Continuación de Me niego a perderte. Regalo de Reyes para Coraline T.
Declaimer. La Trilogía "Los Juegos del Hambre" y sus personajes no me pertenecen, solo soy una fan con suficiente imaginación como para inventar locuras. Historia que surge del Intercambio navideño del foro El diente de león.
¡Advertencia! Contiene algo de lemmon (escenas explicitas para adultos) lees bajo tu propio riesgo.
Nos vemos al final!
.No todo es blanco o negro, el gris también es excitante.
~PEETA POV~
Vuelvo a casa con la cabeza hecha un lio. Me encuentro con mi madre y todo se va al diablo. Me dice que en dos semanas debo firmar los formularios con Delly y sé que debo pensar rápido. Me encierro en la habitación que comparto con mis hermanos, usando mi cuerpo como traba contra intrusos. Pienso en los ojos grises que tanto me encantan, en sus labios diciéndome "Te amo" por primera vez. Me siento condenadamente feliz porque sé cuánto le costó llegar a esa conclusión y sé que debo, debemos tomar una decisión. Quedarnos con nuestras familias y ser completamente desdichados o ser absolutamente egoístas y abandonar a nuestras familias para poder vivir nuestras vidas como nos gustaría.
~KATNISS POV~
El distrito once está a unos 300 kilómetros del doce. Aun con provisiones y agua tardaríamos tres días a pie. Me golpeo a mí misma, dejando roja mi mejilla. Da igual lo lejos o cerca que este el once, no puedo irme, no puedo dejar a mi familia, no puedo dejar a la familia de Gale, se lo prometí. Lloro, de impotencia, de dolor, por la rabia de haber nacido en la Veta, por ser pobre y no hija de comerciantes, por tener un amor prohibido con un chico tan valioso, no por su estatus en el distrito sino por el tamaño de su corazón. Me siento confusa, le dije que lo amaba, se lo dije sin anestesia y sus gloriosos ojos azules brillaron de manera especial. Otra vez me reprendo a mí misma porque da igual, no podemos irnos, seria egoísta y no llegaríamos lejos sin que nos cacen los agentes, o los pumas del bosque. Me descubro ahogando un llanto que quema mi garganta así que lo suelto y las gruesas lágrimas ruedan por mis mejillas hasta mi ropa y no me permito volver a casa hasta que logro serenarme.
~FIN KATNISS POV~
Los días corren con rapidez, la tiendita de Delly recibe una visita detrás de la otra, todos los comerciantes dejan pequeños obsequios de boda. Solo faltan cinco días para que Katniss pierda al amor de su vida y siente como cada día que pasa se lleva consigo un trocito de esperanza.
— Katniss — la voz de su hermana interrumpe sus pensamientos y descubre con dolor que ha estado apretando demasiado su mandíbula, mira a su patito esperando a que siga hablando — falta poco… ¿cuándo van a irse? — la rubia se sienta frente a ella y Katniss se da cuenta de lo adulta que su hermana parece ser aunque solo tiene dieciséis, lo mucho que la comprende a pesar de ser apenas una adolescente.
— No voy a ningún lado patito — las orbes grises perdieron el brillo y solo atinó a tomar las manos de su hermanita — no puedo irme y lo sabes… Hazelle y los niños… mamá y tú, dependen de mi habilidad como cazadora — desvía la mirada — Peeta tiene que velar por su familia también, son responsabilidades que aunque nos cueste aceptar… — un nudo se forma en su garganta, está a punto de llorar — la vida no es fácil Prim, en ningún distrito y aquí tampoco así que aceptemos el hecho de que Peeta va a casarse con Cartwright y sigamos con nuestras condenadas vidas.
— Katniss — suplica la pequeña de las hermanas viendo como la castaña se levanta con gracia del suelo y sale de la habitación — Katniss no puedes perder a Peeta… lo amas.
— No está perdido Primrose — masculla la mayor con sarcasmo — yo sé perfectamente donde esta… — y se va, sale de casa, a pesar de que es noche cerrada.
Sus pies saben de memoria el camino a recorrer. Llega en siete minutos y medio a la casa del panadero. Sabe cuál es su ventana así que se sienta, oculta por la oscuridad y espera. Él siempre se encarga de abrir la ventana de la habitación que comparte con sus hermanos, porque odia dormir en el encierro. Son las diez, eso significa que está a punto de aparecerse. Espera paciente y lo ve. El chico corre las cortinas y abre por completo la ventana. Inspira el aire puro primaveral y se queda allí. Ella puede ver las sombras violáceas bajo sus ojos, idénticas a las suyas de dormir poco, casi nada, pensando en el otro.
Se pone en pie en cuanto él abandona aquel cuadrado y camina sin rumbo por el distrito. Pasa frente a la tienda de Delly y su familia. Ha pensado mucho en ella últimamente, en cómo se sentirá al saber que Peeta será su esposo y que él no la quiere de esa forma. Sigue su camino, decide volver a casa antes de preocupar a su madre y hermana. No cena, a pesar del rugido de su estómago al sentir el olor a comida. Se envuelve en las mantas y se dispone a dormir sin mucho éxito. Cuando logra conciliar el sueño solo ve a Peeta abrazado a Delly viendo a un montón de críos rubios y de intensos ojos azules revolotear cerca de sus padres.
…
Despierta cubierta por una capa de sudor frio. Ha soñado que ve a Peeta besando a Delly por tanto tiempo que se funden en uno solo. Se estremece ante la pesadilla y se mete al cuarto de baño. Se asea, deshace y rehace su trenza y baja los desvencijados peldaños hasta la cocina. Cuatro días y todo estará cerrado.
Sale hacia la Pradera, tiene que cazar o acabara de volverse loca. Mira con cautela que no haya nadie observándola y cruza la cerca. Trota hasta el árbol donde oculta su arco y mira con tristeza el arco de Gale que ha dejado ahí antes de irse a los Juegos y ya nunca más volvió a por el arma. Traga el nudo que se ha formado en su garganta, tiene suficientes problemas como para agregar el fantasma de Gale a la ecuación. La necesidad de sigilo la obliga a concentrarse, la furia por la inminente boda le permite tener el mejor día de caza en meses. Dos pavos silvestres, tres ardillas, un castor y dos patos. La recolección también es buena porque las fresas están en su punto y consigue algunas hierbas que su madre ha pedido con urgencia.
Empieza el recorrido de vuelta en casa de Hazzelle, donde deja uno de los pavos y el castor. La mujer la invita a pasar, a quedarse un rato, pero Katniss intenta evitar lo más posible aquel lugar cuyo aroma siempre le recuerda a Gale. Se pasa por el quemador e intercambia los dos patos y una de las ardillas por parafina, botones y carbón. Madge recibe con gusto las fresas y le paga demasiado, como siempre. Su última parada es la panadería. Esta vez no viene por Peeta, su objetivo es cambiar las dos ardillas restantes por hogazas de pan y quizás alguna galleta para su hermana.
— Katniss — exclama con demasiada sorpresa el hombre mayor, que está envolviendo unos panes para la chica que está delante de ella — ¿Qué se te ofrece muchacha? — pregunta cuando la otra joven sale con los panes debajo del brazo.
— Tengo algo para usted — indica casi en un susurro dejando la bolsa de tela sobre la mesa — sé qué hace tiempo no me paso por aquí con mercancía pero…
— Ha pasado tiempo si… — musita el hombre observando el interior de la bolsa y sonríe — en el ojo como siempre querida, tu sí que eres buena — la chica enrojece ante el comentario — igual a tu padre — le brinda una palmada de aliento en el hombro y Katniss sonríe — te daré dos hogazas y tres galletas glaseadas.
— Es demasiado Sr. Mellark — dice mientras observa al hombre moverse tras el mostrador — eso apenas alcanza para una hogaza.
— Hace mucho que no vienes y hace mucho quiero ardillas en mi estofado así que lo vale — sonríe enseñando los dientes y Katniss comprende de donde ha sacado Peeta la hipnotizante mueca — toma y vete, la señora esta por regresar —Katniss abre los ojos y un temblor recorre su cuerpo, odia a la madre de Peeta.
— Padre — vuelve a estremecerse pero esta vez aprieta los ojos con fuerza porque solo el sonido de su voz genera sensaciones que no puede evitar, lo escucha bajar las escaleras y se vuelve para salir.
— Gracias — susurra — espero que todo vaya a mejor con su tienda Señor.
— Katniss…— ella maldice en voz baja porque es muy tarde — Hola Katniss — los ojos azules buscan los grises pero ella esquiva la mirada, el padre del chico lo nota pero no dice nada.
— Hola… Mellark — traga saliva, está nerviosa — viene a comerciar con tu padre, ya me iba, yo — alza la vista, primero hacia el hombre mayor, luego hacia la copia de los ojos azul profundo — es algo tarde pero… felicidades por la boda.
Y huye porque es lo único que puede hacer, porque sabe que no soportara un minuto más sin derramar lágrimas. Corre con las manos llenas del pan, el pavo y los demás enceres y llega a casa exhausta, abatida, sabe que escupió esas palabras sin pensar y que probablemente acaba de perder la poca esperanza que tenía, pero no importaba, se había entregado a las responsabilidades. Ayudaría a la familia de Gale, a la suya propia y se conformaría con ver a su amado ser mediocremente feliz junto a la extrovertida Delly Cartwright.
El día antes de la boda Mellark – Cartwright, Katniss está de caza. Se mueve con sigilo entre los árboles pendiente de cualquier sonido para poder abatir lo que sea con una flecha. Una rama pisada la pone en alerta, la presa está detrás de ella así que se gira con rapidez y está a punto de lanzar cuando el supuesto animal resulta ser un ser humano. Desvía en el último segundo y la flecha pasa rozando el hombro del muchacho rubio que simplemente emite un jadeo. Ella no dice nada simplemente sus ojos se abren más allá de lo posible y jadea, a pesar de que no ha corrido nada ese día.
— Lo siento, lo siento — exclama el recién llegado acercándose — debí hablar, o carraspear pero estaba ido, solo quería verte en acción — llega justo en frente de la castaña que debe mirar hacia arriba porque el panadero le saca unos centímetros ahora que ha llegado a la adultez.
— Casi te mato — acota como si hablase del clima, luego golpea con fuerza en rígido pecho — ¿es que eres idiota? Pude atravesarte el corazón ¡Peeta! — chilla su nombre y los sinsajos se alejan asustados.
— Calma, Katniss — la toma de las muñecas, evita decirle que quizás habría sido lo mejor porque en la mañana siguiente estaría muerto de todas formas — estoy bien, vivo y aquí, y no me iré hasta que hablemos.
— Claro que si — masculla en voz baja dándole la espalda, dirigiéndose a aquel lugar que Peeta y ella conocían tan bien.
— ¿No estás feliz de verme? — pregunta el rubio que su voz más inocente, ella se detiene un segundo y puede sentir la sonrisa en los labios de él.
— Deberías estar haciendo otras cosas — no responderá a una pregunta tan estúpida, conserva un atisbo de dignidad.
— Me apetecía una caminata por el bosque más peligroso del país, con la chica más peligrosa del distrito — Katniss no evita la carcajada y apresura el paso hasta que casi van al trote.
— Ya estamos aquí — afirma ella observando el lago, Peeta por su parte jadea un poco mirando a la chica — tenías algo que decirme o solo querías jugar al muerto — masculla con frialdad volviéndose hacia él, ni ella entiende porque.
~KATNISS POV~
Se acerca, no parece afectado por la tontería que acabo de soltarle. Toma mis mejillas y sus manos están ardiendo ante el contacto. Se acerca lentamente, me permite cerrar los ojos antes de rozar sus labios en los míos. No dudo, me aferro a su cintura correspondiéndole con ansias, pero él insiste en un beso lento que demuestra lo mucho que me ha extrañado. Me impulso, llevando mis brazos a su cuello, acariciando los rizos rubios de su nuca mientras me derrito. Quiere moverse, pero estoy estática así que caemos, él sobre mí, y una risa ronca escapa de sus hermosos labios. Vuelvo a besarlo, incapaz de dejarlo ahora que he vuelto a probar aquella droga. Esta vez es más rudo, mas enérgico, lame mis labios y ejerce completo control sobre mi boca, no hemos tenido muchos besos así, por lo que mi cuerpo no sabe exactamente qué ocurre y me encuentro a mí misma suspirando entre sus labios y buscando todo el contacto físico que pueda conseguir.
Mis manos consiguen colarse por debajo de su camisa y algo que parece un gruñido escapa de sus labios. Me estremezco y una ola de calor inunda mi cuerpo cuando su boca besa la arteria en mi cuello que late desbocada. Acaricio su piel, mis manos heladas, queman al contacto y me sorprendo intentando quitar de en medio la maldita tela que cubre su torso. Lo logro descuidadamente y aprovecho para tocar cada centímetro de su piel. Él suspira y me observa como si fuera la cosa más bonita del prado. Sé que estoy ruborizada, un simple beso ya tiñe mis mejillas, pero tocar su cálida piel está a otro nivel y sé que debo parecer una fresa madura. Besa mis mejillas, mi nariz y mi mentón y yo me desespero porque ansío sus labios sobre los míos.
~PEETA POV~
Es hermosa, no puedo evitar quererla, desearla. Su rostro teñido de rojo por nuestros besos no hace más que resaltar el gris de sus ojos. Me detengo, mis pulmones queman por la falta de aire, y no evito el pequeño ruido que escapa de mi garganta al sentir su tacto en mi piel desnuda. La miro fijamente y sé que es lo que hace. Esta seduciéndome, muy a la manera de Katniss, casi sin gracia, toda ella expuesta ante mí. Quito su cazadora y su remera. Me detengo demasiado tiempo a observar su pecho subir y bajar intentando recobrar algo del aire que he tomado prestado. Acaricio con la yema de mis dedos la tersa piel de su abdomen y subo con mis caricias hasta acabar ahuecando mis manos en la concavidad de sus senos.
~KATNISS POV~
Me estremezco porque esperaba una charla, una discusión, gritos y un adiós para siempre, pero en su lugar recibo caricias en lugares que yo misma evito tocar en la ducha. Algo parecido a un ronroneo de Buttercup se escapa de mis labios, un gemido. He gemido porque Peeta Mellark ha abandonado sus roces en mis pezones para jugar con el borde de mis pantalones. Intento conectar con las orbes azules, pero él esta embelesado con la vista que tiene y yo creo no poder estar más roja.
~PEETA POV~
Katniss Everdeen puede no ser la chica más hermosa de Panem en los ojos de un cualquiera, pero para mí, la chica de cabellos castaños, hermosos ojos grises y piel aceitunada es simplemente la gloria. Me alzo lo suficiente para quitar mis pantalones. Estoy en ropa interior, sé que mis mejillas deben tener un tono similar al de las suyas, me mira entre sorprendida y asustada cuando bajo con lentitud la prenda que cubre sus piernas dejándonos en igualdad de condiciones.
~KATNISS POV~
Me estremezco, no por frio porque mi piel arde y todo el calor parece concentrarse en mi pecho y en la zona baja de mi vientre. Tiemblo porque Peeta me ha dejado en ropa interior y el está entre mis piernas con una simple tela separándolo de la desnudez completa. No era lo que imaginaba, no esperaba que este lugar que era tan puro para mi fuese a ser corrompido por nosotros mismos en un acto vulgar de amor. Lo veo sonreír y esa estúpida sonrisa borra cualquier atisbo de duda en mi interior. Me dejo acariciar por sus fuertes manos, me estremezco con cada roce en partes de mi cuerpo que jamás había tocado. Me dejo querer de una forma que nunca creí posible, porque sé que jamás podre sentirme se esta manera otra vez.
~PEETA POV~
Cada gemido que escapa de sus rosados labios es música para mis oídos, pero no es hasta que logamos alcanzar el cielo en un suspiro que me pierdo en el timbre de su voz. Se aferra a mí, sus uñas en mi espalda solo arrancan un gruñido excitado de mi garganta, siento su aliento en mi cuello y en un susurro apenas audible suelta mi nombre. Me apego cuanto puedo a su menuda figura y reposo mi cabeza en su pecho, sintiendo su corazón latir a la par que el mío en un trote desbocado por nuestro pecho.
~KATNISS POV~
Acaricio los suaves y rubios cabellos y miro al cielo incapaz de entender completamente lo que acaba de ocurrir. No evito la maldición que se escurre de mis labios el sol ya está cayendo por el oeste y se hace tarde para volver. Estuvimos tanto tiempo sobre la hierba que en mi piel se pueden ver las pequeñas formas de las hojas. Él se levanta y mira a todos lados en busca de algún intruso, inexistente. Lo observo, completamente desnudo y todo vuelve de repente a mí. El bochorno, la vergüenza, me siento una traidora aun cuando no debo nada a la rubia hija de comerciantes. Me visto, hábil como lo que soy una cazadora. Él se me queda viendo, incapaz de entender.
— Vas a casarte — le suelto entre enojada y lastimada — te casaras con otra chica y has…
— Lo sé — atina a decir mientras coloca en su sitio su ropa interior y pantalones — no creí que fuésemos a llegar a esto Katt…
— No podemos vernos otra vez Peeta — me estremezco, mi interior se retuerce ante mis palabras, mi corazón se queja — lo nuestro ha quedado sellado en esta muestra de… desenfreno.
— Amor, Katniss podrías llamarlo por lo que es — escupe las palabras viéndome con firmeza — por más que no pueda ocurrir otra vez, no ha sido un desenfreno, es amor.
— Fue amor, mañana serás el esposo de Delly y yo solo seré quien vea por la ventana lo feliz que eres — una lagrima quiere escapar por mi mejilla pero la borro con el dorso de mi mano — vete Peeta, antes de que nos lastimes más a ambos.
~FIN KATNISS POV~
Peeta corre, en dirección desconocida y por un segundo ella piensa en que el chico va a perderse en el bosque, pero se deja caer, sin fuerzas sobre el césped y arranca trocitos de verde mientras deja llover sus ojos grises.
…
Un grupo de personas giran entorno a dos jóvenes rubios vestidos de blanco. Ambos hijos de comerciantes, ambos quieren salvar a sus familias, no se aman pero aman a sus padres y se quieren lo suficiente como para compartir el resto de sus vidas juntos. Firman unos papeles en el Edificio de Justicia y una casa les es asignada, no en la Veta sino en la calle aledaña a la panadería. Cantan, tuestan pan y celebran con un pastel decorado por el panadero del distrito.
— Felicidades a los recién casados — grita el padre del novio — Felicidades a Peeta y Delly por esta hermosa unión.
Se supone que esto es la continuación del regalo para Coraline. Sé que pinta horrible jaja pero mejora, lo prometo. Tengo planeado que sean 3 o cuatros capítulos así que espero que estés ansiosa por leer, tanto como yo estoy ansiosa por darle un final feliz a estos amantes trágicos que aun rehuyendo a los Juegos del Hambre, no pueden ser plenamente felices.
Espero reviews con amenazas de muerte, palabras de amor o lo que crean pertinente.
Esta historia no tiene beteo por lo que cualquier error es simplemente mi culpa jaja.
Con cariño atentamente, Anna Scheler.
