. –

-Ramón, este año será diferentes, mis amigos y yo participamos como el equipo seleccionado, sin duda vamos a ganar, ¿Qué dices? ¿Iras a apoyarnos? –

-Poppy…ni aunque me pagaran, además, tu equipo no es de los mejores. –

-Claro que lo somos, por eso nos escogieron. –

-Y que seas la hija del alcalde no tiene nada que ver. –

-Me gane mi puesto con mi esfuerzo. – aseguro.

-Si claro. – dijo para seguir caminando entre enlatados y salsas. – No me digas, en la carrera de pista estará Grandulón, ya me lo imagino rodando para llegar a la meta. –

-No, él estará en la competencia gastronómica, quien correrá será Dj suki. –

-¿Cómo no lo pensé antes? Ese obeso sin duda tenía que estar en ella, comer es para lo único que sirve. – dijo para echarle un vistazo a la cara de Poppy quien no se veía para nada enfadada, entonces continuo. - suerte para que Dj suki escuche el disparo de inicio, o cualquier otra, ¿acaso nació con esas cosas adheridas a los oídos? –

-Son sus auriculares, y te aseguro, escucha bastante bien, aunque las traiga puestas. –

-Las gemelas harán otro espectáculo, discutirán sin duda porque color le queda mejor al vestuario. – dijo mientras tomaba unas cuantas bebidas hidratantes y sostenía dos fingiendo la voz de las chicas. – Verde uva, no, mejor Uva tinta. – Para luego meter ambas en su sesta mientras se regocijaba ante la cara de duda de Poppy.

-Ella ya no se pelean, tanto…no lo harán, lo prometieron. –

-Y les crees, que ternurita. – se burló para escurrirse por uno de los pasillos, la chica de cabellos rosados se apresuró para no perderlo de vista.

-Espera Ramón, aun no te doy… - Corrió para toparse frente a frente con él al dar la vuelta al pasillo, de manera tajante le pregunto.

-¿Qué?...¿qué es lo que quieres? – le grito dejándola casi muda.

-La invitación…-

-Por Dios, deja eso…- Ramón fue directo a la caja para por fin terminar con aquella conversación, pero Poppy lo seguía de cerca con un entusiasmo recuperado.

-Ya lo veras, Diamantino y yo estaremos en el baile de parejas y …-

-¿Tu y Diamantino? – una risa maliciosa resonó con el eco del lugar. – ¿de verdad crees que el tipo con dos pies izquierdos pueda hacerlo? –

-Él ha mejorado mucho en poco tiempo, ya no me pisa los pies ni golpea a nadie cuando gira. –

-Vaya, que gran avance, mejoro lo suficiente para no matar a nadie en el proceso. – contesto volviendo a su taciturna forma de ser.

-Vamos, por favor, puede que los demás no sean muy hábiles, pero…Arroyin y yo estamos listos para cualquier cosa. –

Ramón reacciono de manera poco usual ante aquellas palabras, por poco y soltaba la sesta, giro de manera brusca para ver a Poppy, la chica nunca lo había visto poner aquella expresión, como si el aire le faltara, parecía que quería decir algo, pero ninguna palabra salía de su boca, con dificultad recobro la compostura para continuar diciendo sin ninguna emoción.

-No ganaran este año, Villa troll lleva 20 años perdiendo y así seguirá, deja de tener esperanzas en ello. –

-De ninguna forma, yo sé que si nos esforzamos lo suficiente ganaremos, además, lo importante es competir. – Aseguro para volver a ofrecerle la invitación.

Ramón le arrojo una mirada con desdén, tomo sus compras y salió por la puerta caminando con grandes zancadas. Poppy apenas si reacciono saliendo detrás suyo.

-Ramón, espera… -

-Poppy, ¿Cómo te fue? – le pregunto amablemente Grandulón.

-Aun no termino. – dijo para correr tras el chico, quien ya le llevaba mucho camino de ventaja. Sus amigos la siguieron, aunque no tenían ninguna prisa en alcanzarla sabiendo cuál era su destino final.

Poppy camino apresurada por la calle, lo perdió de vista cuando entro en el bosque, siguió la vereda y tras unos minutos al andar pudo vislumbrar aquella casa en la colina, el chico entro sin más cerrando escandalosamente la puerta. De nuevo se le había escapado, pero no importaba, la vista de aquella casona era sin duda de las cosas que más le gustaba a la joven de su pueblo, una pequeña mansión con toques victorianos, plagada de flores desde el piso hasta el techo, sus tonos azules se confundían con las flores de glicinas que la cubrían por un poco más de la mitad, el jardín tenía un hermoso enrejado negro, estaba lleno de flores de distintas especies y tamaños, contaba aparte con un invernadero, Poppy siempre se preguntaba que flores extrañas y bellas debía de esconder ahí adentro, pues Ramón era un botánico, vivía por ello a la orilla del bosque, lejos de todas las demás casa, o al menos eso creía Poppy. Sin otra forma de obtener lo que buscaba termino por hacer lo que siempre hacia, dejar la invitación en su buzón, sonrió feliz y saludo en dirección a la casa, lo hacía más que nada por costumbre, esperaba que el chico la viera alguna vez y se animara a salir a saludar, pero claro que eso nunca pasaba. Los amigos de Poppy la llamaron desde lo lejos, no les gustaba acercarse a aquel lugar.

-¿Por qué lo sigues haciendo? – pregunto Dj suki.

- Bueno, cada que le dejo una invitación nunca he visto la anterior que le deje, estoy segura que las toma, excepto en invierno, él nunca está en esas fechas, creo que debe de viajar, aun así, le dejo las invitaciones, y sé que regreso cuando su buzón está vacío de nuevo. –

- Que tus invitaciones no estén no significa que las revise, tal vez solo las tira a la basura. – Comento Arroyin.

-O se las da de comer a su perro. – continuo Cooper.

-Amigos, yo sé que al menos las lee, estoy segura. – Dijo con optimismo.

-Bueno, regresemos al pueblo, debemos de entrenar para la competencia. – reafirmo Arroyin.

-¡SI! – gritaron todos en coro. Los chicos se adelantaron unos cuantos pasos, mientras que las gemelas tomaban a Poppy por ambos brazos y le decían.

-Tú y Arroyin harían una linda pareja, deberías de dejar de ponerle tanta atención al cascarrabias de Ramón y fijarte en los chicos que te rodean. – persuadió Satín.

-Si, Arroyin es atlético, carismático, los niños y los ancianos lo aman, será un "primer hombre" de lo mejor. – termino por decir Seda.

-Chicas, ya saben que Poppy solo tiene ojos para su caballero de dorada armadura. – se burló Dj suki.

-¿Qué caballero? – pregunto Poppy.

-Oh, ¿se refieren al niño imaginario de la fiesta medieval que tuvimos en preescolar? – pregunto Grandulón uniéndose a la charla.

-Ese mismo. – contesto Dj suki.

-No era imaginario, él estuvo ahí, además creo haberlo visto tiempo después. – se defendió Poppy.

- Claro, un niño que solo tu viste y que mágicamente desapareció. – dijo Diamantino entrando en la conversación.

- Tengo una prueba. – hablo la chica de pelos rosados mientras se quitaba su diadema adornada con una flor de tela.

-Claro….la corana de flores. – dijeron en coro todos.

-Sí, el me dio una corona, si no fuera así nunca se me hubiera ocurrido hacer una a mí. – aquella pieza originalmente tenía tres flores, pero con el pasar del tiempo solo le quedo una, siendo un valioso recuerdo Poppy se negaba a fabricar una nueva o a ponerle algún elemento diferente.

-Amigos, amigos…calma, Poppy tiene sus razones para conservar tan valioso recuerdo, exista o no aquel niño yo le agradezco por hacer de nuestra Poppy la chica más linda, tierna y adorable de toda Villa troll. – Menciono Arroyin ofreciéndole su mano.

-Gracias Arroyin. – le contesto mientras la aceptaba para caminar de regreso al pueblo.

Las risas y carcajadas se fueron alejando poco a poco hasta volverse un susurro casi imperceptible. La puerta de la solitaria casa se abrió dejando ver la mirada del joven que se aseguraba de estar completamente solo, salió con pasos presurosos acompañado de su fiel perro, tomo lo más rápido que pudo su invitación y regreso a su casa.

-Nube…entra ya. – lo llamo desde el portal. El perro persiguió con ternura una mariposa para luego prestar atención a su dueño y entrar a toda velocidad a casa. Tras cerrar la puerta el chico por fin abrió el enorme sobre, la invitación era simplemente hermosa, llena de pequeños detalles de flores y diamantina. Al fin, sintiendo la confianza que le daba su hogar, dejo salir una cálida sonrisa. – Cada vez son mejores, ¿No lo crees nube? – en el momento en que se encontraba más embelesado con la invitación una cascada de brillantina emano de ella llenando su rostro por completo. -¡POPPY! – termino gritando con bastante enojo.

Pero no tenia de otra, otro año, otro evento, las invitaciones de Poppy llegarían siempre puntuales todos los jueves hasta llegada la competencia, que duraba un mes. No eran las fechas preferidas de Ramón, el ruido, las distracciones, niños corriendo por todos lados, había llegado de nuevo aquellas fechas, si por el fuera las borraría del calendario. Nadie sabía que Poppy estaba en lo correcto, ese año sería muy diferente, en especial para aquel chico de la colina.

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Extra:

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Poppy se encontraba en el supermercado abasteciéndose de su preciada brillantina, el pequeño carrito estaba hasta el tope del material en distintos tamaños y colores, la chica tenía la afición de hacer manualidades desde muy corta edad, ya era costumbre ir al supermercado por litros de pegamento, cartón, palitos de madera, tela, tijeras, sobre y de más.

Aquel día, jueves por casualidad, Poppy iba por todo, tenía que hacer las invitaciones para cada habitante del pueblo, todas las semanas una fiesta distinta, eso era sinónimo de mucho material y hora de trabajo. Cuando hubo conseguido todo lo que necesitaba se encamino a la primera caja abierta topándose con aquel chico de cabellos negros.

-Ramón, mi hombre…¿Qué tal tu día? –

- Ay Dios no…- se escuchó murmurar al joven quien se negaba a darle la cara.

-¿Dijiste algo? –

-Si…¿Cuándo podre hacer las compras sin que tu aparezcas para darme alguna de tus bobas invitaciones? –

-Hoy no tengo invitaciones, de hecho, estoy un poco atrasada, los chicos vendrán a mi casa a ayudarme a hacerlas, ¿quieres venir? –

Ramón la miro con desdén, volteo para ver si la fila avanzaba, pero lamentablemente una anciana se encontraba pagando con centavos, contando con relajada lentitud cada uno de ellos.

-Obvio no…¿Por qué haces preguntas tan estúpidas? – dijo bastante molesto.

Poppy no sabía cómo seguir con aquella conversación, de verdad quería conocerlo mejor, pero el chico era imposible. Fue ahí que noto pequeños destellos en el cabello negro azabache del joven. La chica sonrió contenta, tomo un paquete de brillantina del carrito y dijo en voz alta.

-Sabes, lo molesto de la brillantina es lo difícil que es deshacerse de ella. –

Ramón la miro extrañado por el comentario hecho al aire. La chica continuo.

-Sí, una vez que te cae en las manos o en la ropa es difícil de sacudir…- Poppy miro contenta a Ramón. – Ni se diga cuando te cae en el cabello, por más que te bañas esta no se va, creo que mi color de pelo será un permanente rosado abrillantado. – termino aquello con un par de carcajadas.

-Bien por ti. – dijo sarcástico para ser por fin el siguiente en pagar y retirarse lo más rápido posible.

Poppy no se lo decía a nadie, aquello le parecía un secreto digno de guardar, pero sabía que Ramón abría las invitaciones que le dejaba por los restos de brillantina en su cabello. Por ello cada que le hacía una le ponía cada vez más de aquel material.

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Fin

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Si, estoy el doble de atrasada, lo sé…se me metió en la cabeza hacer una actividad de hacer un comic con un grupo de personas igual de amateur que yo t fue una de las experiencias más negativas que he tenido sobre el dibujo. Sera que eran más jóvenes que yo y que en mi trabajo hacer las cosas en equipo, en la practica de lo que de verdad es hacerlo en equipo, te hace sentir muy incomodo cuando trabajas con personas que no saben como aplicar la teoría aun. Como se, es abril y mi hermana cumple años, me había pedido hacer una fanfic de trolls, de tanto que le mencione sobre uno ya existente que me gusta mucho, suelo regalarle dibujos pero como soy pobre también le regalare esta fanfic, asi que si alguien me lee de verdad lamento no estar al margen con lo que ya tenia pre establecido, eso de hacer el comic me quito mucho tiempo, no lo volveré a hacer, en serio que no me quedaron ganas. Nos leemos luego.